Martín Barea Mattos

La carroña de la carroña

¿Te acordás de lo que vimos, hermoso cuaderno esa linda mañana de verano
cuando nos encontramos?
Una carroña nuestra
colorida y asquerosa en la filosa intersección de las esquinas.
Con su tapa levantada,
como un toldo caliente
transpiraba venenos y brazos revolvientes.
Contenía de manera descuidada y cínica
el vientre lleno de gases y el hambre.
El sol pegaba en la mugre
como para cocinarla
devolviendo cada moneda a la naturaleza del hombre
en todo lo que ella para él había trabajado.
El cielo miraba la magnífica antropofagia
como si fuera una flor plástica y carnívora.
El olor era tan fuerte que pensaste
que te ibas a desmayar ahí, en el asfalto.

Arriba del espectáculo podrido revoloteaban las moscas
y salían batallones diseñados
de larvas que se movían como un negocio sucio
en esos abundantes cachos de vida.

Todo se hundía y se hinchaba
como el brillo del orden de las góndolas
como un surtido anual movido por diez dedos,
cuya muerta vida creciera en sí misma.

Y ese mundo hacía un yingle extraño
como el agua empetrolada, el viento con alarmas
o la bala agitada en su lamento rítmico
al golpear de los fideos, el colador.

Se sumaban los bordes. Era como un meta-delirio-virtual.
Como el mamarracho arquitectónico sin fin
de un restorán abandonado por su cheff
antes de apagar la cocina.

Atrás de las bolsas había una rata y detrás una madre con su niña
que tienen en sus ojos la furia
y esperan volver a morder
la rica comida que tuvieron que largar.

¡Y pensar que vas a ser igual que esa basura, querido cuaderno,
que vas a estar igual de desechado y podrido,
vos, el blanco de mis ojos,
vos, el silencio de mi vida,
voz mi bestia, mi pasión!

Así tendrás que ser después del consumo
cuaderno de quejas de mis encantos.
Cuando en la vereda y sobre el asfalto
mueran hombres entre precios.

Sí, mi amor. Contale a los dedos
que van a tener con vos una fiesta de descuentos.
Que guardo el deseo y la oferta divina
de los amores descompuestos.

Martín Barea Mattos





Medio ambiente

Circo de pulgas.

Mercado de gaviotas.

Martín Barea Mattos




Susurro de la piel abismal del mar

El mar descansaba digiriendo ya su ingesta.
Animal echado
al vaivén del respirar.
Tendido en su pelaje,
flotan enfermos hombres
que han sobrevivido.
Están con piernas desaparecidas en agua,
aferrados a la trama del hálito:
al susurro de esa piel
abismal de mar:
Aquí no hay roca sino agua.
Agua y nada de agua.
Y la marea es el camino. La marea como una mancha desde allá,
desde satélites.
Que serán chatarra, marea y nada de agua.
Si hubiera agua en el agua no moriríamos de sed.
Y, sin embargo
moriremos de nada de agua en el agua.
Porque no hay vaso ni grifo en la marea.
Y no me puedo poner de pie,
a pensar por qué flotamos en la maraña.
Somos pesca plástica en vísceras de gaviota:
gaviota parca, gaviota calavera, gaviota muerta de hambre.
Nosotros,
fabricantes de alimento.
Veo los ojos del pingüino que arde como una madera negra
mientras salta torpe como un mensaje que nunca llega:
veo los ojos del pingüino rodeados por el fuego
que salta sobre la madera para rodear al vidrio del mensaje que nunca llegará.
La marea arrastra el teclado muerto en falanges de textos amputados.
Porque acá no se puede estar ni sentado ni parado:
siquiera hay silencio en la marea.
Sino una hamaca insolada, ultravioleta y cándida como la esperanza.
Todos pelean por gritar tierra a la vista.
Pelean, y algunos sobresalen entre perros y ratas.
Y se abrazan a un huevo.

Martín Barea Mattos




Trabalenguas

Consumismo
común ismo
con su mismo
comunismo.

