A ti
Toma esta flor y escóndela en tu seno;
es un clavel que lo corté afanoso,
para que muera sobre el pecho hermoso
lleno de encanto y de perfumes lleno.
Ya no se mece en el jardín ameno
entre rosas y nardos orgulloso,
ni ve pasar alegre y oloroso
las frescas noches del Abril sereno.
Le he contado, mujer, amargas quejas,
tu cruda ingratitud, mi desventura
de ver distante el bienestar que ansío.
Y hoy que esquiva a mi amor así me dejas,
óyelo, hermosa, con sin par ternura,
que va a decirte el pensamiento mío.
Manuel Sadule
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