"En los días posteriores al asesinato, varios hombres apartaron al joven Solemn Lambe para aconsejarle que no hiciera nada precipitado para vengar la muerte de Dallen. Dijeron que era mejor dejar a Abe Strapp al juicio de Dios. Solemn aún no había cumplido los doce años y la idea del juicio de Dios era demasiado hipotética para consolarlo. «No ayudarás a nadie si acabas muerto como tu padre», insistían. Como si quisieran hacer al chico cómplice de su propia y exasperante impotencia.
(…)
Levantó la cabeza para apartar la mirada de esa sensación y vio el espejo sobre la chimenea, el cristal roto reflejando su espalda en astillas casi adheridas, la figura allí desgarrada y distorsionada, y aun innegablemente ella misma. Le hizo pensar que sus instintos habían estado en lo cierto desde el principio: el mundo se agitaba contra la coherencia, contra la concordia, y el retrato más auténtico que una persona podía lograr era fragmentario, incompleto."
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Levantó la cabeza para apartar la mirada de esa sensación y vio el espejo sobre la chimenea, el cristal roto reflejando su espalda en astillas casi adheridas, la figura allí desgarrada y distorsionada, y aun innegablemente ella misma. Le hizo pensar que sus instintos habían estado en lo cierto desde el principio: el mundo se agitaba contra la coherencia, contra la concordia, y el retrato más auténtico que una persona podía lograr era fragmentario, incompleto."
Michael Crummey
El Adversario
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