A la muerte de Lope de Vega
Salve, hospicio seguro, que atesoras
del sol más grande las cenizas frías,
ya te verán los repetidos días
de eclipses tantos producir auroras.
Voces eran las suyas vividoras
a pesar de mortíferas Arpías,
que no desmienten, no, sus armonías
golpe que ha de temerse a todas horas.
¡O cómo aun desde el centro pavoroso
nos hiere dulce con suave lira
su blando estilo, grave y numeroso!
Y así agradece, estima, piensa, admira,
que a ser pira vendrás de un sol glorioso,
que te pase a ser cielo desde pira.
Antonio de Medina y Fonseca
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