En el aniversario de la muerte de Moratín
   No envidie el pobre y lento Manzanares		
perder su curso en apartada zona,		
ni en su puro cristal la hinchada lona		
reflejar de bajeles a millares.		
   Ni del Ebro el caudal, ni con los mares
su imperio dividir, ni la corona		
que entreteje la próvida Pomona		
al rey de los viñedos y olivares.		
   Ni llore en honda pena y desconsuelo		
al arrastrarse por la muerta arena
murmurando su afrenta y su desdoro.		
   De envidia y de dolor prorrumpa en duelo		
al ver que guarda su rival el Sena		
de Inarco el preciadísimo tesoro.
Luciano Pérez de Acebedo
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