“Debe subrayarse que la prioridad otorgada por una sociedad a su capacidad para hacer la guerra, por delante de sus otras características, no es el resultado de la presunta “amenaza” que pueda existir en un momento dado por parte de otras sociedades. Es lo contrario de la situación de partida; la “amenaza” contra el “interés nacional” es habitualmente creada o acelerada para adaptarse a las necesidades en continuo cambio del sistema de guerra. Sólo en tiempos relativamente recientes se ha juzgado políticamente útil recurrir al eufemismo de necesidades de “la defensa” para nombrar los presupuestos de guerra. La necesidad por parte de los gobiernos de distinguir entre “agresión” -mala- y “defensa -buena- ha sido un subproducto de la extensión de la educación y de la aceleración de las comunicaciones. La distinción es solamente táctica, una concesión a la creciente inadaptación de las antiguas justificaciones políticas del sistema fundamentado sobre la guerra.”
El informe Iron Mountain
“En general, el sistema fundamentado en la guerra proporciona el móvil básico para una organización social fundamental. De esta forma refleja, al nivel de la sociedad, los incentivos del comportamiento humano individual. El más importante de estos incentivos, para los intereses sociales, es la motivación psicológica individual de lealtad a una sociedad y a sus valores. La lealtad requiere una causa; una causa requiere un enemigo. Esto es obvio; el punto decisivo es que el enemigo que define la causa debe ser realmente temible. Por así decirlo, el presunto poder del “enemigo” capaz de asegurar un sentido individual de lealtad a una sociedad, debe ser proporcional al tamaño y la complejidad de la sociedad. Hoy, por supuesto, ese poder debe poseer una magnitud y una capacidad aterradora sin precedentes.”
El informe Iron Mountain
“En primer lugar, la existencia de una sociedad como “nación política” requiere, como parte de su definición, una actitud de relación hacia las otras “naciones”. Esto es lo que generalmente llamamos la política exterior. Pero la política exterior de una nación no puede tener entidad alguna si carece de medios para hacer valer su actitud frente a las otras naciones. Esto se puede conseguir de una manera creíble solamente si ello implica la amenaza de utilizar la máxima organización política para este propósito, es decir, si está organizada en mayor o menor grado para la guerra. La guerra, por tanto, definida de manera que incluya todas las actividades de una nación que reconozcan la posibilidad de un conflicto armado, es en sí misma el elemento definidor de la existencia de cualquier nación frente a otra.”
El informe Iron Mountain
“(...) La existencia de una amenaza externa aceptada es, por consiguiente, esencial tanto para la cohesión social como para la aceptación de la autoridad política. La amenaza debe ser creíble, de una magnitud adecuada a la complejidad de la sociedad amenazada, y debe ser presentada, cuando menos, como pesando sobre la sociedad entera.”
El informe Iron Mountain
“La guerra no es, como se suele pensar, principalmente un instrumento de la política utilizado por las naciones para extender o defender sus proclamados valores políticos o sus intereses económicos. Al contrario, es en sí misma la principal base de organización sobre la cual están edificadas todas las sociedades modernas. La causa inmediata común de todas las guerras es la aparente oposición de una nación a las aspiraciones de otra. Pero en la raíz de cualquier ostensible diferencia entre los intereses nacionales descansan las exigencias dinámicas del sistema fundado sobre la guerra misma, que obligan a recurrir periódicamente a los conflictos armados. La disposición para la guerra caracteriza a los sistemas sociales contemporáneos de una manera mucho más exacta que las estructuras económicas y políticas bajo las cuales se subsumen.”
El informe Iron Mountain
“La posibilidad de una guerra proporciona la sensación de necesidad externa sin la cual ningún gobierno puede conservar durante mucho tiempo el poder. La historia recoge numerosos ejemplos de que el fracaso de un régimen a la hora de mantener la credibilidad de una amenaza de guerra ha llevado a su disolución, por la acción de fuerzas de intereses privados, de reacciones ante la injusticia social, o de otros elementos desintegradores. La organización de una sociedad en función de la posibilidad de una guerra es la fuente principal de su estabilidad política.”
El informe Iron Mountain
“Las guerras no son causadas por los conflictos de interés internacionales. Según un razonamiento lógico adecuado, sería más acertado afirmar que las sociedades guerreras exigen, y por consiguiente suscitan, tales conflictos.”
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“Sólo la guerra de Vietnam ha conducido a progresos espectaculares en técnicas de amputación de miembros, de transfusiones sanguíneas y logística quirúrgica. Ha incentivado nuevas y amplias investigaciones sobre la malaria y otras enfermedades parasitarias típicas...”
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