Jenny Erpenbeck

"Cuentan que Kairós, el dios del instante feliz, tenía un rizo en la frente y solo así podía uno sujetarlo. Ahora bien, en cuanto alzaba el vuelo con sus pies alados, mostraba la parte posterior del cráneo, pelada, reluciente y sin nada en ella a lo que las manos pudieran agarrarse. ¿Hubo un instante más feliz que aquel en que, siendo una chica de diecinueve años, conoció a Hans? Un día a comienzos de noviembre se sienta en el suelo y empieza a revisar, hoja por hoja, carpeta por carpeta, el contenido de la primera y de la segunda caja. Es, básicamente, un campo de escombros. Las notas más antiguas son del año 86, las más recientes, del 92. Encuentra cartas y copias de cartas, notas, listas de la compra, calendarios, fotos y negativos de fotos, postales, collages, algún que otro artículo de periódico. Un terrón de azúcar del Café Kranzler se le desmenuza en las manos. De entre las páginas caen hojas prensadas, en algunas páginas hay fotos de carné fijadas con clips, en una caja de cerillas hay un mechón de pelo.
También ella tiene una maleta con cartas, copias de cartas y recuerdos, la mayor parte objetos bidimensionales, como se conocen en jerga archivística. Tiene sus propios diarios y agendas. Al día siguiente, se sube a la escalera de la biblioteca y saca la maleta del estante superior, cubierta de polvo, por dentro y por fuera. Mucho tiempo atrás, los papeles de las cajas de él y los de la maleta de ella dialogaron. Ahora dialogan con el tiempo. En una maleta así, en una caja así, están principio, mitad y fin unidos con indiferencia en el polvo de las décadas, está lo que se escribió como un engaño y lo que se creyó cierto, lo callado y lo descrito, está todo eso, lo quiera o no, plegado y apretujado, está lo contradictorio, está la furia enmudecida igual que está el amor enmudecido, juntos, en un sobre, en una única y misma carpeta, y lo que uno ha olvidado está tan amarilleado y arrugado como lo que, oscura o claramente, uno aún recuerda."

Jenny Erpenbeck
Kairós


“Esta decisión, moralmente muy problemática, ocupó mi mente. ¿Hay un bien y un mal más allá de nuestra experiencia personal? ¿Cómo se inscribe la crianza en nuestra biografía? ¿Qué sucede con las personas cuya existencia es colocada arbitrariamente en un escenario de mentiras antes de que cuenten siquiera con instrumentos como el pensamiento y el discernimiento? ¿Cuánto nos pertenecen nuestras propias decisiones, opiniones y sentimientos, y en qué medida son el producto de los proyectos de otro?”

Jenny Erpenbeck




“La cuestión es: ¿dónde queda la verdad silenciada?, ¿dónde termina la consideración y dónde comienza la mentira? Los hijos de las víctimas argentinas pudieron seguir con vida, pero por las circunstancias en las que sobrevivieron no sólo les robaron a sus padres sino su verdadera identidad. Esa es una de las formas más crueles de ejercer el poder, incluso aunque el día a día haya sido quizá más o menos amoroso.”

Jenny Erpenbeck



"Los refugiados actuales en Europa tienen muchos problemas con los pasaportes y visados porque las fronteras son mucho más rígidas para ellos y pese a ello siguen intentando llegar a Europa aunque sea a costa de hundirse en el Mediterráneo. Las prohibiciones no frenarán el éxodo porque se lanzan al mar para defender su bienestar. Y nuestra sociedad debe preparar nuevos caminos de aquí a 100 años contra las crisis venideras: ecológicas, por el cambio climático, y nuevas guerras. Hoy día, la vida humana de un ahogado en el Mediterráneo tiene menos valor que la de una vida europea. Estamos más pendientes del rescate de alguien que se ha caído a un pozo que de miles de ahogados que a nadie le importan."

Jenny Erpenbeck



“No creo que haya países más o menos predestinados a la crueldad. Por eso el país no se llama explícitamente Argentina en mi novela. Pero en lo que me atañe personalmente, y en relación con mis ideas políticas, seguramente en Alemania estuve confrontada durante toda mi vida de forma mucho más intensa que en cualquier otro lugar con la pregunta de cómo son posibles en una sociedad ‘normal’ la tortura y el asesinato masivos.”

Jenny Erpenbeck



 “No poder comprender es una forma de violación.”

Jenny Erpenbeck




















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