Ayer eran caléndulas acuáticas
en el río con mamá
y unas campanas chinas a la tarde
con Chris
(que las detesta)
y hoy toca otra vez pasto
con hormigas que vienen
o van hacia las otras para comunicarse
algún mensaje urgente
Las campanas de la iglesia
repican literalmente y de pronto
ay dios el tren
y jesús una mariposa
de un marrón hermoso con bordes blancos
y manchitas color lavanda
por aquí y por allá
No hace falta
anotarlo todo
Cuando una criatura se ocupa
en silencio
de sí misma
yo también soy feliz
y por extensión esta mañana me puse a pensar
de hecho un largo rato
en las hormigas
y en la imposibilidad
de la masturbación de las hormigas
No se aman a sí mismas lo suficiente
Solo se aman las unas a las otras
Heather Christle
"Desde hace mucho tiempo se viene diciendo que los elefantes lloran lágrimas de emoción, aunque desde hace exactamente el mismo tiempo los observadores escépticos han replicado que los animales sólo lloran en respuesta al dolor físico. Lloren o no, los elefantes son célebres por el duelo que profesan a sus muertos. En 1999, Damimi, una elefanta en cautividad de setenta y dos años “murió de pena” después de que su joven amiga elefanta falleciese al dar a luz. Según la BBC, “los empleados del zoo dijeron que derramó lágrimas sobre el cuerpo de su amiga y luego permaneció inmóvil en su cercado durante días”. Finalmente murió de inanición."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"El día que nació mi hija, el ginecólogo pasó a verme durante su ronda de visitas. Quise preguntarle qué le había obligado a hacerme la cesárea, qué había causado la infección que le obligó a practicar la cirugía. No recuerdo cómo planteé la pregunta, pero recuerdo con absoluta precisión su respuesta: "La vagina es un sitio sucio". ¿Qué libro me habría gustado arrojarle a la cara? Nuestros cuerpos, nuestras vidas. Amazon calcula que el peso de su edición en tapa dura es de medio kilo."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"El sistema lagrimal se desarrolló por primera vez cuando los peces se convirtieron en anfibios terrestres. Dejamos el agua y comenzamos a llorar por el hogar que habíamos perdido."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"En ocasiones, los cuerpos de los pacientes con “muerte cerebral” secretan lágrimas cuando les extirpan los órganos. Qué extraño es decidir el sujeto de esta frase. Por ejemplo, no diré que los cuerpos de los futbolistas secretan lágrimas cuando ganan la copa del mundo, aunque sea igual de cierto."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"Escribir un poema no es muy distinto de cavar un hoyo. Es trabajo. Se intenta aprender lo que se puede de otros hoyos y de las personas que los cavaron antes que nosotros. La dificultad viene de aquellos que no cavan ni se pasan el tiempo dentro de hoyos, y que creen que estos hoyos no deberían ser tan húmedos, ni oscuros, ni llenos de gusanos. "¿Por qué no está tu hoyo lleno de luz?". Es que es un hoyo, señor."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"Quizá no podemos conocer las verdaderas razones de nuestro llanto. Quizá no lloramos por, sino cerca o alrededor."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
" “Romper” a llorar parece el verbo adecuado, como si las lágrimas fueran acumulándose en una membrana hasta que esta acaba por ceder, hasta que la frontera entre el cuerpo y sus lágrimas se disuelve, hasta que el yo ciudadano entra en la nación del llanto. O quizá es que el propio yo se vuelve lágrimas y se rompe en gotas pequeñas y cálidas."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
Romper el cascarón
En todas partes donde
parecías terminarte
yo te amé
Había ese pajarito
rosado
muerto que vimos
tirado en la vereda
con el pico
aplastado abierto
un hueco que deja
entrar el mundo
una forma de nunca terminarse
Yo te amé tanto que no pude evitar
acurrucarme ahí.
Heather Christle
"Se dice que lloramos cuando fracasa el lenguaje, cuando las palabras ya no pueden transmitir adecuadamente nuestro dolor. Cuando mi llanto no está suficientemente exento de palabras, me golpeo la cabeza con los puños."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
"Un director quería que la joven Shirley Temple llorase en una escena de su película y le dijo que “un hombre feo, verde con los ojos color sangre había secuestrado a su madre”. Temple lloró y la cámara filmó. Tanto Temple como su madre se enfadaron al enterarse de innecesario engaño del director, pues la joven ya sabía llorar a voluntad si la escena se rodaba por la mañana, antes de que los acontecimientos del día ”diluyeran su ánimo melancólico”. “Llorar es demasiado difícil después de comer”, afirmó Temple."
Heather Christle
El libro de las lágrimas
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