Enrique Ramos Los sueños lúcidos: una realidad alternativa


Un día me propuse probar la tecnología que Robert Monroe había creado para entrar en esos estados profundos de consciencia. Asistí a un curso de entrenamiento del Instituto Monroe en España, impartido por Carol Sabick. Tuve experiencias espirituales difíciles de narrar. Jamás había encontrado nada tan absolutamente efectivo, impactante y fácil de usar. Con tan solo unos meses de adiestramiento, primero en algunos cursos y luego de manera particular en mi propio hogar, mi capacidad de entrar en estados profundos de consciencia se incrementó de manera exponencial. Alcancé muchas e interesantísimas experiencias cumbre. Pero si de algo me alegré, fue del impacto que tuvo el entrenamiento cerebral facilitado por la tecnología Hemi-Sync® sobre mis prácticas nocturnas. Gracias a ella, entre otras muchas cosas, logré controlar los estados límites entre la vigilia y el sueño. Esta condición es algo fundamental para la consecución de los sueños lúcidos, viajes astrales y experiencias fuera del cuerpo. La efectividad de mis prácticas se disparó.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 7
 
 
Con tan solo unos meses de adiestramiento, primero en algunos cursos y luego de manera particular en mi propio hogar, mi capacidad de entrar en estados profundos de consciencia se incrementó de manera exponencial. Alcancé muchas e interesantísimas experiencias cumbre. Pero si de algo me alegré, fue del impacto que tuvo el entrenamiento cerebral facilitado por la tecnología Hemi-Sync® sobre mis prácticas nocturnas. Gracias a ella, entre otras muchas cosas, logré controlar los estados límites entre la vigilia y el sueño. Esta condición es algo fundamental para la consecución de los sueños lúcidos, viajes astrales y experiencias fuera del cuerpo. La efectividad de mis prácticas se disparó.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 18
 
 
Un día me propuse probar la tecnología que Robert Monroe había creado para entrar en esos estados profundos de consciencia. Asistí a un curso de entrenamiento del Instituto Monroe en España, impartido por Carol Sabick. Tuve experiencias espirituales difíciles de narrar. Jamás había encontrado nada tan absolutamente efectivo, impactante y fácil de usar. Con tan solo unos meses de adiestramiento, primero en algunos cursos y luego de manera particular en mi propio hogar, mi capacidad de entrar en estados profundos de consciencia se incrementó de manera exponencial. Alcancé muchas e interesantísimas experiencias cumbre. Pero si de algo me alegré, fue del impacto que tuvo el entrenamiento cerebral facilitado por la tecnología Hemi-Sync® sobre mis prácticas nocturnas. Gracias a ella, entre otras muchas cosas, logré controlar los estados límites entre la vigilia y el sueño. Esta condición es algo fundamental para la consecución de los sueños lúcidos, viajes astrales y experiencias fuera del cuerpo. La efectividad de mis prácticas se disparó.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 18
 
 
Actualmente soy formador en el Instituto Monroe y soy miembro de su División Profesional, donde muchos investigadores (médicos, psicólogos, ingenieros, físicos, matemáticos, filósofos, etc.) aúnan esfuerzos para avanzar en el conocimiento de los procesos de la consciencia humana. Durante años he tratado de compatibilizar mi carrera profesional como ingeniero de telecomunicaciones en la empresa privada con mis responsabilidades en el Instituto Monroe y como entrenador en el control de los sueños lúcidos. Esta última vertiente de mi actividad, que constituye la gran pasión de mi vida, motiva la publicación de este libro. El propósito es reunir en una obra diferentes aspectos del fenómeno que llamamos sueño lúcido, viaje astral o experiencia fuera del cuerpo3, desde una perspectiva aséptica. Es decir, libre de patógenos y contaminación informativa que no provocan más que miedos artificiales en potenciales viajeros oníricos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 19
 
 
Los sueños lúcidos son, sobre todo, personales. Transforman a sus protagonistas, pero no iluminan al resto, ni siquiera a los más cercanos. El cuento budista de la anciana y la aguja ilustra esto bellamente: la mujer buscaba en la calle, frente a la puerta de su casa, una aguja que había perdido. Los vecinos intentaron ayudarla, así que le preguntaron dónde había extraviado el objeto. Ella respondió diciendo que había perdido la aguja en algún lugar dentro de su casa. Sorprendidos, instaron a la anciana a que examinara el interior de su hogar y no la calle. Ella replicó que «dentro de su casa no había luz y que fuera de ella, sí». Es decir, de nada sirve buscar donde no hay iluminación. Y únicamente puede haber iluminación dentro de uno mismo.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 20
 
 
El fenómeno que ahora denominamos sueño lúcido está muy presente en muchos de los acontecimientos relacionados con el fenómeno OVNI, especialmente con los casos de abducciones y visitas de dormitorio.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 21
 
 
Me gustaría comenzar aclarando los principales conceptos. ¿En qué consiste un sueño lúcido? ¿Es lo mismo que un viaje astral o que una experiencia fuera del cuerpo? ¿Es igual a la meditación? ¿Es peligroso?
En la actualidad, la información sobre los sueños lúcidos es muy abundante. Está disponible en internet y en numerosas obras escritas. A pesar de ello (o quizás como consecuencia), la confusión sobre el asunto es enorme. Hay controversia hasta en la manera de llamar a la experiencia. En efecto, tres son los términos empleados: sueños lúcidos, viajes (o proyecciones) astrales y experiencias fuera del cuerpo. Esto, para comenzar, no ayuda en nada a la clarificación del fenómeno.
 
El sueño lúcido es un episodio común. Se estima que más de la mitad de la población mundial ha tenido, al menos una vez en la vida, un sueño lúcido. Es cierto que hablamos de experiencias, en la mayoría de los casos, involuntarias y aleatorias. Sin embargo, el hecho de que sea tan frecuente nos permite decir que el sueño lúcido es una vivencia consustancial e inherente a la naturaleza humana. No es patrimonio de un puñado de seres iluminados situados en los escalones más altos de la evolución. Nos pertenece a todos. Otro asunto es que, sin un compromiso serio, no seremos capaces de controlar y reproducir la experiencia a voluntad. Por eso, dependerá del tesón de la persona y también de la formación que haya recibido.
 
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 23
 
 
El sueño lúcido es un episodio común. Se estima que más de la mitad de la población mundial ha tenido, al menos una vez en la vida, un sueño lúcido. Es cierto que hablamos de experiencias, en la mayoría de los casos, involuntarias y aleatorias. Sin embargo, el hecho de que sea tan frecuente nos permite decir que el sueño lúcido es una vivencia consustancial e inherente a la naturaleza humana. No es patrimonio de un puñado de seres iluminados situados en los escalones más altos de la evolución. Nos pertenece a todos. Otro asunto es que, sin un compromiso serio, no seremos capaces de controlar y reproducir la experiencia a voluntad. Por eso, dependerá del tesón de la persona y también de la formación que haya recibido.
Muchos han pasado por estados modificados de consciencia. La certeza personal de lo que uno ha experimentado en ellos es ciertamente inviolable. Nadie desde el exterior debería entrar a valorar la importancia subjetiva de estos eventos íntimos, ni por supuesto el impacto producido sobre el protagonista. Otro asunto es clasificar estas experiencias en la categoría correcta. Estoy convencido de que la mayoría de las personas que creen haber tenido un sueño lúcido no intentan engañar a nadie. Sin embargo, el desconocimiento o la información errónea hacen que se clasifiquen estas experiencias dentro de una categoría totalmente incorrecta. El sueño lúcido no debería convertirse en un cajón desastre. No todo cabe dentro: estamos hablando de una de las experiencias más impactantes por las que puede pasar un ser humano. Precisamente por la relevancia que tiene y la huella que deja en la persona, el sueño lúcido controlado es algo único e imposible de olvidar.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 24
 
 
Muchos han pasado por estados modificados de consciencia. La certeza personal de lo que uno ha experimentado en ellos es ciertamente inviolable. Nadie desde el exterior debería entrar a valorar la importancia subjetiva de estos eventos íntimos, ni por supuesto el impacto producido sobre el protagonista. Otro asunto es clasificar estas experiencias en la categoría correcta. Estoy convencido de que la mayoría de las personas que creen haber tenido un sueño lúcido no intentan engañar a nadie. Sin embargo, el desconocimiento o la información errónea hacen que se clasifiquen estas experiencias dentro de una categoría totalmente incorrecta. El sueño lúcido no debería convertirse en un cajón desastre. No todo cabe dentro: estamos hablando de una de las experiencias más impactantes por las que puede pasar un ser humano. Precisamente por la relevancia que tiene y la huella que deja en la persona, el sueño lúcido controlado es algo único e imposible de olvidar.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 24
 
 
En primer lugar, un sueño lúcido no es ningún tipo de visualización. A lo largo de mi trayectoria dedicada a la investigación y la práctica de los estados de consciencia, he encontrado muchas personas que relatan, sin darles importancia, sus habituales viajes por los «planos astrales». Lo cuentan como si se tratase de una actividad cotidiana. Dicen sentarse cómodamente en un sillón o tumbarse en una cama y, a los pocos segundos, comienzan a imaginar que se encuentran en una localización alejada. Poco después, consideran las imágenes, producidas por la misma voluntad de tenerlas, como un cambio de realidad al que llaman «viaje astral» o incluso «experiencia fuera del cuerpo». Es indudable la utilidad y la efectividad que la visualización tiene para muchas disciplinas del desarrollo personal; además constituye, precisamente, un paso necesario para la práctica del sueño lúcido. Pero una visualización no es un viaje astral o un sueño lúcido.
 
En primer lugar, un sueño lúcido no es ningún tipo de visualización. A lo largo de mi trayectoria dedicada a la investigación y la práctica de los estados de consciencia, he encontrado muchas personas que relatan, sin darles importancia, sus habituales viajes por los «planos astrales». Lo cuentan como si se tratase de una actividad cotidiana. Dicen sentarse cómodamente en un sillón o tumbarse en una cama y, a los pocos segundos, comienzan a imaginar que se encuentran en una localización alejada. Poco después, consideran las imágenes, producidas por la misma voluntad de tenerlas, como un cambio de realidad al que llaman «viaje astral» o incluso «experiencia fuera del cuerpo». Es indudable la utilidad y la efectividad que la visualización tiene para muchas disciplinas del desarrollo personal; además constituye, precisamente, un paso necesario para la práctica del sueño lúcido. Pero una visualización no es un viaje astral o un sueño lúcido.
 
Tenemos que ser rigurosos y reconocer que estas experiencias de la consciencia corresponden más bien al concepto de phasing. Dicho término, acuñado por Robert Monroe, puede traducirse como «cambiar de fase». Ya he explicado que este hombre adelantado a su tiempo fundó el Instituto Monroe, que continúa actualmente investigando los procesos de consciencia. Monroe llegó a la conclusión de que todos tenemos la habilidad natural para dirigir nuestra mente hacia otras dimensiones del ser desde un estado de meditación muy profunda. Sin embargo, repito: a pesar de la enorme trascendencia que estos viajes en estados meditativos tienen para el ser humano, no son una experiencia fuera del cuerpo, ni un viaje astral, ni un sueño lúcido.
 
Los sueños vívidos también son confundidos a menudo con los sueños lúcidos. El ser humano pasa durmiendo al menos un tercio de su vida. En el pasado, los sueños eran enormemente importantes, tanto a nivel individual como para la comunidad. Los sueños formaban parte habitual del mundo de la vigilia y, a su vez, la vigilia quedaba muy cerca de los sueños. Su estudio, especialmente desde la publicación de los trabajos del psiquiatra Carl Gustav Jung, ha demostrado ser uno de los caminos más efectivos para la exploración del subconsciente humano6. Sin embargo, durante los sueños ordinarios, aunque estos sean muy reales y claros, no tenemos control de la realidad circundante, al contrario de lo que ocurre durante los sueños lúcidos. Por tanto, soñar tampoco es un sueño lúcido, una proyección astral o una experiencia fuera del cuerpo.
 
En resumen, todas las experiencias anteriores (visualización, trance, meditación, phasing, sueños) no son equivalentes a un sueño lúcido. ¿Por qué? La razón es muy sencilla: ninguna de ellas provoca un cambio radical de la realidad percibida.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 25-26
 
 
¿De qué fenómeno concreto estamos hablando entonces cuando hablamos de un sueño lúcido? Según la psicología, se produce cuando «la persona despierta o se hace consciente en su propio sueño y, a continuación, comienza a controlarlo». Pero esta descripción académica no convence a todos. Incluso a los psicólogos que, además de estudiar el fenómeno, se han tomado la molestia de practicarlos. Personalmente, a mí me parece una descripción parcialmente válida. Para empezar, creo que es un error el uso de la palabra sueño dentro de la definición, aunque esta figure en el propio nombre de la experiencia. Aunque veremos después que es innegable su relación con los ciclos nocturnos, cuando un sueño pasa a ser lúcido, ¡deja de ser un sueño! Por eso, la definición anterior es una explicación circular. Y, por tanto, oscura. En cuanto a la segunda parte de la definición, creo que la capacidad volitiva que muestra la mente durante un sueño lúcido no puede definirse nunca como control. El soñador no dirige la acción onírica en su totalidad. Verdaderamente, el sujeto cree que lo hace, pero con el tiempo se da cuenta de que hay una capa de pensamiento por encima de él que escapa a su gobierno. En realidad, el soñador lúcido trata de navegar por la corriente de sucesos hasta que el sueño lúcido finaliza. No tiene un control férreo. El hecho de poder manipular algunos de los elementos del entorno, solo denota cierto grado de dominio aparente.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 26
 
 
Lo mejor es definir un sueño lúcido como «un cambio radical y total de la realidad percibida».
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 27
 
 
Un sueño lúcido es el evento experimentado por una persona que, bien tras practicar una metodología específica, o bien como consecuencia de un suceso traumático, deja de percibir la realidad física de vigilia para pasar a experimentar un mundo alternativo que se percibe tan real como el mundo del que procede.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 27
 
 
Dos son las condiciones que deben confluir simultáneamente en la experiencia para que podamos clasificarla como un sueño lúcido:
 
1 - La realidad alternativa a la que el sujeto se traslada, a la que llamaremos realidad B, es percibida como un entorno totalmente físico, con la misma calidad y autenticidad que la vida de vigilia, a la que me referiré como realidad A. Esto no quiere decir que la realidad B esté sujeta exactamente a las mismas leyes que la realidad A. Significa que el individuo vive y percibe dicha realidad B alternativa de la misma manera que la realidad de la vida cotidiana. De hecho, podríamos decir que el entorno percibido en un sueño lúcido es un entorno físico «hiperreal». Es decir, el sentido de la vista y el resto de los sentidos físicos en un sueño lúcido funcionan con la misma o con mayor definición que los correspondientes sentidos físicos de la vigilia.
 
2 - La persona, cuando pasa a la realidad B, no pierde consciencia de su propia identidad y no olvida su historia personal ni sus recuerdos. Es decir, el traslado desde la realidad A hasta la realidad B conlleva la continuidad de la personalidad del individuo y la continuidad temporal. El sujeto recuerda perfectamente cómo se llama, cuál es su profesión y dónde reside en el mundo físico. Sabe que poco antes estaba en su cama y que ahora se encuentra en otro escenario igualmente físico. Recuerda todo lo ocurrido, sin perder un ápice la trazabilidad de su propia persona. El paso de la realidad A (física) hacia la realidad B (sueño lúcido) es comparable al desplazamiento cotidiano que hace uno, en la realidad de vigilia de un día cualquiera, cuando atraviesa la puerta de su cocina, recorre el pasillo y entra en el salón.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 27
 
 
Cualquier persona que haya tenido más de un sueño lúcido confirmará que no encuentra diferencias entre cualquier momento presente de su existencia física y otro instante sucedido dentro de una de sus experiencias oníricas lúcidas. De hecho, la mayoría de los soñadores lúcidos veteranos afirman sentirse más despiertos, vivos y auténticos cuando están en la realidad B que cuando están «despiertos» en la realidad física de vigilia.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 28
 
 
Con estas premisas, es fácil determinar si uno mismo ha experimentado un sueño lúcido o no. Solo hay que hacerse estas tres preguntas y valorar las respuestas de manera sincera:
 
Durante la experiencia, ¿he sido plenamente consciente de haber viajado desde mi realidad de vigilia hasta una segunda realidad alternativa?
 
