CUADERNOS DE ARTE E
ICONOGRAFIA / Tomo VI - 11. 1993
LA ASTROLOGÍA EN EL ARTE DEL RENACIMIENTO Y BARROCO ESPAÑOL
Juan Francisco Esteban Lorente
ARTE Y ASTROLOGÍA
Queremos llamar la atención sobre este tema de la investigación
en la Historia del Arte por varias razones y la primera de ellas es la
antigüedad de su tratamiento, pues hemos de recordar que en 1911 Aby Warburg
hablaba de estos temas al explicar la bóveda de la sacristía vieja de San
Lorenzo, y en el XC. I. H. A. de 1912 en Roma llamaba tanto la atención con
el estudio astrológico del salón del palacio Schifanoia de Ferrara (ambos
estudios fueron publicados en Leipzig 1932), que muchos han utilizado esta
fecha como el inicio de una nueva metodología, la "Iconología".
Precisamente la atracción de estos estudios sobre los antiguos libros
astrológicos es lo que llevó a Fritz Saxl a acercarse al estudioso Aby Warburg
y a cristalizar otro sorprendente estudio, el del horóscopo de nacimiento de
Agostino Chigi en uno de los techos de la Farnesina de Roma (1).
No obstante, lo sorprendente de estos trabajos, no ha
cuajado una investigación en estos caminos, es por ello que queremos hacer un
resumen del uso de la imagen astrológica en el arte.
RESUMEN
Fundamentalmente las imágenes astrales se reducen a las
representaciones de las constelaciones en la iconografía grecolatina y cuya
mejor muestra es la de Durero en 1515, a ésta se le añadieron nuevas imágenes
en el siglo XVII para darles figura y nombre a las constelaciones del
hemisferio austral; otras imágenes son las de los signos del Zodíaco, que
coinciden con sus correspondientes constelaciones, pero que ya no tienen un
sentido de descripción física sino de contenido simbólico y por ello adquieren
formas más estereotipadas; también los planetas-dioses, generalmente
acompañados de los signos zodiacales que rigen, lo que es una cuestión
totalmente astrológica; existen otras pocas figuras como los nodos lunares,
llamados "cabeza y cola de dragón", representados por un dragón,
estos son temas tanto físicos como astrológicos.
Excepcional es la representación de la "Parte de
Fortuna", y cuando se hizo se utilizó la figura de la "Ocasión".
En Italia nos encontramos con algunas representaciones astrológicas de la
llamada esfera barbárica (2).
La imprenta dio a conocer, desde su primera época, estas
imágenes, tanto en libros de cosmología como en otros eminentemente
astrológicos, como el famoso Astrolabio plano.
Dada la imposibilidad de distinción real entre astrología y
astronomía en la Edad Moderna y la contaminación general de la vida y la
ciencia con la astrología, encontraremos estas imágenes usadas con los tres
sentidos aludidos:
1.° Ilustrando, o mostrando, temas científicos cosmológicos;
esta es la faceta más abundante en el arte.
2.° Existe un uso frecuente de temas contaminados con
alusiones astrológicas; una astrología de divulgación que no llega más allá de
los influjos generales, similar a la popular actual.
3.° Muy escasos son los temas artísticos exclusivamente
astrológicos, pero éstos tienen un rigor y exactitud científica sorprendentes.
ASTROLOGÍA
Aunque no es nuestro objeto hacer un estudio de la
astrología en esta época, sí conviene que hagamos un sumario repaso a una serie
de cuestiones como: el contenido de astrología como ciencia y las posibilidades
de ésta; el ambiente astrológico en algunas de las localidades europeas, así
como los libros principales (3).
La astrología se definió y define como ciencia de los
astros, que, en la época a la que nos referimos, comprende astronomía y
astrología judiciaria; parte pues de la cosmología, participa de la navegación,
y contamina o sirve a la metereología, medicina y farmacopea.
La misma persona solía reunir todos estos conocimientos y
practicarlos ya desde antiguo, así por ejemplo en los primeros años del siglo
XII el médico y astrónomo aragonés Pedro Alfonso nos dice " siendo la
medicina la más útil y muy necesaria, no se puede tener un conocimiento pleno
de ella sino gracias a la astronomía, porque merced a ésta se conocen las permutaciones
de los tiempos antes de que ocurran ... Este conocimiento se llama ciencia de
las estrellas y se divide en tres partes: la primera es el conocimiento de la
calidad y cantidad de los círculos del firmamento y de lo que en él existe, a
lo que se llega por la geometría, el número y la medida. La segunda es el
conocimiento de los movimientos de los círculos del firmamento y de las
estrellas, que se puede calcular por el número. La tercera es el conocimiento
de la ciencia de las estrellas y su influencia en las cosas terrenas, se
adquiere por la experiencia" (4).
La actual distinción entre astronomía y astrología existe ya
desde la antigüedad, y San Isidoro, siguiendo las ideas de San Agustín e
inspirándose en Casiodoro, cuando hace la definición de las ciencias en sus
Etimologías, las distingue, y divide la astrología en "astrología
natural"
(que es la misma astronomía) y "astrología
supersticiosa" ( trata de encontrar augurios en las estrellas y descubrir
qué es lo que los doce signos del zodiaco disponen para el alma o para los
miembros del cuerpo, o se afana en predecir por el curso de los astros cómo va
a ser el nacimiento y el carácter del hombre) (5).
Esta misma distinción está presente en el Renacimiento y
Barroco, y especialmente a partir del Concilio de Trento, del Indice de libros
prohibidos y de la bula de Sixto V (1586) (6).
PUBLICACIONES
ASTROLÓGICAS EN ESPAÑA
En la España de estos tiempos se conocen y siguen con
preferencia los libros de Alfonso X (7); es de suponer que en algunos círculos
se tuviera noticia del manuscrito de Enrique de Villena, o de otros anteriores
como las tablas de Pedro IV de Aragón y la gran labor de traducción de la
escuela de Toledo; el mismo Alonso Tostado, de Madrigal, en su Sobre el
Eusebio, escrito en 1450, hace alusiones a los juicios astrológicos y sus
errores, pero recoge los influjos de los dioses-planetas (8).
Pero más importante es la recepción, a través de la
imprenta, de los libros astrológicos, desde los mismos incunables; citemos
alguno: Aangelus Johanes, Astrolabium planum Augsburgo, E. Ratdolt, 1488,
Venecia, J. E. de Spira, 1494, y L. A. de Giunta, 1502; uno de los ejemplares
conservados fue propiedad del matemático turolense (natural de Tronchón) Miguel
de Pedro (9). Las obras astrológicas y cósmicodescriptivas de Firmico Materno,
Manilio, Arato y Proclo que se publicaron con título general como Scriptores
astronomici veteres . ..J Venecia, Aldo Manucio, 1499; las obras de Albumasar,
Alfragrano, Guido Bonato, Juan de Sevilla (compendio de astrología) (10) (figs.
1, 2, 3, 4, 5 y 6).
Igualmente se reciben a lo largo del XVI al XVII la
colección de horóscopos de Lucas Gaurico, las obras de Lucio Belantio, Junctino
o las obras de Cardan, Morin, etc. (11).
En el siglo XVI y XVII, ya son numerosas estas ediciones
españolas, así el citado Antonio Hurtado Torres recoge 546 asientos (12).
Dejando aparte los lunarios, repertorios de los tiempos,
pronósticos anuales, almanaques, calendarios y los tratados de tipo astronómico
(tablas), relojes, navegación o meramente descriptivos del cosmos en los que
frecuentemente se vierten juicios o observaciones astrológicas de carácter muy
general, podemos destacar una serie de géneros astrológicos:
Astrología natural como: Juicios sobre las consecuencias de
los cometas (13), de los eclipses (14). Fenómenos especiales como los tres
soles o tres lunas que se vieron en Roma en 1622 ó 1624. Grandes conjunciones y
su repercusión (15).
Tratados sobre las natividades y cuestiones sobre astrología
médica (16).
Acontecimientos particulares de índole personal como: el
horóscopo de Felipe II por Matías Haco, el de Lope de Vega realizado por Luis
de Rosicler, publicado en 1618 (17).
Pronósticos como: el de la toma del castillo Salsa y de la
guerra entre España y Francia en 1639. En Valencia se editaron varios: en 1682
un pronóstico favorable a la monarquía, en 1688 un horóscopo sobre la entronización
y juramento del Virrey y Capitán General de Valencia don Luis Moscoso y un
juicio astrológico sobre la llegada a Valencia de M.ª de Neoburgo, esposa de
Carlos II (18).
Ataques contra la astrología y los astrólogos, y también su
defensa; algunos de ellos surgen debidos a alguna circunstancia especial: así
los escritos sobre las influencias de las grandes conjunciones de 1524, 1603 y
1680 provocaron escritos en contra de las predicciones astrológicas; otros son
efecto del ambiente determinado, como es el caso de nuestro matemático Pedro
Ciruelo, quién tras defender la "astrología cristiana" ataca a la
falsa (19). Igualmente, característico es el escrito de Juan de Horozco y
Covarrubias, publicado en 1588, fecha en la que se siente el peso de la bula de
Sixto V (20).
