A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán
Dio fin en paz al último cuidado
Montalbán, ni premiado, ni quejoso,
no es el morir de hoy trance animoso,
ya quedo el filo de la muerte honrado.
En la quietud de su candor templado
del horror embozó lo cauteloso
sino dejaron su esgrimir ocioso,
los que gozó peligros de envidiado.
Su valor a una piedra reducido,
(que la virtud se aumenta de escondida)
al esplendor se acoge del olvido.
Que no ha menester urna más lucida,
ni Coloso más vano de crecido,
un Sabio que descansa de la vida.
Gaspar Fuensalida
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