Esta realidad alternativa, ¿fue percibida exactamente con la misma calidad o incluso con una calidad superior (hiperrealidad) con la que funciona la percepción durante mi vida de vigilia?
 
Mientras permanecía en esa realidad alternativa, ¿conservaba toda mi identidad y todos mis recuerdos?
 
Si al formularse estas preguntas, la persona duda en alguna de ellas o su respuesta es «no», puede estar segura de que su experiencia NO fue un sueño lúcido, ni una experiencia fuera del cuerpo, ni un viaje astral.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 29
 
 
En un sueño lúcido, por el contrario, la experiencia es equivalente a la de la vida de vigilia debido a que sus recuerdos son fácilmente conservados en un orden apropiado.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 31
 
 
Las ondas cerebrales Theta son las responsables de la creatividad. Durante el periodo de tiempo en que las producimos, nos inunda un torrente de ideas y se activa la intuición. Habitualmente obtenemos informaciones desordenadas y todo tipo de imágenes aleatorias. Por eso, el de duermevela es un momento mágico para obtener ayuda, para la resolución de problemas o para acometer cualquier tarea creativa. El inventor Thomas Alva Edison, padre del fonógrafo y de la bombilla incandescente, utilizó la fase hipnagógica para urdir nuevos proyectos. Se quedaba dormido sentado con un objeto de metal en la mano; debajo colocaba un recipiente también de metal, de manera que cuando llegaba la fase hipnagógica, la mano se relajaba y dejaba caer el objeto. El ruido provocado por el choque lo despertaba con la solución al problema en la pantalla de su mente. Un procedimiento similar era utilizado por Salvador Dalí, que completaba sus geniales obras artísticas con imágenes procedentes de las profundidades del subconsciente.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 32
 
 
Lo que pocas personas saben es que la fase hipnagógica es una puerta para acceder a diferentes estados de consciencia. Por ejemplo, es una excelente pasarela hacia los estados de trance, estados meditativos o estados de profunda relajación. Algunos meditadores sacan ventaja de este periodo para parar el diálogo interno.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 33
 
 
Solo tenemos que hacer un sencillo cálculo para descubrir que, comparativamente con el resto de las especies animales, los humanos somos seres vivos especialmente soñadores. Dormimos una media de 8 horas diarias. En la edad adulta permanecemos 2 horas en fase REM y, por tanto, soñando. Esas 2 horas suponen unos 30 días cada año. Es decir, de cada 365 días del año, 30 días no estamos en vigilia ni tampoco dormidos, sino soñando. Esto es casi un 9 % de todas nuestras experiencias vitales. ¿No deberíamos entonces dar más importancia al mundo onírico?
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 36
 
 
Los sueños lúcidos, las experiencias fuera del cuerpo y las proyecciones astrales tienen lugar dentro de las fases REM de los ciclos del sueño.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 36
 
 
Dado que el reposo nocturno tiene lugar durante las fases NREM y no en las fases REM, los soñadores lúcidos que lo hacen bien no ven perjudicado su descanso habitual.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 3
 
 
¿En qué consiste, en general, el proceso que conduce a la experiencia fuera del cuerpo o al sueño lúcido? En todos los casos, el sujeto se dirige hacia el sueño ordinario apagando poco a poco sus sentidos físicos. En un momento dado, entra en sueño profundo. Diríamos que en ese instante la parte autónoma de su mente toma el control del ser. Ya que los sentidos han sido desconectados, la percepción de la realidad exterior desaparece. Es decir, el individuo se queda «sin mundo». Al llegar a la fase REM, el sujeto adquiere cierta lucidez, suficiente para producir los sueños ordinarios, pero no tanto como para que la mente consciente recupere las riendas. De esta manera, queda sumido en una selva de impresiones que proceden del subconsciente.
Las técnicas que aplicamos los soñadores lúcidos van en la dirección de aportar, de alguna manera, un impulso adicional de lucidez justamente durante una de las fases REM, pero evitando despertar de manera completa. Si lo logramos, la mente consciente reconquista parte del control sobre el sistema. Pero encuentra que la realidad ya no existe a efectos perceptivos, porque fue desmontada como consecuencia de la desconexión de los sentidos. La mente consciente no sabe vivir sin un mundo en el que desarrollarse: necesita un universo para justificar su presencia. Así que, por medio de un mecanismo automático que aún no comprendemos bien, la mente consciente construye de nuevo un mundo nuevo para su esparcimiento. En ese momento, ya tenemos un sueño lúcido, una experiencia fuera del cuerpo o viaje astral.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 37
 
 
En realidad, no me estoy refiriendo a dos escuelas formales, en el sentido literal de la palabra. Más bien apunto a dos maneras de hacer.
 
En primer lugar, un porcentaje de las personas que practican, intentan despertar dentro de un sueño. Esto se logra aplicando determinadas técnicas durante el día, no durante la noche. Además, es necesario realizarlas de manera constante a lo largo de muchos meses o años. El objetivo es entrenar la mente para que sea capaz de reconocer que la persona está soñando cuando así ocurra. Uno de los procedimientos es preguntarse a uno mismo, periódicamente, si se está soñando o no. Otras técnicas pretenden crear el hábito de encontrar objetos concretos en la vida de vigilia para luego percibirlos dentro del sueño. La variedad de técnicas es enorme, pero todas ellas tienen la misma base. Después de un duro y prolongado adiestramiento, a veces se tiene éxito. El sujeto, una noche cualquiera, entra en una de las fases REM y comienza a soñar normalmente. Al poco tiempo y sin esperarlo, algo le dice que está soñando. Al darse cuenta de esta circunstancia, la mente consciente toma el control del mundo onírico. Este se convierte en una nueva realidad que es percibida como física. En cuanto a su descripción, esta realidad quedará conformada por el escenario del sueño que el individuo estaba disfrutando previamente. Si se tiene la experiencia suficiente y se aplican las técnicas correctas, una vez lograda la lucidez, el sueño queda estabilizado y deja de ser un sueño. Esta escuela, en la que los practicantes despiertan dentro del sueño cotidiano durante una de las fases REM es la que ha sido más estudiada por la psicología desde los años sesenta del siglo pasado. Fue precisamente cuando se comenzó a popularizar el término sueño lúcido para referirse al fenómeno. Porque si se practican las técnicas que esta primera escuela propugna, la experiencia es justamente eso: un sueño en el que la persona se hace lúcida. Es decir, un sueño en el que uno sabe que está soñando.
 
Sin embargo, como digo, el destino final no es un sueño. Es siempre la construcción de una nueva realidad que se percibe igual de física que la realidad de vigilia. Esto es exactamente lo mismo que se alcanza practicando las técnicas de la segunda escuela. Esta incluye a otro porcentaje importante de practicantes que prefieren un método más complejo, pero más sostenible en el tiempo y de mayor efectividad. En esta modalidad, la persona trata de alcanzar la fase REM sin perder totalmente el control de la mente consciente. A diferencia de la primera escuela, aquí no es necesario realizar ningún tipo de tarea repetitiva durante la vigilia para producir el impulso adicional de lucidez. Se trata de conciliar el sueño sin perder totalmente el control consciente. Las técnicas para lograrlo son también muy variadas, pero todas parten de la misma idea: engañar al propio cuerpo para que se quede dormido mientras la mente permanece ligeramente alerta.
 
Esto no es una tarea fácil. Durante una noche normal, cuando iniciamos los ciclos del sueño, el cuerpo examina continuamente a la mente para comprobar si esta ya se ha dormido. El cuerpo envía molestas señales a la mente que lo van avisando del estado general del sistema. Cuando la mente deja de responder a las demandas del cuerpo, significa que esta se ha dormido; el cuerpo, entonces, se da permiso para seguir el mismo camino. La clave para dormir conscientemente y provocar la experiencia del sueño lúcido es invertir este proceso. Es evidente que se requieren técnicas concretas para hacer creer erróneamente al cuerpo que la mente ya «se ha marchado a dormir». Cuando esto se consigue, después de muchos minutos de práctica, el cuerpo desconecta los sentidos físicos y la realidad de vigilia se derrumba. Debido a que la mente ha logrado permanecer despierta, se topa de bruces con un estado en el que no hay ningún mundo en el que desenvolverse. Entonces, como ocurre en la primera escuela, la consciencia construye una realidad nueva. Esta también es percibida con la misma calidad perceptual que la vigilia física. La experiencia generada es, de nuevo, un sueño lúcido, ya que aquí la persona también entra en un sueño ordinario, aunque sea brevemente. El practicante no lo nota, pero durante segundos o décimas de segundo cae en una realidad onírica no lucida. Lo que sucede es que ese instante es tan fugaz que no da tiempo a que se forme un sueño ordinario concreto. ¿Qué escenarios se encuentran aquí los practicantes? Depende de la duración del proceso para engañar al cuerpo, es decir, de la duración de la técnica. Si la persona practica el dormir consciente y el proceso es largo, es muy probable que pase por una experiencia fuera del cuerpo o proyección astral. Es decir, tendrá la sensación de despegar de su cuerpo físico o de flotar en un segundo cuerpo. Y esto sucederá seguramente en un escenario que es una copia casi perfecta del dormitorio. En este caso, ¿podemos afirmar que está teniendo lugar un verdadero desdoblamiento? La opinión de muchos investigadores modernos es que se trata de una visión temporal. La famosa salida de un cuerpo sutil desde el cuerpo físico estaría causada por el apagado «gradual» de los sentidos. Mantener el esfuerzo para controlar la entrada en el sueño de manera consciente durante mucho tiempo hace que la mente se convierta en espectadora de un proceso que no contempla en condiciones normales. Ello provocaría la aparición de algunos fenómenos alucinatorios que conforman la llamada fase de transición: proyección de un segundo cuerpo, flotabilidad, ruidos ensordecedores, luces, etc. Este asunto será tratado más adelante. Sin embargo, existen determinadas técnicas dentro de esta segunda escuela que permiten acortar los tiempos del procedimiento. Gracias a ellas, la desconexión de los sentidos es más rápida, lo que elimina la fase de transición y sus fenómenos alucinatorios. Los practicantes no tienen, en ese caso, ninguna experiencia de desdoblamiento, pero terminan en el mismo lugar.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 39
 
 
El término experiencia fuera del cuerpo ha sido empleado especialmente por los investigadores del siglo XX. Uno de sus más destacados representantes es Robert Monroe, fundador del Instituto Monroe y autor de tres libros sobre el tema. Monroe definió el fenómeno como «una experiencia donde te encuentras a ti mismo fuera de tu cuerpo físico, totalmente consciente y capaz de percibir y actuar como si estuvieras funcionando físicamente».
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 42
 
 
Por otro lado, las expresiones proyección astral y viaje astral hacen referencia a las dimensiones sutiles de las doctrinas pitagóricas. Estos dos términos, referidos a los viajes de la consciencia, fueron popularizados en el siglo XIX por la teosofía. Su fundadora, la rusa H. P. Blavatsky, creó una doctrina filosófico-esotérica como síntesis de ideas de las distintas corrientes espirituales de Oriente y Occidente: budismo, cristianismo gnóstico, hinduismo, cábala y otros tantos. También incluyó adaptaciones de premisas de la ciencia de su tiempo.11 Los cercanos descubrimientos sobre la espiritualidad del Antiguo Egipto que estaban haciéndose públicos en aquella época inspiraron también a los padres de la doctrina teosófica. Esta es una de las posibles razones para que esta disciplina fuese calificada como un fenómeno astral. En efecto, en la vieja religión egipcia, el alma de los faraones (y posteriormente de todos aquellos que hubieran preparado correctamente su funeral y enterramiento) viajaba tras la muerte hacia las estrellas. Allí, en las regiones remotas del cosmos, le esperaba una segunda vida en compañía de los inmortales. La energía espiritual de sus dioses quedaba reflejada en determinados astros. Por ejemplo, Ra se manifestaba como el sol, Osiris se manifestaba como la constelación de Orión e Isis como la estrella Sirio de la constelación del Can Mayor.
 
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 43
 
 
Mi conclusión, por tanto, es que todas las experiencias son un sueño lúcido; y que, por tanto, la experiencia fuera del cuerpo y el viaje astral son un subtipo más de sueño lúcido en el que uno tiene la experiencia particular de ver un segundo cuerpo yaciente sobre la cama.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 47
 
 
En efecto, el término sueño lúcido hace solo referencia a la experiencia de cambio de realidad que comienza con el despertar dentro del propio sueño ordinario; este suceso ocurre muchas veces sin ningún tipo de intencionalidad por parte del protagonista. Sin embargo, la experiencia fuera del cuerpo, que es un cambio radical de realidad que se inicia con un desdoblamiento, ocurre cuando uno practica técnicas para entrar conscientemente en el sueño. Es decir, en la mayoría de los casos (no en todos), la experiencia fuera del cuerpo o viaje astral necesitan la aplicación voluntaria de un método concreto. Por eso, la incidencia de este fenómeno es mucho menor que la del sueño lúcido, porque requiere de intencionalidad. Por tanto, es mucho más probable que se produzca un sueño lúcido de manera involuntaria y espontánea que una experiencia fuera del cuerpo. Eso no significa que sean fenómenos distintos.
 
… también se mencionan casos muy concretos registrados en antiguos libros sobre el asunto que parecen encajar mal con los ciclos del sueño. Se trata de experiencias de desdoblamiento que sucedieron tras un accidente repentino, un trauma físico, una enfermedad, un estado de coma, el consumo de substancias psicoactivas o el uso de anestesia médica. Es difícil analizar estas historias, ya que solo disponemos de pequeños relatos que nos impiden sacar conclusiones serias. ¿Fueron también sueños lúcidos? Es muy posible. No podemos descartar que el cerebro pueda generar forzadamente un patrón de ondas cerebrales similar a la fase REM sin necesidad de pasar por los ciclos del sueño. En el caso de la anestesia, por ejemplo, muchos sujetos informan de extraños y vívidos sueños. Todos estos casos requerirían una investigación científica aún más profunda.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 48
 
 
En definitiva, la postura actual más generalizada es que la proyección astral, la experiencia fuera del cuerpo y el sueño lúcido no son sino una misma experiencia. Pero, además de todos los argumentos precedentes y los testimonios de miles de soñadores lúcidos expertos, dejemos hablar precisamente a uno de los más importantes investigadores de la proyección astral: Sylvan Muldoon. Creo, sinceramente, que su libro La proyección del cuerpo astral13 ha sido parcialmente malinterpretado. O mal comprendido. Esta obra explora todos los mecanismos internos que el autor encontró relacionados con el fenómeno de la proyección astral. En buena parte, Muldoon sigue los principios de la teosofía, pero en muchas ocasiones los contradice por considerar que tienen poco que ver con la práctica real. En uno de los capítulos afirma de manera clara y directa que despertar dentro de tu propio sueño ordinario y poder controlarlo, «es uno de los medios que conducen a la proyección del cuerpo astral». ¡Esa es la definición exacta de un sueño lúcido! Así que también está afirmando que la experiencia es una sola, pero que hay técnicas diferentes para llegar al mismo punto. Lo interesante es que esta obra está considerada como todo un referente para los practicantes del viaje astral, muchos de los cuales aún niegan la equivalencia entre esta práctica y el sueño lúcido.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 49
 
 
después de todos estos años de práctica, considero que el fenómeno, en cualquiera de sus acepciones, puede definirse «simplemente» como un cambio radical de realidad. La consciencia humana es, en mi opinión, una máquina sintonizadora de realidades. O si se quiere, es un dispositivo perceptor. Adaptando la famosa sentencia del filósofo y matemático Descartes «pienso, luego existo», yo diría que «percibo, luego existo». Según la consciencia decida percibir y pensar, así será la realidad en la que vivimos.
 