La defensa surge muy tempranamente como es el caso del
catalán Bernardo Granollachs desde 1488 (De la muy noble e sciencia de la
Astrología), o Miguel Servet y su apología se encuentra diseminada a lo largo
de los siglos XVI y XVII, frecuentemente en escritos de carácter científico
para la época, como es el caso de Valentín de la Hera y de la Varra en 1584, o
la que hace Manuel Bocarro Francés y Rosales en 1664 al publicar unos
comentarios a las obras de Tycho Brahae, Juan Kepler y Juan de Regiomontano
(21).
Es significativa la defensa que hace de la astrología el
citado Bartolomé Valentín de la Hera y de la Varra, Repertorio del mundo
particular de la spheras del cielo y orbes elementales y de las significaciones
y tiempos correspondientes a su luz y movimiento: con los eclipses y lunario
desde este año de mil y quinientos y ochenta y tres, hasta el de mil y
seyscientos y quatro, añadido el prognóstico temporal de las mudanzas y
passiones del aire, Madrid, Guillermo Druy, 1584 (folios 70 a 74).
DEL PODER QUE TIENE
EL CIELO Y DE LA VERDAD QUE TIENE LA ASTROLOGÍA
"Contra los falsos astrólogos escribieron los SS.
Doctores de la Iglesia, Agustín, Gregorio y Basilio y son las palabras del
catálogo y edicto de la Inquisición que reprueban y condenan lo que es
imposible saber, ni saber otro que Dios, aunque sea el ángel o el demonio; pero
no reprueba la verdad de la Astrología que ni contradijo el Conde de la
Mirandola con quien alegan todos que más no saben, ni contradijeron a San
Agustín, Santo Tomás y los demás santos teólogos y católicos que no quitan la
influencia, que no pudieron, según la buena información que tuvieron de todas
las ciencias divinas y naturales.
Dice San Agustín [De doctrina cristiana, 2.] que el buen
teólogo para ser buen juez de las disciplinas ha de ser versado y entendido en
todas ellas. Conforme a esto dijo el Filósofo (Aristóteles), que el docto en
sola una facultad, de sola ella puede ser juez, y el que lo fuere en todas, de
cada una en particular podrá ser juez o medianero de la verdad. Pero no podrán
ser los teólogos, que con sola la poca Lógica, Filosofía y Teología que
aprendieron en las escuelas, y en sus rincones lo quieren ser, reprobando lo
que no saben por parecer más piadosos; sin advertir que ni Dios ni su Iglesia
tienen necesidad de ser amparados con mentiras [Job, 13,6-7]. El teólogo que
fuere tal como San Agustín y los buenos y grandes que ha tenido la Iglesia, no
condenará lo que no sabe.
Sabrá de la filosofía lo que dice Platón [Timeo]: que todos
los cuerpos de los animales son engendrados en tiempo, en movimiento, concurso,
horóscopo y configuración de estrellas; según esto reciben el poder y virtud de
la sangre y de los sentidos y sus obras meramente naturales. Las estrellas
causan la abundancia y carestía, la paz, la guerra, la salud y dolencias, dando
señales de todo lo que en esto se puede esperar y temer. Y por bárbaros y sin
seso y cordura tuvo a cuantos reprobasen esta física y a cuantos se entremeten
a juzgar de lo que no saben ....
Y al fin quien quitase la virtud del cielo contradiría a la
que Dios le dio y a la verdad de su escritura que se la da; y como dice
Averroes [Metafísica]: quitale la virtud y habrasele quitado el ser que tiene
....
Sabrá el buen teólogo de la lección de la escritura, que son
el Sol, la Luna y las estrellas las significaciones, los signos y señales de
los tiempos y de sus movimientos y de quien depende toda cuanta filosofía o
astrología se sabe y se ignora.
Sabrá de la lección de San Agustín, Gerónimo, Gregorio,
Ambrosio, Tomás de Aquino, Basilio, Crisóstomo y otros muchos, que no quitaron
la influencia como la quitan algunos que saben menos que ellos, y que teniendo
virtud el cielo sobre los cuerpos de los hombres, sobre su sangre y sentido,
inclinaciones, ingenios y ejercicios, tendrán, con San Agustín [Contra
maniqueos, 21], algunos movimientos de nuestro ánimo dependencia del movimiento
celeste, y muchas veces ni ellos ni las costumbres tienen que ver con él, por
ser enseñados de la doctrina virtuosa habituada y acostumbrada a resistir al
incentivo que en la ruin sangre puede inclinar a pecar. La buena influencia de
Saturno y Marte en sujetos depravados podrán inclinar a hurtar, a mentir y a
otros vicios, así como la miel que es dulce causa amargura en el enfermo, y
ofensa la influencia del Sol en el ojo del legañoso.
Sabrá que ni los concilios ni el edicto de la santa
Inquisición tuvieron intención de quitar la influencia de su ciencia, que es la
Astrología, sino que solamente pretenden declarar al pueblo lo que saben los
doctos, para darle doctrina, con lo que ni crea más de lo que debe ni tenga por
profecías los juicios astronómicos, ni por sabedores de las obras libres, del
libre albedrío, a los astrólogos, ni menos de los casos fortuitos que
propiamente lo son...
Sabrá que no han tenido intención de vedar ni reprobar que
no puedan saber las mudanzas del aire y sus pasiones y alteraciones y todas las
que se causan en la sangre y carne, sentidos e inclinaciones de los hombres y
en todas las demás cosas sujetas a la armonía del mundo sensible. Y así sabrá
que cuando el astrólogo hace juicio de lo pasado o de lo venidero, que de solas
las inclinaciones naturales del efecto puede ser juez, con la excepción de la
contingencia, porque se puede atravesar una causa más poderosa que la natural y
quedar burlado su fundamento; mayormente cuando juzga del hombre, el cual con
el favor de Dios y con el de su ángel custodio y con la ayuda libre propia y de
los demás hombres que con libertad le ayudan, puede todas las veces que quiera
atropellar las pasiones causadas de la influencia y aniquilarlas como si no
fueran; el mal es que no hacen lo que podrían y que es verdad que, como el
número de los locos es sin número.
Así sin él podrán los astrólogos verificar sus pronósticos,
aunque sea sin saber todo el número de las estrellas, pues les basta saber lo
que saben los filósofos de los sujetos que
tratan; así como los médicos que con la ciencia universal de
pocas hierbas podrían, si supiesen la medicina, serlo de muchas enfermedades.
EL USO DE LA
ASTROLOGÍA
Además de la abundancia de publicaciones españolas de tema
astrológico o cosmológico con ribetes astrológicos, el uso de la astrología nos
lo descubren algunos hechos: los horóscopos realizados para algunas personas
como el matrimonial de Gabriel Zaporta (22), el de nacimiento de Felipe II, los
realizados para las primeras piedras del Escorial (23), el proceso en Salamanca
contra Luis Rosicler y el catedrático de matemáticas Bartolomé González,
encargado del partido de Astrología en la universidad, proceso iniciado en 1605
y suspendido (24). Otras noticias nos dan fe de este abundante uso: el
matemático Miguel de Pedro censura un libro eminentemente astrológico de uso
propio, sin duda para no perderlo; de este ejemplar se encuentran al menos
cuatro en bibliotecas españolas (25): Las parroquias y conventos, así como las
bibliotecas particulares, reunen libros de tablas astronómicas como las
Ephemerides de Juan Stadio; en un ejemplar de Colonia 1576 que fue propiedad
del presbítero zaragozano don Martín Albacar aparece realizado un horóscopo del
7 de noviembre de 1580 a las 12h. 1 minuto. En 1692 Antonio Rizo tradujo al
latín la obra de su contemporáneo J. B. Morin de Villefranche pero permaneció
en manuscrito, lo mismo ocurre con otras traducciones como de Guido Bonato,
etcétera 26.
En la literatura menudean las alusiones astrológicas, por
ejemplo, en la obra de Gaspar de Aguilar (1561-1623) en una rima al Santísimo
Sacramento, al que se le compara con la conjunción de Saturno y Júpiter (27);
igualmente se encuentran en La Dorotea de Lope de Vega, quien demostró ser
partícipe y aficionado a ella.
Pero el uso más cuidado lo ha encontrado en la literatura
José Enrique Laplana en la obra del aragonés Ambrosio Bondía (quizá un
pseudónimo), La cítara de Apolo (Zaragoza 1650) (28); en esta obra la alusión a
los fenómenos astrales se usa para dar con exactitud la fecha del desarrollo de
la acción en Abril a Junio de 1640, pero se dan, como de costumbre unas pocas
referencias astrológicas, tales como la casa de Venus en Tauro y un detrimento
de Venus que, al parecer, tiene más sentido poético que astrológico.
No es cuestión de poner en duda que en el ambiente y cultura
de las élites intelectuales estaba presente la Astrología, que estaban
permitidos y proliferaban los horóscopos de natalicios, buscando la curiosidad
o el acierto en las previsibles inclinaciones psicosomáticas del niño; ademásse
practicó la astrología de tipo rural, y político (mundana o mundial como hoy se
llama) aunque, al igual que hoy, ésta beba en las fuentes de información de los
cortesanos. Queremos mostrar un conocido libro, el del obispo Lucas Gaurico
Tractatus astrologicus, Venecia, Curtio Troyano Navo, 1552, que es una
recopilación de los horóscopos más notables; así en el de la continuación de
las obras de San Pedro del Vaticano, en 1543, dice: "Lucas Gaurico, obispo
de Geofon, calculó la hora en que debía ponerse la primera piedra en el
cimiento de aquel edificio, en torno a la iglesia de San Pedro, además Vicencio
Campano de Bolonia, miró el momento idóneo con el astrolabio diciéndomelo a
gritos"; en el horóscopo de Miguel Angel dice: "Mercurio a 27° del
Sol en casa de Saturno y en sextil con Venus hicieron a Miguel Angel pintor y
escultor eminente" (fig. 7).