Martín Barea Mattos



















Sergio Gaspar

ALGUNOS METROS DE INFINITO

Definitivamente no seré feliz. Lo mismo
que no aprenderé inglés, definitivamente.
Ni conoceré la vagina de Elsa Pataky,
ni seguramente Nueva York, tal vez ni Ourense.

He llegado a una tierra, al final de la tarde,
que es el piso en el que mi madre crecía su enfermedad
y, todas las tardes de domingo, tras pedirnos
que bajásemos a tomarnos un cacaolat con un dónut,
después de habérnoslo pedido infinitas veces,
después de haber viajado a la puerta cerrada con llave infinitas veces,
después de haberse acostado y levantado vestida de su cama infinitas veces,
antes de las infinitas veces en que saldría a la ventana a vigilar la calle,
antes de las infinitas veces en que saldría al balcón para saludar
al perro de los vecinos, que ladraba o la saludaba o el misterio
-porque yo he aprendido el infinito y seguiré aprendiéndolo
viendo a esta mujer enferma realizar los mismos pequeños viajes,
todos los días, a las mismas horas, en un siempre sin salida,
con su vida reducida a media docena de movimientos,
de la mecedora a la cama, de la mecedora al balcón,
de la mecedora a la cama, de la cama hasta el váter,
media docena de movimientos que son exactamente el infinito,
que se aprende de pronto al final de esta tarde sin final,
porque mañana volverá a ser la misma tarde, cuando
decía o dirá: Está visto que hoy no bajaremos, y se desnudaba
y se acostaba, y se levantaba hasta la mecedora,
y se volvía a acostar en su cama, y volverá a acostarse,
seguirá haciéndolo ya muerta, porque se perdió
-o quiso entrar, no lo sé- en el infinito y ya no sabe
-o no querrá, lo ignoro- salir de él o de ella o regresarse.

Con ella estoy ahora: cincuenta y dos años cumplidos
en mi cuerpo nos reúnen. Ahora ya sé –sin dolor- que hay cosas
que no sucederán, lo mismo que sé que quedan por suceder
cosas que no puedo imaginarme, cosas sin rostro ni nombre,
cosas que no debo aguardar ni de las que deberé sentir miedo.

Cosas solamente.

Hacia ellas voy.

Sergio Gaspar





CONVERSACIÓN

¿Por qué no has tenido hijos?
Voy a contártelo, y contigo a todas
las mujeres que me lo preguntaron.

Para que nadie deseara mi muerte.

Sergio Gaspar




FINAL

Rodeado estoy de seres que no quieren,
no han querido, definitivamente no querrán
que exista.

De pájaros que no han deseado, no desean,
ni en sus última alas desearán
que exista.

De piedras que no aprendieron a querer,
no podrán aprender -¿quién les enseñaría?-
que yo exista.

De árboles que no me dan su sombra,
de polvo que no precisa que lo ande,
aunque yo exista.

De plantas que no empiezan a crecer por mis ojos,
de seres que no aceptan sucumbir
por prolongar mi vida:

yo, inmolador constante
al implacable dios de mi deseo
de seguir existiéndome.

En ansia solamente de mí mismo,
frente a la inmensidad
de seres que no quieren, no han querido,
definitivamente ya no querrán
que exista.

Sergio Gaspar





TERNURA

De vez en cuando, hay que matar algo para seguir viviendo. Parece un pensamiento terrible y es un pensamiento terrible. Palabras de asesino, sonidos de crimen. Pero acércate: mira conmigo dentro de este pensamiento, urga con tus dedos entre estos sonidos que nos observan desde un rostro que se parece confusamente al nuestro. Verás las carnicerías con reses descuartizadas, los congelados de los supermercados, los insecticidas ofrecidos en hileras, el amasijo de células cuyo crecimiento detuviste al abortar, el cáncer que matas en tu sesión de quimioterapia, las flores que estás cortando una mañana de domingo en tu jardín. Verás el toro en la corrida, la lata de atún en conserva, la guerra de Irak, los caracoles de tu última cena, el condenado por violación y asesinato  sentado en la silla eléctrica, los movimientos del ratón al que infectaron del virus del sida en un laboratorio, el césped fumigado para que tomes el sol en la piscina del hotel sin que te estorben los insectos. De vez en cuando, matamos algo para seguir viviendo. No es lo terrible, aunque sea terrible. Es también la ternura. Como esta mosca que aplastas para que no moleste a tu hijo dormido.