Quizás la clave de todo está precisamente en el proceso del pensamiento: el sueño lúcido es un estado en el que la persona sabe que está pensando. Cualquier practicante conoce que la experiencia de saber que está soñando no es idéntica al proceso cognitivo habitual de la vigilia. Es decir, no se trata de un mero saber que uno está soñando. La experiencia va muchísimo más allá del pensamiento ordinario, ya que el sujeto se sabe soñador y soñado a la vez. Esta es una circunstancia terriblemente compleja y desafiante para la razón.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 52
 
 
En una de sus publicaciones (de Alan Moffitt y Tracy Kahan) redefinen el proceso cognitivo del sueño lúcido como un proceso «metacognitivo». Esto significa que los sujetos que son capaces de actuar con lucidez dentro de sus sueños son capaces de pensar que están pensando. Puedo certificarlo. Veamos: en la realidad de vigilia, sabes que estás en la realidad de vigilia. Sin embargo, en un sueño ordinario no sabes que estás en un sueño. Es decir, en la vigilia funcionas en un estadio superior de cognición al del sueño ordinario. ¿Y qué ocurre en un sueño lúcido? En un sueño lúcido sabes que estás en un sueño; hasta aquí todo parece comparable a la vigilia. Pero, atención: en un sueño lúcido, además de saber que estás soñando, sabes que lo sabes. Esto se llama «metacognición». ¿Cómo puede explicarse este extraño proceso? Mientras estamos despiertos en la realidad cotidiana, los pensamientos preceden a las acciones, pero no hay un evento previo al pensamiento. Sin embargo, cuando estás en un sueño lúcido ocurre algo difícil de describir. El soñador lúcido tiene la experiencia de pensar que está pensando y luego actúa. Accede, por tanto, a un nivel cognitivo situado por encima del propio pensamiento. Reconozco que es algo complejo de entender, en especial para las personas que nunca lo han experimentado.
Con el tiempo, poder constatar por uno mismo este estado de metacognición ha llevado a muchos onironautas a plantearse si el sueño lúcido es un estado de consciencia superior a la vigilia. Mi experiencia me dice que sí. Esto, evidentemente, te cambia la perspectiva sobre la naturaleza de la realidad. En efecto, si organizamos los tres estados en los vértices de un triángulo equilátero, el sueño lúcido debería estar en la cúspide, porque es donde el ser humano disfruta del mayor grado de lucidez y de control sobre el entorno. Los vértices inferiores estarían ocupados por el sueño ordinario y por la vigilia. Creo que el origen de todo está localizado, por tanto, en el estado onírico consciente. De esta manera, cuando un sueño lúcido finaliza, en realidad no estamos despertando, sino que nos estamos durmiendo. Y, por eso, acabamos en el estado de vigilia. Después, cuando llega la noche, decimos que nos disponemos a realizar algo que denominamos dormir. ¡Pero no es cierto, porque ya estábamos durmiendo! Así que, en verdad, lo que hacemos durante la vigilia es dormir aún más profundamente o, si se quiere, soñar dentro de otro sueño.
Si las personas pueden aprender a despertar dentro de un sueño corriente para convertirlo en un sueño lúcido, aplicando determinadas técnicas, sería lógico pensar que deben existir técnicas equivalentes que nos permitan despertar dentro de la vigilia. Eso convertiría nuestro mundo cotidiano en un sueño lúcido; al fin y al cabo, hemos dicho que la vigilia es otro sueño. Esto mismo es lo que ciertas religiones y filosofías, como el budismo, llaman la experiencia del despertar. ¿Es el yo del sueño lúcido el que sueña al yo de la vigilia? ¿O es el yo de la vigilia el que sueña al yo del sueño lúcido? ¿Quién sueña a quién? Aquí está la clave.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 52
 
 
Roger Ivar Lohmann, profesor de Antropología de la Universidad de Trent (Ontario, Canadá), cree que los sueños lúcidos son una anomalía biológica. Considera que su presencia es inexplicable y que el fenómeno en sí mismo es un misterio. Los sueños lúcidos no deberían estar ahí, a disposición de una especie como la nuestra. Pero la realidad es que existen y que llevan siendo practicados por la especie humana desde hace milenios. Este fenómeno y todos los fenómenos secundarios que lo rodean son sucesos totalmente naturales.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 56
 
 
En resumen, alrededor de un 50 % de la población mundial ha experimentado un sueño lúcido al menos una vez en la vida. Filtrando por edades, este porcentaje ascendería hasta un 80 % en las personas jóvenes. El sueño lúcido es, por tanto, un fenómeno habitual.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 57
 
 
La frecuencia y la tipología de los efectos secundarios asociados a los sueños lúcidos dependen mucho de la clase de técnicas empleadas. Como ya vimos, las prácticas dirigidas a despertar dentro de un sueño ordinario producen muy pocos o nulos efectos colaterales. En estos casos, la transición desde la realidad de vigilia hasta la realidad alternativa es siempre suave y sin consecuencias. El individuo, mientras está disfrutando de su sueño, se hace consciente de su situación. En ese momento, si el soñador aplica correctamente las técnicas de estabilización, logrará que el nuevo mundo adquiera un carácter físico. Por lo demás, pocos sobresaltos.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 57
 
 
Por contra, en la otra escuela, donde se persigue la aproximación al sueño sin perder el control de la mente consciente, la práctica puede estar repleta de incidencias. Si el proceso de entrada es lento, la persona suele sufrir extraños fenómenos, aunque son siempre pasajeros. En ocasiones, este periodo es denominado la fase de transición. Si la persona que está practicando es capaz de vencer su miedo y permanece emocionalmente estable, el proceso avanza sin problemas y en pocos segundos el sueño lúcido comienza. Por ello, recomiendo aceptar con antelación la posibilidad de que estos fenómenos puedan llegar a ocurrir. Tenerlo presente ayuda a eliminar el miedo a la práctica. Además, también aconsejo cuidar el estado anímico previo, pues un cuadro negativo puede incrementar el número y la intensidad de estos fenómenos alucinatorios. La lista de eventos posibles es casi infinita, pero estos son los más frecuentes
 
• Ruidos, zumbidos, explosiones, golpes, campanillas, timbres, música.
• Voces que llaman al individuo por su nombre, a veces susurrando, a veces gritando.
• Vibraciones.
• Rigidez muscular.
• Flotación sobre la cama.
• Luces, colores intensos.
• Desdoblamiento parcial de un cuerpo sutil desde el cuerpo físico.
• Sensación de que la cama se hunde bajo la presión de alguien que se sienta o camina sobre ella.
• Presencia de seres en el dormitorio.
 
Estos fenómenos, a veces terroríficos, son la causa principal de que muchos abandonen la práctica para siempre. La mayoría de los investigadores actuales consideramos que estos sucesos tienen un origen alucinatorio. Parece que están estrechamente relacionados con la fase hipnagógica o con la fase hipnopómpica ya descritas anteriormente.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 58
 
 
Al principio de mi trayectoria experimentaba con frecuencia la fase de transición. A veces sentía que alguien trepaba a mi cama y se paseaba por el colchón hundiendo sus piernas o sus patas. No podía verlo, pero era absolutamente real. En las primeras experiencias estuve convencido de que mi gatita era la responsable. Pero cuando empecé a entrenar con la puerta cerrada, asumí que mi compañera era inocente. Igualmente he sido testigo de la aparición de entidades extrañas a los pies de la cama. A veces era un solo ser, habitualmente un monje con hábito negro que ocultaba su rostro dentro de la capucha. Sentía que me observaba atentamente, pero sin interactuar, como esperando que yo me levantara para seguirlo. En ocasiones intentó ayudarme cogiéndome fuertemente del brazo para que me incorporara. Otras noches, grupos enteros de personas aparecían en mi dormitorio y me animaban para que me desdoblara de mi cuerpo físico. Tengo que reconocer que para este tipo de fenómenos no tengo aún una explicación consecuente. También experimenté vibraciones y escuché ruidos ensordecedores, explosiones, gritos o incluso música. Muchas veces el miedo me paralizaba y tenía que abortar la práctica. Con el tiempo, y gracias al perfeccionamiento de las técnicas, estos efectos han ido desapareciendo. Las salidas han sido cada vez más y más suaves y, sobre todo, más rápidas. En la actualidad apenas sufro fenómenos secundarios. Esto me confirma que no son parte sustancial de la práctica de los sueños lúcidos, sino que tienen que ver más bien con el momento intermedio entre la destrucción de la realidad de vigilia y la formación de la nueva realidad alternativa. Y sospecho que su intensidad y su incidencia son directamente proporcionales a la duración de la técnica que el sujeto está empleando. Es decir, un proceso largo produce muchos fenómenos de transición; uno corto, apenas los sufre. La buena noticia es que, con un adecuado entrenamiento, el periodo de transición puede acortarse tanto que su duración sea de apenas unos segundos. Si esto se logra, la desconexión de los sentidos (y, por tanto, la destrucción de la percepción del mundo físico) es tan drástica que no hay tiempo suficiente para que aparezcan los temibles efectos.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 59
 
 
Los soñadores lúcidos experimentan importantes modificaciones en la percepción del tiempo. En concreto, es común sufrir una expansión temporal. Pero se trata de un proceso subjetivo y, por tanto, difícil de medir desde el exterior. En efecto, si comparamos las señales del electroencefalograma de un soñador lúcido con el relato de la experiencia, comprobaremos que unos pocos segundos o minutos de actividad cerebral soñando lúcidamente son percibidos como horas, a veces como días, de aventuras oníricas conscientes.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 60
 
 
Para que el soñador lúcido pueda ponderar el tiempo transcurrido es imprescindible tener en cuenta la experiencia completa de principio a fin y no tan solo una porción. Según mi experiencia, entre el tiempo medido a nivel cerebral y el tiempo experimentado por el soñador lúcido no hay una relación de tipo proporcional. Habría más bien una correspondencia de tipo exponencial o similar. Por eso, la diferencia entre tiempos es muy pequeña cuando el ensayo de laboratorio es breve, pero muy grande cuando el intervalo estudiado es mayor.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 61
 
 
Es muy importante recordar que la práctica de los sueños lúcidos no está directamente relacionada con la parálisis del sueño: esta última es una consecuencia de fallos en los procesos del sueño. Sin embargo, de ocurrir, se puede convertir en una fantástica puerta para entrar en el sueño de una manera consciente, si se sabe manejar correctamente.
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 62
 
 
El falso despertar puede afectar a cualquier practicante, independientemente de sus métodos de acceso y de su nivel de veteranía. Sucede cuando el sujeto regresa aparentemente de un sueño lúcido. La persona continúa con su actividad cotidiana sabiendo que está despierto en su mundo físico habitual: se levanta de la cama, disfruta del desayuno o toma una ducha. Al cabo de un tiempo (segundos, minutos o incluso horas), ocurre que el sujeto se da cuenta de algún aspecto que no cuadra con la realidad de vigilia. Entonces se da de bruces con la verdad: aún está inmerso en el sueño lúcido del que había creído salir. En la mayoría de los casos, este reconocimiento es suficiente para que la persona regrese, esta vez sí, a su estado físicamente consciente.
No resulta fácil recuperarse de un falso despertar. Supone una bofetada al concepto de realidad en el que hemos sido educados. Es muy desconcertante pensar que hemos pasado un tiempo, que puede ser prolongado, convencidos de estar en nuestra realidad cotidiana cuando hemos estado viviendo dentro de nuestro sueño lúcido. Pero aún es más impactante cuando se concatenan varios falsos despertares consecutivos. Aunque esto no supone ningún peligro serio, en estas ocasiones algunos soñadores lúcidos podrían llegar a sentir miedo de no poder regresar jamás al mundo de la vigilia. El concepto de falso despertar queda reflejado en las películas Origen
 
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Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal), página 63
 
 
Los experimentos realizados muestran que el patrón de ondas cerebrales generado durante un sueño lúcido es muy parecido al patrón producido cuando estamos en vigilia. Por el contrario, cuando una persona está soñando de manera ordinaria, la actividad cerebral es claramente diferente de la correspondiente al estado de vigilia y al del sueño lúcido. La conclusión de los científicos es que «el cerebro apenas distingue entre la realidad de vigilia y un sueño lúcido».
 
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Durante un sueño lúcido, el cerebro no imagina que hace algo: lo hace. Además, si hay aprendizaje durante el sueño consciente, también se generan conexiones neuronales permanentes. Por tanto, todo lo que un individuo hace durante un sueño lúcido es asimilado de la misma manera que ocurre con los actos de la vida de vigilia. Esta circunstancia está siendo aprovechada, cada vez más, por investigadores, psicólogos, médicos y científicos con el fin de explorar nuevas aplicaciones de los sueños lúcidos que contribuyan a mejorar la vida de las personas.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
En muchas ocasiones me han preguntado si existe alguna relación entre el fenómeno OVNI y los estados de consciencia o los sueños lúcidos. Desde mi punto de vista, sí la hay.
 
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La experiencia adquirida en sueños lúcidos nos dice a muchos practicantes que podría existir una relación entre este fenómeno y los llamados encuentros de dormitorio. En los últimos veinticinco años, yo mismo he tenido innumerables visitas de extraños seres que aparecían en mi habitación cuando practicaba los sueños lúcidos. Por alguna razón, nunca atribuí a estos encuentros un origen extraterrestre. Sin embargo, con los años, reconozco que mis experiencias tienen una enorme similitud con este tipo de casos de visitas alienígenas registrados por los ufólogos a lo largo de estas últimas décadas.
 
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La mayor similitud entre los sueños lúcidos y los encuentros con extraterrestres en el dormitorio reside en los fenómenos que acompañan a los dos tipos de experiencias:
 
Ruidos de motor, zumbidos, explosiones
Luces cegadoras
Atravesar objetos sólidos
Flotar sobre la cama
Fuertes vibraciones
Distorsión temporal
Operaciones quirúrgicas y manipulaciones físicas
Contemplación del cosmos
Relaciones sexuales
Rigidez muscular
Somatizaciones
El falso despertar
 
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El problema es que clasificar estos episodios de abducciones como sueños siembra aún más confusión, porque el bando de los escépticos aprovechará para negar entonces la realidad de la experiencia. ¿No dicen los propios protagonistas que todo comenzó «en sueños»? Pues sueños son. Es decir, no son eventos reales. Este razonamiento no es correcto: quienes enarbolan esta teoría tampoco conocen ni practican los sueños lúcidos. ¿Y qué hay de los propios testigos que han pasado por la experiencia? ¿Por qué no reconocieron que podría ser un sueño lúcido? La cuestión es que ellos necesitan creer que lo que les ocurrió es verdad. Y lo tienen verdaderamente fácil: dado que un sueño lúcido es equiparable a una experiencia de vigilia, la falta de información sobre el asunto provoca que el suceso quede integrado como un recuerdo más de la vida física, sólido y auténtico. Por eso las propias víctimas se revuelven cuando les insinúan que sus episodios de abducción son solo sueños ordinarios. Porque no lo son. ¡Pero podrían ser sueños lúcidos!
 
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Podemos leer más ejemplos de este tipo de encuentros en la investigación que el psiquiatra John Mack, de la Universidad de Harvard, hace en su libro Abducidos36. En él también narra varios casos de personas que dijeron haber sido secuestradas por extraterrestres. De nuevo, si leemos con atención, veremos que los ciclos del sueño están siempre presentes, como en las historias recogidas por la doctora Turner. Las víctimas relatan intensos sucesos que comenzaban después de caer dormidos en sus camas. A continuación llegaron las vibraciones, la flotabilidad, los ruidos intensos, las luces cegadoras, etc. Es decir, otra vez los fenómenos típicos de la fase de transición hacia un sueño lúcido o experiencia fuera del cuerpo. Hay otro punto a favor de la hipótesis del sueño lúcido, tanto en los casos recopilados por la doctora Turner y por el profesor Mack, como en los investigados por otros expertos: las descripciones de los alienígenas no siempre se ajustan a las estrictas imágenes de los extraterrestres que proceden de nuestro inconsciente colectivo moderno. En muchos relatos registrados por los ufólogos, estos seres son descritos como espíritus de la naturaleza, seres angélicos o criaturas fantásticas sacadas de la mitología nórdica. Esto es precisamente lo que sucede en un sueño lúcido: el sujeto proyecta sus fantasías, sus gustos y sus creencias sobre el escenario onírico, dando así forma a sus personajes.
 