ALEGORÍA DE LA
ASTROLOGíA Y DEL ASTRÓLOGO
La representación de la astrología o astronomía va a ser
algo frecuente en las ilustraciones de los libros de cariz científico, como los
de navegación. Se trata de la antigua musa Urania, o simplemente la Astronomía
medieval que en el Hortus deliciarum aparecía con el "cubitalem" para
medir la posición de los astros. En el Renacimiento y Barroco los aparatos más
característicos de la astronomía o astrología son la esfera armilar y el
astrolabio.
Parmigianino en una alegoría (c. 1525) nos sugiere una contaminación
con la Melancolía de Durero; pero Perret (1599) (29) vuelve a la consideración
antigua de ciencia de la medición de los astros: alada, con águila, llena de
instrumentos como la esfera, reloj de sol, brújula, ballesta y libros, la
define como astronomía pero le acompaña el texto que hace referencia al
astrólogo: "Causorum varios motus scrutator et orbes astrologus",
naturalmente esta es la representación más rica entre las tradicionales como lo
había hecho Georg Pencz, hacia 1543, (Astrología con esfera, cuadrante y
compás). Alada, vestida de color del cielo y con los citados instrumentos es
como nos la describe Ripa y seguirá utilizándose después. Similarmente aparece
la astronomía en el Teatro de todas las ciencias, de Iñigo Vélez de Guevara o
en los Estatutos de la Universidad de Huesca, en grabado realizado por Bernardo
Lastrada en 1723. Esta alegoría aparece definida en algunas ocasiones como
"Navegación" como en el Epítome de la biblioteca oriental (30) (figs.
8, 9 y 11).
Excepcionalmente Hans Sebald Beham (hacia 1548) la
representa como operación necesaria en la farmacopea y quizá en la alquimia.
ASTRÓNOMO-ASTRÓLOGO O
SABIO
En Italia, a principios del XVI, la misma representación es
válida para Hermes Trismegisto, Higino, Ptolomeo o Guido Bonato; el astrólogo
ha tomado prestado de Urania el astrolabio y la esfera armilar y se viste de
sabio árabe (fig. 10).
En Venecia 1502, la xilografía de la portada de Higino, De
mundi et sphere, al escritor Higino le acompañan dos musas, Astronomía y Urania;
esta misma portada adornó los tratados de astrología de Guido Bonato, Venecia
1506, donde el astrólogo es Bonato.
Cuando en 1515 Durero representó a los cuatro astrónomos por
excelencia: Arato, Ptolomeo, Manilio y Azof, todos portan sendas esferas estrelladas,
pero sólo Ptolomeo lleva el compás, por la precisión de sus hipótesis
planetarias (los epiciclos) y su catálogo de estrellas. Así el astrónomo o
astrólogo se caracterizará por su distinguida ropa de estudioso e ir acompañado
de la esfera armilar, astrolabio, cuadrante, reloj de sol y libros, tal y como
aparece el matemático y astrónomo Oroncio Finé en 1532 copiando la imagen del
astrónomo Ptolomeo que había utilizado en 1515 o el español Sancho Salaya
(1552) (31). En lo fundamental, no cambiará esta representación en lo sucesivo
y así en 1755 cuando se publica la obra de Diego de Torres y Villarroel, El
gran Piscator de Salamanca, aparece el astrónomo igualmente caracterizado con
esfera y compás (32) (figs. 12, 13 y 14).
Estas representaciones son totalmente similares a como en la
misma época se representó al sabio, a la cosmografía y al cosmógrafo, valga
como ejemplo la espléndida portada del Atlas de Gerardo Mercator, Amberes,
Plantin, 1606.
El astrólogo como docente lo encontramos en unos grabaditos
de la obra de Paulo Véneto (33), Liber de compositione mundi, 1525; excepcional
es un grabado de 1550, obra de Henrich Aldegrever, en el que Atlas enseña la
ciencia de los astros a Hércules mientras éste sostiene el cosmos; curiosamente
se colocan juntos en el Zodiaco los signos de Escorpión y Piscis que comparten
naturaleza de agua (fig. 15).
Por ser este dios-planeta Mercurio quien dirije la
adivinación, aparece como alegoría de la astrología; así nos encontramos en la
impresión de c. 1530 Probadas flores romanas de famosos y doctores varones (34)
donde el planeta Mercurio aparece caracterizado como astrólogo con esfera
armilar y estrella. Pero como Mercurio es a la vez Hermes Trismegisto, como tal
se le representó en la obra astrológica de Lucio Belantio (35) en 1554, como un
mercurio triple, y pasará a diversas ilustraciones de los elementos de
Euclides. Así Mercurio aparece como patrón de la ciencia, por ser este planeta
el que astrológicamente concede la inteligencia; personaje que ya había
aparecido rigiendo uno de los polos del palacio de Gabriel Zaporta, en
Zaragoza. Cuando Hendrik Goltzio, en 1592, hizo un retrato a José Justo
Scaligero (según modelo de 1575) colocó su efigie entre Urania y Mercurio ya
que la astronomía le debe la llamada "fecha juliana" (36) (figs. 16,
17 y 18).
El astrólogo profeta es una representación rara y sólo la
hemos encontrado en un pequeño grabado de 1509, obra de Giulio Campagnola
varias veces copiada, en el que este sabio tiene como fondo la ciudad de
Venecia, le acompañan los símbolos de la muerte y de los nodos lunares (un
dragón, tema que aparece repetidamente en los libros astrológicos). El
astrólogo con un compás está midiendo los astros sobre una esfera en la que
sólo aparece representado el signo de Libra; se trata de una clara alusión al
Juicio Final con inspiración en interpretaciones astrológicas del Apocalipsis
(37) (fig. 20).
EL ASTRÓLOGO EN
ALCIATO Y OTROS EMBLEMISTAS
De entre los cinco emblemas de A. Alciato, agrupados en una
temática astrológica, números 100 a 104 (desde las ediciones de 1550), sólo
tres aparecieron en la primera edición de 1531 y no todos han sido considerados
astrológicos (fig. 19).
Intencionadamente astrológico es el titulado "In
astrólogos" en el que hace una advertencia a las predicciones astrológicas
y a la poca prudencia de los "astrólogos impostores"; este tema fue
ilustrado primeramente con la figura convencional del astrólogo y más tarde con
la fábula de Icaro a la que aludía la primera parte del epigrama.
Otro apareció en la ampliación de los emblemas y muestra al
sabio Néstor con su crátera, como paradigma del sabio conocedor de los astros,
considerando a la astrología como ciencia de prolongado estudio, "callidus
astra tenet"; esta es la mejor ilustración que tenemos del famoso axioma
astrológico "Vir sapiens dominabitur astris" que figuraba en la
medalla del rey de la corona de Aragón Alfonso V, no obstante la que creó
Gabriel Rollenhagen con el mismo tema es más descriptiva, representando al
astrólogo como noble con esfera armilar (38).
LA ASTROLOGÍA EN EL
ARTE DEL RENACIMIENTO Y BARROCO ESPAÑOL 309
Juan de Horozco y Covarrubias en el emblema n.° V representa
a Hércules sosteniendo el mundo con una piel que no es la suya, tomándolo como
imagen del engaño y por ello como una muy ligera insinuación al engaño de la
astrología, a la vez que la cita como antiguo prestigio de la sabiduría de los
gobernantes.
Su hermano Sebastián de Covarrubias y Orozco hizo un bello
emblema al astrólogo, donde ilustra su propia prudencia y duda (1, 49):
"La astrología judiciaria está permitida en cuanto por ella se gobierna el
labrador, el marinero, el médico y los demás, considerándolos efectos de las
causas naturales. Pero en arrojándose a juzgar de lo que depende del libre
albedrío y de la voluntad de Dios, es gran temeridad y crimen condenado";
tras este preámbulo nos muestra el caso de Asdetarion, astrólogo de Domiciano,
quien, enterándose cómo el astrólogo había conocido su propia futura muerte,
intentó perjudicarlo en contra de su predicción, pero el destino dio la razón
al astrólogo (curiosa elección de nuestro sabio Covarrubias) (39). A
continuación (11, 36) nos pone como ejemplo a Pompeyo Magno, como el general
que debe tener todo tipo de conocimientos, especialmente el del curso de los
astros.
Gilles Corrozet en su Hecatongraphie, París, 1543, usa dos
temas tradicionales: por una parte nos presenta la figura del sabio con la
esfera armilar, como alegoría de la esperanza, por la ambigua relación que
existe entre la sabiduría divina y la humana; en otro emblema, "Contra los
astrólogos" nos cuenta la anécdota del filósofo tales que entusiasmado con
la observación de las estrellas, sin darse cuenta, cae en un foso del que le
saca su criado, quien le amonesta con la tradicional moraleja en la que es
preciso mirar a la tierra más que a los cielos, pues "A nosotros no
compete conocer los secretos del movimiento de los cielos y estrellas sino a
Dios quien las dirige", tema que ya había tratado Alciato similarmente.
