Marcos Labraña


en la llama un pez se hunde:
incendios en la luz
El sol puede descansar del mar
y el mar de tus pies de niño
Disminuye la condena,
las cadenas, ser rosal: borrar
En la llama lo lejano,
desnuda ola y despedidas
“Tan solo quería perderme
en tu cabello, hijo mío” le musita
al oí­do

 Marcos Labraña

 
 

21 

silente puerta: ¿Habrá un refugio?
La cerradura se entumece
Brotan vástagos de la madera
y se renueva la memoria
“En tu palma reside la horca”
Alguien espera
En la voz una hendidura: se infiltra el universo
Trasnochado el umbral regresa
La aldaba se aí­sla: se hunde
Alguien sigue esperando
En la horca no se está

 Marcos Labraña


 
49 

hay una pena orillando
su discreta venida
No se sabe de donde viene,
ni hacia donde va,
esa pena,
que cuando se entrega,
detiene las aguas de ese rí­o
en la infancia: hay un hijo sonriendo

Marcos Labraña















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