A Tula
No es posible fundir el pensamiento,
ni hay crisol en que el alma, evaporada,
abandone un momento su morada
y muestre al exterior el sentimiento.
Es pobre de la cítara el acento,
su oscura vaguedad no expresa nada,
y silenciosa el alma enamorada
no logra demostrarte lo que siento.
Mi ser a idolatrarte se concentra
porque huyó ante el amor la fantasía,
robando el fuego de la mente inquieta;
y hoy que tanto te adoro, vida mía,
cuando yo más quisiera ser poeta
se aleja más de mí la Poesía.
José María de la Torre
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