Como escritura jeroglífica
Como escritura jeroglífica se esparcen tus cabellos
sobre la blanca almohada.
Tus ojos cerrados;
tus labios cerrados,
¡¿quién eres, mujer?!
¿Qué te trajo a mí?
¿Qué te apartará de mí?
Tu corazón es más profundo que el mar,
es como un secreto del cielo.
¿Quién entiende de un corazón el palpitar?
Estás completamente desnuda ante mí,
y sin embargo me resultas un misterio.
¡Despierta, despierta!
Entre tus brazos
quiero quemar un universo.
Zusman Segalovigh
El mecenas
El poeta de cabello largo
seguido por el mecenas
viene cada noche a la taberna,
los ojos cansados, agobiados.
Sentados hablan, comen, ríen,
bostezan hacia la noche,
bostezan noche adentro.
Y ya muy tarde, sentados, cansados,
escribe un canto así el poeta
sobre una servilleta,
un epigrama, un verso,
una canción.
El mecenas, repleto,
cuerpo y cabeza pesados,
toma en la mano la pequeña servilleta,
el canto del poeta,
y se limpia los grasientos labios
con ella.
El mecenas.
Zusman Segalovigh
Una nave
¿Me preguntas qué quiero,
qué necesitaría mi serenidad?
Una nave
que no se detenga en ningún puerto;
un barco que siempre navegue.
Irme del mundo enfermo,
de todo lo que destruyó mi fe.
Una nave
que no sepa de anclas;
un barco que no regrese.
Zusman Segalovigh o Z. Segalowicz
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