Sergio Gaspar





UMBRAL

El 25 de junio, a las siete de la tarde
-una hora como tantas, tal vez poco taurina-,
murió mi madre en el hospital de Sant Pau,
en Barcelona, de un colapso cardio-respiratorio.

El 25 de junio, a las siete de la tarde,
cuando aún no había terminado de caer
el sexto toro sobre la arena de La Monumental,
cuando yo no he terminado de jugar todavía
con los cacahuetes que mis padres me compraron
hace ahora mismo cuarenta y cinco años
para que no me aburra durante la corrida,
a esta hora podría haber concluido su historia,
una historia por lo demás irrelevante,
de ésas que no llegan a titular de La Vanguardia,
de ésas que ni siquiera aparecen si paseas con Google,
entre los escombros de la información.

Pero

-la verdad nos aguarda tras los nexos adversativos-
Occidente, el progreso nacido a la luz
de La Ilustración y del Renacimiento,
y también el miedo a la muerte que anidaba en nosotros,
y también su propio miedo a morir, y quizá
-quiero pensar también en esta hipótesis- sus ganas
de permanecer a nuestro lado en la estancia del aire,
compartiendo el tiempo y las cosas del tiempo,
todo esto se juntó para que mi madre muriese
finalmente treinta y seis días después de morir.

Ésta es la historia de esos días. La cuento
de la única forma en la que puede ser contada
una historia: a trozos, por metonimia,
ajustándome al dibujo de los seres, sabiendo
que cualquier vida se vive completa, instante
tras instante, espiración tras inspiración,
alimentándose y defecando, orinando y bebiendo,
pero ninguna vida logra ser contada en su totalidad.

Ésta es la ley del mundo, en un mundo sin legisladores.

Vivimos todo, pero contamos sus fragmentos.

Sergio Gaspar













Reynaldo Pérez Só

5

mi casa está como un
muerto
sola

nadie sino yo sobre una silla

el viento sopla sobre
el patio

la casa no responde
ni yo
sobre la silla.

Reynaldo Pérez Só





6

me despojo del domingo
y me cubro de espanto
hablando solo
junto a estas casas

hoy como este día

cúbreme árbol
cúbreme

Reynaldo Pérez Só




19

esta es una silla
sólo una silla
en ella
se sentó mi padre
todos
mis mejores amigos

ahora
está sola
sin nadie

una silla.

Reynaldo Pérez Só




21

el hombre no se parece a la lluvia
el hombre camina
piensa
y se multiplica
la lluvia
vive arriba
y baja y se retorna

nosotros hablamos y morimos

la lluvia es otra cosa.

Reynaldo Pérez Só













Sofía Crespo Madrid

DESCONFIANZAS

me siento a la mesa y escribo
con este poema no harás la revolución
no dormirás el hambre
con estos versos no dejarás de ser extranjera
no vivirás el tiempo de a sorbos
ni despertarás a la fecha en el pasaporte
con este poema no desmentirás la revolución
ni alcanzarás la palabra inocente
con estos versos no podrás despedirte de nadie
ni besar a tu madre
no tendrás asilo en la nostalgia
no conjugarás presencia o espera

me siento a la mesa y escribo

Sofía Crespo Madrid





EN EL PATIO DE ESCUELAS MENORES

A Cristina Olivares Santa Cruz

Marmóreo gimes Fray Luis cuántas veces dime
si soltaste un aullido desde tu celda hacia tu celda
si te sentías solo y sin nadie
más que tu amor a unas cuantas palabras
de una lengua extranjera
Cuántas veces dime te sostuvo
cada llamada al cielo negado
si se te pudría el aliento detrás de cada padre nuestro
si murmurabas bésame con los besos de tu boca [1]
ante una cruz mustia
y ya muy tarde
Te digo Fray Luis te digo
yo también burlaré los antojos de esta vida
con cuanto teme y cuanto espera,
pues Dios es un nombre

para el orden oculto

en sueño y en olvido
sepultado.

