El cerebro utiliza las mismas neuronas para percibir que para imaginar. Y unas veces percibe y otras imagina. El proceso que se inicia con una percepción, puede que no seduzca al cerebro. El proceso que se inicia imaginando, aborta seguro si no hay nada que imaginar.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 14
… cambiando el nivel desde el que se mira la realidad se hacen visibles cosas que eran invisibles.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 16
En realidad, nos formamos para competir y superar —cuando la suerte acompaña— a los de nuestro propio grupo que no lo hicieron. Una cebra no necesita correr más que una leona, sino más que otras cebras.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 24
Cerebro sólo lo tiene el que lo necesita.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 35
En contra de la comprensión de las emociones —y todavía de la conciencia— jugó durante muchos años la resistencia de la propia comunidad científica a adentrarse en un campo no sólo minado por dogmas, sino en donde no existían tecnologías que facilitaran la experimentación y la prueba en la búsqueda de resultados. La situación es hoy bien distinta, y están aflorando ya los primeros consensos. El primero de los cuales es que el cuerpo, el cerebro, las emociones, los sentimientos y la mente, «por este orden», forman un conjunto integrado. Se les puede estudiar, transitoriamente, por separado. Pero las emociones no sólo preceden a los sentimientos, sino que están en la base del comportamiento humano. Los sentimientos producidos por emociones tales como la tristeza, la alegría, el pánico y los enfados activan zonas precisas, y en intensidades distintas, de los mapas neurales que registran lo que está ocurriendo en el cuerpo humano. Sin emociones no hay sentimientos. Y los sentimientos son un reflejo de los esfuerzos empeñados en la búsqueda de un equilibrio para que una determinada obra o ambición no desfallezca. Los organismos vivos están diseñados para reaccionar emocionalmente frente a desafíos. Un proyecto o negocio arranca de alguna de las motivaciones básicas del ser humano: hambre o sed, curiosidad, juego o sexo. O de todas ellas. Pero sin un profundo impulso emocional no llegará a ninguna parte.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 37
… el estudio de la actividad cerebral parece indicar que la inspiración que conlleva un descubrimiento no suele producirse en procesos de focalización intensa de aquella actividad en una cuestión concreta. Para la mayoría de los expertos, el acto creativo presupone una conectividad neural súbita y generalizada que da lugar a la conciencia, y no un esfuerzo de concentración en la naturaleza de un problema que únicamente afectaría a determinados grupos de neuronas. ¡Algo parecido a lo que ocurre en un campo de fútbol cuando una jugada bonita culmina en el grito de igoool! en todas las gradas. Pero este fogonazo ha ido precedido por un estado de actividad de baja intensidad, aunque generalizado. De ser esto cierto, tendrían razón los defensores de interrumpir el trabajo o la jornada laboral con períodos de meditación, descanso o la misma siesta.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 39
En la Naturaleza no hay ninguna indicación de que «lo bueno, en el arca se vende». Tan es así, que resulta comprensible que muchos biólogos y etólogos reduzcan la historia de la evolución a un esfuerzo ininterrumpido por desplegar los indicios de la existencia de los genes más competitivos. Estos esfuerzos han calado —a través de mutaciones aleatorias— en la propia forma de los cuerpos. La distribución de la grasa en el cuerpo de las hembras de los homínidos es muy singular con relación a otras especies; y está ahora bien establecido que la ostentación ante la pareja de la existencia de reservas nutritivas suficientes para alimentar a las crías acabó privilegiando a las hembras con senos abundantes. Igual ocurrió con la famosa proporción áurea, cuyo uso extendieron los griegos a la arquitectura: cuando la proporción entre las medidas de la cintura y la cadera giraba en torno al 0,6 constituía una indicación clara de que allí había el espacio suficiente para dar paso a la reproducción. Ésa es la proporción de la Venus de Milo. El lenguaje verbal y, todavía menos, el escrito no son los medios más idóneos para la comunicación.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 42
Ser un fantasioso. Esa variedad de la capacidad simbólica sí nos distingue del resto de los animales.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 43
El carácter de nuestros antepasados inmediatos ha incidido y modelado nuestro sistema de comunicación de una manera insospechada. Por eso, a la hora de desplegar las ventajas de un proyecto o de un producto es imprescindible recurrir a las técnicas del relato y del cine. No procedemos para nada del Neandertal. Los descendientes directos del Cromañón sólo se interesan por los acontecimientos envueltos en un relato. Y esto no se puede olvidar a la hora de desplegar las ventajas de un negocio. Incluso en términos de publicidad, siempre es más efectiva la que cuenta una historia —un señor paseando por la calle se da de bruces contra una farola por no llevar las gafas anunciadas—, que la simple enumeración de las ventajas de unas gafas de una marca reconocida. El día en que se acepte esta obviedad no sólo mejorarán muchos negocios, sino que cambiarán radicalmente los sistemas educativos, saliendo de la situación actual en la que medio mundo no sabe nada y la otra mitad se aburre enseñando y aprendiendo.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 45
El mundo molecular es una fuente inagotable de enseñanzas para los humanos. Tal vez porque somos una comunidad andante de bacterias. Allí impera una regla de oro jamás violada: nadie se juega nada a una sola carta, o a la ruleta rusa. La incertidumbre generalizada comporta efectuar apuestas múltiples, no sea que el futuro cristalice por la única avenida que no se había tomado en cuenta. La vida molecular supera los obstáculos mortales que la acechan derrochando, literalmente, múltiples vidas y apuestas*.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 37
*Eduardo Punset, Manual para sobrevivir en el siglo X X I, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, Barcelona, 2000, pág. 231.
