El mensajero del bien venidero



Las circunstancias consiguientes de mi vida me fueron tan favorables que, en el término de seis meses, conseguí no solo ponerme en contacto con un gran número de estas personas, sino, además, ser aceptado como un conocido «experto» y guía en evocar los llamados «fenómenos-del-más-allá» en el que ellos calificaban de un «círculo» muy amplio. Tras haberme «aclimatado» a mi nueva profesión, mi reputación entre todos los miembros del ya mencionado «círculo» e incluso entre sus familias adquirió el grado de gran «maestro» en todo el ámbito del conocimiento sobrenatural. En la época de las llamadas «manipulaciones» en el reino del más allá, que efectuaba en presencia de un gran número de miembros de uno de los numerosos y extendidos por aquellos entonces, al igual que ahora, en la Tierra, «talleres-para-la-perfección-y-el-psicopatismo», un nombre con el que ahora los califico abiertamente, y comencé a observar y estudiar varias manifestaciones en el estado despierto de la psique de estos «conejillos de Indias», que el Destino había designado para mis experimentos. Aunque a comienzos del tercer año de esta actividad ya había adquirido una sólida autoridad entre los miembros de tres de estos «Talleres» independientes y tan vastos, a través de los cuales obtuve una gran cantidad de material para mis observaciones, y a pesar del hecho de que podía haber tenido tanto como hubiera querido, me vi obligado a abandonarlo todo y a emprender la organización de mi propio «círculo» basado en principios absolutamente nuevos, con un equipo escogido especialmente por mí. Decidí hacerlo de este modo principalmente por la razón de que, al encontrar numerosas personas que normalmente componían estos círculos, descifré y establecí el hecho de que en tales asociaciones, generalmente se reúnen personas de tres o cuatros «tipos» concretos, mientras que para mí y para mis observaciones acerca de las manifestaciones de la psique del hombre en su estado despierto, era necesario tener a mi disposición representantes de las 28 «categorías-de-tipos» existentes en la Tierra, tal como se establecía en la antigüedad.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
Uno de los resultados más perniciosos de una educación unilateral es que las percepciones y manifestaciones del hombre moderno, que se forma finalmente en la edad responsable, no constituyen la expresión consciente de su Ser como completo, sino que tan solo representan los resultados de reflejos automáticos de una u otra parte de su integridad general. La psique en general del hombre moderno está dividida en tres partes, por decirlo de algún modo, «entidades» completamente independientes que no implican ninguna relación entre ellas y que están separadas tanto en el campo de sus funciones como en el de sus manifestaciones, mientras que, de acuerdo con los datos históricos, estas tres fuentes formaban en la mayoría de las personas, ya incluso en los tiempos de la civilización babilónica, un conjunto indivisible, que constituía a la vez un depositario común para todas sus percepciones y un Centro radiante de manifestaciones. Debido a esta educación unilateral del hombre moderno, estas tres fuentes o centros de vida totalmente independientes, es decir, en primer lugar, la fuente de la vida intelectual, en segundo lugar, la fuente de la vida «emocional» y, en tercer lugar, el instinto o centro «motor», en lugar de fundirse interiormente como deberían para producir manifestaciones externas comunes, han originado funciones externas tardías e independientes, y tanto los métodos de educación de estas funciones, como la calidad de sus manifestaciones se han vuelto dependientes de unas condiciones exteriores subjetivas especiales.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
El hombre moderno no piensa, sino que algo piensa por él; no actúa, sino que algo actúa a través de él; no crea, sino que algo se crea a partir de él; nunca alcanza nada, sino que es a través de él como se alcanzan las cosas.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
