Félix Duarte Mena

Plasmó Dios en tu rostro, tal portento

Plasmó Dios en tu rostro, tal portento
de belleza, de gracia y de ternura,
que aunque la vida es corta, en ti perdura
como en el arte humano el sentimiento. 

Con el amor, la fe y el sufrimiento,
transformas en placer la desventura,
y nada hay comparable a tu dulzura
bajo la majestad del firmamento. 

Símbolo de sublimes esoranzas,
tus caricias sepultan desconfianzas
y engrandecen las rutas de la Historia. 

Tu fervor es tán sólido y profundo
¡que no se cansa de envidiarte el mundo
porque no cabe en él toda su gloria.

Félix Duarte Mena

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