J. Sambucus hace una fuerte crítica al astrólogo,
condenándolo a trabajar en una granja por errar en sus pronósticos (Emblemata,
Amberes, Ch. Plantin, 1569, n.° 24) ALGUNOS TEMAS ASTRO-DESCRIPTIVOS
En nuestro campo de la obra artística nos encontramos con
diversos medios del uso de la astrología que en cierto modo se corresponden con
los criterios que hemos visto en los medios de información de la época.
Quizá la ilustración de libros de mayor calidad y más
influyente fue, sin duda, los grabados de las constelaciones del Poeticom
astronomicon de C. J. Higino (las ilustraciones de un incunable están próximas,
pero son posteriores a las figuras de la bóveda de la antigua biblioteca de la
Universidad de Salamanca (40). Estas ilustraciones se consideraron un
complemento necesario de estos libros descriptivos de constelaciones y fueron
las mismas en otros similares como los de Arato, Paulo Véneto o Gallucio. La
famosa esfera de Durero de 1515 muestra una herencia de otras anteriores y
prestó su influjo para las posteriores ilustraciones de constelaciones, como
las ilustraciones posteriores de Higino y especialmente para la de Pedro Apiano
(41). Estos libros son en su mayoría de ediciones venecianas, y algunas
germanas, no obstante, podemos destacar una edición de Gallucio en Granada
1606, pero todas ellas llegaron inmediatamente a los estudiosos españoles y
abundaron en las bibliotecas (42). No obstante, en España se prepararon algunos,
aunque no llegaron a imprimirse, tal puede considerarse la copia manuscrita del
Tercer Lapidario con ilustraciones del siglo XVI que se conserva en la Biblioteca
Nacional de Madrid (43) (figs. 22, 21, 23, 24 y 25).
Nos encontramos con alusiones meramente ornamentales y muy
descriptivas en los grabados de libros científicos (ya de astronomía o de
astrología) donde se hizo tópica la representación de una esfera armilar con la
correcta colocación del Zodiaco, tal es el caso de diversos tratados de
cosmología y navegación (44); igualmente el hombre astral (A. de Li, 1495) que
se repetirá no sólo en libros del mismo tema sino en otros de medicina, o el caballo
astral en los de albeitería (45) (figs. 26 y 27).
Similarmente ornamentales son las ilustraciones meramente
astrológicas, como las de los decanatos, triplicidades y planetas con sus
regimientos en los libros de Albumasar, o de otros astrólogos; aunque haya
libros astrológicos hispanos cuya ilustración es precisamente el patrocinio de
San Antonio de Padua, como lo hizo, en 1632, Antonio de Nájera, pero también
los hay que no necesitarían ilustración astrológica y la llevan como las obras
de Ausias March (46) (fig. 28).
CONTAMINACIÓN
ORNAMENTAL
El ambiente y esta abundante ilustración astral llevó a la
contaminación ornamental en algunos motivos simbólicos que curiosamente no
siempre se representaron correctamente, tal es el caso de la portada del libro de
Antonio de Santa María, España triunfante (Madrid, Julián de Paredes, 1682),
donde se representó una especie de Zodiaco desordenado y arbitrario.
Otro caso similar es el que encontramos en la portada del
libro Conquista de las islas Malucas de B. Leonardo de Argensola, quien coloca
al rey Felipe III sobre las Molucas al igual que el Sol en Libra (el extremo de
Occidente); o en el de Antonio de León Pinelo, quien, al dedicar su Epítome de
la biblioteca oriental y occidental, náutica y geográfica, coloca el Sol en Leo,
pero usando el escudo de Zaragoza porque su protector es tesorero general de la
Corona de Aragón (47) (figs. 31 y 30).
Al igual que A. Hurtado Torres y J. E. Laplana nos ha
mostrado el eco concreto de la astrología en la obra literaria, M.a A. Allo
Manero ha encontrado estos mismos temas representados en jeroglíficos que
exactamente expresan día y hora de la muerte de la reina española Isabel de
Borbón (Madrid, 1644) (48).
La representación de programas astrales, de tipo
descriptivo, los encontraremos ya desde el de Carlos V en Nápoles y Méjico
(1559) para indicar la ascensión del alma del emperador a los cielos; más tarde
en las exequias de Isabel de Borbón (Zaragoza 1644), Felipe IV (Nápoles 1665),
Luis I (Méjico 1725). En estos programas las constelaciones se usaron para
ilustrar contenidos simbólicos sobre las virtudes y cualidades morales de los
monarcas fallecidos. Similar es una de las empresas de las exequias de Felipe
IV en Madrid en la que aparecen los días de la semana acompañados de los signos
de los planetas que les dan sus nombres, para significar que la imprevisible
muerte acecha en cada uno de los días de la semana (49) (fig. 29).
Muy similar a este planteamiento es el de aprovechar las
constelaciones zodiacales para indicar un sentido entre lo meramente
descriptivo y la significación científica, como en una de las empresas de
Carlos V que presenta Francisco Gómez de la Reguera, donde muestra a la Tierra
rodeada de las tres órbitas excéntricas del Sol y éste entre los signos de
Aries y Tauro (21 de abril), aludiendo en el texto a su camino por la órbita
"deferente" y su aproximación al "apogeo", lo cual no fue más
que una presunción astronómica (50) (fig. 32).
EN EL ARTE MAYOR.
TEMAS DESCRIPTIVOS
No obstante, el aspecto de la abundante divulgación
astrológica en la cultura de esta época, los programas astrológicos en el arte
del Renacimiento y del Barroco son escasos.
El museo de Santa Cruz de Toledo custodia un monumental
astrolabio, en tapiz, de la segunda mitad del siglo XV, que sigue ilustraciones
de miniaturas contemporáneas; parece muy próximo a las ilustraciones de Arato
publicado en Venecia, 1488. En el Escorial se guardan tres bellos tapices
flamencos de temática astral (c. 1540); uno de ellos es una imitación del Globo
Farnesio, el otro es una esfera armilar entre Mercurio y Urania, el tercero es
una alegoría cosmográfica (51).
En el arco de ingreso de San Salvador en Ubeda (1547-59) se
ha ordenado una cosmografía meramente descriptiva en sentido ascendente:
tierra, agua, aire, fuego, Luna, Venus, Mercurio, Sol, Marte, Júpiter y
Saturno. De esta ordenación nos interesa la secuencia Venus-Mercurio-Sol, pues
denota una contradicción al sistema de Ptolomeo y el seguimiento del llamado
sistema de Heráclides del Ponto (s. Iv a. J.C.) por el que Mercurio y Venus
describen órbitas en torno al Sol, siendo Mercurio más próximo al Sol que
Venus, este sistema es el que explicó Vitruvio (IX,4) (52) (fig: 33).
La capilla funeraria de los Benavente en Medina del Rio Seco
(1544) tiene una representación de los planetas y de las constelaciones
circumpolares (Drago y las Osas) pero carece de una ordenación astrológica
(53).
El Zodiaco usado como mensario tan frecuente en el mundo
medieval seguirá utilizándose en la España moderna; tal es el caso de un
anónimo mensario religioso de la colegiata de Daroca, donde junto a los signos
del Zodiaco aparecen las principales festividades religiosas, algo similar a
las pinturas de Quispe Tito, c. 1680, en la catedral de Cuzco (54).
Todavía se conservan varios tapices con el zodíaco como
mensario en la Seo de Zaragoza y otras colecciones, indicando su proliferación,
y recordemos que es tema tradicional en los libros de horas.
Una culminación de estos temas descriptivos es el libro de
Julio Schiller, Christianam coelestium constelationum descriptionem o
Uranographiam Christianam, Augsburgo, 1626; en él se pretende sustituir la
esfera pagana de Durero por una representación cristiana de las constelaciones
y de los planetas, buscando algunas similitudes de significación cristiana, así
el profeta Elías sustituye a Mercurio, y San Juan Bautista a Venus, La Virgen
es la Luna, Dios es el Sol, etc. Pero escuchemos la crítica que le hace el
jesuita José de Zaragoza: "De esta novedad se siguen algunos
inconvenientes y ningún provecho. No se pueden admitir estas locuciones: Cristo
mira de oposición o cuadrado a la Virgen; San Juan Bautista está combusto,
retrógrado, etc.; la Virgen en San Bartolomé padece detrimento; Cristo en San
Felipe está en su caída; la Virgen creciente, menguante, eclipsada, y otras
cosas muy disonantes a toda buena razón .... el que gustare de la novedad podrá
ver a Schillero, y alabará la hermosura del buril con el buen deseo del
autor" (55). No obstante, la idea de Schiller tuvo su éxito y lo vemos
plasmado al pie de la letra en la capilla de la Virgen del Rosario (monasterio
de dominicos) en la ciudad de Santo Domingo (República Dominicana) donde se
representaron los 12 apóstoles con sus signos zodiacales y Dios, Adán, Moisés,
Josué y Elías con sus correspondientes Sol, Saturno, Júpiter, Marte y Mercurio
(56) (fig. 34).
