“El sistema representativo es causa de la
exclusión, la separación entre dirigentes y dirigidos no puede sino terminar en
la formación de una casta dirigente separada y enfrentada a la población, solo
preocupada por preservar sus privilegios y mantenerse indefinidamente en el
poder, en autoreproducirse a sí misma. Si unos pocos se apropian del poder
político no tardarán en usarlo en su propio y exclusivo beneficio. La exclusión
política es fuente de exclusión social. Los políticos y sindicalistas “profesionales”
son funcionales al poder económico concentrado. Lo mismo sucede con las fuerzas
armadas y la Iglesia. Constituyen el necesario factor de control social para
que la exclusión pueda continuar sin tropiezos. Una sociedad cuyo único valor
es la ganancia y la expansión ilimitada produce individuos que solo valoran el
dinero. ¿Cómo puede sorprendernos la corrupción?”
Miguel Loreti
“Es producto de la
naturaleza de los aparatos partidarios y sindicales, convertidos en verdaderas
‘corporaciones mafiosas’ cuya única preocupación reside en perseverar en el
poder y mantener indefinidamente sus privilegios. Los aparatos políticos no son
‘inocentes’, son máquinas productoras y reproductoras de burócratas incapaces.
Las habilidades requeridas para mantenerse y ascender en al aparato partidario
[hacer carrera] son muy distintas de las requeridas para gobernar un país. La
sonrisa de yeso, la habilidad para negociar y lograr componendas a espaldas de
la población, la capacidad para borrar con el codo lo que se escribió con la
mano, para cambiar de ideas con la misma facilidad con que se cambia de camisa,
no son las cualidades de un gobernante. Una corporación que valora por sobre todo
la ‘lealtad’ y el ‘silencio’ se parece más a una mafia que a una agrupación
política. Un aparato apto para producir burócratas ‘leales’ solo puede
reproducir la incapacidad en gran escala.”
Miguel Loreti
“Forjar
alternativas es abrir un camino. Ese camino no es fácil, no podemos decir si
será largo o corto, ni siquiera sabemos si seremos capaces de abrirlo. Puede no
ser. Lo que sí sabemos es que va acompañado de una toma de conciencia. La
libertad no se impone. De lo contrario, toda revolución es estéril. Lo alertó
premonitoriamente Kant en vísperas de 1789, si no cambiamos nuestra forma de
pensar, “pronto nuevos prejuicios servirán de correa, similares a los viejos
que intentan reemplazar”. Podemos languidecer indefinidamente en el estado
presente. Será el riesgo de la destrucción. Pero también podemos abrir el
camino de la creación. Precisamente una crisis es propicia para eso, conmueve
nuestros afectos y convicciones más profundas. No podemos salir de esta
encerrona si no crecemos, si no adquirimos la madurez y nos decidimos a ser
nuestros únicos dueños, sin tutores de ninguna especie. Y la madurez es un logro
personal, se auto enseña. Nadie nos la puede dar. Un pueblo no puede ser libre,
si no quiere la libertad. Tal vez la falta de dirigentes y la falta de los
dirigentes nos hayan enseñado que podemos hacerlo por nosotros mismos. Tal vez
el 19 de diciembre, los argentinos, hayamos comenzado a recorrer ese camino.”
Miguel Loreti
“Si solo el 5% decide, estaremos despilfarrando el
95% de la creatividad humana.”
Miguel Loreti
“Un sistema social basado en la exclusión y la injusticia.
Un régimen político oligárquico y esencialmente antidemocrático, basado en la
privatización y la exclusión política, social y económica. Esta crisis no es
sino la crisis de la mal llamada “democracia” representativa. No puede
extrañarnos que haya “excluidos”, el sistema mismo los reproduce. Es su razón
de ser. Y en primer lugar la exclusión política. El triste “principio
consagrado” por nuestra constitución “El pueblo no delibera ni gobierna sino a
través de sus representantes”, quiere decir lisa y llanamente que el pueblo no
gobierna. Nuestra voluntad y libertad nos han sido enajenadas por unos pocos.
La privatización de la voluntad pública es correlativa de la privatización de
las riquezas y el producto. En cualquier idioma esto se llama oligarquía y no
democracia. Y todavía se extrañan del desinterés de la población. Como vamos a
interesarnos si no podemos decidir. Elegir a los que deciden no es decidir. Y
más aún, cuando esta misma elección es burlada y defraudada una y otra vez.”
Miguel Loreti