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Aceptar la hipótesis del sueño lúcido es compatible con asumir que estos encuentros con entidades extraterrestres son absolutamente reales, al menos a nivel perceptivo. Tan reales como un acontecimiento en vigilia. La cuestión es si son meras proyecciones de nuestra mente o tienen una existencia independiente de nosotros mismos. Mi opinión es que, en la mayoría de los casos, tienen la misma naturaleza subjetiva que la del monje encapuchado que entraba en mis sueños lúcidos. Es decir, muestran aspectos de la psique del protagonista. Pero, atención, dejo la puerta abierta a que algunos de estos encuentros nocturnos sean eventos objetivos de contacto entre la especie humana y otras especies de origen extraterrestre. Si fuera así, ¿cómo podrían explicarse estos casos? Una hipótesis es que estos eventos no estarían ocurriendo en el mundo físico, sino en una realidad alternativa: la realidad onírica lúcida. Expondré, en este momento, mi teoría personal sobre el asunto38. Aún no tenemos pruebas científicas suficientes para asegurar que civilizaciones extraterrestres visitan a la especie humana. Pero supongamos que está ocurriendo. En ese caso, me inclino por que la comunicación esté ya funcionando mediante canales no físicos. Hasta ahora, todos los intentos públicos de contacto con entidades alienígenas han empleado el envío y recepción de señales electromagnéticas detectables por nuestra tecnología. ¿Y si esta no es la tecla correcta? Es conocido que el ser humano puede acceder a muchos estados de consciencia. Todos ellos tienen asociado un patrón específico de ondas cerebrales y un propósito. Por ejemplo, el sueño ordinario es un estado de consciencia donde se produce, entre otras cosas, la regeneración celular. La hipnosis es otro estado en el que es posible la programación de patrones mentales, gracias a que el cuerpo ha quedado dormido y la mente se mantiene despierta. En otros, el ser humano parece mostrar capacidades extrasensoriales, como visión remota, precognición y transmisión del pensamiento. Meditadores con una elevada experiencia, como los practicantes de la tradición zen, son capaces de anular la percepción del tiempo para entrar en estados de vacuidad y de conexión con «el todo». Conocemos también los estados de éxtasis. Y también otros fenómenos muy concretos en los que es posible experimentar otras realidades distintas de la realidad física: los sueños lúcidos. Si ordenamos estos estados de consciencia basándonos en la calidad de la percepción, en la parte baja de la escala estaría situado el sueño corriente. También la ensoñación despierta, la visualización y otros similares. En el centro, colocaríamos todos los estados relacionados con las capacidades extrasensoriales (la denominada consciencia expandida). Y, en la parte superior, encajarían bien los sueños lúcidos y los estados de éxtasis, como experiencias cumbre. Es lícito suponer que todas las especies inteligentes del universo disponen de una escala equivalente de estados de conciencia. Cada especie accedería con mayor o menos maestría a los distintos grados, en función de su evolución. Al igual que en la especie humana, estos estados podrían ser organizados de manera lineal en función del nivel de percepción de la realidad. Supongamos ahora que existe un estado de consciencia «común» a todas las especies inteligentes del cosmos. En la escala de los humanos, estaría justo por encima del sueño lúcido. Si existiese dicho estado compartido, todas las líneas de estados de consciencia de las diferentes razas del universo tendrían que cruzarse en este punto. La ilustración 1 siguiente expresa esta idea: Ilustración 1. Líneas de estados de consciencia Ilustración de Marcos Carrasco Carmona La intersección de todas las líneas de estados de consciencia sería el lugar perfecto para la comunicación entre las diferentes civilizaciones o especies del cosmos. Si una especie concreta hubiera sido capaz de controlar la escala completamente, entonces sus miembros serían capaces de «subir» desde su realidad colectiva hasta el estado de consciencia común. Teniendo en cuenta que allí confluirían todas las líneas evolutivas de consciencia del cosmos, podrían seleccionar la línea correspondiente a la especie con la que desearan contactar. Una vez «sintonizada» esta línea de consciencia, podrían «bajar» por ella hasta hacer posible la comunicación. En función del escalón de estados consciencia donde el viaje se detuviese, el contacto entre las dos especies ocurriría por una vía u otra. Por ejemplo, si una raza extraterrestre seleccionase la escala humana, podrían parar en la estación del sueño lúcido. Entonces, el ser humano tendría un encuentro de dormitorio como los que ya hemos analizado. Si se detuvieran en otros niveles, se producirían comunicaciones mentales, canalizaciones, visiones o experiencias místicas. Hemos asumido que el sueño lúcido es el estado más alto en la escala perceptiva, por lo que queda situado muy cerca del estado común a todas las razas. Esto podría explicar por qué el sueño lúcido es el canal más habitual para las experiencias de contacto: bajar a este primer nivel tendría el menor coste de energía para las especies alienígenas. Pero, repito, esto es solamente una propuesta. Espero que algún día descubramos toda la verdad.
 
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La intersección de todas las líneas de estados de consciencia sería el lugar perfecto para la comunicación entre las diferentes civilizaciones o especies del cosmos. Si una especie concreta hubiera sido capaz de controlar la escala completamente, entonces sus miembros serían capaces de «subir» desde su realidad colectiva hasta el estado de consciencia común. Teniendo en cuenta que allí confluirían todas las líneas evolutivas de consciencia del cosmos, podrían seleccionar la línea correspondiente a la especie con la que desearan contactar. Una vez «sintonizada» esta línea de consciencia, podrían «bajar» por ella hasta hacer posible la comunicación. En función del escalón de estados consciencia donde el viaje se detuviese, el contacto entre las dos especies ocurriría por una vía u otra. Por ejemplo, si una raza extraterrestre seleccionase la escala humana, podrían parar en la estación del sueño lúcido. Entonces, el ser humano tendría un encuentro de dormitorio como los que ya hemos analizado. Si se detuvieran en otros niveles, se producirían comunicaciones mentales, canalizaciones, visiones o experiencias místicas. Hemos asumido que el sueño lúcido es el estado más alto en la escala perceptiva, por lo que queda situado muy cerca del estado común a todas las razas. Esto podría explicar por qué el sueño lúcido es el canal más habitual para las experiencias de contacto: bajar a este primer nivel tendría el menor coste de energía para las especies alienígenas. Pero, repito, esto es solamente una propuesta. Espero que algún día descubramos toda la verdad.
 
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¿Podrían también catalogarse como sueños lúcidos una parte de los avistamientos OVNI? Algunos ufólogos, como Jacques Vallee, no creen que estas luces de las que son testigos muchas personas alrededor del mundo tengan un origen físico. Este investigador ha recogido miles de casos de avistamientos y ha elaborado diferentes estadísticas. Se pregunta por qué casi todos los sucesos han ocurrido rayando la medianoche. Y muchos de ellos han tenido lugar después de que sus protagonistas hubieran dormido varias horas. ¿Cuál es la razón de que se registren escasísimos avistamientos durante las horas del día?
 
Enrique Ramos
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Las somatizaciones en un sueño lúcido únicamente ocurren si media un intenso choque emocional para el protagonista. Casualmente, es esto lo que les ocurre a los abducidos.
 
Enrique Ramos
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El sueño lúcido es, por definición, un sueño en el que la persona reconoce que está soñando y donde además puede ejercer cierto control para alcanzar objetivos concretos. Esta explicación contiene dos partes: por un lado, la consciencia de un yo percibiendo fuera de la realidad física; por otro lado, la capacidad de acción. Todos los pueblos que han valorado la práctica de los sueños lúcidos como una herramienta efectiva han puesto mayor énfasis en uno de estos dos aspectos: bien en la capacidad de transformación espiritual, o bien en sus posibilidades para la resolución de problemas. Raramente encontraremos sistemas de conocimiento en los que se persigan ambos propósitos a la vez, excepto en el caso de soñadores lúcidos modernos. Por ejemplo, dentro del budismo, los sueños lúcidos están enfocados a la exploración del concepto de consciencia. Es decir, su vertiente más mística.
 
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En el chamanismo, por el contrario, el peso de los sueños lúcidos se pone en la capacidad volitiva que proporciona al practicante (en este caso, el chamán). Son, por tanto, vistos como un medio para la consecución de objetivos concretos cuyos resultados puedan ser visibles después en el mundo físico42. Por supuesto, como consecuencia de la práctica, el chamán igualmente experimenta una profunda transformación espiritual.
 
Enrique Ramos
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La historia de Abraham también contiene puntos interesantes. Considerado el padre espiritual de los judíos, cristianos y musulmanes, fue el hombre elegido por Yahvé para firmar la alianza con la humanidad. En el episodio que narra la rúbrica de este tratado (Génesis 15, 1-12), y que marcaría el surgimiento de esta religión monoteísta, sucedió lo siguiente:
 
«Él trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso cada mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros. Las aves de rapiña se abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abram55 los espantó. Al ponerse el sol, Abram cayó en un profundo sueño, y lo invadió un gran temor, una densa oscuridad (…). Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abram diciendo: “Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Éufrates”.».
 
Casualmente, Yahvé se manifiesta al ponerse el sol, justo después de que Abraham se quedara dormido. La palabra hebrea empleada en el texto y que es traducida como «sueño» es tardemah, que realmente significa «trance» o «letargo». Es decir, parece que Abraham se quedó medio dormido y medio despierto. Esto recuerda mucho a un sueño lúcido. Cuando dice que «lo invadió un gran temor» podría estar pasando por la fase de transición. El suceso hubo de ser muy impactante y no un mero sueño, ya que las consecuencias fueron monumentales: el inicio de la religión judía.
 
El relato de Job es otro claro ejemplo. El libro atribuido a este patriarca hebreo ha sido fechado entre los siglos V a. C. y VI a. C. Job era un hombre feliz, con una situación económica y familiar envidiable. Y amaba a su dios por encima de todo. Un día, Satanás se quejó ante Yahvé de los favores con los que este colmaba a Job. Según el diablo, la rectitud de Job era debida a que disfrutaba de una vida demasiado fácil. Así que retó a Yahvé. Le pidió permiso para destrozar la felicidad del perfecto Job con el fin de poner a prueba el amor supuestamente incondicional que profesaba por Yahvé. Mientras Satanás llenaba de penurias la vida de Job, este fue protagonista de extrañas experiencias: «Entre inquietantes visiones nocturnas, cuando cae sobre los hombres un sueño profundo, me hallé presa del miedo y del temblor; mi esqueleto entero se sacudía. Sentí sobre mi rostro el roce de un espíritu, y se me erizaron los cabellos. Una silueta se plantó frente a mis ojos, pero no pude ver quién era».57 De nuevo, encontramos en un relato la combinación de los conceptos visión y sueño. Como ya he dicho, la suma de ambos términos parece que indica la presencia de un sueño lúcido. En el relato de Job encontramos asimismo el miedo y los temblores típicos de la fase de transición. Y la experiencia de ser tocado por una entidad, a la que muchas veces no es posible ver.
 
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No debemos pensar que estas experiencias fueron anecdóticas dentro del movimiento cristiano. Al contrario, algunas de ellas fueron capitales para su expansión. Me refiero, por ejemplo, al episodio de Pedro y Cornelio. El libro de los Hechos cuenta que en la ciudad de Cesaerea vivía un gentil llamado Cornelio. Era muy respetuoso con las leyes de Dios que seguían los judíos. Por aquellos tiempos, el nuevo movimiento de Pedro y sus compañeros era puramente judío, ya que estaba prohibido que una persona no circuncidada fuese bautizada para entrar en la nueva comunidad. Un día, Cornelio tuvo una «visión». El texto dice que ocurrió hacia las tres de la tarde, un momento central del día en el que nuestros ciclos biológicos nos inducen al sueño. Es cierto que no especifican que Cornelio cayó dormido, pero ya hemos visto que en la Antigüedad el lenguaje utilizado para describir trances, éxtasis, visiones, sueños y sueños lúcidos era muy confuso. Opino que el sueño, de un tipo u otro, era el fenómeno predominante. Pues bien, en ese estado especial, Cornelio vio aparecer un ángel frente a él que le ordenó ir en busca de Pedro. Mientras tanto, Pedro, en otra ciudad, pasaba por una experiencia similar:
 
«Al día siguiente, mientras estos se acercaban a la ciudad, Pedro, alrededor del mediodía, subió a la terraza para orar. Como sintió hambre, pidió de comer. Mientras le preparaban la comida, cayó en éxtasis y tuvo una visión».
 
De nuevo, las Escrituras hablan de un «éxtasis» y una «visión». Mi intuición me dice que Pedro pudo quedarse dormido mientras oraba y cayó en un sueño lúcido. De hecho, muchos exégetas llaman a este episodio el sueño de Pedro. Y es así, porque todo depende de la traducción de las palabras clave. En cualquier caso, si prestamos atención al texto completo, descubriremos que tanto Pedro como Cornelio habían ayunado previamente, tal y como acostumbraban los judíos antes de las oraciones. Si juntamos una hora propensa al sopor y la falta de alimentos, no es extraño que ambos personajes hubieran caído dormidos y posteriormente hubieran alcanzado la lucidez rápidamente en uno de sus sueños. Efectivamente, sabemos que el ayuno, combinado con el sueño ordinario, es una antigua técnica para producir sueños lúcidos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
La ciencia ya ha estudiado todo esto. El ayuno modifica la síntesis de la serotonina en el cerebro y, como consecuencia, altera la producción de melatonina. Como resultado, la persona duerme de manera irregular, con fases REM de mayor duración y menores periodos de sueño profundo. Esta situación acaba disparando, inevitablemente, las visiones de la fase hipnagógica y de la fase hipnopómpica, así como la experimentación de impactantes sueños lúcidos que en muchos casos son confundidos con la realidad de vigilia.
 
Pues bien, después de que Pedro sintiera hambre, parece ser que se despertó tumbado en el suelo y tuvo una potente visión. Probablemente fue un sueño lúcido vestido de falso despertar. Lo interesante del caso es que esta experiencia no fue un episodio cualquiera: cambió la historia del cristianismo. En este sueño-visión, Pedro llegó a la conclusión de que Dios los autorizaba a bautizar a los no judíos, abriendo así la incipiente religión a todos los habitantes del mundo. Este era el salto que siempre había deseado el apóstol Pablo y el motivo por el que se había enfrentado a Pedro en numerosas ocasiones. Cornelio fue bautizado y se convirtió en el primer cristiano gentil de la historia del cristianismo. Este acontecimiento constituye uno de tantos ejemplos de cómo los sueños lúcidos pudieron cambiar el destino del mundo. Una prueba más de la enorme trascendencia que tiene este fenómeno de la consciencia.
 
Tampoco podemos olvidar las experiencias de San Pablo, que afirmó haber conocido a Jesús en otro plano o dimensión cuando habla de él mismo en este pasaje:
 
«Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años (si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre (si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir».
 
¿Tuvo San Pablo un sueño lúcido en el que creyó conocer a Jesús? Es muy probable. Para el profesor Morton Smith, el «paraíso» del que habla Pablo es equivalente al «reino de Dios» del que hablan los evangelios. Es decir, ambos habría que entenderlos como un lugar fuera de la realidad física:
 
«Es verdad que Pablo pensaba que el paraíso al cual él, o bien Jesús, había sido arrebatado, no estaba en la tierra, sino en el tercer cielo (II Corintios, 12, 2 y ss.). Esto explicaría que, para los cristianos, las llaves del paraíso serían “las llaves del reino de los cielos”. La situación astronómica de las entidades imaginarias puede sufrir cambios, pero la relación entre paraíso, reino y poder de las llaves es sorprendente, y aún más porque una de las peculiaridades de la enseñanza de Jesús, tal y como se explica, es su afirmación de que el reino del cielo era ya accesible, y que él y alguno de sus discípulos ya habían estado en él. Él les promete a sus seguidores: “Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá” (Mateo 7, 7 p.).».
 