En un niño recién nacido, estas tres partes diferenciadas de la psique humana pueden compararse a un sistema de discos de gramófono en blanco, sobre los cuales se empieza a grabar, desde el mismo día de su aparición en el mundo, la significación externa de los objetos y el entendimiento subjetivo de su significado interior, o el sentido de los resultados de todas las acciones que tienen lugar en el mundo exterior, así como en el mundo interior que ya se está formando en él. Todo esto se graba de acuerdo con la correspondencia entre la naturaleza de estas acciones y la naturaleza de los distintos sistemas que se forman en el hombre. Todas las clases de resultados grabados de acciones del entorno permanecen invariables en cada uno de estos «discos-depositarios» durante toda la vida, en la misma secuencia y en la misma correlación que las impresiones previamente grabadas, en las que son percibidos.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
Hemos de ser siempre conscientes de que la máquina humana, tanto si funciona de modo regular como si lo hace de modo irregular, lo hace siempre en un equilibrio mecánico y, como consecuencia, cualquier cambio en una dirección conlleva también un cambio en la otra, y es absolutamente esencial prever este hecho y contar con él.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
El Instituto Para El Desarrollo Armonioso Del Hombre incluye, entre sus principales instructores, especialistas en medicina, psicología, fisiología, ciencias físico-matemáticas, trabajos manuales y todo tipo de ejercicios físicos y psíquicos. Estos instructores, además de estar formados en sus campos específicos, están completamente iniciados en la rama de la ciencia cuyos fragmentos siempre han existido en la vida del hombre, en las que ahora Gurdjieff está trabajando, con todos los cambios y adiciones correspondientes a las circunstancias particulares cristalizadas en la vida contemporánea, y sirven de base para su Instituto. El Instituto acepta adultos de ambos sexos hasta 60 años de edad y niños a partir de los 4 años. Las personas que entran en el Instituto se dividen en tres categorías: La primera incluye a las personas que pretenden un autodesarrollo en concordancia con un programa especialmente confeccionado para ellos. La segunda incluye a personas que persiguen los métodos del Instituto para estudiar uno u otro tema de su propia elección, y también a aquellas personas que buscan ser curadas por los métodos del Instituto. La tercera contiene personas que solo asisten a las conferencias generales y se dedican al estudio de un tema especial indicado para ellos por el Instituto. Los individuos que forman parte de la primera categoría, en el futuro, serán divididos en tres grupos: El Grupo Exotérico. El Grupo Mesotérico. El Grupo Esotérico. Todos los nuevos alumnos admitidos en la primera categoría pertenecen en un principio al grupo «Exotérico». Más tarde, deberían según sus méritos personales, pasar al grupo «Mesotérico» y, finalmente, también gracias a su propio mérito y al grado de «comprensión», pasarían al grupo «Esotérico». Tan solo después de haber pasado por los tres grupos, pueden ser iniciados, primero teóricamente, y más tarde prácticamente, a todas las cuestiones que son desconocidas a las personas normales y que han sido elucidadas por el propio Gurdjieff en el transcurso de sus investigaciones especiales de casi medio siglo, así como por un grupo de personas especialistas en cultura contemporánea que se han consagrado por completo a la búsqueda de la verdad objetiva.
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 
La causa fundamental de casi todos los malentendidos que surgen en el mundo interior del hombre, así como en el proceso de la vida común de la persona, se encuentra en este factor psíquico, que se forma en el hombre durante el periodo de edad preparatoria exclusivamente debido a una educación incorrecta y, posteriormente, en el periodo de edad responsable, cada estimulación por él producida permite el nacimiento de los impulsos de «Vanidad» y «Presunción». Afirmo, pues, de manera categórica, que la felicidad y la autoconsciencia que deberían existir en el hombre verdadero, así como en la pacífica existencia común entre las personas (dejando a un lado el análisis aquí de numerosas otras causas que existen en nuestras vidas debido a ninguna falta por nuestra parte), dependen en la mayoría de los casos exclusivamente de la ausencia en nuestro ser de este sentimiento de «Vanidad».
 
George Ivanovich Gurdjieff
El mensajero del bien venidero
 
 

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