El predominio de la diversidad es la única garantía para afrontar los cambios. Ningún proyecto o negocio puede olvidarlo. No se trata de ningún planteamiento ético, ni estético, sino de una cuestión de pura supervivencia. En el siglo XXI, los mecanismos de decisión serán siempre el resultado de haber querido garantizar la diversidad. Exactamente lo contrario de lo que ha sido la norma de conducta en los milenios anteriores. La educación será fundamentalmente interactiva; la Ciencia, multidisciplinar; se extinguirá la miseria del trabajo fijo para una sola empresa toda la vida; y por encima de todo se castigará con penas muy duras la intransigencia frente a la diversidad.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 62
Parece cantado que la especie humana acabará soñando en lugar de pensando. O para decirlo en otras palabras, tarde o temprano mutaremos los ambiguos procesos de aprendizaje responsables de los aterradores niveles de injusticia e iniquidad a nivel planetario por los procesos liberadores de los sueños. Viviremos soñando.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 69
Cualquier proyecto o empresa nueva que arranque de la fusión inevitable entre hombres y máquinas, o más exactamente, que tienda a sustituir el cerebro por máquinas inteligentes —de ahí el interés de la inteligencia artificial, a pesar de sus titubeos iniciales—, arrastrará tras de sí innumerables iniciativas de desarrollo. Sólo quedaría por resolver el problema de la conciencia.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 72
Si no hay emoción, no es que se tengan menos posibilidades de éxito. Es que no hay ninguna.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 77
En la tradición popular de la historia del Pensamiento, acaparaba un lugar privilegiado la imagen de las mentes de los grandes sabios aislados en su torre de marfil. Los descubrimientos eran el fruto de una reflexión profunda e individual, aunque fuera en una cueva. Y los grandes místicos, precisamente por serlo, no necesitaban interlocutores cercanos con los que intercambiar ideas. El avance del saber aparecía como un esfuerzo hercúleo, pero individual, de las mentes privilegiadas. Los experimentos biológicos realizados en los laboratorios con mamíferos, y en particular con roedores, desmienten esa concepción del Conocimiento. Y lo mismo ha puesto de manifiesto la neurociencia con relación al aprendizaje en la infancia. El conocimiento no fluye por sí solo a fuerza de reflexionar aislado en una cueva, al margen de lo que dicen o piensan los demás. Los casos de niños abandonados a su suerte, en un lugar cerrado o en la selva con otros animales, sin que nadie estimule sus conexiones neuronales o alimente su autoestima, degeneran rápidamente hacia límites infrahumanos. Los experimentos efectuados con animales de laboratorio demuestran también que la soledad impuesta —al igual que la sobrepoblación de un recinto— origina rápidamente depresión, degradación del sistema inmunológico, suicidio y violencia. En los años setenta, un equipo de científicos dirigido por el psicólogo Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania, analizó las reacciones de ratas de laboratorio cuando se las enfrentaba a una descarga eléctrica no programada. Sólo una de ellas, que participaba en el experimento, tenía la oportunidad de pulsar una palanca que evitaba a todo el colectivo la descarga. Lo que sumió a las demás en la depresión y la muerte no fue el número de descargas —todas sufrían las mismas, incluida la que tenía el privilegio de mover a tiempo la palanca—, sino la certeza de que no podían hacer nada; de que no podían interactuar con objetos u otros animales para evitarla. Cuando pasaba la corriente no era culpa suya, y cuando no se producía la descarga, tampoco. El equipo investigador llamó a ese causante directo de la depresión «el aprendizaje de la desesperanza» Lo que salvó la vida a la rata que contaba con una palanca fue la posibilidad de interactuar con el mundo que la rodeaba y poner freno así a la maldición colectiva. Las interrelaciones con el medio son tan importantes como las interrelaciones con los demás.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 77
Las interactuaciones en el medio familiar son muy importantes en el contexto familiar. Pero las interrelaciones trabadas por los adolescentes con sus amigos de colegio o diversión son más importantes para modular su conducta futura.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 79