A esto podría referirse el pasaje del evangelio de Mateo en el que Jesús promete a Pedro «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos»84. La Iglesia ha interpretado este texto como la institución del sacramento de la confesión. ¿Podría tener, en cambio, un significado literal? ¿Representa esta declaración la entrega del conocimiento para entrar en las realidades alternativas? En otra ocasión, Jesús dice:
 
«Y añadió: “En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia”.».
 
La lectura teológica de este pasaje es que Jesús creía que el fin de los tiempos llegaría antes de finalizar esa generación. O incluso que ese fin de era habría comenzado ya con la llegada del mismo Jesús al mundo. Pero si tomamos la expresión reino de Dios tal y como Morton Smith o Michael Baigent la interpretan (el acceso a realidades alternativas), Jesús podría estar afirmando algo muy distinto: que alguno de sus discípulos estaría ya instruido en las técnicas para experimentar «en vida» esos otros planos, sin necesidad de pasar por la muerte. Quizás mediante los sueños lúcidos.
 
Como vemos, hay múltiples indicios que relacionan a Jesús con los estados alterados de consciencia y con los sueños lúcidos. Podemos resumirlos. Primero, Jesús enseñaba mediante parábolas, es decir, a través de pequeñas historias con un significado simbólico. Sin embargo, a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Es decir, les hablaba claro y directo para comunicarles un conocimiento que no estaba al alcance de las multitudes que lo seguían. Segundo, este conocimiento era conocido como «el misterio del reino de Dios» o «el misterio del reino de los cielos». Parece que San Pablo también entendió esto como la manera de acceder a otras realidades, a otros planos, a otras dimensiones del ser. Él mismo dijo haber viajado hasta allí, por mediación de Jesús, dejando su cuerpo en este mundo. Tercero, la entrega a Pedro de «las llaves del reino de los cielos» podría simbolizar la revelación de fórmulas o técnicas específicas para alcanzar estos estados de consciencia. Cuarto, la existencia de un ritual secreto de iniciación ejecutado por Jesús estaría apoyada por los pasajes del evangelio canónico de Marcos y del evangelio de Marcos extendido del que habla San Clemente. De ambos podría deducirse que Jesús instituyó un nuevo rito de bautismo, heredado de Juan. Pero con la diferencia de que Juan bautizaba para redimir de los pecados, es decir, como un rito de purificación. Sin embargo, Jesús, que era superior a Juan (según sus seguidores), creó un ritual de bautismo que provocaba la llegada del espíritu. Dicho de otra forma: abría las puertas del reino de los cielos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Las primeras reflexiones explícitas sobre el control de los sueños lúcidos aparecen en los escritos de la cultura oriental. Concretamente en el taoísmo, el hinduismo y el budismo.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Por su parte, los Upanishads, los sagrados libros hindúes, mencionan ya técnicas concretas para producir sueños lúcidos. Esto es fascinante, pues se trata de textos de al menos 2.500 años de antigüedad. Encontramos instrucciones directas en los textos hindúes del Vigyan Bhairav Tantra, dedicados a la meditación vipassana. Una de las prácticas recomendadas consiste en controlar la respiración a medida que la persona se va dejando llevar por el sueño. Técnicas parecidas continúan empleándose hoy en día para producir sueños lúcidos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Especialmente abundantes y detallados son los métodos para alcanzar el sueño lúcido que vinieron de la mano del budismo en el siglo VI a. C. Sobre todo su rama tibetana, que es una mezcla entre el budismo de la India y las tradiciones chamánicas y animistas propias del Tíbet (la tradición Bon). No olvidemos que la palabra Buda significa «el que ha despertado», y uno no puede despertar si antes no estaba soñando. El conocimiento budista sobre los sueños lúcidos está repartido en dos corrientes diferentes: Nyingma y Kagyu. En el linaje Nyingma, las técnicas empleadas se basan en el análisis constante de la realidad circundante. El objetivo es comprender, mediante la contemplación, que el mundo físico es tan ilusorio como el mundo de los sueños. Esta línea de pensamiento recuerda mucho a una de las dos escuelas occidentales de sueños lúcidos. Recordemos que la técnica de una parte de los practicantes consiste en preguntarse a uno mismo, muchas veces durante el periodo de vigilia, si la realidad en la que nos encontramos en ese instante es un sueño; esto ha de ser ejecutado de manera periódica durante todo el día. El fin es trasladar el hábito de la pregunta desde la vigilia hasta el sueño ordinario y, como consecuencia, despertar en este último para producir un sueño lúcido. Por otro lado, la otra corriente budista, la tradición Kagyu, corre en paralelo con la segunda escuela occidental88. Sus conocimientos sobre sueños lúcidos quedaron registrados junto a otras disciplinas dirigidas a la búsqueda de la iluminación, la superación del sufrimiento y liberación de la rueda de reencarnaciones: son los llamados Seis Yogas de Naropa. A diferencia del linaje Nyingma, donde los secretos del mundo de los sueños son revelados al aprendiz casi al principio de su formación, en la corriente Kagyu esto ocurre al final del adiestramiento. Después de varios años, comienza la última etapa para el monje, en la que se enfrenta a cada uno de estos seis yogas. Uno de ellos es precisamente el yoga del sueño, cuyo objetivo es aprender a despertar y mantenerse consciente dentro del estado onírico. Es considerado como una de las más altas disciplinas. Los monjes de ambos linajes que practican lo que nosotros llamamos sueño lúcido están convencidos de que esto puede ayudar a trascender la muerte con una mayor facilidad y seguridad. En cierto sentido, practicar el yoga del sueño es un medio para aprender a morir más lúcidamente. En efecto, según el pensamiento budista, cuando la persona fallece, vuelve a dormirse. La consciencia entra en un estado intermedio al que llaman bardo, algo parecido al sueño ordinario. En esta situación, la persona pierde el control de su realidad y los llamados vientos del karma pueden conducirlo a territorios hostiles donde moran demonios que solo desean atraparlo. Además, estos flujos energéticos podrían terminar por arrastrar a la persona de nuevo a la rueda de las reencarnaciones, algo que cualquiera querría evitar. Por tanto, la práctica del yoga del sueño, que no deja de ser la práctica de los sueños lúcidos, habilita a la persona para cruzar más allá de la muerte sin caer en ese profundo sopor que conduce al olvido nuestra verdadera identidad. Efectivamente, la práctica de los sueños lúcidos permite, en vida, despertar dentro de cualquier sueño. Siendo la muerte el último sueño, estas prácticas permitirían despertar al instante, cuando llegue la hora, para transitar el bardo con un control total.
 
Los sueños lúcidos son también una extraordinaria herramienta para dominar nuestros demonios interiores que atacan en forma de terribles pesadillas durante los sueños ordinarios o como la manifestación de hábitos perjudiciales en la vida de vigilia.
 
De manera equivalente, el budismo considera que, al morir, estaremos equipados para vencer a las criaturas diabólicas que pretenden encadenarnos en los ciclos de las reencarnaciones, gracias a los sueños lúcidos. Si no estuviéramos adiestrados en el manejo de los sueños conscientes no seríamos capaces de reconocer el estado intermedio del bardo, de la misma manera que casi nadie es capaz de reconocer que está soñando cuando duerme por las noches. No en vano, el término bardo significa «lugar entre dos lugares» o «lugar intermedio». Y eso es precisamente lo que es el sueño lúcido: un espacio para la consciencia que se encuentra entre dos lugares, la vida de vigilia y la vida del sueño ordinario.
 
No todos los seguidores del budismo practican el yoga del sueño. Estas enseñanzas están ligadas a los monasterios y a los monjes. El resto de la población tibetana vive un budismo más exotérico. Por eso, en algunos lugares, los monjes acuden a los hogares de las personas sencillas que están en el trance de fallecer, para ayudarles en el tránsito. Entran en la sala donde está el moribundo y le leen el Libro Tibetano de los Muertos como un acto de compasión. Lo hacen hasta pasado tiempo después de que la persona haya muerto. Estos escritos sagrados, entre otras cosas, contienen instrucciones «de emergencia» para mantener la lucidez en el viaje final. Si la lectura hace efecto y hay suerte, el moribundo será capaz de dirigir con éxito su viaje por el bardo. En realidad, el título con el que conocemos a este libro sagrado del budismo es una mala traducción occidental. Su verdadero título es Bardo Thodol, que puede ser traducido como «El gran libro de la liberación natural a través de la escucha en el lugar entre dos lugares». Como he dicho, este «lugar entre dos lugares» es, efectivamente, el bardo. En realidad, el budismo no habla de un solo bardo, sino de seis. Es decir, de seis espacios vitales por los que la consciencia puede transitar. Cada uno de ellos es un lugar entre dos lugares. El sueño es uno de ellos, ya que está ubicado entre el momento de caer dormidos y el despertar. La propia vida es otro de los bardos, situado entre el nacimiento y la muerte. Así, hasta llegar a seis espacios intermedios. El budismo es también un ejemplo perfecto de cómo la práctica de los sueños lúcidos puede convertirse en una vía de crecimiento espiritual. Además de la preparación para la muerte lúcida, que ya he comentado, el yoga del sueño busca también entender «en vida» los preceptos teóricos más importantes de la doctrina budista. Uno de ellos es el concepto de sufrimiento. No es fácil asimilar todo lo que Buda enseñó acerca de la superación del dolor. Requiere un esfuerzo titánico de toda una vida de meditación. Sin embargo, el yoga del sueño puede ayudar a acelerar esta comprensión y así convertirla en una revelación espiritual. ¿De qué manera? Por un lado, entendiendo el sufrimiento como un producto de las leyes de la causalidad que gobiernan nuestra existencia física. Así es: la ventaja del sueño lúcido es que la persona experimenta de primera mano que el pensamiento tiene consecuencias inmediatas, ya que la realidad onírica es sensible a nuestras ideas. La causalidad, por tanto, pasa de ser un concepto a ser una circunstancia que puede ser experimentada, e incluso controlada. Por otra parte, el soñador lúcido es capaz de convocar a sus propios en las figuras de personajes oníricos, así que puede entablar una conversación con ellos. Esto facilita enormemente la contemplación del propio sufrimiento como un elemento externo al yo. Lo que conduce a la comprensión y la aceptación, algo muy difícil de lograr directamente desde el estado de vigilia.
 
 
 
 
 
Desafortunadamente, en Occidente hemos olvidado que los sueños lúcidos son una de las mejores herramientas de transformación espiritual. El estudio moderno de este fenómeno, que fue liderado por la psicología, ha partido de una premisa errónea: los sueños lúcidos son ilusorios y subjetivos. Este enfoque conduce a la idea de que los sueños lúcidos son algo divertido y poco más, a pesar de que se les hayan reconocido ciertas aplicaciones terapéuticas en el desarrollo personal (resolución de problemas, incremento de la creatividad, superación de pesadillas patológicas o la mejora del bienestar físico y emocional). Como ya comenté, para el pensamiento occidental, el punto de partida de toda experiencia pasada, presente o futura es el estado de vigilia.
 
La transitoriedad de la existencia, otro de los pilares del pensamiento budista, también resulta más fácil de asimilar desde un sueño lúcido. Como sabemos, las realidades oníricas fluctúan, por lo que es necesario estabilizarlas aplicando técnicas apropiadas. Si visitas los lugares conocidos de nuestro mundo cotidiano desde un sueño lúcido, puedes ser testigo de su fugacidad. Esta impresión te influirá posteriormente cuando acudas a la versión física del mismo sitio, durante la vigilia. El recuerdo del carácter temporal de las realidades nos hará comprender mejor la falta de permanencia que caracteriza la existencia humana.
 
Además de este trabajo de introspección los monjes emplean los sueños lúcidos para tener las mismas experiencias espirituales que buscan en la meditación tradicional. Por ejemplo, el despertar de la compasión por todos los seres vivientes, alcanzar la atención plena89 o ingresar en el shunyata90. Otras prácticas avanzadas persiguen la supresión del pensamiento, algo que también puede ser alcanzado en el sueño lúcido con menor dificultad. En efecto, mientras permanecemos despiertos en la realidad cotidiana, atrapar los pensamientos y pararlos es una ardua tarea, ya que no va acompañado de efectos visibles que nos sirvan de guía. Por eso es difícil detectarlos a tiempo. Sin embargo, el sueño lúcido produce una realidad personal que es increíblemente receptiva a nuestras intenciones. Nuestros pensamientos, por el hecho mismo de ser emitidos, modifican nuestra realidad circundante. Esto puede servirnos como dispositivo de alarma que nos avisará de que el proceso cognitivo sigue funcionando y de que, por tanto, no hemos alcanzado el objetivo: si detectas cualquier modificación de tu entorno significará que no estás deteniendo el flujo de pensamientos. Y podrás, entonces, corregir la desviación. En el momento en que logras mantener el control, alcanzas un estado de no-pensamiento: una experiencia espiritual inenarrable.
 
¿Son entonces los sueños lúcidos únicamente un divertimento, algo para pasar el rato? Desde luego que no. No lo son para mí, ni para muchos onironautas comprometidos. Son, para comenzar, un medio para ver el mundo desde otra perspectiva, como es el caso del pensamiento budista: esta realidad física es igual de ilusoria que cualquier otra. Muchos soñadores lúcidos occidentales hemos llegado a la misma conclusión. La práctica continuada produce cambios significativos en tu vida. Las grietas en tu sistema de creencias son inevitables cuando experimentas que otras realidades funcionan con el mismo nivel de percepción que la realidad ordinaria. ¿Qué ocurre cuando los pilares que han sustentado tu concepto de realidad empiezan a derrumbarse? Dejas de pensar en la realidad de vigilia como origen de toda tu existencia. Comienzas a admitir que, en esta realidad física, cuando estamos despiertos, no tenemos gobierno sobre nuestro destino. Y entonces sientes con todas tus células que es el sueño lúcido donde todo lo demás se origina. Que es el lugar donde reside tu voluntad y tu capacidad de discernimiento global. Aprendes que cuando el sueño lúcido termina y has de regresar al mundo de vigilia, en realidad te estás durmiendo, y que por eso durante el día pierdes el control de tu vida. En definitiva, las prioridades se invierten. Lo más impactante es que, un día, entiendes que la palabra despertar no designa una única acción, sino tres: puedes despertar desde el sueño ordinario a la vigilia, despertar desde el sueño corriente al sueño lúcido o despertar desde la vigilia al sueño lúcido directamente, ¡sin necesidad de transitar por el sueño! Este reconocimiento es justo lo que promueven muchas filosofías antiguas como el budismo: la idea de que es posible despertar en esta vida física a la realidad de realidades, trascendiendo el mundo de las ilusiones al que llaman maya. Esta revelación está disponible para cualquiera que desee experimentar las realidades oníricas mediante los sueños conscientes.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
 
Pero mucho antes de que el budismo diera sus primeros pasos, la preocupación por el más allá había provocado el surgimiento de una de las mayores civilizaciones de todos los tiempos: el Antiguo Egipto. La preparación para la otra vida marcaba el ritmo de la vida cotidiana de sus gentes. Los ciclos del día y de la noche, del despertar y el dormir también estaban conectados con los ciclos del nacer y del morir. Algo que queda reflejado maravillosamente en el Libro Egipcio de los Muertos. De la misma manera que sucede con el Libro Tibetano de los Muertos, estamos ante un título acuñado por los occidentales; su verdadero nombre es «Libro de la salida a la luz del día», haciendo referencia a la conservación de la consciencia más allá de la realidad física. En el nombre podemos ya intuir esa correspondencia entre los términos día y vida, y entre las palabras noche y muerte.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Además de una detallada descripción de la otra vida, estos escritos contienen muchos hechizos que deben ser lanzados por el fallecido si es que desea asegurar su supervivencia final. Se advierte que, si los sortilegios no son utilizados correctamente, la persona podría quedar inerte, como dormida, sin consciencia. Se insiste en que podría olvidar su nombre. Parece que los textos son, pues, un manual de instrucciones para lograr el tránsito después de la muerte física sin perder el recuerdo de uno mismo. Curiosamente, los textos egipcios coinciden en esto con el Libro Tibetano de los Muertos. Recordemos que este último también incluye un compendio de directrices para recorrer el bardo sin caer en un extraño sopor que nos entregaría a la inconsciencia. Además, en ambas culturas se nos avisa de la presencia de demonios, monstruos y dioses enojados que el viajero debe esquivar. A tenor de lo que sabemos sobre los sueños lúcidos, es muy posible que estos obstáculos pudieran estar representando los miedos y los traumas del fallecido. Idéntica idea aparece en las enseñanzas del budismo, como hemos visto.
 