Entre los conjuntos pictóricos el más sorprendente es el de
la alegoría del Toisón de Oro del Casón del Buen Retiro, obra de Lucas Jordán,
hacia 1697. Allí se representaron como fundamentos las musas y los sabios,
entre las musas aparece Urania que porta un libro de horóscopos; la mitad de
los sabios portan el compás, símbolo del conocimiento y del justo medio, y
entre ellos aparece un astrónomo y un geógrafo, quizá Hiparco y Ptolomeo.
Casi en el centro aparece la bóveda celeste como asiento de
los dioses olímpicos. Esta bóveda celeste reproduce el modelo que se hizo
popular desde Durero, pero tiene una peculiaridad de gran acierto, el representarla
como un globo transparente de modo que a la vez se ven constelaciones opuestas
diametralmente en el espacio. Las constelaciones representadas son: las
zodiacales Tauro, Géminis, Cáncer y Capricornio, Leo y Virgo; las del
hemisferio norte Osa mayor, Pegaso, Andromeda, Perseo, Auriga, Cisne y
Serpiente (Anguis); del hemisferio sur Orión, Can e Hidra con Cratera y Cuervo
(57) (figs. 35 y 36).
TEMAS ASTROLÓGICOS
Siguiendo la tradición italiana de las bóvedas de la capilla
Pazzi y de la sacristía vieja de San Lorenzo, donde se representó el cielo
estrellado en un día y año determinado, la pintura de la biblioteca de la
Universidad de Salamanca pudo hacer lo mismo (atribuida a Fernando Gallego, c.
1485-93). Tenemos que lamentar la falta de conservación de más de la mitad de
la bóveda de la biblioteca de la Universidad de Salamanca, pues hoy sólo se
conservan dos de los planetas del antiguo cosmos y cinco constelaciones
zodiacales, lo que es suficiente para suponer que pudo tratase del horóscopo de
un día de finales de agosto, con el Sol al final d la constelación de Leo y
Mercurio siguiéndole, aproximándose a la estrella Arturo; faltan las posiciones
de Venus, Marte, Saturno y Júpiter que determinarían exactamente la fecha
representada. No obstante, podemos aventurar un cálculo, por el que creemos que
lo que se representó fue el cielo en un día próximo al 25 de agosto de 1475
(58). En este caso, el Zodiaco no sólo representa las constelaciones sino,
fundamentalmente, el ecuador celeste, es por ello que el Sol y Mercurio se
encuentren al Norte del ecuador, aunque simultáneamente están justo al Sur de las
constelaciones de Leo y Virgo. El programa calculado pudo ser facilitado por el
astrólogo Diego Calçadilla y coincide con el hecho pictórico ya que la obra de
albañilería de la biblioteca se había terminado en 1473 y la librería la
terminaba en 1478 Albrayme, tras las intervenciones de Alí y Yuçaf y entre los
años de 1493-95 es citada ya la pintura (fig. 39).
Haciéndose eco del horóscopo pintado por B. Peruzzi (c.
1509) en la villa matrimonial de Agostino Chighi, la Farnesina de Roma, y del
labrado por Antonio Minelli en 1527 para el veneciano Marcantonio Michiel (59),
el también banquero zaragozano Gabriel Zaporta mandó representar, en escultura,
el horóscopo de su boda, con una precisión similar a la del italiano, pues en
Zaragoza se trata del día 3 de junio de 1549 a las 18h. 58m. (con un margen de
error de 5 minutos); aquí se utilizaron además de representaciones de planetas
y signos zodiacales otras alegorías mitológicas, entre ellas la de la Parte de
Fortuna y la utilización de los trabajos de Hércules para significar signos del
Zodiaco (60) (figs. 38 y 37).
La "Sagrada Familia" de la Hispanic Society of
America de New York, obra de Luis de Morales hacia 1563, nos presenta el
horóscopo de Cristo que ha copiado del científico Jerónimo Cardan. La
intencionalidad, a juzgar por el texto, es eminentemente astrológica y su
colocación en el cuadro no hace sino reafirmar la naturaleza humana de Cristo
que como los demás mortales estaba bajo los influjos de los astros, pues
"así Dios óptimo y glorioso adornó su nacimiento con una inmejorable y
admirable configuración astral" (61).
NOTAS
(1) Warburg, Aby, "Eine astronomische Himmelsdarstellung
in der alten Sakristei von San Lorenzo in Florenz", en Gesammelte
Schriften, Leipzig, 1932, 1, 169-172; "Arte italiana e astrologia
internazionale nel palazzo Schifanoia di Ferrara", en Warburg, La
rinascita del paganesimo antico, Florencia, La Nova Italia editrice, 1980, pp.
247-272.
Saxl, Fritz, La fede astrologica di Agostino Chigi.
Interpretazione dei dipinti di Baldassare Peruzzi nella sala di Galatea della
Farnesina, Roma, Colezione La Farnesina, I, 1934.
(2) Esteban Lorente, J. F., "La Ocasión o "Parte
de Fortuna", como tema astrológico, en los palacios de la Farnesina (Roma)
y Zaporta (Zaragoza)", en I Simposio internacional de emblemática, Teruel,
1991, en prensa; "Precisiones a los horóscopos artísticos de la Farnesina
(Roma) y Zaporta (Zaragoza)", en Artigrama, n.° 8-9 (1991-92), pp.
327-357.
(3) Citemos solamente algunos de los estudios principales:
- Thorndike, L., History of magic and experimental science,
Columbia, Columbia University Press, 1923.
- Tester, Jim, Historia de la astrología occidental, México,
Siglo XXI, 1990.
- Santos, Demetrio, Introducción a la Historia de la
astrología, Barcelona, Teorema, 1986;
- idem, Investigaciones sobre astrología, Madrid, Editora
Nacional, 1978.
- Vernet, Juan, Astrología y astronomía en el Renacimiento.
La revolución coperniquiana, Barcelona, Ariel, 1974.
- Caroti, Stefano, L'astrologia in Italia, Roma, Newton
Compton Editori, 1983.
- Garín, Eugenio, El zodiaco de la vida. Polémica sobre
astrología del trecento al cinquecento, Barcelona, Península, 1981.
- Hurtado Torres, Antonio, La astrología en la literarura
del siglo de oro. Indice bibliográfico, Alicante, Instituto de estudios
alicantinos, 1984.
(4) Lacarra, M.ª Jesús, Pedro Alfonso, Zaragoza, D. G. A.,
1991, pp. 62-68.
(5) Etimologías, I 1; II 24,15; III 1; III 24; 25; 27; IV
13,4.
(6) Index et catalogus librorum prohibitorum... Madrid,
Alonso Gómez, 1583; condena la astrología judiciaria de nacimientos,
interrogaciones y elecciones, por ocuparse en lo por venir que está en la
libertad del hombre y de las cosas fortuitas que han de acontecer, pero no la
astrología natalicia de las inclinaciones y carácter humano. La bula de Sixto
V, publicada en 1586 fue mucho más rígida, pues expresamente solo permite las
aplicaciones de la astrología a la navegación, agricultura y medicina,
condenando todas las demás, pero su interpretación en España fue mucho más
amplia, y así dos años después Juan de Horozco y Covarrubias en su Tratado de
la verdadera y falsa prophecia ..., Segovia, Juan de la Cuesta, 1588, nos
ofrece la interpretación tradicional de las dos astrologías. Ver: Hurtado
Torres, ops. cit.; y Aladren, M. y Esteban Lorente, J. F.,
"El pronóstico realizado en 1643 por Juan Bautista
Garcés de Marcilla, Conjunción magna de Saturno y Júpiter", en Mecurio-3,
n° 28, 1991, pp. 40-59.
(7) "Advirtiendo que cuanto se comprendiere en este
discurso va atado al computo del sapientísimo rey don Alfonso; con que no sera
mucho si difiero en algo con los modernos, que siguiendo a Copérnico y Tycho
yerran, a mi ver, en cosa sensible", así se expresa en 1642 el valenciano
Juan Bautista Garcés de Marcilla, Conjunción magna de Saturno y Júpiter
celebrada a nueve de Marzo del presente año 1643 en 28 grados y diez y siete
minutos de Piscis, según el computo del sapientísimo rey don Alfonso, y juicio
conjetural de sus influjos, Valencia, Siluestre Esparza, 1643; ver Aladren, M.
y Esteban Lorente, J.
F., "El pronóstico realizado en 1643 por Juan Bautista
Garcés de Marcilla, Conjunción magna de Saturno y Júpiter", en Mecurio-3,
n° 28, 1991, pp. 40-59.
(8) Tostado, Alonso, Sobre el Eusebio, Salamanca, Hans
Gysser, 1506, libro I, f. 119 ss.
(9) Biblioteca Nacional, Catálogo general de incunables en
bibliotecas españolas, coordinado y dirigido por Fco. García Craviotto, Madrid,
M.C., 1989.
Miguel de Pedro, poseyendo la obra de Joan Angelo,
Astrolabium planum, Venecia, Juan Emerico de Spira, 1495, al observar que no
estaba incluido en el índice de libros prohibidos, se dedicó a tachar con tinta
todos aquellos verbos latinos que indicaban futuro, anunciando que los astros
no determinan sino sólo inclinan; esta actitud la podemos comprobar en casi
todas las publicaciones del siglo XVI que usadas en el XVII fueron censuradas,
meramente por el procedimiento de tachado, con más o menos extensión según el
criterio del censor.
