Soneto
   Alegres horas de memorias tristes		
que por un breve punto que durasteis		
a eterna soledad me condenasteis		
en pago del contento que me disteis.		
   Decid: ¿por qué de mí sin mí os partisteis
sabiendo vos sin vos cual me dejastes?		
Y si por do vinisteis os tornastes,		
¿por qué no al mismo punto que vinisteis?		
   ¡Cuánto fue esta venida deseada		
y cuán arrebatada esta venida!
Que, en fin, la mejor hora fue menguada.		
   No me costasteis menos que una vida:		
la media en desear vuestra llegada		
y la media en llorar vuestra partida.
Juana de Arteaga
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