——

[1] Cantar de los Cantares. Trad. Fray Luis de León.

Sofía Crespo Madrid













Nadia Sol Caramella

es posible que el tiempo
eche raíces en lugares insólitos
mientras vos acomodás tu pelo
para contemplar las plantas del jardín
puede que la vida no sea más que eso

Nadia Sol Caramella




esta noche
parece insinuarme algo
miro al cielo
las nubes me arrebatan un pedazo
de luna y con ella su luz
es curioso
mi gata juega entre las plantas
casi no puedo distinguirla
por un instante
me sorprende la belleza
de lo que tiende a perderse
en la oscuridad

Nadia Sol Caramella




la encontré en un rincón
detrás de la puerta
era chiquita, oscura y deforme
temblaba a pesar del calor
daba pequeños saltos
y emitía un quejido intermitente
la tomé en mis manos
y la solté en el jardín
junto a los malvones
ahora la soledad crece en el barro
bajo la lluvia del domingo
como las otras flores

Nadia Sol Caramella




la semilla
en la herida de la tierra
florece

Nadia Sol Caramella



muñecas de infancia
vestidas de luto
sillas apiladas en un rincón
el jardín y la gracia
de una rama seca
el disfraz de este día
sin planchar en el ropero
juegos de niña
y un pájaro muerto
a los pies del rosal
el resplandor del barrio
y la soledad de las antenas

Nadia Sol Caramella




ningún poema
puede salvarnos
pero puede decir:
los domingos por las noches
soy especialista en la ausencia
puedo diseccionarla
analizar sus partes
y verla multiplicarse
por toda la casa

Nadia Sol Caramella




si hay un dios para cada paisaje
este sería rosa,
afiebrado por la belleza del loto
en primavera

Nadia Sol Caramella



un pájaro voló
hasta un techo alto de tejas azules
y se estrelló
su cuerpo todavía con vida
cayó al suelo
pude ver el momento justo
en que su corazón dejó de latir
fue extraño
no sentí pena
solo curiosidad por la muerte

Nadia Sol Caramella













Víctor Zammit

"Aún si la información es científica, inicialmente tenderemos a rechazarla si la información es mucho más avanzada que nuestro conocimiento actual – especialmente si la información no concuerda con nuestras creencias religiosas, seculares, historia, cultura, valores y tradición. Repetidamente hemos tenido que ajustar nuestro sistema de valores y nuestras creencias para acomodarnos a las maravillas científicas, tales como el hombre caminando sobre la luna y las espectaculares  exploraciones espaciales. Del mismo modo hemos tenido que hacer ajustes al tratar con los fenómenos psíquicos. Por supuesto, la historia y la experiencia demuestran que hay personas más inteligentes e iluminadas que pueden ver el valor de la nueva información y asimilarla inmediatamente."

Víctor Zammit 
El caso de vida después de la muerte




 Mediums modernos que confunden a los escépticos

'Edison y yo estamos convencidos de que en el campo de la investigación psíquica hay hechos que todavía falta por descubrir y que serán de mayor trascendencia para la humanidad que todas las invenciones que han sido hechas en el campo de la electricidad.’

Dr. Miller Hutchinson, socio cercano de Edison

Uno de los mediums americanos contemporáneos más famosos, George Anderson, ha sido investigado a fondo por el presentador de radio y TV de New York, Joel Martin, quien dijo en 1980 cuando conoció a Anderson:

Nunca asumí ninguna posición en cuanto a lo paranormal, a menos que exponer públicamente los fraudes sea asumir una posición (Martin J. and Romanowski P. 1988:1).

