Gracia Aguilar Almendros

Capitalismo

Masa, relleno, masa,
masa, relleno, masa.
Ciento ochenta rollitos
de primavera.

Un día entero de trabajo,
a cuatro con cincuenta euros la hora.
Reservas de rollitos
artesanales
para semanas.

Masa, relleno, masa,
masa, relleno, masa,
ritmo, obsesiones.
Y los versos salvándome,
los poemas que acuden
a mi cabeza,
la palabra árbol,
pájaro, luz, azul.

Otra cadencia,
saber que existe,
respirar hondo
y pasar al siguiente.

Gracia Aguilar Almendros




Los 10 mejores sustitutos del azúcar:

Supercalifragilisticoespialidoso
Mary Poppins

Por la cena de anoche,
que me estaba esperando,
llena de aditivos y sal.

Por las compañeras de piso,
tan jóvenes,
que tuve hasta hace poco.

Por la cafetería
que acoge, esta mañana de domingo,
al hombre que se lee todo el periódico;
a la mujer
con el padre ingresado
cerca de aquí;
a la pareja
con su hijo síndrome de down;
a mí,
que no quiero pasar
otra mañana sola
en un piso bonito,
oscuro y húmedo.

Por un refugio de franquicia
donde las muchas mesas
nos aseguran
que no nos echará la camarera.

Por lo provisional
y las vías de escape, por los quince
gramos de mirtazapina en la noche.

Por todo aquello que no debería
ser como es
pero da consuelo y amor.

Por el poco de azúcar
en la píldora que nos dan.

Gracia Aguilar Almendros




Un pomodoro, dos pomodoros, tres pomodoros

Gracias a Forest planto,
desde mi móvil, árboles lunares.
Su crecimiento impide
que mire la pantalla,
que me distraiga con la tiranía
de lo brillante,
con la ilusión de estar acompañada.

Para que un árbol crezca
bastan quince minutos,
y cuando acabas puedes visualizar
una parcela
con todas las especies que has plantado.

Últimamente escojo
los más alejados de la realidad:
árboles rojos que dan caramelos,
árboles azulados
de los que caen estrellas,
una gran flor con un pistilo rojo.

Mi favorito es uno del que sale
una gran luna llena.

A las ocho recojo los apuntes
y miro por la ventana, la noche
se acerca lentamente,
el horizonte va del rojo al cárdeno,
lejos hay unos árboles,
son verdes y amarillos, aparece la luna.
Y una parte de mí,
adormecida, grita.

Gracia Aguilar Almendros














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