Miguel de Pedro (c. 1605) se expresa así:
"Aunque este libro no está nominatim prohibido en el
nuevo expurgatorio he borrado en él algunas cosas mal sonantes y más notorias
contra el motu propio de Sixto V y regla octava de dicho expurgatorio y nona
del concilio, restan algunas con términos de facit N.
erit N. que se han de entender de sóla inclinación natural.
El Dr. M. Pedro.
"Adviértese que en los cánones que este autor trae
acerca de las inclinaciones naturales, diciendo erit fur, erit luxuriosus,
sugdolus, letus, etc. y otras veces facit dives, presides, religiosos, fures,
invidos, callidos, audaces, etc. y otros términos, tales que todo se ha de
entender con esta limitación, inclinatione naturali, porque de otra suerte va
directamente contra el motu propio de Sixto V, de suerte que se entenderá,
inclinatione naturali erit fur, aut luxuriosus, aut letus, etc. y lo mismo se entiende
de los demás términos.
"Ha me parecido advertir esto para los que se quisiesen
valer de él en los juicios de natividades y nacimientos de hombres o mujeres,
porque no los podrán decir ni usar de ellos con los términos que aquí en el
libro se hallan, y si lo hicieren contravendrán el motu propio de Sixto V y
merecerán castigo. Permitense, a mi parecer, en este autor y otros tales,
árabes y gentiles, por serlo y porque ya hoy todos sabemos lo que los cielos
pueden con nosotros y tenemos reglas de cómo habemos de usar de ellos, y no
contienen cosas escandalosas como Abenrragel, Zael, Guido Bonato y otros con
mucha razón prohibidos. El Dr. Miguel Pedro. "
(10) Incluso un Tractat de prenosticacio de la vida natural
dels homes, Toulouse, Enrique Mayer, c. 1485; 12 hojas.
(11) Ver la amplia colección de estos libros que se
encuentra en las bibliotecas hispanas, recogida sólamente de modo indicativo
por Santos Santos, Demetrio, Investigaciones sobre astrología, Madrid, Editora
Nacional, 1978, pp. 999-1096.
Es suficiente hacer una cata en los inventarios de
bibliotecas de la época, así a mediados del siglo XVI, la del obispo Luco tiene
más de 12 libros relaccionados con el tema, entre ellos varios de medicina
astrológica, la obra de Ptolomeo e Higino; muchos menos tiene el arzobispo
Carranza pero siguen estando la física de Aristóteles, el Almagesto de
Ptolomeo, la astronomía de Alfragano (s. IX); en la biblioteca de Velazquez se
encuentran muchos títulos de cosmografía incluso varios específicos de astrología
como la Suma astrológica de Antonio de Nájera (1632), y la Isagogica
astrologiae judiciariae de Juan Taisnier (1559). Un ejemplar de las obras de
Guido Bonato, Decem continens tractatus astronomia, Venecia, Jacobo Pentiuz,
1506, que figura en la biblioteca de La Seo de Zaragoza, fué propiedad de uno
de sus canónigos B. Laurenti; las obras de Bonato, como las de otros
astrólogos, no se editaron en España pero la Biblioteca Nacional conserva
traducciones manuscritas del siglo XVII (Boncompagni, B., "Guido Bonatti
astrologo ed astronomo del secolo decimoterzo", en Giornale Arcadic,
CXXIII-CXXIV Roma, 1851).
(12) Las citas siguientes son de este autor.
(13) En los años 1572, 1577, 1596, 1604, 1613, 1618, 1619,
1664, 1668, 1680? 81? 82, 1689.
(14) En los años 1485, 1600, 1633, 1639, 1605, 1621, 1679,
1683, 1684, 1685.
(15) En los años 1524, 1603, 1643, 1680, 1682.
(16) Publicadas en 1485, 1547, 1590, 1591, 1604, 1660, 1683.
(17) Mille y Giménez, J., El horóscopo de Lope de Vega,
Buenos Aires, 1927. Rosicler era cuñado de Lope, pero de mayor edad y debió
hacer el horóscopo en el momento del nacimiento, aunque se publicó en la
Expotulatio Spongiae a Petro Turriano Romilla pro Lupo a Vega Carpio..., obra
escrita por el pseudónimo Julio Columbario, editada clandestinamente en Madrid,
1618; ver Entrambasaguas, Joaquín, Estudios sobre Lope de Vega, Madrid,
C.S.I.C., 1946, I, p. 417 ss.
Hurtado Torres, ops. cit., n.° 444.
(18) Hurtado Torres, ops. cit. n.°s 243, 204, 210, y 211.
(19) Sánchez Ciruelo, Pedro, Apotelesmata astrologiae
christianae ... et vanis electionibus falsorum astrologorum, Alcalá de Henares,
Arnaldo Guillen de Brocar, 1521; este libro contiene una refutación al escrito
de Pico della Mirandola contra la astrología y una explicación de las reglas de
la astrología judiciaria cristiana que llama "quadripartitum opus de veris
et naturalibus regulis indiciorum astrologiae christianae"; en su
Reprobación de las supersticiones y hechicerías, Alcalá 1530, y años siguientes
( la edición de Salamanca 1541 tiene una edición facsímil en Zaragoza, Ateneo,
1989), le dedica una mínima parte a la distinción de las dos astrologías.
(20) Horozco y Covarrubias, Juan, Tratado de la verdadera y
falsa profecía, Segovia, Juan de la Cuesta, 1588; el criterio de este libro es
similar al del de Pedro Ciruelo, específicamente a la astrología sólo le dedica
10 páginas.
(21) Servet, Miguel, Discrepatio pro astrología, París,
1538; tradución española de A.
Alcalá, Villanueva de Sigena, 1981; es un folleto de unas
pocas páginas dedicadas a defenderse de los ataques de Juan Tagault, decano de
la facultad de Medicina de Pans.
En estos problemas con la facultad de medicina de París,
Servet contó con el apoyo de Juan Tiebault, médico y astrólogo de Francisco I,
y anteriormente de Carlos V, quien contó con la ayuda de Cornelio Agripa en una
acusación que le puso también la Universidad de París y que luego retiró.
Hurtado Torres, ops. cit., n.° 70.
(22) Esteban Llorente, J. F., "El palacio matrimonial
de Gagriel Zaporta y Sabina Santángel: un cosmos humanista", en El arte
aragonés y sus relaciones con el hispánico e internacional, actas del III
Coloquio de Arte Aragoés, 1983, sec. 2a, Huesca, 1985, pp.
215-262.
(23) Taylor, R., "Arquitectura y magia, consideraciones
sobre la "idea" de El Escorial", en Traza y Baza, n.° 6, 1976,
pp. 5-62, y ed. Siruela, Madrid, 1992.
(24) Salamanca mantiene una gran tradición astrológica desde
el último tercio del siglo XV, donde los catedráticos de matemáticas se dedicaron
a ello, Abraham Zacuto, Nicolás Polonio, Juan de Salaya, Diego de Torres o
Diego Ortiz de Calzadilla, expatriado a portugal en 1475 a causa de un
pronóstico desfavorable para los Reyes Católicos. Ver estas cuestiones en Rico,
Francisco, Nebrija y la introducción del Renacimiento en España, Salamanca,
1983, pp. 157-186; "Principes y humanistas en los comienzos del
Renacimiento español", en Reyes y mecenas. Toledo, Electa, 1992, pp.
101-112.
Entrambasaguas, ops. cit., I, p. 475.
(25) Se trata del Astrolabium planum, antes citado.
(26) Hurtado Torres, ops. cit., n.° 436.
Las citadas efemérides de Juan Stadio es un amplísimo
conjunto de tablas con las posiciones planetarias y las casas astrológicas,
trae ejemplos de horóscopos realizados como el de Eduardo VI, rey de inglaterra
y el de Aloisio carvajal, "archialmirante español".
(27) Aguilar, G., Rímas humanas y divinas, ed, de A.
Carreres de Calatayud, Valencia 1951, pp. 166-170. Queremos recordar que la
conjunción de Saturno y Júpiter presidió el nacimiento de Cristo, cuestión
tratada desde la antigüedad hasta nuestros días pasando por Kepler.
Hurtado Torres, ops. cit. n° 530.
(28) Laplana Gil, José Enrique, Edición y estudio de la obra
literaria de Ambrosio Bonda, Tesis doctoral, Zaragoza, 1992.
(29) Ginés de Rocamora y Torrano, Sphera del Universo, ed.
de Juan de Herrera, Madrid 1599, en Páez Ríos, E., Repertorio de grabados españoles,
Madrid, Min. Cultura, 1982, II, 403, n° 1669,8.
(30) León Pinelo, Antonio, Epitome de la biblioteca
oriental, Madrid, Juan González, 1629; grabado de Juan de Courbes; volveremos a
tratar de este grabado.
(31) Salaya, Sancho, Repertorio de los tiempos, Valladolid,
Francisco Fernández, 1552; el monje astrónomo rodeado de otros cuatro
antecesores contempla una esfera armilar con el zodiaco; en Vindel, F., Manual
gráfico-descriptivo del bibliófilo hispano-americano (1475-1850), 1930, n.°
2677.
