Federico Trujillo de la Peña

A un navío

   Fuiste tú, roto leño, audaz navío
que arrostraste la cólera del viento;
¿por qué se estremeció tu firme asiento
cuando árbol eras, en el bosque umbrío?

   Mostrar quisiste tu potente brío,
y buscando tu orgullo otro elemento,
te arrojaste en el Ponto turbulento,
la frente alzando al huracán bravío:

   La tormenta te ve, ya te amenaza,
llega y te arranca la atrevida antena,
contigo lucha y con furor te abraza;

   y ¡ah infelice! a la desierta arena
te arroja, y con furor te despedaza:
¡ve cuánto fue tu orgullo y es tu pena!

Federico Trujillo de la Peña

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