A un árbol
   Bajo el verde dosel de tu ramaje,		
grato refugio en calurosa siesta,		
escuché de su amor firme protesta		
cautivándome tierno su lenguaje.		
   En sus brazos rendí dulce homenaje
a mi pura pasión, y manifiesta		
su torpe liviandad, ¡hora funesta!		
pagarme quiso en vergonzoso ultraje.		
   ¡Solo me encuentro ya! De mis amores		
y recuerdos ¡oh árbol! fiel custodio,
de hoy más mi pecho que perdió la calma,		
   sabrá ofrecerte a cambio de dolores,		
si pienso en él, del corazón el odio;		
si pienso en mí, la bendición del alma!
Fernando de Monti
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