EL LENGUAJE DE LAS EMOCIONES



En el reino del espíritu, ningún mendigo se hace rico de la noche a la mañana.


El hastío moderno no es como una gota de agua que cae sobre una roca, sino como una máquina que nos muele.
Una causa importante del hastío, quizá la principal, es que ahora tenemos mentalidad de máquina. Así como la tecnología ha dado forma al mundo exterior, también nos proporciona las imágenes que utilizamos para comprendernos a nosotros mismos. El mito moderno es Frankenstein. Hemos creado un monstruo que amenaza con destruirnos.”

Pág. 40


Los mapas sólo son útiles si uno quiere hacer un viaje.


La naturaleza-Dios-vida intenta algo a través de ti. Tú eres una parte de una aventura cósmica en evolución. Tu propia experiencia es la fuente más directa y confiable en la que puedes encontrar el modo de adecuarte al esquema general. Tus emociones te proporcionarán una brújula para orientarte en el viaje. Descubrir la senda que te llevará a una vida significativa y rica es algo que se parece a uno de nuestros juegos infantiles: alguien oculta algo, y cuando lo buscamos nos da claves –“Caliente, caliente... Frío, frío...”-. El significado total de la vida sigue siendo un misterio. Siempre seguirá oculto. Pero consultando nuestros sentimientos y sueños podremos saber cuándo nos acercamos al corazón de lo oculto o nos alejamos de él.”

Pág. 56


La vida no vivida es terriblemente cansina. El vacío absorbe la existencia. Las potencialidades no realizadas crean toxinas psicológicas. Nada me cansa tan sistemáticamente como no ser yo.

Pág. 66


El exceso de consumo conduce a una mala digestión. El triunfo del capitalismo consiste en haber producido al mismo tiempo obesidad y desnutrición. Nos atiborramos de trivialidades y padecemos desnutrición espiritual.

Pág. 86

La apatía real es lo más próximo que existe a la quiebra psicológica (...)
El apático renuncia a la esperanza y la acción. La apatía es una defensa contra la percepción dolorosa, y ayuda a evitar los sentimientos abrumadores de la amenaza de aniquilación. El apático hace más lentas sus respuestas psíquicas y motrices, no demuestra ningún afecto, pierde su impulso sexual, y se vuelve neutro. Esta regresión pasiva a una existencia casi vegetativa conserva la energía y permite que la vida continúe. Puesto que las privaciones traumáticas de la guerra y el encarcelamiento son reales y no autoimpuestas, no producen en el apático la culpa y el autorreproche característicos del individuo deprimido. Los apáticos son víctimas inocentes que pierden todos sus intereses debido a circunstancias abrumadoras.

Pág 114

El hastío, como síntoma, indica que la totalidad de la persona no está afinada o puesta a punto, que no funciona a plena capacidad.

Pág. 120


La prisión en la que habita cada uno de nosotros es llamada “yo” o “ego” por los pensadores orientales, y “carácter”, “persona” (persona significa “máscara”) o personalidad por los psicólogos occidentales. Nuestras vidas se vuelven tediosas cuando nos aferramos a los mismos roles, posturas, mecanismos de defensa, cintas grabadas, diálogos interiores, hábitos, rutinas., Al atarnos a los repertorios seguros y bien conocidos que hemos desarrollado, poco a poco condenamos a muerte el sentido de lo maravilloso o la capacidad de asombro. Anulamos todas las posibilidades de novedad y renovación, porque lo desconocido y extraño nos resulta demasiado amenazante. El cautiverio en las rutinas estancadas es más seguro que la aventura en tierras vírgenes.

Pág. 126-127




Si uno insiste en sentir un fervor constante, tendrá que fabricar una gran cantidad de falso entusiasmo.



