Último amor
Dame a beber enamorada loca
el néctar que las penas desvanece
aquel que la razón nos oscurece
y la fiereza del valor provoca.
Dame con el perfume de tu boca,
el veneno sutil que me enardece,
y el dormido volcán que se estremece
vuelva otra vez a conmover la roca.
De la edad juvenil y los engaños,
haz que de nuevo se despierte el brío,
renacerá también de aquellos años,
la ardiente sangre que apagó el hastío,
si me dejas; ¡con tantos desengaños
entre la nieve moriré de frío!
Enrique Rivas Casala
No hay comentarios:
Publicar un comentario