José Jurado de la Parra

El sermón moderno

   Dale menos sermón y más harina
e irá tras sí la grey, sabio prelado.
Ya no basta el sermón; la hora ha sonado
de dar con picatostes la doctrina.

   Donde hay hambre y dolor, todo es mohina;
piénsalo así, pastor, y pon cuidado
en que pazca y se nutra tu ganado
y abreve en la corriente cristalina.

   Los hambrientos, o luchan o bostezan,
y si en lugar de pan das oraciones,
tendrán tu caridad como castigo.

   Si les das de comer, verás cual rezan,
que hoy es el ideal de los sermones,
más que predicar bien, dar mucho trigo.

José Jurado de la Parra




Gretchen

   En el atrio del templo revendía
cruces y estampas vieja repugnante,
y en la arrugada tez de su semblante
de hampa o burdel el sello se veía.

   Al pregonar su santa mercancía,
noté algo en ella de mujer galante,
de pasado esplendor, y en el instante
llegué curioso y pregunté a la arpía.

   Fui Margarita, dijo, y al contado
después que a Fausto amé, vendí mis besos,
que al fin fueron desprecio de la gente.

   El hospital mi carne ha marchitado,
y hoy vendo a Cristo y a los santos esos
¡por ganarme una copa de aguardiente!

José Jurado de la Parra




Prometeo y Tántalo

   Imagen fiel del triste Prometeo,
amarrado a mi afán, hora tras hora,
el buitre de tu amor que me devora
sobre mi pecho desangrado veo.

   La sed inextinguible del deseo
me abrasa como a Tántalo y traidora
en tus labios la fuente seductora
que huye a mis ansias amorosas, creo.

   Y en medio de la horrible desventura
en que mi pecho enamorado gime,
con mirarte no más cambia mi suerte.

   Por eso en mi pasión, o en mi locura,
adoro la cadena que me oprime
y bendigo la sed que me da muerte.

José Jurado de la Parra















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