Enrique Ramos
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Es precisamente en las horas finales de la noche, al acercarse el alba, cuando ocurren la mayoría de los sueños lúcidos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
… como afirma Gotthard Tribl, de la Universidad de Sao Paulo, los egipcios pudieron haber deducido el concepto de resurrección a partir de los ciclos del sueño: así como hay sueño en el dormir, tiene que haber vida en la muerte. Gottard Tribl también nos recuerda que la palabra egipcia para «soñar» es rswt procede etimológicamente de la palabra «despertar» y su jeroglífico es un ojo entreabierto. De esto se deduce que, para los egipcios, los sueños eran una experiencia que podía verse con los ojos.
 
Enrique Ramos
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Es asombroso el conocimiento que los egipcios tenían de los distintos aspectos de la personalidad del ser humano. Me refiero, fundamentalmente, al ka, al ba y al akh. Ya comenté que no hay acuerdo entre los especialistas a la hora de determinar la función de cada uno de ellos. En general, el ka podría ser una representación de la energía vital de la persona; el ba sería equivalente a nuestro concepto de alma; y el akh sería el ba glorificado, luminoso y resplandeciente, transformado para vivir en presencia de los dioses. Algunos investigadores ven en estos tres conceptos la representación de los tres cuerpos sutiles que actúan como vehículos de la consciencia identificados por la teosofía: el ka sería el cuerpo etérico, el ba encajaría con el cuerpo astral y el akh con el cuerpo mental o con el cuerpo causal.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
El marqués d’Hervey de Saint-Denys, un sinólogo francés, trató el asunto en su libro Los sueños y cómo dirigirlos, publicado en 1867. Constituye el primer intento serio de encontrar respuestas a este fenómeno. Por su lado, el psiquiatra holandés Frederik Willem van Eeden fue quien empleó, por primera vez, el término sueños lúcidos. Sus conclusiones influyeron poderosamente en trabajos posteriores, como en los del psicólogo estadounidense Charles Tart.
 
Pero tuvimos que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para poder aprender de los dos grandes estudiosos de los sueños lúcidos: el británico Keith Hearne116 y Stephen LaBerge117. Su contribución al análisis experimental del fenómeno ha sido determinante. Ya narré los experimentos de Hearne en uno de mis anteriores libros118. Uno de sus mayores logros fue hacer posible la comunicación entre un soñador lúcido, desde el interior del mundo onírico, y el mundo exterior de vigilia. Merece la pena que recordemos aquí esta historia:
 
En 1975, este científico británico dio un paso de gigante en el estudio de los sueños lúcidos. El señor Keith Hearne conocía a un tendero, llamado Alan Worsle, que era capaz de controlarlos. Organizó una prueba en la que pretendía demostrar la existencia de una consciencia comparable a la consciencia de vigilia durante la experiencia onírica lúcida. Para ello, se propuso enviar un mensaje desde el mundo de los sueños hasta el mundo de la vigilia. Desde fuera, Keith Hearne sabría el momento exacto en el que Alan entraba en el sueño lúcido, ya que este tenía sus funciones biológicas controladas mediante electrodos conectados a dispositivos de detección. El electroencefalograma mostraría el instante de inicio de las fases REM del sueño. Es en estos periodos REM, fase final de cada uno de los ciclos del sueño de noventa minutos, cuando ocurren los sueños, tanto los ordinarios como los lúcidos. La intención de Keith era comprobar las posibilidades de comunicación entre una persona dormida (en este caso, el tendero) y otra en fase de vigilia (él mismo). Para ello, tuvo una genial idea. Él sabía que durante la fase REM tiene lugar la paralización casi total del sistema muscular del cuerpo. Se trata de un mecanismo biológico de protección que evita que repliquemos físicamente las acciones ejecutadas durante los sueños, algo que podría ponernos en peligro. Sin embargo, dentro de esta atonía, algunos músculos quedan libres, como los implicados en la respiración y los músculos de los ojos. Es sabido que durante la fase REM es posible observar cómo los ojos de una persona dormida se mueven rápidamente en desplazamientos aleatorios (REM es un acrónimo de Rapid Eyes Movement). Así que Keith dio a Alan la instrucción de entrar en un sueño lúcido para que a continuación, una vez estuviera allí, moviera los ojos de una manera particular: rítmicamente de derecha a izquierda y de izquierda a derecha varias veces, según un código específico previamente acordado entre los dos.
 
Y así ocurrió. Alan envió el mensaje codificado desde su realidad onírica y fue recibido correctamente en la realidad de vigilia del laboratorio. La casualidad hizo que ese día fuese un 12 de abril de 1975, el mismo día del año 1961 en el que el astronauta soviético Yuri Gagarin se convirtiera en el primer hombre que orbitaba alrededor del planeta. La casualidad hizo que Alan enviara el mensaje desde fuera del mundo de vigilia el mismo día que Yuri Gagarin permitió la primera comunicación desde fuera de nuestro mundo».
 
Enrique Ramos
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Por otro lado, el psicofisiologista Stephen LaBerge está considerado como el padre del estudio científico de los sueños lúcidos. Bebió directamente de sus predecesores, especialmente Charles Tart y Keith Hearn, pero hizo importantísimas aportaciones tanto al concepto teórico como a la práctica del fenómeno. Sus ideas han marcado a generaciones de soñadores lúcidos alrededor de todo el mundo.
 
Enrique Ramos
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Desde mi perspectiva de onironauta, siempre me han parecido fascinantes los grabados de los libros de alquimia. Desde hace mucho tiempo he sospechado que algunas de sus ilustraciones contienen paralelismos entre el proceso alquímico y el proceso onírico. ¿Significa esto que el auténtico secreto ocultado por el lenguaje simbólico de la alquimia es la práctica del sueño lúcido? ¿Es este el enigma central? No lo creo. Pero veo razonable que un porcentaje de alquimistas, los que siguieron el camino místico, pudiera haber conocido la práctica de los sueños lúcidos. El mismo lenguaje críptico habría sido aprovechado para describir esta otra actividad secreta que también tiene profundos fines espirituales. No soy el único que opina de esta manera. El experto en sueños lúcidos Ed Kellogg escribió un artículo124 en 2014 en el que analizaba, con los ojos de un onironauta, uno de los grabados alquímicos más intrigantes: se trata de una ilustración de Heinrich Khunrath, alquimista y médico alemán del siglo XVII d. C. En la imagen, procedente del libro Amphitheatrum Sapientiae Aeternae (1602), vemos a un alquimista arrodillado en su hogar-laboratorio que reza fervientemente por el éxito de su trabajo en la Gran Obra. La estancia está dividida en tres ambientes: un oratorio a la izquierda, donde vemos al alquimista; el horno alquímico a la derecha, con sus herramientas correspondientes; y una mesa en el centro, con multitud de instrumentos musicales. Pero la clave del enigma es la habitación que aparece al fondo. Tras una puerta abierta, se adivina un dormitorio con una cama en el interior. Kellogg nos advierte especialmente sobre el cartel escrito en latín situado sobre el arco que da entrada a la estancia. Dice Vigila durmensis, que traducido significa «Vigilia durmiendo». Este mensaje ha sido interpretado como una exhortación al alquimista para que esté pendiente de los hornos, los fuegos y todos los elementos del proceso alquímico, que no pueden ser detenidos en ningún momento. Ni siquiera durante la noche. Sin embargo, Kellogg ve en esta frase una posible alusión a la práctica de los sueños lúcidos. Precisamente, alcanzar un estado alerta dentro del propio sueño es a lo que aspira todo onironauta: esto sería el significado de «dormir y vigilar a la vez». Es muy relevante que la entrada al dormitorio y este cartel hayan sido representados en el centro de la imagen, justo en el mismo punto de fuga de la perspectiva. ¿Es para llamar nuestra atención sobre el verdadero mensaje del grabado?
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Las tres fases de la Gran Obra han sido llamadas nigredo, albedo y rubedo. Sus nombres proceden de los términos latinos «negro», «blanco» y «rojo», respectivamente. Estas tres etapas tienen curiosos paralelismos con el proceso gradual del sueño lúcido. A continuación, veremos que la fase nigredo es semejante al periodo inicial de sueño profundo por el que todos los onironautas deben pasar; la fase albedo tiene gran parecido con el momento crítico de la fase de transición en el que el sujeto alcanza el límite entre la vigilia y el sueño; y, por último, la rubedo es equivalente a la consecución final del sueño lúcido y al regreso a la realidad de vigilia habiendo obtenido el conocimiento de las otras realidades. Las tres etapas se corresponden a la perfección con los colores de la luz solar a lo largo del proceso: la nigredo (negrura) es la ausencia de sol durante la etapa del sueño profundo, el albedo (blanco) es la madrugada y la llegada del amanecer donde comienza la entrada al sueño lúcido, y la rubedo (rojo) es la luz diurna propiamente dicha, cuando el sujeto despierta de las realidades oníricas.
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Desde hace décadas, los científicos intentan desarrollar herramientas externas que ayuden a la práctica de los sueños lúcidos. Podríamos considerar que el primer artilugio relacionado con el sueño y la información que podemos obtener de ellos fue patentado en 1768. El inventor inglés Christopher Pinchbeck diseñó y puso a la venta un artefacto al que llamó «El Recordador Nocturno». Se trataba de un artilugio hecho con piezas de madera en el que quedaba insertado un cuaderno de notas. Su funcionamiento permitía escribir durante la noche, en oscuridad total, sin miedo a sobrescribir una línea encima de otra. Según su creador, estaba indicado para todos aquellos que desearan registrar por escrito las visiones e ideas creativas que normalmente recibimos durante los ciclos del sueño; sabemos que la información obtenida en estas circunstancias es rápidamente eliminada de la memoria, por lo que conviene anotarlas rápidamente sin encender la luz.135 Dos siglos después, llegó el primer sistema tecnológico. Vino de la mano de un científico que se atrevió a realizar estudios en laboratorio con soñadores lúcidos: Keith Hearne. Sus ensayos consistían en someter a los sujetos a pequeñas descargas eléctricas en las muñecas en el instante en que estos alcanzaban la fase REM. Como sabemos, la fase REM es la puerta a los sueños lúcidos. El propósito, por tanto, era provocar un incremento de lucidez dentro del sueño ordinario de manera artificial. El ensayo fue relativamente exitoso, pero no contó con el número suficiente de participantes para extrapolar los resultados a la población general.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Desde hace décadas, los científicos intentan desarrollar herramientas externas que ayuden a la práctica de los sueños lúcidos. Podríamos considerar que el primer artilugio relacionado con el sueño y la información que podemos obtener de ellos fue patentado en 1768. El inventor inglés Christopher Pinchbeck diseñó y puso a la venta un artefacto al que llamó «El Recordador Nocturno». Se trataba de un artilugio hecho con piezas de madera en el que quedaba insertado un cuaderno de notas. Su funcionamiento permitía escribir durante la noche, en oscuridad total, sin miedo a sobrescribir una línea encima de otra. Según su creador, estaba indicado para todos aquellos que desearan registrar por escrito las visiones e ideas creativas que normalmente recibimos durante los ciclos del sueño; sabemos que la información obtenida en estas circunstancias es rápidamente eliminada de la memoria, por lo que conviene anotarlas rápidamente sin encender la luz.135 Dos siglos después, llegó el primer sistema tecnológico. Vino de la mano de un científico que se atrevió a realizar estudios en laboratorio con soñadores lúcidos: Keith Hearne. Sus ensayos consistían en someter a los sujetos a pequeñas descargas eléctricas en las muñecas en el instante en que estos alcanzaban la fase REM. Como sabemos, la fase REM es la puerta a los sueños lúcidos. El propósito, por tanto, era provocar un incremento de lucidez dentro del sueño ordinario de manera artificial. El ensayo fue relativamente exitoso, pero no contó con el número suficiente de participantes para extrapolar los resultados a la población general.
 
Pero Hearne no llegó a lanzar al mercado ningún aparato comercial. Quien sí lo hizo fue el psicólogo Stephen LaBerge en la Universidad de Stanford. En 1993 fabricó un dispositivo más complejo y con la intención de hacerlo accesible al público. Se basó precisamente en los experimentos de Keith Hearne. Lo llamó NovaDreamer. Consistía en un antifaz parecido a los que utilizamos para dormir. Llevaba integrado unos sensores que detectaban los movimientos oculares característicos de las fases REM del sueño. Cuando el dispositivo detectaba la oscilación ocular, proyectaba destellos de luz hacia ellos con la esperanza de que el usuario despertase dentro de su propio sueño. En la actualidad, este prototipo ha sido copiado por numerosas compañías que han lanzado al mercado productos basados en los mismos principios. Mi opinión sobre todos ellos no es buena. Los resultados que producen están muy por debajo de las expectativas. Además, podrían ser peligrosos, ya que lanzar luces sobre los ojos durante estos estados del sueño es arriesga
 
Independientemente de sus problemas y de su controvertida eficacia, en general yo no recomiendo depender de dispositivos externos en el momento de la práctica. Nuestro cerebro dispone de todo lo necesario para lograr el sueño lúcido sin ayuda extra. Lo demuestra la existencia de cientos de miles de soñadores lúcidos en todo el mundo que ya controlan el proceso de manera natural. ¿Cuál es el verdadero inconveniente? El uso de este tipo de herramientas crea tolerancia a medio plazo. Es decir, uno se acaba acostumbrando y, en algún momento, dejan de funcionar. En el caso particular del NovaDreamer y todas sus imitaciones, los pulsos de luz durante la fase REM pueden producir resultados en algunas personas en su fase inicial de entrenamiento. Sin embargo, al cabo de poco tiempo, la mente del usuario comienza a aceptar las luces como un elemento cotidiano en el proceso del sueño. Eso conlleva una disminución severa del efecto sorpresa que tiene sobre el cerebro. Y por no hablar de la incomodidad que supone para la mayoría de nosotros conciliar el sueño con una máscara gruesa repleta de circuitos electrónicos.
 
Otros científicos han llevado a cabo experimentos concretos buscando nuevas vías de inducción de sueños lúcidos. Pero, desafortunadamente, no pasan de ser meros intentos de justificar este fenómeno tan complejo únicamente con el lenguaje de la ciencia actual. Por ejemplo, en uno de estos ensayos, el cerebro de varios sujetos fue excitado por medio de corrientes eléctricas específicas. Estas señales estaban especialmente diseñadas para producir ondas gamma durante el proceso del sueño y para estimular determinadas áreas cerebrales. Algunos participantes dijeron tener la sensación de encontrarse fuera de su propio cuerpo durante muy breves instantes. Sin embargo, estas impresiones no pasaron de ser una alucinación confusa. En ningún caso los sujetos describieron un cambio de realidad radical, tan detallado, estable y durable como el que es experimentado por los soñadores lúcidos. Por otro lado, algunos investigadores están empleando la tecnología de realidad virtual para producir un efecto similar al del sueño lúcido, como si su uso pudiera sustituir la experiencia total del fenómeno natural. De nuevo, los resultados han sido radicalmente distintos a los de la experiencia real. Desde mi punto de vista, estos ensayos no tienen mayor valor que la que tiene la experiencia de un videojuego como Radiant One donde el jugador representa el papel ficticio de un soñador lúcido.
 
