A una nave corriendo tormenta
Surca la nave el húmedo alboroto
del mar, y en sus cristales sumergida,
náufraga, da ejemplares a la vida
con la tarda experiencia del piloto.
No bien, pues, a los ímpetus del Noto
resiste, de sus furias compelida,
cuando en el riesgo muestra dividida,
rotas las jarcias y el trinquete roto.
Surcó el mar, en peñascos desiguales,
señoreó de su centro las arenas,
ya tocando los astros celestiales.
Mas al soplo veloz de un viento, apenas
de lo que fue no deja las señales,
¡oh trágico retrato de mis penas!
Juan de Moncayo
Soneto
Cantas con primor, tanto soberano,
que logrando las dichas del acierto,
en la posteridad tomaste Puerto,
gloria mayor del Territorio Hispano.
No el Camoens en las veras Lusitano,
no el Píndaro Andaluz, en chanza experto,
consiguieron en Ritmos el concierto,
que hoy con la pluma nos dictó tu mano.
Canta, a pesar del odio, y de la envidia,
joven ilustre, cuya edad derrama,
celestes por las Zonas Esplendores.
Para triunfo mayor con todos lidia,
y verás con las manos de la fama,
tu Frente coronar de varias flores.
Juan de Moncayo
Soneto
¡Cómo se pasan, Lelio, las edades,
sujetas al rigor de la inconstancia,
cuando del mundo, bárbara ignorancia,
desconoce terrestres potestades!
Funda sobre diversas voluntades,
de prósperos sucesos, la arrogancia,
y verás en su misma vigilancia
que todo es vanidad de vanidades.
Nace el sol, en el término de un día
muere y comienza el curso repetido
por la estación del cielo más serena.
Sólo a tanta mudanza mi agonía,
en el lóbrego centro del olvido,
anima el contrapeso de mi pena.
Juan de Moncayo
Soneto
Cual Ícaro subiste, pensamiento,
al bien mayor que idolatró el cuidado,
y en el mar de tu llanto fulminado
le da nombre tu mísero escarmiento.
Fuiste incapaz, y penetrando el viento
sólo las esperanzas te han dejado;
padece tus fortunas, desdichado,
porque en ellas conozcas lo que siento.
Rompe las olas que, de engaños llenas,
no templan los volcanes de mi pecho,
aumentando tus penas con mis penas.
Mi corazón atiende ya, deshecho
entre la confusión de sus arenas,
rigor en impiedades satisfecho.
Juan de Moncayo
Soneto
En cuantos paralelos el Sol dora,
rompa el Clarín sonoro, que te aclama,
los aplausos mayores de la fama,
pues a tu luz sus glorias atesora.
Canta, y beba en tus Nácares la Aurora,
la suave Ambrosía, que derrama
tu dulce voz y de la esquiva Rama,
teja guirnaldas a tus sienes, Flora.
Lo jocoso alternando con las veras
dando al Parnaso lustres, y primores,
del Sol adornen cándidas Esferas.
Tantos en ti se miren superiores
los rayos, que en tus aguas reverberas,
cuantas la Alba, a tu ingenio inspiró flores.
Juan de Moncayo
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