"He tenido diferentes alergias durante toda mi vida. Pero sólo eran una molestia; nada preocupante. Hasta aquel fatídico día en que tuve que someterme a una operación. Ya les había advertido al cirujano y al anestesista sobre mis alergias y dijeron que procederían con sumo cuidado. Pero, a pesar de todo, tuve una reacción alérgica a alguna de las medicaciones que me pusieron. La reacción fue tan severa que se me paró el corazón. Inmediatamente, me encontré al nivel del techo. Podía ver la máquina que monitorizaba el corazón: marcaba una línea plana. Los médicos intentaban frenéticamente devolverme a la vida. La escena que presenciaba allá abajo era casi de pánico, pero, sin embargo, yo sentía una paz muy profunda. No me dolía nada en absoluto. Entonces, mi consciencia se trasladó de aquella sala de operaciones a una sala de enfermería. Inmediatamente me di cuenta de que era la sala donde había estado justo antes de la operación. Desde mi perspectiva elevada, cerca del techo, podía ver a las enfermeras ocupadas en sus tareas cotidianas. Estuve un rato observándolas, cuando de repente se abrió un túnel delante de mí. Fui atraída hacia el túnel y me introduje en él. Al final, había una luz muy brillante. Sentí mucha paz. Al final del túnel, me encontré en una zona hermosísima, con una luz mística. Frente a mí, había varios familiares fallecidos a los que amaba mucho. Fue un reencuentro precioso. Nos abrazamos. Después, me encontré con un ser místico poseedor de un amor y una compasión abrumadores. Me preguntó: «¿Quieres regresar?». Yo respondí: «No lo sé», con la habitual indecisión que tenía en aquella época. El ser espiritual me hizo ver que era una decisión que debía tomar yo, pero realmente me costaba mucho. Era un reino tan amoroso. Era realmente mi hogar. Finalmente, regresé a mi cuerpo. Me desperté en la UCI un día después. Tenía cables y tubos por todas partes. No podía explicarle a nadie lo que había vivido. Después, me llevaron de vuelta a la planta inicial y reconocí la sala de enfermería que había visitado durante mi ECM. Finalmente, reuní el coraje de explicarle a una enfermera todo lo que había visto."
Jeffrey Long
Evidencias del más allá
Tomada del libro No hagas montañas de granos de arena (y todo son granos de arena) de Rafael Santandreu, página 232
Las nueve líneas de evidencia que afirman la autenticidad de las ECM y su mensaje del Más Allá (según J. Long)
1) Elevado nivel de consciencia. El nivel de consciencia y alerta durante una ECM es mayor que el que experimentamos en nuestro día a día, y eso teniendo en cuenta que la ECM sucede cuando una persona está inconsciente o clínicamente muerta. Este elevado nivel de consciencia mientras uno está físicamente muerto es médicamente inexplicable. Adicionalmente, los elementos de las ECM siguen un consistente orden lógico en todos los grupos de edad y en todos los lugares del mundo, lo cual vendría a decir que las ECM no tienen ninguna relación con los sueños o las alucinaciones.
2) Experiencias reales fuera del cuerpo. La EFC es uno de los elementos más comunes de una ECM. Lo que se ve en ese momento puede ser confirmado posteriormente y con total precisión. Esto elimina la posibilidad de que sean producidas por alguna función cerebral desconocida. También refuta la posibilidad de que las ECM sean fragmentos irreales de memoria del cerebro.
3) Sentidos potenciados. Los sujetos describen una gran capacidad de sus sentidos de percepción, tales como la visión normal o la supervisión en sujetos físicamente incapacitados para ver, o que son totalmente ciegos. Sabemos que hay personas ciegas de nacimiento que han tenido ECM de gran contenido visual. Esto es médicamente inexplicable.
4) Consciencia durante la anestesia. Muchas ECM ocurren bajo anestesia general, en un momento en el que cualquier experiencia consciente debería ser imposible. Por otro lado, el contenido de una ECM ocurrida bajo anestesia general es esencialmente idéntico al de una ECM ocurrida en otros contextos diferentes al de la anestesia general. Esto es una buena prueba de que las ECM no tienen nada que ver con el funcionamiento del sistema cerebral físico.
5) Recuerdos vívidos. Las revisiones de vida en las ECM incluyen sucesos reales que tuvieron lugar en el pasado de las vidas de los sujetos, incluso cuando esos hechos se habían olvidado completamente o sucedieron antes de que aquellos tuvieran edad suficiente como para grabar esos recuerdos en su memoria.
6) Reuniones familiares. Durante las ECM se producen encuentros con gente que siempre está virtualmente muerta, y que suelen ser familiares de la persona, algunos de los cuales murieron antes de que naciera. Si las ECM fueran producto de nuestros fragmentos de memoria, lo lógico sería que los sujetos se encontrasen con personas vivas, incluidas aquellas con las que más han interactuado recientemente.
7) Experiencias en niños. Las ECM de los niños, incluidas las de los más pequeños, es decir, aquellos tan jóvenes que no han tenido tiempo de desarrollar conceptos sobre la muerte, la religión o las ECM, son esencialmente idénticas a las de los adultos. Esto refuta la posibilidad de que las ECM sean producto de un condicionamiento cultural.
8) Consistencia planetaria. Las ECM se dan en todo el mundo, en todas las culturas y en todas las religiones. Los relatos de sujetos de países occidentales guardan increíbles semejanzas con los de personas de países no occidentales.
9) Efectos secundarios. Es común que los protagonistas de las ECM sufran cambios de gran calibre en sus vidas después de la experiencia. Estos efectos suelen ser intensos y duraderos, mejoran la vida de las personas, presentan el mismo patrón y vienen dados por la seguridad del sujeto de que su ECM ha sido real.
Jeffrey Long
Tomada del libro La prueba de Mado Martínez, página 256
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