La consolidación de un verdadero cerebro a nivel planetario, gracias a la revolución de la informática y las telecomunicaciones, coloca definitivamente a la interactividad en un lugar privilegiado en la fórmula del éxito. La era de la interactividad ha dado luz al conocimiento multidisciplinar, sin el que ni la Ciencia, ni las artes, ni las humanidades pueden progresar. Pero el conocimiento multidisciplinar requiere renunciar a los hábitos antibacterianos de nuestra especie en el mundo moderno. El éxito está reñido con la vocación mono— temática de que hacen gala los gremios, los nacionalismos, los que no buscan contrastar sus convicciones con las gentes de otro pueblo, de otra raza, de otras edades y otros universos. Las bacterias son promiscuas y atrapan pedazos de ADN al vuelo para acentuar su diversidad. Por eso nos han precedido tres mil millones de años y nos sobrevivirán otros tantos. La interactividad tiene todos los créditos, pues, para figurar entre los factores privilegiados que determinan el éxito.
(…)
Conocer las estrategias de reducción de costes y diferenciación En primer término, está lo que hemos llamado el conocimiento basado en el método científico. Lo cual no implica, por supuesto, un conocimiento acendrado de las leyes y descubrimientos científicos, sino haber optado como fuente básica de información por las tesis experimentables, renunciando al conocimiento basado en verdades reveladas o el sentido común. Implica también un cambio radical del propio concepto de conocimiento, orientado ahora a formular preguntas —en lugar de acumular respuestas— y a aprender haciendo, en lugar de aprender memorizando. Tradicionalmente, se consideraba que los grandes pensadores del pasado habían encontrado ya las respuestas a los grandes enigmas de nuestra mente. La sabiduría consistía en memorizar O tener en el disparadero para cuando hiciera falta esas respuestas El conocimiento del que estamos hablando en la fórmula del éxito no tiene nada que ver con esa reserva erudita de verdades permanentes. En el futuro muy próximo, las máquinas, el cerebro planetario, serán una fuente más amplia y segura que la Enciclopedia Británica del inventario de respuestas. Estarán todas disponibles on line. Conocimiento en el contexto de la fórmula del éxito supone:
• Manejar con facilidad la información disponible de clientes, suministradores y de los propios recursos humanos —verlos como una fuente de innovación, en lugar de puros asientos contables.
• Sacar conclusiones de las cosas que ocurren vinculadas al proyecto o negocio —la única diferencia entre la gente inteligente y los torpes es que sólo los primeros sacan conclusiones de lo que les ocurre.
• Conocer el entorno local e interactuar con el intensamente. Estar bien relacionado.
• Profundizar en la estructura de costes y en la naturaleza del negocio, que no siempre es evidente —una productora de un programa en televisión para la comprensión pública de la Ciencia no está en un proyecto destinado al mercado televisivo, sino en una empresa para divulgar la Ciencia en diferentes soportes, como suplementos para revistas o periódicos, portales científicos en Internet, vídeos y hasta películas.
• Distinguir bien entre las actividades que pertenecen al hardcore del negocio y lo que es fácilmente externalizable. En el caso de una fábrica de coches, el diseño del motor con el rendimiento adecuado pertenece a la primera categoría, mientras que la fabricación de las puertas puede subcontratarse con relativa facilidad. En el caso de la productora antes mencionada, el diseño del 3D es consustancial a la comprensión pública de la Ciencia, mientras que la componente fiscal y laboral puede llevarla un despacho externo.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 79
Innovar es equivalente a asumir riesgos calculados, abandonando prácticas a veces bien establecidas…
… hay otros aspectos del factor innovación que conviene resaltar. El primero puede parecer contradictorio con lo que se acaba de decir. Muchas veces, la mejor manera de innovar no comporta tanto desechar prácticas no productivas como afianzar lo que ya funciona. Y no está probado que la introducción de una cultura de innovación deba constituir un vendaval que arrase con la cultura anterior. La estrategia llamada «del timón» puede dar mejores frutos, según las circunstancias: se trata de incidir inicialmente en un pequeño porcentaje de los mecanismos, pero en grado suficiente para que afecte parcialmente al rumbo de toda la nave.
Eduardo Punset
Adaptarse a la marea, página 83
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