El nacimiento del sol en el océano
   Gira la azul y cristalina esfera,		
se transparenta el sonrosado Oriente,		
y en el vago confín del Occidente		
las sombras huyen en fugaz carrera.		
   Los tibios rayos de la luz primera
pintan de luz la bóveda esplendente,		
y del mar el abismo transparente		
cual espejo infinito reverbera.		
   El horizonte súbito se inflama,		
ilumínase el piélago profundo,
y envuelto en viva y fulgurante llama		
   el sol ardiente, corazón del mundo,		
en catarata universal derrama		
de la existencia el resplandor fecundo.
Fernando Velarde
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