Alejandro Alagón

El vendedor de globos 

Un vendedor controla cada día
La rebelión de globos, la maraña,
el desdén de cuerdas que acompaña
su soledad tan ácida y vacía. 

Hoy la estatua transmite su apatía,
su apariencia de bronce hostil y huraña.
Hoy los cielos padecen la cizaña
de nubes, la maleza de voz fría. 

El hato de cometas sobre el río
ya se estira, se encoge en la ribera
y disimula el grito del cohete. 

Burbujas de jabón en el hastío,
cien óvalos de plástico en la acera
cambian de dueño a cambio de un billete.

Alejandro Alagón

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