Francisco Pinel y Monroy

A las ruinas de Numancia

   Estas piedras que miras esparcidas,
fueron un tiempo muro; aqueste llano
que contemplas desierto, a culto vano
fábricas nobles ostentó erigidas.

   Aquí más de una vez fueron vencidas
las coronadas huestes del Romano;
yacen del tiempo agora y del tirano
olvido sus grandezas confundidas.

   De las ruinas apenas se presume
que fue Numancia: pues de tantas glorias
ni a la ceniza perdonó la llama.

   La edad, Fenisa, todo lo consume:
no adquiere la constancia más memoria;
ni ha de tener la obstinación más fama.

Francisco Pinel y Monroy




Resolución animosa de amante desesperado

   Yo romperé los duros eslabones
desta horrible cadena con tal brío,
que de una vez redima el albedrío
del dominio infeliz de las pasiones.

   Aunque intente con vanas ilusiones
aliviar este peso el desvarío;
que por estar dorado el hierro impío,
no siento menos graves las prisiones.

   Difícil (no lo dudo) es el intento,
cuando tan noble parte de la vida
ciega se implica en los robustos lazos.

   Mas, venceré el dolor con el aliento
para dejar el alma desasida,
y quede el corazón hecho pedazos.

Francisco Pinel y Monroy









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