A los Estados Unidos
¡Oh coloso del Nuevo Continente
que, desdeñando la guerrera gloria
y teniendo el trabajo por victoria,
te hiciste grande, rico, independiente!
¡Oh ilustre pueblo, asombro de la mente,
que en un siglo no más de propia historia,
has logrado tan noble ejecutoria
que del progreso humano vas al frente!
Borra ya de tu escudo las estrellas,
pues son hijas del Cielo, e iracundo,
ahora con sangre tu camino sellas;
olvida tu pasado tan fecundo;
¡ya luchas, y conquistas, y atropellas!
¡ya eres digna nación del Viejo Mundo!
Cándido Ruiz Martínez
¡Más!
Señor, yo que de bienes en la cuna
pude largos tesoros merecerte,
tal vez para que así fuera más fuerte
el golpe de perder tanta fortuna;
no te pido, con súplica importuna,
ni paz del alma, ni tranquila muerte,
ni que el rigor endulces de mi suerte,
ni de este pobre mundo dicha alguna.
Sólo te pido, ahogando mis lamentos,
por la misma crueldad con que condenas
un débil ser a bárbaros tormentos,
que en mí arrojes dolor a manos llenas,
porque nunca me falten pensamientos
para cantar tus obras y mis penas.
Cándido Ruiz Martínez
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