Michael Crummey

 "En los días posteriores al asesinato, varios hombres apartaron al joven Solemn Lambe para aconsejarle que no hiciera nada precipitado para vengar la muerte de Dallen. Dijeron que era mejor dejar a Abe Strapp al juicio de Dios. Solemn aún no había cumplido los doce años y la idea del juicio de Dios era demasiado hipotética para consolarlo. «No ayudarás a nadie si acabas muerto como tu padre», insistían. Como si quisieran hacer al chico cómplice de su propia y exasperante impotencia.
(…)
Levantó la cabeza para apartar la mirada de esa sensación y vio el espejo sobre la chimenea, el cristal roto reflejando su espalda en astillas casi adheridas, la figura allí desgarrada y distorsionada, y aun innegablemente ella misma. Le hizo pensar que sus instintos habían estado en lo cierto desde el principio: el mundo se agitaba contra la coherencia, contra la concordia, y el retrato más auténtico que una persona podía lograr era fragmentario, incompleto."
 
Michael Crummey
El Adversario
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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