Enrique Ramos
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… la primera realidad que un onironauta se encuentra tras adquirir lucidez es un mundo personal creado con datos propios. Es decir, que este entorno base es parte del subconsciente. Por tanto, ¿cómo podría otra persona introducirse dentro? El entorno onírico inicial es algo substancialmente íntimo. No es algo colectivo. Entonces, ¿son posibles los sueños compartidos? ¿Pueden dos o más personas actuar en una misma realidad onírica? Si confiamos en lo que cuentan a las tradiciones chamánicas, esta operación es perfectamente viable. Por ejemplo, la etnia de los Canelo Quichua de Ecuador dicen practicarlo habitualmente entre los miembros de la misma familia, especialmente los esposos.
 
En realidad, si deseamos comprobar la veracidad de los sueños lúcidos compartidos, no debería ser muy complicado organizar un ensayo en laboratorio. Para ello, claro está, necesitaríamos dos experimentados viajeros que pudieran trasladarse a una misma realidad alternativa mediante su práctica controlada de los sueños lúcidos. Una vez allí, uno de ellos le transmitiría al otro un mensaje concreto (una imagen, una idea), para luego regresar a la realidad física. Una vez en ella, el receptor del mensaje desvelaría la información recibida, que sería comparada con el mensaje original. De esta forma, todo el experimento habría sido preparado y ejecutado en una misma realidad onírica, aunque el análisis de los resultados sea realizado en el mundo de la vigilia. Si la comunicación de la información resulta ser correcta, significaría que esa realidad en la que los dos soñadores se han transmitido el mensaje es una realidad compartida objetiva. No obstante, para llevar a cabo correctamente las tareas de verificación de la información transmitida y recibida, se requiere un cuidado trabajo de sus capas semióticas para encontrar las coincidencias. Es un tema complejo.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
 
El origen de los personajes que pueblan los sueños lúcidos. Este asunto sigue interesando a los investigadores modernos, que se preguntan qué son los seres inteligentes que se manifiestan y se comunican con nosotros dentro del sueño consciente. Los autores de literatura esotérica de finales siglo XIX y primera mitad del siglo XX, cuando hablaron de los viajes astrales, identificaron estos personajes oníricos con demonios, criaturas procedentes de los cuatro reinos elementales, sombras, cáscaras etéricas, fantasmas o vampiros energéticos. Según dijeron, algunos de estos seres pueden tomar la apariencia de familiares o amigos para engañar al soñador lúcido y alimentarse de su energía. Los expertos modernos, entre ellos los científicos que han estudiado e incluso practican el sueño consciente, opinan que la gran mayoría de los personajes que interactúan con el soñador son partes de su propia psique.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
¿Es posible dormirse dentro de un sueño lúcido? Ciertamente. Esto te traslada inmediatamente a otro escenario de otro sueño lúcido.
 
Según el argumento de la película, cada sueño dentro de otro sueño constituiría un nivel superior de realidad y de estabilidad. ¿Es así? En mi experiencia es cierto, funciona de esta manera. Aunque aprender la técnica no es nada fácil. Según el filme, ejecutar esta maniobra comporta ciertos riesgos, ya que el sujeto podría perder la noción de su propia identidad y los recuerdos de su realidad de vigilia. Es decir, profundizar en exceso en niveles de sueño cada vez más profundos puede conducir al olvido de uno mismo. Y, finalmente, quedar atrapados por siempre en el último sueño lúcido, que aceptaríamos como si este fuese nuestro único mundo cotidiano. Personalmente, puedo corroborar las consecuencias negativas de profundizar en los niveles de sueño. Mi experiencia ha sido muy similar a la que tienen los personajes de la película Origen. En tres ocasiones distintas, practicando estas técnicas concretas de profundización, tuve experiencias inenarrables. En las tres sentí cómo una niebla se apoderaba de mí. Entonces, mis datos personales comenzaron a borrarse a una velocidad alarmante. Sin embargo, mientras iba perdiendo la memoria de quien yo realmente era, seguía plenamente consciente de todo el proceso. Sabía perfectamente lo que me estaba ocurriendo, pero toda mi vida pasada se me iba de las manos. Es una sensación imposible de describir con palabras. Mi nombre, mi identidad, mis recuerdos… todo iba desapareciendo como si fuesen hilitos de humo escapando de mi cabeza. Y yo no podía hacer nada. En uno de estos episodios, recuerdo asirme con fuerza al cabecero de una cama desconocida, en la que había aparecido al trasladarme desde la primera realidad onírica. Cuando comencé a darme cuenta de lo que me estaba sucediendo, me aferré a los barrotes luchando por recordar cada fragmento de mi vida de vigilia. Realizando un enorme esfuerzo, logré engancharme a un diminuto aspecto de mi disgregada memoria. Afortunadamente, desperté de nuevo en la realidad que llamamos vigilia, con gran alivio por mi parte y con la memoria intacta. Quiero dejar claro que este tipo de acontecimientos no son la consecuencia de simplemente quedarnos dormidos dentro de un sueño lúcido. Dormirse solo conduce a un sueño ordinario y posteriormente a un despertar normal. El concepto de profundización por capas dentro del mundo onírico en el que se basa Origen es algo infinitamente más complejo que requiere de unas técnicas específicas.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Es cierto que los sueños lúcidos tienen una duración limitada, ya que no pueden ser prolongados indefinidamente desde el punto de vista cerebral. Pero cuando el sueño lúcido languidece, lo que el sujeto percibe es que la realidad alternativa comienza a oscurecerse y la visión se vuelve borrosa. Este proceso suele ser bastante rápido, pero es paulatino y no implica necesariamente que los elementos del entorno se caigan a pedazos.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
La dificultad no es finalizar un sueño lúcido, sino prolongarlo. Terminan antes o después. Y si la persona desea acabar voluntariamente, únicamente tiene que darse la orden a sí misma. Tan fácil como esto. Otra cosa es que un acontecimiento traumático, como una muerte aparente, puede hacer regresar al soñador de una manera inmediata. Por tanto, si alguien sufre un ataque de un personaje onírico y es asesinado, lo más probable es que el sujeto despierte inmediatamente por efecto de la impresión. Pero esto ocurrirá igualmente con cualquier emoción fuerte.
 
Por supuesto, tenemos que hablar de los famosos tótems. Estos son objetos especiales, de pequeño tamaño, que llevan los soñadores lúcidos de la película para comprobar, cuando lo necesiten, si están en una realidad onírica o en la realidad de vigilia. Esta medida podría parecer exagerada, pero no lo es. Está relacionada con el concepto llamado falso despertar que ya traté en el capítulo 2. Recordemos que esta es una experiencia bastante común entre los soñadores de todos los niveles, tanto principiantes como expertos. Un falso despertar es una situación en la que el sujeto toma un sueño lúcido por la realidad de vigilia. Sucede porque la persona regresa del mundo onírico atravesando una fase de transición tan suave que no hay disrupción entre una realidad y la otra. Así que el individuo cree firmemente que ha vuelto a la realidad física de vigilia y no sospecha ni un ápice que continúa dentro de un sueño lúcido. Si uno está preparado para ello, el falso despertar no conlleva peligro alguno. Pero puedo asegurar que es una experiencia realmente desestabilizante. Potencialmente, el problema viene si los falsos despertares son muy frecuentes. Entonces, terminan siendo un fastidio.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Entonces, ¿existe alguna manera segura de comprobar el tipo de realidad en la que nos encontramos? Desafortunadamente tengo que decir que yo no la conozco. La mejor herramienta, desde mi experiencia, es tu propio instinto. Una vez asumido que estás en una realidad o en otra, todo lo que puedes hacer es confiar en que todo vaya bien con la elección. Reconozco que yo nunca sabré si he despertado de mi último sueño lúcido o si permanezco en un eterno falso despertar sin final. Tampoco me preocuparía demasiado, ya que esta realidad en la que vivo es finalmente un mundo real como cualquier otro. No importa si es un sueño lúcido o no, porque ¿dónde está la diferencia?
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
LOS HACKERS DEL SUEÑO
 
Tengo que confesar que, cuando tuve conocimiento del tema que voy a desarrollar en este capítulo, me invadió una mezcla de asombro y estremecimiento. Me dispongo a escribir sobre algo realmente fascinante, que es totalmente desconocido para la inmensa mayoría de los soñadores lúcidos. Probablemente sea uno de los asuntos más oscuros, intrigantes y profundos en relación con la práctica de este fenómeno. Me gustaría advertir al lector de que esta es una historia absolutamente real y actual; no es un relato de ficción. Aunque sería un excelente guion para una película.
 
Lo que me propongo discutir en este capítulo bebe fundamentalmente de unas pocas fuentes que circulan por internet. La escasa información que he logrado obtener sobre el tema, a lo largo de estos años, es pública. Se encuentra diseminada por foros muy específicos, escritos en inglés y en ruso, dedicados a la práctica de los sueños lúcidos. La mayoría de los enlaces que conducían a las páginas originales ya no funcionan. ¿Por qué han sido cerradas? ¿Inactividad? ¿Secretismo? En la década de 1990, en los países bálticos y en Rusia apareció un grupo organizado de personas que se hacía llamar los dreamhackers. Es decir, los «hackers (o piratas) del sueño». Fue creado por un individuo que se hacía llamar Sergey Izrigi, un seudónimo cuyo apellido significa «procedente de Riga», la capital de Letonia. Se trataba, al principio, de un conjunto de personas interesadas en las enseñanzas transmitidas en los libros de Carlos Castaneda. El foco de atención del grupo era la práctica de ensoñar, término con el que Castaneda se refería a los sueños lúcidos.
 
Después de realizar enormes avances en el control onírico, Sergey y el resto de los compañeros descubrieron nuevos enfoques. Esto los llevó a declarar que el conocimiento ofrecido en las obras de Castaneda se quedaba muy corto. Opinaban que el mundo de los sueños lúcidos tenía mucho más que ofrecer. Continuaron investigando y experimentando por su cuenta hasta que dieron con la clave que los llevaría, según sus relatos, más lejos de lo que nunca habrían sospechado. Dijeron que habían logrado desentrañar el auténtico funcionamiento de los sueños. Para sistematizar sus descubrimientos, comenzaron a emplear un lenguaje similar al utilizado en informática: ellos veían los sueños como una especie de archivo «de solo lectura» en una gran computadora, el cerebro. Y como tal, creían que en ellos se podrían insertar macros140 para ejecutar un código en su interior que cambiaría el funcionamiento del archivo onírico. Tengamos en cuenta que todo lo anterior era una metáfora de un procedimiento que nunca se hizo público por completo. Siguiendo esta línea de pensamiento, los dreamhackers construyeron un nuevo método para producir sueños lúcidos, totalmente aparte de todos los que se estaban practicando. ¿En qué consistía? En su propio lenguaje, se basaba en «jaquear el programa de los sueños», a la manera de los piratas informáticos.
 
Sergey Izrigi organizó varios clubes de sueños lúcidos en Riga y en distintas ciudades de Rusia, con el objetivo de entrenar al mayor número de interesados. Pretendía extraer toda la información posible sobre el mundo onírico de las experiencias de sus integrantes; revelaciones que luego ayudarían a mejorar el método. En principio, estos grupos no eran secretos, pero sí muy discretos. No deseaban llamar la atención. Aunque no sirvió de mucho: parece ser que, poco tiempo después, la innovadora aportación de los dreamhackers a la investigación de los sueños ordinarios y de los sueños lúcidos fue tal que los clubes llamaron la atención de la inteligencia militar rusa. No está muy claro qué ocurrió exactamente, pero Sergey pudo haber colaborado en un principio. La presión a la que algunos fueron sometidos durante los experimentos desembocó en el abandono de los principales representantes del grupo, entre ellos su fundador y líder, Sergey Izrigi. De acuerdo con la información que circula en las redes, Sergey declaró:
 
«¡Ya es suficiente! ¡Que otros hagan fortuna con la sangre de los niños rusos y las lágrimas de sus madres! Yo invertiré en el desarrollo de la ciencia del control de los sueños para que todos los que estén hartos de las tonterías de los líderes mundiales puedan tener un lugar a donde poder ir: el lugar de los sueños y el conocimiento, un misterioso y hermoso El Dorado».
 
Sergey se sintió con la obligación moral de hacer parcialmente públicos los descubrimientos de los dreamhackers, ahora que este conocimiento había caído en manos de los servicios de inteligencia del estado ruso. Para ello, en 2001, Sergey abrió un foro en internet, donde los dreamhackers intercambiaban hipótesis, conclusiones y nuevas herramientas. Y lo inauguró advirtiendo a cada uno de los futuros miembros de la seriedad de las prácticas a las que iban a acceder:
 
«Si sigues nuestro ejemplo y te involucras en el desarrollo de tales estados de conciencia, al final caerás bajo la presión de las “fuerzas negativas del destino”. En el primer nivel de peligro, arriesgas tu salud y el bienestar de las personas cercanas a ti. Algunos de vosotros podéis percibir tal “raquetazo kármico” como una “prueba de madurez” o como un “espíritu endurecido”. Para nosotros, esta ira de las fuerzas universales fue una completa sorpresa. Sufrimos grandes pérdidas (…). Por lo tanto, te ofrezco un método fascinante y efectivo de autoconocimiento, que aún no ha sido explicado por nadie, que no se pega al puntero de los maestros y no se frota con los dedos grasientos de la autoridad. Aquí hay una guía de acción, un poco como una guía. Puedes considerarlo un portal a un mundo multidimensional que espera tus ideas y descubrimientos. En este camino, cualquiera de los que caminan es el primero. Y depende de ti desarrollar este método y su justificación filosófica».
 
¿En qué consistía el revolucionario método de los dreamhackers? Como he explicado en el capítulo 1, en Occidente solo existen dos grupos de técnicas que marcan maneras bien diferentes de practicar el control de los sueños lúcidos. La primera, y más sencilla, persigue mantener una rutina de vida constante hasta que el sujeto logre hacerse consciente de que está soñando dentro de un sueño corriente. Para ello, es imprescindible saturar la consciencia de vigilia con el deseo de trasladar la parte cognitiva al mundo onírico mediante el cuestionamiento continuado de la realidad. Y, si uno tiene suerte, un día ocurre. El otro camino, la otra escuela, trata de dominar el proceso de quedarnos dormidos de una manera consciente. Aunque es algo más complejo, ofrece resultados excelentes y duraderos. Cualquier método, técnica, herramienta que pretenda producir resultados en el control de los sueños lúcidos, acaba teniendo relación con alguna de estas dos puertas de entrada.
 
Yo siempre pensé que no habría más alternativas. Pero me equivoqué. Cuando descubrí el excelente trabajo de los dreamhackers, quedé absolutamente fascinado. Quizás todo aquello no era para mí, pero verdaderamente era viento fresco. Su enfoque apenas tiene que ver con las dos corrientes que antes he mencionado. El método de los dreamhackers es algo nuevo, casi insolente, que me rompió los esquemas. Expondré a continuación los puntos principales de su pensamiento, dentro de lo poco que sabemos sobre ello.
 
La primera premisa de los dreamhackers es que el mundo de los sueños es un mundo en sí mismo, con sus propias leyes y territorios. Comparando los sueños corrientes de miles de personas, se dieron cuenta de que ciertos lugares oníricos eran comunes en todos los relatos. Pensaron que se trataba de áreas de carácter arquetípico. Por ejemplo, escuelas y universidades, desiertos, fábricas, túneles, laberintos, etc. Siendo que estos lugares aparecían en los sueños de todos los individuos, dedujeron que el mundo de los sueños era una realidad que podía ser cartografiada. Por tanto, su método comenzaba con la elaboración de un mapa del mundo de los sueños.
 
Desarrollaron técnicas específicas para ayudar a los soñadores en la construcción de su propio mapa. El primer paso era potenciar al máximo la habilidad de recordar los sueños ordinarios al despertar, para realizar un posterior análisis y registro. Como parte de su método secreto, se utilizaban ciertas rutinas para el procesamiento de la información que solo los dreamhackers conocían. El propósito de estas rutinas era hacer eficiente el proceso de elaboración del mapa de sueños. Uno de estos métodos consistía en la retroalimentación entre los miembros del grupo; efectivamente, ya que el mundo onírico era para ellos un mundo en sí mismo, los dreamhackers estaban obligados a contarse los detalles de sus respectivos sueños. La información de unos sería aprovechada por otros para completar los mapas personales. Esto aceleraba su finalización.
 
