IV
Si oyes tu idioma en un bus no evadas
el ritmo que nos oprime. A esta hora
en la noche sin lámpara que ilumine
en dos termos un paño y un taburete
el desastre puede ser interpelado. Él
Geraldine Gutiérrez-Wienken
XI
La polilla pegada del techo se
ha topado con la serpentina
de un sueño
alguien cruza los dedos
alguien despierta de su insomnio
alguien dice que está
insatisfecho con la insatisfacción
la mesa desmantelada
el centro de la mesa
hecho polvo
alguien cuenta los pasos perdidos
de la cucharilla a un plato llano
alguien está ahogándose
en el paraíso
nadie hace siesta
y las butacas se retapizan de flores
grandes desarraigos. Y de polvo
Geraldine Gutiérrez-Wienken
XII
Cuántos ojos caben en una franja de aves migratorias
cuántos pasos debo. Invertir en lo in-
cesante mosaico des-
conocido miedo tan ad-
verso tan eficaz y parcial. A donde vas tú no hay
ventana ni puerta. Todo es tardío. Hasta la tarde
las últimas cosas de la otra vida. Al atardecer
los pájaros cómo desviarlos
Los pájaros con mi danza en todos los sentidos
contrarios
Los pájaros cómo contar sin saldo
Los pájaros los pájaros que me embargan
Geraldine Gutiérrez-Wienken
XXI
Por mi ojo espacial al ojo de la tragedia he arribado
digamos a una cúpula barroca
digamos a mi elemento nube
digamos al bosque de cabeza. Allá adentro no soy yo
la ni lo. El inframundo es una extrema farsa si tú
ensayas corregir la. Y lo disimulas
Geraldine Gutiérrez-Wienken
XXVI
El mundo comienza a la altura de unos tobillos esbeltos
la gravedad repetida de no-poder
las cartas-liebres desovillar que mi padre
a mi padre el cielo borroneaba sobre mí
―¿Estás aludiendo a lo trágico, Perséfone?
Entonces mi mundo es él
epistolario lo y la
intensa travesía. Ánforas astrolabios acantos y cipreses
Arqueologías. Tropologías de irresolución [¿…?]
―Sí y no. Sino y de cualquier forma a donde vayas
―Van mis ojos, Perséfone, primero. Hacia él
Geraldine Gutiérrez-Wienken
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