A un espejo
   ¡Cuántas veces los ojos de mi amada		
en ti los míos con afán buscaron,		
y cuántas ¡ay! mis ojos te robaron		
la ardiente reflexión de tu mirada;		
   tu luna, espejo fiel, fue iluminada
por miradas de amor que te quemaron;		
dulcísimos suspiros te empañaron,		
expresiones del alma enamorada!		
   Hoy te miro también, mas en la vida		
todo pasa; la imagen de mi bella
busco y la lloro, por mi mal perdida.		
   No deja un rostro en el espejo huella;		
pero al mirarme en ti, prenda querida,		
pienso mirar a la mujer aquella.
Luis de Sotomayor y Terrazas
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