Amiga, ¿dónde te duele?
Vení que te pongo glitter.
Extraño nuestros pies libres
en el borde de la pileta.
Te paso esta canción
después de lo que me contaste
¿no es hermoso eso que dice
sobre nacer de nuevo?
Amiga, tengamos nuestros nunca más
y empecemos ahora:
nunca más llamar amor
a lo que nos deja sin hambre
nunca más una mujer
llorando sola en un baño
nunca más ninguna regla
que no hayamos inventado nosotras
nunca más arrepentirnos
de vivir como escribimos.
Y si tenemos una recaída
empezamos de nuevo.
Nosotras vimos al viento
convertirse en tormenta
nosotras vimos lo verde florecer sobre lo árido.
Amiga, sacale una foto a mi risa de ahora
y mandamela cuando vuelva el drama
recordame que estoy acá
para sentirlo todo.
Tomemos mates
en un montón de playas
seamos la esquina del grito de la media sanción
quememos obligaciones, sufrimientos y flores
tengamos nuestro vino
hagamos una estampita
con nuestros nombres
y rescatemos al amor
de los instantes de peligro.
Samantha San Romé
Estoy parada frente al mar
y no es un mar paradisíaco
no es sereno ni tibio ni claro
pero tiene la belleza singular
de una arena sucia sin aristocracia
de una playa del Atlántico con pescadores
desbordada de familias consagradas
después de un año duro de trabajo
de heladeras de cerveza
de canchitas de tejo
de equipos conectados al bluetooth
de agua fría y nosotros
antes de las pilas de ropa en el pasillo
y los platos sin lavar
estoy parada frente al mar y quiero ser como vos
y meterme de lleno en su peligro
pero no es hoy sino hace un tiempo
y creo que un día te vas a ir
que me vas a mentir
que te vas a aburrir de mis sueños imposibles.
No me preguntes por qué
si te cuento sobre mis miedos y mis inseguridades
si yo misma les doy un lugar en mi lenguaje
se convierten en convicciones.
No me preguntes por qué
solo estoy parada frente al mar
con un sol ostentoso en la espalda
y una malla glamurosa y rosa
mirándote con esta forma violenta de cuidar
sonriéndote desde la orilla
con la certeza de que nos envuelve
un amor atávico
romántico
ancestral
que no puede ser tocado por la decadencia
del tiempo.
Estoy parada frente al mar
que se mueve igual a tu forma de amar
cuando te enojás de la nada con tanta rabia y
distancia
y yo igual
intento abrazarlo.
Estoy parada frente al mar
y quiero sembrarlo con las cosas perdidas
esperando que arrastre hasta mis pies
el rosario de plata que hace un minuto una
ola te arrancó del cuello
pidiendo perdón por no confiar en el cielo
buscando una prueba de amor
porque a veces yo también
necesito que los dioses me hablen.
Samantha San Romé
No hay comentarios:
Publicar un comentario