Martin había entrevistado a muchos de los llamados psíquicos y ‘nuevas-eras’ en sus programas populares. Él afirmó haber expuesto al famoso Amityville Horror como a un psíquico engañador y cuando le hablaron de George Anderson su reacción fue decir “Lo expondré como farsante en un minuto.'

Pero cuando George Anderson le dió una corta lectura se quedó pasmado:

George había atinado en todo. No había generalizado y no había ninguna ambigüedad. Él sabía las cosas —nombres, detalles, eventos, opiniones, hasta los gestos— que nadie más podría haber conocido. ¿Como lo supo? ‘Reviso la lectura una y otra vez buscando en mi menoria alguna evidencia de maraña. George había operado en una habitación totalmente iluminada, no había entrado en trance y lucía muy casual en todo. Tuve que admitir que algo pasaba. Afectó todo aquello que había aprendido sobre ciencia y religión, la naturaleza de la vida misma’ ' (Martin J. and Romanowski P. 1988: 64).

Martin contactó inmediatamente a su colega de muchos años, Stephen Kaplan, un parapsicólogo de fama internacional quien abordó el asunto de lo paranormal, escribe Martin, ‘con más escepticismo que cualquiera que yo conozca. Él se deleitaba en exponer publicamente los engaños’ (Martin J. and Romanowski P. 1988: 65).

Kaplan le aseguró que sí era cierto que creía en la existencia de la mediumnidad y que había algunos mediums superdotados en el siglo veinte, notablemente Edgar Cayce, Arturo Ford y el brasileño Arigó—pero la mayoría de los que él habia encontrado eran fraudulentos o magos que no podían presentar evidencia en pruebas en público con éxito.

Martin hizo arreglos para que su amigo telefonase anónimamente a Anderson desde una ciudad distante. Habiendo oído solamente la voz de Kaplan diciendo “Hola”, George le dió información que ambos, Kaplan y Martin, después describieron como extraordinaria. “Yo diría que él es genuino” concluyó más tarde Kaplan alentando a Martin para que le hiciese más pruebas (Martin J. and Romanowski P. 1988: 69).

Lecturas por radio y televisión

Por más de diecisiete años Martin hizo arreglos para que Anderson apareciese en vivo en programas de radio y televisión dando cientos de lecturas a personas desconocidas que llamaban por teléfono sin dar ninguna identificación a la estación ni al presentador. Después de las lecturas él tenía investigadores averiguando entre los que habían llamado el grado de exactitud de las lecturas. ¿Cual fue su conclusión?

George Anderson ha documentado una tasa de exactitud entre 86 y 95 por ciento. Hablando a personas totalmente desconocidas ha demostrado su habilidad de proporcionar nombres, detalles de como murió un ser querido, apodos personales, alusiones a experiencias compartidas, predicciones del futuro, detalles de problemas de salud, etc. Muchas de las llamadas inexactitudes se deben a que son predicciones cuyo tiempo no ha llegado, o a que el recipiente desconocía su cumplimiento al tiempo de la entrevista, o a que el recipiente se abochornaba en reconocer los detalles de amoríos extramaritales, o de un aborto.

Martin probó la consistencia de Anderson hacienda arreglos para que siete miembros de la familia de un niño muerto en un accidente auntomovilístico lo llamaran anónimamente en cuatro ocasiones diferentes. Anderson fue capaz de confirmar exactamente y de repetir la información dada previamente, de identificar al miembro de la familia que había estado presente en cada ocasión.

Las pruebas descartan la telepatía

Pruebas ulteriores diseñadas por un especialista en computadores para detector si George Anderson poseía altos niveles de telepatía o de habilidad precognitiva demostraron que no era major que el promedio descartando así la posibilidad de que estuviese leyendo telepáticamente (Martin J. and Romanowski P. 1988: 142).

