La lluvia, mi hermana
   Siempre la lluvia gris... ¡Qué intensa		
pena esta tarde de melancolía!		
Su alma en nosotros a la par resuena		
como una novia triste en agonía.		
   Y es otras veces una hermana buena
que al oído nos da su letanía,		
intermitente entre la paz serena		
de alguna noche desolada y fría.		
   ¡Oh, la lluvia!... Mi hermana confidente		
que me vela como a un convaleciente
y en mis labios su breve ósculo imprime...		
   ¡Entre todos el único sincero!		
Siempre la lluvia gris... Yo sólo quiero		
su silenciosa música que oprime.
J. A. Falconi Villagómez
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