En los foros ofrecieron cierta información valiosa, aunque parcial, sobre la manera de confeccionar estos mapas:
 
«¿Quiere el soñador practicar la construcción del mapa? En primer lugar, un diario de sueños. Mantenlo cerca de la cama. Y un lápiz con una goma de borrar. Recuerdas un sueño, escríbelo allí mismo. Dibuja un mapa del área: una cadena montañosa, un lago, un claro con un camino. ¿Te has visto en una casa? No es necesario perder el tiempo en las habitaciones: simplemente marca esta casa y todo lo que la rodea. Ves un hueco que se convierte en una montaña frente a tus ojos. Así que llámalo: un hueco-montaña. La especificidad no es particularmente necesaria. Pero cuanto más esfuerzo pongas al principio, más rápido será el progreso. En el diagrama, coloca inscripciones que expliquen los detalles del paisaje».
 
Después de encajar uno a uno los elementos particulares de los propios sueños como si fueran lugares concretos, los dreamhackers comienzan a encontrar relaciones entre ellos. Esto va fortaleciendo el esquema, haciéndolo cada vez más coherente. Por ejemplo, en un sueño puedes contemplar un determinado edificio de ladrillos rojos. Pero días después sueñas que sales de esta misma construcción y ves un parque a tu izquierda. Así que piensas «claro, el parque queda cerca del edificio rojo», y así lo dibujas. En teoría, este tipo de conexiones son siempre muy parecidas en los mapas de todos los soñadores. Es decir, en este ejemplo, los parques siempre estarían localizados en las cercanías y a la izquierda de un edificio de ladrillos rojo.
 
Los dreamhackers también recomendaban ubicar los distintos emplazamientos oníricos según la orientación de los cuatro puntos cardinales. Es decir, además de la descripción física de los mismos, cada lugar habría de tener una cierta localización espacial: al norte, al suroeste, al oeste… Al principio, este concepto me desconcertó. En un sueño lúcido o en un sueño ordinario no existen referencias tan concretas. Pero, reflexionando sobre ello, comencé a entender: es cierto que, cuando uno sueña con un lugar, lo visualiza siempre delante de uno mismo, a su izquierda, a su derecha o detrás. Si haces caso de tu intuición, siempre hay una orientación que corresponde con la localización de un lugar enfrente de ti. Solo tienes que dejarte llevar por las sensaciones y descubrirás si, para ti, enfrente quiere decir al norte, al oeste, al este o al sur. Es probable que, para la mayoría, enfrente sea el norte. El resto de los rumbos quedan definidos por descarte.
 
Pero, una vez decidida la ubicación de un lugar concreto, ¡los dreamhackers exhortaban a invertir los puntos cardinales! Por ejemplo, un lugar que era percibido con orientación norte habría de dibujarse situado en realidad hacia el sur. ¿Por qué? La información que he encontrado sobre este asunto es muy extraña. Los dreamhackers argumentan que la clave de esta inversión puede encontrarse en antiguos textos taoístas y en ciertos mapas chinos:
 
«Este hecho sorprendió a los soñadores. Realizaron una búsqueda de este fenómeno en la literatura y descubrieron que en ciertos textos geográficos chinos antiguos se puede encontrar el mismo fenómeno. Los mapas chinos antiguos tenían una orientación de imagen especular a lo largo del eje Y. Al leer estos textos, entendimos que los antiguos chinos trataban el mapeo de los sueños de una manera seria (…). Desafortunadamente, la información sobre estos antiguos soñadores es muy escasa y vaga (…). Mi consejo: coloca el mapa de los sueños en un espejo: el sur es arriba, el norte es abajo, el oeste es la derecha, el este es la izquierda. El sueño y el mundo cotidiano son proyecciones reflejadas el uno del otro. El punto focal eres tú».
 
Esta reflexión es muy intrigante porque también coincide con las descripciones del más allá de los textos funerarios egipcios. En ellos se advierte al difunto de los peligros de viajar por el Dwat, ya que este mundo está invertido espacialmente respecto a la realidad física. Lo que aquí está boca abajo, en el otro mundo está bocarriba. Los textos avisan al faraón para que sea cuidadoso cuando camine por las realidades alternativas ¡porque corre el riesgo de ingerir su propia orina o sus propios excrementos! En algunos grabados puede verse una representación de algunos transeúntes que no han sido capaces de orientarse en este mundo trastocado y otros que sí han encontrado la manera de avanzar sin dificultad.
 
Esto ha quedado recogido en las obras del estudioso Jeremy Naydler, del que ya he hablado:
«(…) las leyes del Dwat no son las leyes del mundo físico. Se parecen más a las leyes del sueño».
 
Naydler también nos recuerda que esta inversión espacial es mucho más antigua, pues está presente en muchas tradiciones chamánicas, cronológicamente anteriores a la religión egipcia.
 
Los dreamhackers reflexionaron sobre la naturaleza y la estructura del mundo de los sueños. Los mapas no son continuos, como podríamos esperar. Están formados por todos nuestros sueños discretos: el sueño de la fábrica, el sueño del parque, el sueño de las montañas, etc. Cada uno de estos sueños constituye una única burbuja de percepción independiente. Más allá de la membrana de esa esfera perceptiva de cada sueño individual no habría nada, salvo otras burbujas de sueño aisladas entre sí. Sin embargo, en cada burbuja existirían algunos elementos que podrían actuar de portal entre un sueño y otro, entre una burbuja y otra: un armario, una puerta, una trampilla… Cuando el soñador encuentra estos «transportes» y los atraviesa, puede desplazarse desde su burbuja actual de percepción hasta otra diferente.
 
La tarea más importante para este misterioso grupo de onironautas fue la recopilación y clasificación del mayor número posible de emplazamientos arquetípicos dentro del mapa de sueños: torres, templos, fábricas, laberintos… De acuerdo con las premisas de los dreamhackers, estos lugares oníricos son comunes a todos los exploradores. Aunque su descripción no tendría por qué ser exactamente la misma, su función sí debía coincidir. Los laberintos son especialmente intrigantes. Así llamaron a cualquier tipo de estructura construida mediante caminos enrevesados. Esto incluye senderos subterráneos, como una red de galerías o cuevas, y recorridos en la superficie, como casas con una distribución compleja de habitaciones y pasillos. Los laberintos estarían relacionados con la parte más íntima y profunda de nuestra psique y, como tal, son lugares peligrosos. Según los dreamhackers, si son manejados con cuidado, sirven para cambiar las condiciones de nuestra vida en el mundo de la vigilia: podemos mejorar nuestro estado de salud, fortalecer nuestra economía o influir en nuestras relaciones sociales. El concepto es verdaderamente enigmático:
 
«El laberinto es un “gusano” de software que se desarrolla en nosotros, crece, devora energía y memoria, y luego reemplaza a una persona por sí misma, sus propias leyes y reglas (…). Sí, los laberintos son algo simbólico. Son una manifestación de algunos componentes energéticos del universo. Nuestra mente los transforma en una plantilla que, por razones absolutamente incomprensibles, la gente ve como un laberinto».
 
Los dreamhackers advierten de que los laberintos son lugares extremadamente peligrosos: cualquier soñador principiante debería evitar su exploración. En caso contrario, un mal uso podría provocar trastornos mentales e incluso enfermedades físicas graves. Por tanto, si no tienes suficiente experiencia en el mundo de los sueños y ves un laberinto, ¡no entres! Como los dreamhackers decían: «si no puedes soportar el calor, no vayas a la cocina»
 
Distinguieron entre dos tipos de laberintos: los personales y los arquetípicos. Los laberintos arquetípicos serían comunes a todos los seres humanos. Dentro de esta categoría, mencionan el laberinto de vida, el laberinto de eventos y el laberinto de obsesiones. En el primero, el soñador puede incrementar su fuerza vital o recuperar la salud. El peligro de este laberinto es que, de no tomar precauciones, produce el efecto contrario. Es decir, debilita a la persona hasta el extremo de enfermarla seriamente.
 
Entrando en el laberinto de eventos, el soñador puede modificar sus condiciones de vida en el mundo de la vigilia, trastocando bruscamente el curso de los acontecimientos. Este laberinto actuaría como una especie de conversor de las leyes causales de nuestro entorno físico. Pero también comparta sus riesgos. Un mal uso del laberinto de eventos provoca consecuencias no esperadas de carácter irreversible: puede arruinar la vida del soñador de un plumazo. El tercer laberinto arquetípico, el llamado laberinto de obsesiones, es el más complejo de todos. En él podemos explorar, revivir y manipular nuestras debilidades humanas. Manías, enganches, malos hábitos, perversiones, miedos, fobias. Dicen los dreamhackers que este laberinto permite al soñador acceder a un tipo de energía oscura con la que es posible realizar hazañas sobrehumanas, ya sea en beneficio de otras personas o en su perjuicio.
 
En sus conversaciones también trataron el asunto de los sueños compartidos. Como he mencionado, estos consisten en la exploración conjunta de un mismo sueño por parte de dos o más personas experimentadas. Los dreamhackers afirmaban practicarlos, pues comprendían sus mecanismos secretos. Por ejemplo, explicaron que cuando el grupo superaba los cinco soñadores, una entidad externa aparecía siempre en el sueño para ayudarlos. A esto le dieron carácter de ley. Según palabras de los dreamhackers, dicho ser tomaba habitualmente la forma de: «(…) una niña, un animal pequeño (un perro o un gato) o un pájaro. Posiblemente, constituye un fallo en el “programa”, un tipo de eco de las emanaciones conjuntas de nuestra conciencia»
 
¿Cuál era el objetivo final de las prácticas de los dreamhackers? Con el tiempo, el mapa de los sueños llega a un punto de integración tal que la persona experimenta la mayor revolución espiritual de toda su vida: recuerda, de una sola vez, todos y cada uno de sus sueños pasados. Es como si, de repente y sin aviso, implosionara de conocimiento. Cuando dicen que recuerdan de golpe «todos los sueños», se refieren a todos los sueños: desde los más recientes hasta los ocurridos varias décadas atrás. El choque emocional es tal que la vida de vigilia y la vida de los sueños se fusionan en una sola realidad. El individuo queda radicalmente transformado y comienza a vivir en otro nivel de consciencia desconocido para el resto de los seres humanos. A partir de ahí, puede fluctuar a voluntad entre el mundo que dejó atrás y un sinfín de realidades alternativas. Expresándolo de otra manera, se convertiría en un soñador lúcido a tiempo completo. Sergey Izrigi escribió:
 
«Después de un tiempo, las “burbujas” comenzarán a conectarse. Habrá muchas de ellas, se fusionarán, creando un mapa de sueños a partir de cientos de fragmentos (…). Y entonces un día, ¡BAM!, comienzas a recordar los lugares de sueños donde estabas hace cinco o diez años (…). Ese recordar los sueños comienza a visitarte cada vez más a menudo. Sientes que algo poderoso, enorme e incontrolable está creciendo en ti. Entonces, ¡aha! ¡Estalla en ti! ¡En ese momento puedes dibujar casi todo el mapa! ¡Conoces casi todos los lugares! Ardes desde adentro con conocimiento y poder. Puedes hacer cualquier cosa. La gente se pega a ti como moscas… La fuerza atrae a todos. En cuestión de horas, tu importancia crece hasta el cielo. Momento terriblemente peligroso (…). Cientos de personas abandonaron los hackers en este momento. Luego se convirtieron en “personas ordinarias”, tan ordinarias que incluso se arrancaron el pelo anhelando el periodo de la vida en que el ave del conocimiento se los llevó».
 
La persona obtiene el control de toda su existencia y se inflama de conocimiento. Algo parecido a la iluminación. Esto es precisamente lo que Castaneda llamó «alcanzar la tercera atención». En sus libros, sin embargo, asegura que dicho estado solo es accesible a personas muy sabias que dedican toda una vida a la práctica y que muestran una vida intachable. Lo auténticamente revolucionario de los dreamhackers es que afirmaban haber descubierto un atajo.
 
Esta iluminación exprés capacita a los soñadores, además, para traspasar los límites del mapa de sueños. Los dreamhackers creían que el mundo de los sueños es un territorio limitado por las cuatro fronteras norte, sur, este y oeste. Más allá de ellas, nadie sabe qué hay. Las descripciones de las fronteras norte y sur son inmutables. Sin embargo, las fronteras este y oeste fluctúan y no siempre tienen el mismo aspecto. Además, la frontera del este parece ser una zona especialmente restringida para los soñadores y la frontera del norte se aleja poco a poco según avanza la experiencia del viajero. En general, estos cuatro límites están representados por cadenas montañosas, desiertos, mares o ríos. En el centro del mapa siempre estaría la casa del soñador.
 
Atravesar las fronteras únicamente estaría al alcance de onironautas veteranos que hayan completado el mapa y, por tanto, hayan experimentado la fusión de realidades. Con ello, quedaría abierta la puerta a universos y realidades inconcebibles más allá del conocimiento humano. El cruce se efectuaría siempre por lugares muy específicos de las fronteras del mapa. Uno de ellos estaría, según los dreamhackers, en la esquina sureste del mapa: es un puente que conduce a un paso de montaña. Otra de las salidas está ubicada en el límite norte, en una extraña tierra habitada por seres de enorme tamaño.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Antes de terminar, quisiera atraer la atención sobre un asunto curioso. Quizás sea una casualidad, pero me parece ver una relación entre la película Matrix y el desconocido movimiento de los dreamhackers. Veamos:
 
1-Neo, el protagonista de Matrix, es precisamente un hacker informático que viaja a realidades alternativas que podríamos definir como sueños lúcidos.
 
2-Durante su primer encuentro, Morfeo advierte a Neo: «has estado viviendo en un mundo de sueños, Neo. Como en la visión de Baudrillard, toda tu vida ha transcurrido dentro del mapa, no del territorio»153. Aquí se mencionan juntas las palabras sueños y mapa. Por otro lado, se cita a Baudrillard, un filósofo francés del postmodernismo que cuestionó la realidad del mundo en el que vivimos. La cinta hace referencias veladas a él en varias ocasiones. Por ejemplo, al principio de la película, unas personas acuden al apartamento de Neo (Anderson) porque desean pagarle por uno de los trabajos que ha realizado como hacker. Cuando llaman a la puerta, Neo está soñando. Un hacker dormido es un dreamhacker, ¿no? Cuando Neo toma el dinero, lo esconde en un libro hueco, donde también guarda los disquetes con la información pirateada. Este libro Cultura y Simulacro de Baudrillard.
 
3-La cronología coincide. La película fue estrenada en 1999 y la actividad de los dreamkackers comenzó algunos años antes del 2001, cuando fueron estrenados sus foros de internet. ¿Quién inspiró a quién? ¿Matrix a los dreamhackers o los dreamhackers a Matrix?
 
4-El padre de las hermanas Wachowski (de ahí su apellido, aunque son nacidas en los Estados Unidos) proviene de Polonia, uno de los países de la órbita de influencia de los dreamhackers. ¿No hay algo verdaderamente intrigante en todo esto?
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
Los sueños lúcidos son un estado de consciencia accesible a todo el mundo. Nadie nace con un don especial para su práctica. Es cierto que se necesita la mejor formación posible y mantener la motivación alta durante todo el proceso de aprendizaje. Pero está al alcance de todos. Por ello, se lo recomiendo a cualquier persona que esté interesada en tener una vida más plena y emocionante. Merece la pena embarcarse en esta travesía.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
La práctica de los sueños lúcidos produce, sobre todo, gozo.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 
En efecto, después de tantos años, he llegado a pensar que vivimos la vida que soñamos. Soñar podría, entonces, ser el origen de la manifestación en nuestra realidad de vigilia. ¿Qué ocurre, entonces, cuando introducimos la lucidez en esta ecuación? Tenemos el control sobre nuestro destino. Por eso sospecho que los sueños lúcidos son el impulso final que permitirá a la raza humana dar un nuevo salto en su desarrollo como especie.
 
Enrique Ramos
Los sueños lúcidos: una realidad alternativa (Desarrollo personal)
 
 

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