Una de las ilustraciones más bonitas del astrólogo en su
oficio es la del folleto de Giogio Tannsteter, ludicium astronomicum viennense
anni MDXVI, (Viena 1516); comprado por Fernando Colón en Roma, julio de 1516
(Sevilla, Biblioteca Capitular y Colombina), ver: Reyes y Mecenas, Toledo,
1992, n° 107.
(32) Fine, Oronce, Protomathesis . . ., París, G. Morrhius y
J. Pierre, 1532; en Brun, R., Le livre français illustré de la Renaissance,
París, A y J. Picard, 1969, p. 189.
Torres y Villarroel, Diego de, El gran Piscator de
Salamanca, Salamanca, Antonio Villagordo, 1755; ediciones desde 1721; en
Vindel, F., Manual gráfico-descriptivo del bibliófilo hispano-americano
(1475-1850), Madrid, 1931, n° 3.000.
Diego Torres de Villaroel (Salamanca 1696-1758) predijo en verso
la revolución francesa: Cuando los mil contarás / con los trescientos doblados
/ y cincuenta duplicados / con los nueve dieces más (1790), / entonces, tu lo
verás, / mísera Francia, te espera / tu calamidad postrera / con tu Rey y tu
Delfín, / y tendrá entonces su fin / la mayor gloria
primera / . . . (En 1789 es la toma de la Bastilla y en 1790
la detención de Luis XVI); ver Demetrio Santos, Introducción a la Historia de
la astrología, Barcelona, Teorema, 1986, p.
348 ss.
(33) Se trata del papa Paulo II. Paulo Veneto, Summa
philosophie naturalis, Venecia, Simón Vincentius, 1525.
(3)4 Vindel, ops. cit., n.° 2.283.
(35) Bellantio, Lucio, De astrológica veritate liber
quaestionum, Basilea, 1554 y Euclides ed. de Pedro Juan Hervagio, Basilea 1564,
en ambos aparece Mercurio triple; en Euclides, The elements of geometrie,
Londres, 1570, se le representa viejo como director del cuadrivium y de los
cosmógrafos.
(36) Goltzius, Hendrik, The complete engravings and
woodcuts, Edited by W L. Strauss, New York, Abaris Books, 1977, vol 2, p. 556.
La fecha juliana, fué introducida en 1583, es una especie de calendario
universal que se inicia el 1 de enero del 4713 a. J.C. a las 12h.
De Greenwich y cuenta en días.
(37) Burtsch, The illustrated Burtsch, edit. M. Zucker, vol
25, Early italiam masters, New Yorck, Abaris Books, 1980, p. 253, n° 8 (375).
(38) El profesor lisboeta Manuel C. Mendes Atanazio nos hace
recordar que la esfera armilar es el emblema del rey portugués don Manuel el
Afortunado (1495--1521), por lo que en el contexto de la época hemos de
interpretar este símbolo similarmente a la inscripción del rey aragonés Alfonso
V; se trata pues del rey sabio y entendido en la ciencia de los astros.
Alciato, Andrés, Emblemas, ed. de Santiago Sebastián,
Madrid, Akal, 1985. Emblematum liber, Augsburgo, H. Steynerum, 28 de febrero de
1531.
Rollenhagen, Gabriel, Nucleus emblematum selectissimorum,
Arnheim, Cipriano Passaeo, 1611, cent. I, n.° 31.
Sambucus, Joannes, Emblemata..., Amberes, Chr. Plantin,
1566, n° 24.
Horozco y Covarrubias, J., Emblemas morales, Segovia, Juan
de la Cuesta, 1589, II, 5.
Covarrubias y Orozco, S. Emblemas morales, Madrid, Luis
Sanchez, 1610, I, 49 y II, 36.
Ver Henkel, A. y Schone, A., Emblemata.... Stuttgart, 1976,
pp. 1056-1058.
(39) La anécdota consiste en que Asdetarion conocía que
moriría devorado por los perros; Domiciano lo condenó a morir en la hoguera
pero una gran tormenta apagó el fuego e hizo huir a los ejecutores, entonces
vinieron los perros y devoraron al muerto.
(40) Sebastián, S., "Un programa astrológico en la
España del siglo XV", en Traza y Baza, n.° 1, (1972), pp. 49-61, estudio
que se repite en Sebastián, S., y Cortés, L., Simbolismo de los programas
humanísticos de la Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, 1973,
pp. 13-26; y en Sebastián, S., Arte y Humanismo, Madid, Cátedra, 1978, pp.
140-148.
(41)Así Higino, C. Julio, Poeticon astronomicon, Colonia, Juan
Soter, 1534. Apiano, Pedro, Astronomicum Caesareum, Ingolstadt, 1540; ver el
compendio de Stott, Carole, Mapas celestes antiguos, Madrid, Libsa, 1992.
(42) Gallucio, Juan Pablo, Teatro del mundo y del tiempo,
Granada, Sebastián Muñoz, 1606; la primera edición es de Venecia de 1588.
Del abundante repertorio científico, relaccionado todo con
la astrología, que recoge Demetrio Santos (Investigaciones ... 1978) entre los
autores anteriores a la imprenta es Venecia quien más ediciones produjo,
duplicando las alemanas; también París se distingue y algo Lyon. Los famosos
astrólogos de la edad moderna, L. Gaurico, Juntino de
Florencia, L. Belantio, Valentín Nabod, J-B. Morin, publican
sus obras en los mismos lugares: Venecia, Basilea, Nuremberg, Colonia, París,
Lyon y Roma (una de las obras de L. Gaurico).
(43) Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 1197. Domínguez
Rodríguez, Ana, Astrología y arte en el Lapidario de Alfonso X el Sabio,
Madrid, Edilan, 1982; "Un ejemplo de "revival" de la astrología
alfonsí en el Renacimiento. Dibujos inéditos de Alfonso Berruguete en una copia
del Lapidario que incluye un posible retrato de don Diego Hurtado de Mendoza
conservado como la reliquia de un gran autor", en Boletín del Museo e
Instituto "Camón Aznar" XVIII, (1984), pp. 95-119; "Iconografía
de los signos del Zodíaco en seis Libros de Horas de la Biblioteca Nacional",
en Revista de la Universidad Complutense, homenaje a Gomez Moreno, II, n. 85,
(1973), pp. 27-80.
(44) Valga como ejemplo el de Falerio, Francisco, Tratado de
la esphera y del arte del marear, Sevilla, J. Cromberg, 1535.
(45) Sebastián, S., "La figura del hombre astral en la
España del siglo XV", en Traza y Baza, n.° 4, (1974), pp. 121-123;
"Notas sobre arte y astrología en la Edad Media", en Estudios sobre
literatura y arte dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz, III, (Universidad
de Granada, 1979), pp. 139-147.
Hidalgo Ogayar, Juana, "El hombre astral en los libros
de horas impresos", en Cuadernos de Arte e Iconografía, tomo II, 3,
(1989), pp. 363-367. Uno de los más bellos es el de Khetam, Juan, Epílogo en
medicina, Burgos, Juan de Burgos, 1495; del caballo astral el de Díaz, Manuel,
Libro de albeiteria, Zaragoza, Pablo Horus, 1499.
(46) Nájera, Antonio, Suma astrológicay y arte para enseñar
hacer pronósticos, Lisboa, Antonio Alvarez, 1632; este libro figuraba en la
biblioteca de Velazquez; su original en portugués se conserva manuscrito en la
Biblioteca Nacional de Madrid.
March, Ausías, Las obras de..., traducidas por Jorge de
Montemayor, Zaragoza, viuda de Bartolomé de Nájera, 1562; esta portada lleva la
imagen de la Luna-Diana, mientras que la edición de Los siete libros de la
Diana, Valladolid, 1561, lleva la imagen de Venus.
(47) Argensola, Bartolomé Leonardo de, Conquista de las
islas Malucas, Madrid, Alonso Martín, 1609.
León Pinelo, Antonio de, Epítome de la biblioteca oriental y
occidental, náutica y geográfica, Madrid, Juan Gonzalez, 1629. El león y su
constelación es empresa personal de Felipe III, por eso aquí, adornado con el
toisón sostiene el escudo del duque de Medina de las Torres, se establece así
una relación entre Felipe III y Zaragoza como capital de la Corona de Aragón.
(48) Se representó una especie de horóscopo del momento de
su muerte con una lis en Libra, y la indicación de la hora: 6 de octubre de
1644, a las 13h. 51m. 49s.; el sentido de los signos es inverso. Noticia que
nos facilita A. Allo Manero, Exequias de la Casa de Austria en España, Italia e
Hispanoamérica, Universidad de Zaragoza, Tesis doctorales, 1993 (ed. En
microficha).
(49) Allo Manero, M.ª Adelaida, Estudio iconográfico y
simbólico de las exequias del rey Felipe IV realizadas en Espana e
Hispanoamérica, memoria de licenciatura, Valencia, 1981; Idem,
"Iconografía funeraria de las honras de Felipe IV en España e
Hispanoamérica", en Cuadernos de Investigación, Historia, tomo VII,
(Logroño 1981), pp.
73-96.
Sebastián, S., presentó los temas de Luis I en Méjico en el
curso de la Universidad Menendez Pelayo, "El arte efímero en
Hispanoamérica", Sevilla 3-7, octubre, 1988, y posteriormente en el II
Coloquios de Iconografía, F.U.E., Madrid, mayo, 1990.
