Es domingo en el refugio
de animales rescatados,
una niña con caireles
llega a elegir un juguete.
Nosotros
estiramos las patas
ponemos derechitas las orejas
y movemos amistosamente la cola
dentro de nuestras jaulas
De repente,
Suena una alarma
o la niña de los caireles se
acerca al perro equivocado
y comienza el caos:
Un perro comienza a ladrar
Otro da giros en su jaula
Otro tiembla en un rincón
Otro muerde los barrotes
y otro escarba el suelo de metal
hasta sangrar por las patas.
Cada quien tiene su trauma.
La niña se va sin su juguete
y el cuidador calma a los perros
En el coche, la niña ha decidido
que quiere un videojuego
No sabe,
que ahí fuera,
También estiramos las orejas
y movemos la cola
y nos perfumamos
y entregamos tarjetas de visita
llenas de ficciones
Que también hay alarmas
y gritos
y disparos
y expectativas defraudadas
y gente a la que no conviene
acercarse demasiado.
Cada quien está dañado a su manera.
Sólo que no hay jaulas
y el cuidador
es el primero que muerde.
José Antonio Pérez-Robleda
Tengo un nombre
no lo diré, por supuesto.
tengo reputación
un trabajo que me gusta
y dos docenas de camisas
con mis iniciales bordadas
entre el tercer y cuarto botón.
tengo tres blazers
que siempre
uso con jeans,
tengo una tarjeta oro
un club exclusivo
y un scotch con más años que yo.
tengo un futuro por delante,
aún soy joven.
voy a comprar una apartamento
a alquilarlo
a invertir en otro apartamento
aún más grande.
Voy a tener un hijo
que jugará con el perro
e irá a la universidad gracias al fondo de ahorro de interés asegurado.
voy a tener otro hijo, que también irá a la universidad.
Pero hoy,
estoy en un sillón
solo
delante de la tele
tratando de ignorar que hay algo podrido ahí fuera.
algo a juego con mis camisas a medida,
con mis inversiones inmobiliarias,
con mis jeans de newbissnesmen.
El perro me mira,
me ve calculando los dólares que necesitaré
Para estar entretenido otro par de horas.
A él no puedo engañarlo.
Solo él conoce mi rabia.
Pero ninguno sabe muy bien de dónde sale
Ni contra qué dirigirla.
José Antonio Pérez-Robleda
We are on air
Antes de que la luz roja se encienda
Un cometa sin nombre
habrá alcanzado su perihelio
y emprenderá el retorno
(Tardará unos 5 mil millones de años).
Cuando llegue,
quizá,
ya no habrá nadie aquí:
ni Anna, ni Dariya,
ni mucho menos Zoya.
Pero, el político mira a cámara
y parpadea
y suspira.
Antes de que la luz roja se encienda
Un dron sin nombre
habrá comenzado a recorrer 876 km
(Tardará unas 3 horas).
Olena, se habrá preparado para un largo parto,
y Lesya, habrá amarrado su bicicleta.
Antes de que la luz roja se encienda
Un misil sin nombre
habrá comenzado a recorrer 11 mil km
(Tardará unos 42 minutos).
Iryna, habrá vendido todas sus acciones,
y Klara, habrá contratado un nuevo ingeniero.
3, 2, 1
now
We are On Air
y la antena emite una señal de televisión
y el sol emite un haz de luz
(Ambos, tardarán unos minutos).
Para cuando nos iluminen
el misil, el avión y el cometa;
Anna y Dariya,
y sobre todo Zoya;
habrán emprendido
un viaje sin retorno.
We are On Air
El sonido se desplaza en el aire 331 m/s.
Es irrelevante el tiempo
que tarda una palabra
en salir de la boca
y llegar al micrófono.
Pero, antes de acabar,
el discurso del político
habrá dado la vuelta al mundo.
We are On Air
La guerra se declara
en segundos;
el miedo es casi instantáneo.
Pero, la muerte
carece de tiempo,
se prolonga
por toda la eternidad.
José Antonio Pérez-Robleda
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