Francisco Antonio Fuser

Soneto

   Longinos hiere a Dios, tres veces ciego,
ciego del cuerpo, como se ve claro,
ciego del alma, sin buscar reparo,
y ciego de la cólera y su fuego.

   Llegó a la Cruz con gran desasosiego
para acabar un hecho feo y raro,
el cual, aunque costarle pudo caro,
le dio la vida, y le causó sosiego.

   El hierro de la lanza que llevaba,
le sirvió de eslabón, Cristo de piedra,
la Cruz de yesca para sus enojos.

   Hirió en le pedernal con furia brava,
sacó fuego de amor, y tanto medra,
que vino a ser la lumbre de sus ojos.

Francisco Antonio Fuser














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