A ELLOS, NO MÁS
Dios, acércame a ellos,
a la que recorre el paseo con el skate
empujada por su perro y por su seguridad;
a los que en la madrugada mezclan esto y lo otro
y por la mañana, en calzoncillos,
abren la nevera y beben a morro de la Fanta disipada;
a los que se entregan como si no hubiera mañana,
y al terminar se marchan alegres, sin más.
Acércame a los que se abandonan,
a los que temen de la vida
lo que para nosotros es la vida,
y que sobre el resto
—sobre lo demás—
la naturaleza haga su trabajo.
Alejandro Simón Partal
"Entiendo la poesía como esa forma de recoger las bondades que nos rodean y darles más espacio, una consideración incluso más amplia. También como refugio. Muchas veces ridiculizamos nuestra tarea como escritores o poetas, quizá por el complejo de entenderlo como privilegio, y creo que debemos estar contentos de entregar nuestros días a algo tan noble y humano. Que nuestro beneficio no suponga el sometimiento de otros ya me parece un gran logro vital. Nosotros no matamos."
Alejandro Simón Partal
"La alegría tiene que ser nuestra conquista, nuestro patrimonio a pesar de todas las calamidades."
Alejandro Simón Partal
"Lo explícito puede dar una dimensión más emocionante que una metáfora."
Alejandro Simón Partal
LO JUSTO SOLO
Pido a los días que abandonen
su agudeza sensitiva
y vuelvan a su ruda labor de días.
A dirigir desde lo cierto:
un sol que asciende
y un sol que desaparece;
una nieve blanca
y un agua cristalina después.
A materializar lo que desemboca.
A permanecer desde la equivalencia:
al baldeo nocturno de la memoria,
al entierro muy íntimo de lo irrecuperable.
Eso les pido,
que vuelvan a su labor de puentes
y a su labor de rejas,
de tiempo raro para esta época,
de pulmones negros
y pulmones verdes.
Les pido la liviandad
de un fragmento muy repetido:
una jornada que acaba;
otra que empieza y cubre lo justo,
lo justo solo.
Alejandro Simón Partal
Museo del hombre
Jorge lo llama «museo del hombre».
Está en el paseo marítimo de Málaga,
muy cerca de los Baños del Carmen,
al aire libre.
Allí se ejercitan muchachos
a los que él se llevaría a la casa de su madre
—donde aún vive—
para garantizarles
todas las bondades que en el sacrificio buscan.
Él no me lo dice,
no se atreve, pero algo parecido
a lo que ve busca en Grindr:
Sin mareos
Discreto
No más de 40
Tardo en contestar
dice el perfil vacío de su corazón hambriento.
En la app no es Jorge sino Leo,
su signo, que es el mismo que el mío,
aunque, cuando él es Leo, yo ya soy otra cosa.
Me siento
a contemplar el museo,
a mirar estos frescos de carne firme.
Ellos no se enorgullecen de lo que son
o de lo que hacen.
Solo esperan su turno
e intercambian pocas palabras tras sus series.
Invento nombres y conquistas para sus futuros.
Después, más hacia levante,
me meto en el mar.
Nado a pulmón abierto, sin temor,
mi cuerpo tiene el ascenso de los soles
que salen por oriente
y así flota contra el crepúsculo.
Aquí, ahora, podría pescar con la boca
o arañar las ruinas arrastradas por mares remotos.
Cerca de ellos no me espera nada malo.
No hay corriente traicionera
que pueda con la inercia de estos hombres.
Los mejores jardines recortan el paraíso,
como hacen ellos cuando unen sus escápulas.
También el mar se abrió una tarde
por voluntad y repetición,
como hoy ocurre.
Alejandro Simón Partal
RESISTENCIA Y SUMISIÓN
No es el amanecer otra cosa
que un intento terrestre
hacia lo divino,
como lo es la fruta madura en el árbol
o las sábanas blancas tendidas
en un prado abierto.
Poco dura ese momento
en el que los animales gimen
y algunas personas reaccionan
y cuidan la tierra o recogen el fruto.
No pretende más
que recordarnos nuestra condición
de seres pequeños o necesitados,
de hermanos que algunas mañanas,
muy temprano, salen humildes
y se encuentran.
Alejandro Simón Partal
ÚLTIMAS FUENTES
He caminado hora y media con mi padre.
Los dos, sin apenas mirarnos. Los dos en silencio.
Y no porque sea el silencio lo poco que nos queda,
no por insuficiencia ante la contemplación,
no como búsqueda de sabiduría,
ni como mandato del alma ni despojo del alma,
sino por un simple abarcar de fondo,
por parar en la fuente de metal
y abrirle el agua mientras bebe,
y abrirme el agua mientras bebo;
por seguir y cruzar hojas, baldosas,
ruidos, quizá recuerdos, hasta despedirnos
en un punto posible de mañana adónde.
Alejandro Simón Partal
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