Una vieja verde
   Es esta vieja verde, una tarasca		
que tiene una mirada picaresca,		
que se enciende más pronto que la yesca		
y que palitos de tabaco masca.		
   Suele de vez en cuando su borrasca
correr a palo seco y brisa fresca;		
armar con la vecina alguna gresca		
con su mal, su pimienta y su hojarasca.		
   Aún por los valles de Cupido trisca;		
y si logra atrapar alguna mosca,
la acorrala, la envuelve y la chamusca.		
   Dicen que fue en sus quince una odalisca,		
mas hoy, que la vejez su cuerpo enrosca		
es una miserable pelandusca.
Bruno Valdés Miranda
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