Gerónimo de Guzmán Portocarrero y Carrillo

"En aquel lugar antes dicho (Écija), una noche poco antes del amanecer, un mozo de catorce años de edad, llamado Antón de Arjona, vio estando despierto un hombre muy hermoso a maravilla, el cual venía vestido de unas vestiduras blancas, y dijo (haciendo esta declaración ante la Justicia que le examinó) que en viéndole tuvo gran temor, y el dicho hombre le habló, y le dijo, que no tuviese miedo, que él era S. Pablo Apóstol de Cristo nuestro Señor. Le encomendó la tarea de advertir a las autoridades locales de los vicios y pecados que se cometían contra Dios, amenazando con una epidemia de peste si estos no se corregían. Para que fuera creído en su encargo, le anudó los dedos de la mano derecha y le ordenó que se organizara una procesión con las jerarquías civiles y religiosas y todo el pueblo al convento de San Pablo y Santo Domingo, de la orden dominica, y allí, después de la Santa Misa y sermón, a la vista de todos, pasó la mano por una cruz, desatándoseles los dedos y quedando la mano sana. El Cabildo municipal, en recuerdo de este hecho y como acción de gracias por la protección del apóstol, formuló el voto perpetuo de acudir cada año, el día veinticinco de enero, festividad de la Conversión de San Pablo, al citado templo en procesión y celebrar solemne función religiosa, lo que se sigue realizando de forma ininterrumpida hasta el día de hoy."

Gerónimo de Guzmán Portocarrero y Carrillo
Tomada del libro Territorios talismán de Jesús Callejo, página 316


















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