“Luego Musa marchó a través del país, hasta que llegó a la ciudad de los reyes, Toledo, donde encontró un palacio llamado la “mansión de los monarcas”, denominado así por la circunstancia de haberse hallado allí veinticuatro diademas de oro, una por cada uno de los reyes que habían reinado en España. Cada diadema tenía una inscripción que decía el nombre del rey al cual había pertenecido, el número de hijos que había dejado, el día de su nacimiento, el de la subida al trono y el de la muerte; porque había la costumbre, entre los soberanos godos de España, que la diadema usada por cada uno de ellos durante su vida debiera, después de muerto, ser depositada en aquella mansión. Además de estos tesoros encontró Musa en el mismo palacio una mesa en la que estaba el nombre de Salomón, hijo de David (sobre ambos sea la paz) y otra mesa de ágata. Cuando Musa vio estos objetos, los puso inmediatamente bajo la custodia de personas de confianza, elegidas por él, y los ocultó a los ojos de los suyos, pues tal era el valor de éstos y otros preciosos objetos encontrados al tiempo de la invasión de España por los musulmanes, que no hubo un solo hombre en el ejército que pudiera (ni aun aproximadamente) apreciar su valor; así respecto a la plata, el oro, brocados y otros artículos de vestir o muebles, ningún hombre, por hábil que fuera, pudo llegar a calcularlos.”
Pseudo Ben Qutaiba
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