Antonia de Nevares

A la excelentísima señora Condesa de Olivares

   Símbolo de la paz te cupo en suerte,
ave de Venus celestial, no humana,
que el verde ramo entre la viva grama
sol muestra, nubes limpias flores vierte.

   En la gloria mortal templanza advierte
que a la vida inmortal el paso allana,
que a la virtud, que no a la pompa vana,
respeta el mármol, reino de la muerte.

   Tú, pues, escucha en cítara sonante
triunfos del Pan, que vencedor derriba,
nuevo David, al Calidón gigante.

   Debidas glorias a tu ilustre oliva,
que con el manto militar delante
dos reyes sirve y con entrambos priva.

Antonia de Nevares

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