SEMÁNTICA
Seguirán sin querer las palabras
casi todo aquello que les pertenece,
incluso aunque otra vez las repitamos
por si alguna fe nuestra pudiera
llegar a convencerlas de sí mismas.
Decimos fuego y ningún calor cumple,
la música bosteza sin aire
bajo el único ritmo de las letras,
llega la noche sin obsidiana en los ojos
cuando solo nuestras voces la reclaman.
Ocurre sin embargo lo siguiente:
al decir yo tu nombre, y tú el mío,
entregamos al otro un himno,
nos posamos como un carbón ardiendo
en la boca del mundo.
Jesús Castro Yáñez
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