En una prueba conducida en vivo por la radio, un psicólogo calculó que la probabilidad de que George pudiera determinar dos hechos acerca de cada uno de trece espíritus—su edad y parentesco con quien llamaba—era de 1 en 6.044. Pero en muchos casos Ardenson pudo dar 11 o 12 hechos con 90% de precisión (Martin J. and Romanowski P. 1988: 146).

George Anderson es el último de una larga línea de mediums dotados que han sido preparados para cooperar con la ciencia y enfrentarse a cualquier escéptico. Joel Martin ha retado constantemente a los ‘escépticos testarudos e irracionales’ a que pongan a prueba a Anderson. Todo lo que él pidió, dice, fue que trajeran un ‘sentido de escepticismo de mentalidad abierta’ y que discutirían en público lo que encontrasen—a favor o en contra (Martin J. and Romanowski P. 1988:109). Él escribe así de la inhabilidad de los escépticos de refutar la evidencia producida por Anderson:

Desde que George apareció en mi programa de radio en 1980 he sido contactado por mucha gente ansiosa de desacreditarlo. Ninguno de los que aceptaron nuestra invitación para aparecer en público ha sido capaz de explicar, o de presentar una hipótesis, qué medios pudo utilizar George para obtener el contenido de sus mensajes, a menos que no fuese la comunicación con los espíritus (Martin J. and Romanowski P. 1988: 11).

Los escépticos y los desenmascaradores han tratado duramente de ignorar a George Anderson, pretendiendo que no existe:

Mi personal fue contactado una vez por uno de los desenmascaradores más famosos del país, y que por añadidura también es mago… Estábamos muy contentos de poder tenerlo en el show con George, pero por alguna razón nunca se apareció (Martin J. and Romanowski P. 1988: 107).

En otra ocasión Martin fue contactado por un furioso Dr. Abrams, un psiquiatra de una agencia estatal de salud mental, queriendo saber si George Anderson era un fraude. Cuando Martin lo invitó a que investigase por si mismo concordaron en que Abrams haría sus propias pruebas y después aparecería en el aire y admitiría si lo encontraba genuine. Algunos meses después, Abrams fue donde Anderson por lecturas usando ropas sucias, barbado y hediondo a alcohol. Anderson lo identificó rápidamente como un profesional y le dijo que había visto la figura de Sigmund Freud sobre su cabeza. Abrams llamó a Joel Martin para confirmarle lo que había sucedido y, las habilidades de George.

Sin embargo cuando fue llamado para que cumpliera su promesa de aparecer en la radio, dijo:

No sé si puedo cumplirle esa parte de mi promesa, aunque yo creo que la habilidad de George es auténtica. Para ser cándido, Mr. Martin, temo que mis colegas nunca entenderían ni aceptarían que hablase públicamente. Realmente que lo siento (Martin J. and Romanowski P. 1988: 110).

Recientemente George Anderson fue uno de los mediums testados en el estudio de la Universidad de Arizona (ver el Capítulo 8). Puede visitar el portal George Anderson’s Grief Support Page [http://www.georgeanderson.com/].

John Edward

Otro médium contemporáneo que fue testado en el estudio de la Universidad de Arizona es John Edward. Apareciendo cinco dias por semana, el anfitrión del Canal de Ciencia Ficción Crossing Over ha aumentado en 33% la teleaudiencia del Canal Sci Fi en un año a un promedio diario de 533,000 hogares. El programa también está atrayendo más espectadoras a la red televisiva, la que tiene una audiencia predominantemente masculina. Mientras generalmente las mujeres forman el 45% de la audiencia, Crossing Over tiene 60% de mujeres (Brown 2001).

La popularidad de Crossing Over y la correspondiente atención que los medios le prestan a los programas de entretenimiento y noticias, han hecho un “best-seller” del libro de Edward, “Una ÚltimaVez”. John Edward es uno de los médiums más controvertidos, cuyo continuo éxito en televisión provoca erupciones volcánicas entre los materialistas, de mentalidad cerrada de los Estados Unidos. Hay otros médiums superdotados que hacen lo que John Edward hace, pero él lo está haciendo en televisión y naturalmente atrae más crítica.

