Francisco Javier Ugarte y Pages

El Padre Eterno

   Quisiera ser tan recto, Padre mío,
de virtud tan profunda y acendrada,
que a servirte y honrarte consagrada,
mi vida te rindiese el albedrío.

   ¿Qué es, ¡ay!, la libertad en el vacío
del abismo insondable de la nada?...
Mas me place que oriente mi jornada
la dulce esclavitud del bien que ansío.

   Sométeme a tu arbitrio soberano;
dame, Señor, tu inspiración constante,
y yo bendeciré la excelsa mano

   que dirija mi paso vacilante:
no fue nunca la brújula tirano,
sino guía y sostén del navegante.

Francisco Javier Ugarte y Pages



El soneto

   Rey de la rima, artífice sin par,
noble mantenedor del bien decir,
tan fácil al impulso del reír
como dócil al ritmo del llorar.

   Nota mística o plácido cantar,
voz del pasado o voz del porvenir,
sabe amar, conmover o persuadir,
predicador, filósofo o juglar...

   -¡Padre Lope! De hinojos ante vos,
roto el casco, sin lanza y sin arnés,
quiero dar al soneto un triste adiós...

   Confieso, arrepentido, a vuestros pies,
que he escrito -¡perdonadme!- ciento dos...
¡Y os juro no escribir el ciento tres!

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Mi canto

   Canto la vida, las dulzuras canto
del bien sin tacha que feliz disfruto:
ni el oro envidio, ni el honor disputo,
que tanto halagan y deslumbran tanto.

   Bendigo de mi hogar el mudo encanto,
y del trabajo saboreo el fruto...
Mi numen y mi afán: ¡doble tributo
con que hasta Dios el corazón levanto!

   Calle el tedio del alma endurecida,
entre dudas rebelde prisionero...
Yo, como el ave que dichosa anida

   bajo la sombra del campestre alero,
canto la tierra en paz, canto la vida,
¡porque te amo, Señor, creo y espero!...

Francisco Javier Ugarte y Pages



Mundo

   ¡Ay del mundo, ese Rey enloquecido
que te ultraja, Señor, y que te niega,
y rebelde y satánico se entrega
al placer, a la crápula y al ruido!

   Por su propia maldad envilecido,
de la ciénaga inmunda en que se anega
ni el agua brota, que los campos riega,
ni se alza el ave, que fecunda el nido.

   Sordo al deber, al sacrificio ajeno,
ciego a la luz del ideal cristiano,
«no es bueno el mundo», ni jamás fue bueno.

   ¡Ay de él, Señor, si tu potente mano
libre le deja para hollar sin freno
el lodazal del egoísmo humano!...

Francisco Javier Ugarte y Pages



Ni Dios ni amo

   Roto el respeto de la ley divina,
tu astucia burlará la ley humana...
¿Qué es la moral sin Dios?... Palabra vana,
tenue luz que ni abrasa ni ilumina.

   Roba, incendia, destruye y asesina...
Libre es tu voluntad y soberana,
si el dulce freno de la Fe cristiana
tus bárbaros instintos no domina.

   ¡Necio el que sufre! ¡Imbécil el que llora!...
A reír y gozar... Tal es tu oficio.
Difama sin piedad la redentora

   escuela del dolor y el sacrificio...
¡Y hará tu carcajada triunfadora
inmune la maldad sagrado el vicio!

Francisco Javier Ugarte y Pages



Plus ultra

   Más allá, más allá, dice el creyente.
-No hay más allá, replica el descreído.
-Hay un cielo a los justos prometido.
-No hay más felicidad que el bien presente.

   -No todo acaba aquí. -¡Pobre inocente!
Eres polvo y en polvo convertido
volverás a la tierra. -Yo no olvido
que mi alma ha de vivir eternamente.

   -¿La eternidad?... ¡El pan de cada día,
el deleite fugaz de cada hora!...
-¿Y después?... -Nada más. La tumba fría,

   donde todo se extingue y se evapora...
Donde triunfa el dolor , santa ironía
que aun alienta al que reza y al que llora.

Francisco Javier Ugarte y Pages











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