Rodríguez de Monforte, Pedro, Descripción de las honras que
se hcieron a la catholica magestad de D. Phelippe quarto Rey de las Espanas y
del nuevo Mundo en el Real
Convento de la Encarnación . . .. Madrid, Francisco Nieto,
1666, jeroglífico n.° 18, lámina 24.
(50) Gómez de la Reguera, Francisco, Empresas de los reyes
de Castilla y León, edición y estudio de César Hernández Alonso, Universidad de
Valladolid, 1990, pp. 161-166.
Manuscrito de la biblioteca del Seminario Diocesano de
Valladolid, al parecer ya terminado en 1632. El autor, al que Lope elogia como
pintor y poeta, fué además versado en astrología y escribió almanaques y
pronósticos con el pseudónimo de Temudo.
"¿Dónde en vuestro divino deferente / el auge
pretendéis, si a humano velo / a grandeza mayor no se consiente?
... Y para que se entienda que es Auge, diré con brevedad
que el cielo del sol es de tres orbes divisos y contiguos en que se mueve, en
la forma en que están puestos en la empresa. El superior según su superficie
cóncava es concéntrico, que tiene su centro con el del mundo y por la convexa
es ecéntrico fuera de su centro (al revés). El inferior segun la superficie
cómcava es concéntrico, y por la convexa ecéntrico. El tercero que está en
medio de estos dos es ecéntrico por una y otra parte. Este se llama orbe del
deferente del Sol, por donde se mueve, los otros dos se llaman orbes
deferentes, el Auge del Sol .... Y
donde se haya ahora el Auge del Sol ajustado se ve en el
cuerpo de la empresa..."
El tema es el desarrollado por Ptolomeo en el Almagesto; al
círculo excéntrico en el que se mueve el Sol se le llama deferente, y a su
apogeo "auge" situado entre Tauro y Géminis. Esto denota una serie de
cuestiones: Nuestro autor sigue al pie de la letra a Ptolomeo, pero no se preocupa
por las cálculos y correcciones matemáticas, ya que, si en época de Ptolomeo el
apogeo del Sol sí coincidía aproximadamente con el 25 de mayo, hacia 1280
coincidía con el solsticio, en 1600 coincidía aproximadamente con el 27 de
junio y hoy con el 3 de julio. Gomez de la Reguera, conocedor de la astrología,
pero no astrónomo, se ha preocupado en pintar el Zodiaco en posición inversa
para que cuando se calque y grabe en cobre salga directo al estamparlo, aunque
las letras no las ha puesto invertidas pues supone que el grabador las hará de
propio.
La figura de los círculos excéntricos aparece en cualquier
intérprete de Ptolomeo, así la vemos en la obra citada de Paulo Veneto, Summa
philosophie naturalis, Venecia, Simón Vincentius, 1525; Sacrobusto, Juan de,
Tractado de la Sphera, Sevilla, Juan de León, 1545; y modernamente en Ptolomeo,
Claudio, Las hipótesis de los planetas, estudio de Eulalia Pérez Sedeño,
Madrid, Alianza, 1987, donde se reproducen las figuras de Neugebauer, O., A
History of Ancient Mathematical Astronomy, Berlín-Nueva York, 1975.
(51) Cortés Hernández, Susana, Museo Santa Cruz de Toledo.
Catálogo de Tapices, Madrid, Min, Cultura, 1982, p. 27.
Junquera de Vega, Paulina y Herrero Carretero, Concha,
Catálogo de Tapices del Patrimonio Nacional, vol. I: Siglo XVI. Madrid,
Patrimonio Nacional, 1986, pp. 100-103
(52) Sebastián, S., Arte y Humanismo, Madrid, Cátedra, 1978,
pp. 34-50, ha visto en el conjunto, junto con este arco, una plasmación de la
Divina Comedia; pero el viaje por las esferas celestes es una visión abundante
en la Edad Media de la que es deudor Dante (ver Dante Alighieri, La Divina
Comedia. La Vida Nueva, Méjico, Porrúa, 1977, p. L, introducción de Francisco
Montes de Oca.); lo que quiere destacar Dante en sus cielos planetarios es el
influjo de los planetas sobre los hombres, de modo que los espíritus
bienaventurados se ordenan como "hijos de los planetas", lo que es
una cuestión eminentemente astrológica. Pero el orden de los cielos de Dante es
el convencional ptolemaico de toda la E.M., es Luna, Mercurio, Venus, Sol
Sin embargo, en Ubeda, la anteposición de Venus a Mercurio
no puede considerarse un descuido, sino la razón de explicar los movimientos de
Mercurio y Venus según el sistema de Heráclides, que se llamó de los antiguos
egipcios, que corrigió Ptolomeo, y dió pie a la hipotesis de Copérnico y a las
de Tycho y Ricciolo, que son una mezcla del sistema de Copernico con el
anterior sistema egipcio. Joseph Zaragoza: Esphera en común celeste y
terráquea, Madrid, Juan Martín del Barrio, 1675, recuerda el
sistema egipcio y lo dibuja en su figura 11.
Ver estos sistemas en: Kuhn, Thomas, La revolución
copernicana, Barcelona, Ariel, 1985, p. 73. Hanson, Norvood Russell,
Constelaciones y conjeturas, Madrid, Alianza, 1985, p.107 ss.
Similarmente García Iglesias, J. M., El pintor de Banga, La
Coruña, Fundación P. Barrie de la Maza, 1984, ha querido ver la representación
de los planetas en la bóveda de Santa Baia de Banga, fechada en 1555, en unos
motivos copiados de los emblemas de Alciato que son inusuales para dichos
planetas.
(53) Sebastián, S., "El programa de la capilla
funeraria de los Benavente de Medina de Rioseco", en Traza y Baza, n.° 3,
(1973), pp. 17-25.
(54) Mesa, J. y Gisbert de Mesa, T., "El zodiaco del
pintor indio Diego Quispe Tito", en Traza y Baza, n.° 1, (1972), pp.
33?47.
(55) Zaragoza, José de, Esphera en común celeste y
terráquea, Madrid, Juan Martín del Barrio, 1675, p. 168.
(56) Sebastián, S., Contrarreforma y Barroco, Madrid,
Alianza, 1981, pp. 104-10
(57) López Torrijos, R., Lucas Jordán en el Casón del Buen
Retiro, la alegoría del Toisón de Oro, Madrid, Min. de Cultura, 1985.
Identifica la representación de Capricornio como Aries para unir su significado
con el vellocino de oro.
(58) Existe un margen de unos días, entre el 15 y el 28 de
agosto de 1475, pero en esta época no hemos encontrado ningún hecho digno de
conmemorarse. Podemos tener la seguridad que este es el único año posible entre
1450 y 1530; hemos mirado la posibilidad de otras fechas importantes para la
Universidad, como 1218, 1243, 1254 y 1422 pero ninguna de ellas puede ser
representada aquí; los años de 1467 y 1526 se aproximan algo.
La búsqueda la hemos hecho a iniciativa del profesor J. M.
Pita Andrade con una aplicación informática para astronomía conocida con el
nombre de "MacStronomy”.
Cuando M. Gómez-Moreno la estudió, se conservaba una parte
de la constelación de Argo. Gómez Moreno, M., Catálogo Monumental de España.
Provincia de Salamanca, Madrid, M. E. C., 1967 pp. 239-240; "La capilla de
la Universidad de Salamanca", en Boletín de la Sociedad Castellana de
Excursiones, VI, (1913?14), pp. 321-329.
Álvarez Villar, J., La Universidad de Salamanca, arte y
tradiciones, Universidad de Salamanca, 1972, pp. 73 y 128.
Una pintura similar mandó hacer, en los mismos años, el
Maestre de Alcántara, don Juan de Zúñiga y Pimentel, bajo la dirección del
astrólogo y profesor de Salamanca, Abraham Zacut (ver un resumen en Marías, F.,
El largo siglo XVI, Madrid, Taurus, 1989, p. 19.
Cantera Burgos, F., Abraham Zacut, Aguilar, Madrid, s.a.
(59) Hartner, W., "The Mercury Horoscope of Marcantonio
Michiel of Venice. A Study in the History of Renaissance Astrology and
Astronomy", en Beer, Arthur, Vistas in Astronomy, London, N. Y., Pergamon
P., 1955, vol I, pp. 84-109.
(60) Esteban Lorente, J. F., "El palacio matrimonial de
Gabriel Zaporta y Sabina Santangel: un cosmos humanista", en El arte
aragonés y sus relaciones con el hispánico e internacional, Actas III Coloqui
de Arte Aragonés, Huesca, 19-21 diciembre 1983, sec. II, Excma. Diputación
Provincial, Huesca 1985, pp. 215-265; idem, "Precisiones a los horóscopos
artísticos de la Farnesina (Roma) y Zaporta (Zaragoza)", en Artigrama, n.°
8-9
(1991-92), pp. 327-357.
(61) Marías, F., El largo siglo XVI, Madrid, Taurus, 1989,
p. 342; Luis de Morales "El Divino", Madrid, Historia 16, 1992.
Cardan, J., In Clo. Ptlemaipelugiensis III astroram
indiciis... Basilea, H. Petri, 1554, p. 164.
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