Vicente Sarthou Carreres

Abrasa nuestras almas...

   Tú nos amas, Señor, y no te amamos;
Tú nos llamas, mi Bien, y no acudimos;
Tú padeces, mi Dios, y no sufrimos;
Tú nos hablas, Jesús, y no escuchamos.

   Eres todo dulzura, y te olvidamos;
nos quieres amparar, y resistimos;
nos esperas con ansia, y rehuimos
salir del mar sin fondo que surcamos.

   Eres todo bondad, todo belleza;
eres paz, comprensión, ternura, luz;
manantial de bondad cuya grandeza

   culmina en la tragedia de la Cruz.
¡Abrasa nuestras almas, Redentor,
en la hoguera sublime de tu amor!...

Vicente Sarthou Carreres



Desilusión

   Porque nunca has logrado conseguir el anhelo
de encontrar un Lohengrin todo fuego y amor,
el coral de tus labios ha perdido color
y a tu pecho aprisiona un letal desconsuelo.

   Porque mucho has soñado en un mágico cielo,
y un jardín donde nunca penetra un gran dolor,
la sangre de tus venas se queda sin calor
y muchas ilusiones de tu alma alzan el vuelo.

   Y al pensar en el mundo un día y otro día
tus tiernas esperanzas se deshojan cual flores;
en tu rostro divino se esfuma la alegría,

   y los negros reflejos de tus hondos dolores
te encierran en la cárcel de tu melancolía
sujeta en los hierras de tus muertos amores.

Vicente Sarthou Carreres



Hágase tu voluntad

   Si deseas que goce, gozaré
alabando, Señor, tu nombre santo;
y anegando mis culpas con el llanto,
si dispones que sufra, sufriré.

   Si me ordenas que viva, viviré,
y adorarte, Jesús, será mi encanto;
y entonando a tu cruz un dulce canto,
si me mandas que muera, moriré.

   Quiero sólo vivir, para admirarte;
quiero sólo sentir, para quererte;
quiero sólo cantar, para loarte;

   esperar quiero, sólo para verte;
quiero sólo rogar, para rogarte
que otra vida mejor me de la muerte.

Vicente Sarthou Carreres



Por tu amor

   Quiero mis culpas confesar; pretendo
aliviar de un gran peso a mi conciencia.
Tú eres justo, Señor, mas tu clemencia
inmensa debe ser, puesto que siendo

   omnisciente quisiste, padeciendo,
salvarnos del error y la inconsciencia.
¡Oh admirable Pastor!, no tu paciencia
se agote ahora mis pecados viendo.

   Fui oveja descarriada por mi daño
no viendo cuan dichoso es tu rebaño;
mas hoy, triste y vencido, a Ti me llego

   implorando me bañes con tu luz.
¡No desoigas, buen Dios, mi dulce ruego!
¡Deja que abrace tu adorable Cruz!

Vicente Sarthou Carreres



Tú eres la paz

   Tú eres la paz, Señor, sin Ti la vida
es inquietud, es duda, es amargura,
es odio, es ambición; sirena impura
que al egoísmo y al placer convida;

   matrona traicionera y fementida,
que al vernos derrotados fría y dura,
abre impasible nuestra sepultura
y a otros espera, nunca arrepentida.

   Y contigo, mi Dios, la vida es buena:
es amor, es ternura, es emoción;
senda que, aunque de abrojos siempre llena,

   la sigue confiado el corazón,
pues sabe que la final de sus dolores
Tú le esperas, Amor de los Amores.

Vicente Sarthou Carreres















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