Los maestros de meditación están de acuerdo en que la herramienta más importante para huir del ego –o, si empleamos el lenguaje de Freud, de la compulsión a la repetición que da forma a nuestra personalidad- es la percatación, el darse cuenta, la atención plena y alerta. Prestar atención a lo que sucede. Aprender a concentrarse. Convertirse en un observador amable, un puro testigo de la propia vida interior y del mundo que nos rodea. Esta prescripción simple y sin embargo difícil lleva a un viaje a través de uno mismo en el cual los antiguos límites se extienden hasta que podemos vivir más planamente en el amplio mundo de maravillas, y no ya en la prisión claustrofóbica del ego.

Pág. 129-130


Una imaginación animada es un antídoto seguro contra el hastío. Ahonda en la fuente de tus fantasías y encontrarás el elixir que renovará tus pasiones declinantes.


“El matrimonio no nos hace felices porque esperamos demasiado de él. Muy pocas personas son siempre felices, vitales y creativas. ¿Cómo vamos a esperar que personas que se ha vuelto desvitalizadas tengan matrimonios vitales? Desde luego, en el matrimonio hay sufrimiento y hastío; hay sufrimiento y hastío en la vida. En el matrimonio, los adultos viven juntos durante toda su vida, de modo que habrá algo de todo lo que la condición humana nos depara. Creo que no es realista pensar en la vida o el matrimonio en términos de excitación constante.”

Doctor Carlfred Broderick
Citado por Sam Keen, pág. 184-185


La intimidad (sea amistad, en el matrimonio o en el vínculo con una comunidad o un pedazo de tierra) es como un test de Rorschach. Vivimos cara a cara con el mundo. El modo en que cultivamos o evitamos la intimidad refleja nuestro estilo de amar o temer la vida. La manera en que afrontamos el tedio que constituye una parte inevitable de toda relación revela lo que decidimos hacer para abrazar, afrontar y evitar el misterio y la monotonía, el terror y la maravilla del gran mundo.

Pág. 185

Hay una ley y una lógica (psicológica) que gobiernan las relaciones de las personas, no menos que las interacciones de los átomos. La primera ley de la intimidad es: para que una relación se profundice y llegue a la intimidad, tiene que ir más allá del romance o la cortesía, atravesar la desilusión y la monotonía, y salir al otro lado de la barrera del hastío. Ese profundo conocimiento carnal que merece auténticamente el nombre de amor, la comunión confiada que surge de conocer y ser conocido, sólo aparece cuando penetramos la fachada de fascinación, más allá de las máscaras y los roles que constituyen la personalidad. Antes de empezar a revelarnos, es preciso que nos desilusionemos del romance de la personalidad. Una vida de constante estimulación y excitación superficial impide la aventura de la intimidad profunda.

Pág. 185-186




Al trabajo le pedimos más que la subsistencia. Queremos significado y la sensación de estar sirviendo a los otros y creando algo de valor. Esta es la “trampa 22” del trabajo moderno: al trabajo le seguimos pidiendo significado, y sin embargo nuestros empleos son objeto de una trivialización sistemática debida a las exigencias de la mecanización, urbanización y burocratización crecientes. Una sociedad dedicada a la producción y el consumo no fabrica lo que vale la pena sino lo que da ganancia.
Es tanto lo que esperamos del trabajo, que al ausencia de trabajo, el ocio, nos perturba muchísimo. Creemos desear una vida de ocio, pero un exceso de tiempo libre representa una carga mayor que tener demasiado poco. En el trabajo ponemos tanto de nuestra identidad y nuestras esperanzas (con independencia de la satisfacción que realmente nos procura) que cuando no tenemos la posibilidad de trabajar, casi no sabemos que hacer. (...) Ningún puesto de trabajo puede o debe absorbernos totalmente (en términos emocionales, mentales, espirituales), ni proporcionarnos una identidad completa. Lo que hay que decidir es qué proporción de significado y satisfacción de nuestra vida esperamos conseguir con nuestro empleo.

Pág. 206-207-208


 Ediciones Piados Ibérica, S. A., 1994





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