Wolfram Eilenberger

“Los niños son unos filósofos malísimos, pero tienen muy buenas preguntas.”

Wolfram Eilenberger





"¿Por qué su editor no se atrevió, por lo menos un día antes de la fecha oficial de publicación del libro, a admitir lo obvio, que los dos o tres anuncios solo mostraban figuras en un paisaje? La editorial sacaría la obra. Y, en todo caso, según la decisión del departamento comercial, El manantial debía hallar por sí sola un sitio en las librerías y hasta en las listas de best-sellers. Después de todo, a nadie que hubiera leído una sola página se le podía escapar que esta obra de más de setecientas páginas, con el arquitecto de rasgos sobrehumanos Howard Roark como protagonista, no era en verdad sino un manifiesto filosófico presentado como novela. Un sólido monumento construido con ideas y lleno de monólogos que ocupaban páginas enteras, y además tenía la particularidad, difícil de comercializar, de que desafiaba a todas las concepciones morales sobre las que descansaba la sensibilidad moral del público estadounidense medio.
Justo en eso consistía para Rand el particular compromiso de su obra. Y esta debía ser presentada y publicitada exactamente como una obra literaria «transformadora» que ofrecía a sus lectores una visión del mundo fundamentalmente distinta, que los conduciría de la caverna a la luz, para que por primera vez se vieran con toda claridad a sí mismos y su mundo."

Wolfram Eilenberger
El fuego de la libertad


















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