Rosemary Altea.
Otra médium internacional de renombre, es la inglesa Rosemary Altea, la cual apareció en Junio de 2001 por primera vez en directo en el programa de Larry King, juntamente con un escéptico de notoriedad.   

Víctor Zammit 
El caso de vida después de la muerte



"Para comenzar diré, que conocimiento “subjetivo” es toda aquella información que no puede ser comprobada de forma independiente. Ésta incluye creencias personales, tales como el Cristianismo, Islamismo, Hinduismo, Budismo, Judaísmo y otras religiones. El conocimiento subjetivo también incluye al escepticismo materialista de mentalidad cerrada, y que según el uso moderno es una fuerte creencia de que la existencia después de la muerte no existe, porque en el contexto de la supervivencia Para comenzar diré, que conocimiento “subjetivo” es toda aquella información que no puede ser comprobada de forma independiente. Ésta incluye creencias personales, tales como el Cristianismo, Islamismo, Hinduismo, Budismo, Judaísmo y otras religiones. El conocimiento subjetivo también incluye al escepticismo materialista de mentalidad cerrada, y que según el uso moderno es una fuerte creencia de que la existencia después de la muerte no existe, porque en el contexto de la supervivencia.

Como la religión, el escepticismo obcecado es una creencia subjetiva personal, sujeta a errores fundamentales y a una completa desvirtualización, porque una creencia subjetiva religiosa personal, o una creencia escéptica no tiene el soporte de la ciencia; cualesquiera creencias escépticas, así como las creencias subjetivas religiosas, pueden ser absolutamente inválidas. El conocimiento objetivo - ciencia -  existe cuando  los mismos resultados y la misma conexión de causa-efecto pueden ser obtenidos en el tiempo y espacio. La ciencia es considerada como “objetiva” cuando una persona, siguiendo las fórmulas científicas y manteniendo constantes las variables, obtiene los mismos resultados. Así, un científico que mezcla ácidos y alcalinos en Sydney el año 2000, obtiene los mismos resultados que otro científico trabajando en Moscú el año 2002, o cualquier otro año."

Víctor Zammit 
El caso de vida después de la muerte












Andrea Jerez

DILEMAS RELIGIOSOS

Sería fácil tener fe,
caminaría por estas calles
sintiéndome protegida
como una paloma que se esconde
entre el pelo hípster de Dios.
No correría por las noches
de camino a casa, al contrario,
entraría a esa disco under
donde se emborrachan los Ángeles
de camisas de flores y lentes oscuros.
Si creyera en ellos, dejaría que uno
se acercara y me agarrara
las caderas con respeto
para dejarme llevar.
Bailaría con la confianza
de que mi vida pende
de su música divina
cuyo final está escrito
y no hay nada
que pueda ofrecer
para cambiarlo.

Andrea Jerez





El primer licor que bebí fue Mistela,
la regalaban las familias andinas
en los nacimientos de sus bebés.
Mis padres no supieron
qué hacer con todas esas botellas
después del entierro,
las conservaron por años
con la esperanza de celebrar
la corta vida de mi hermana.
La tomaba a escondidas
esperando nacer en un rincón
de mí misma, ese espacio inhabitado
en donde pudiese conocer a Alexandra.
No sucedió, pero entendí
que la vida y la muerte
son como los dos lados de una arepa:
Uno más tostado que el otro,
imposibles de ver al mismo tiempo.
Cuando vuelva a nacer
le regalaré frascos de Mistela
a mis parteras y allegados,
abriré una arepa por la mitad,
eructaré en la cara a las señoras
que den golpes en mi espalda
y fingiré que lloro
para que me arrullen
hasta que pueda
descansar en paz.

Andrea Jerez



MAMBA NEGRA

Quiero arrastrarme entre las rocas
como una mamba negra
que prepara su nueva piel
antes de la muda.
Para tener escamas gruesas
primero hay que fantasear
con las escamas gruesas.
Espiaré desde el riachuelo
al señor que apaga un cigarrillo
en el lomo de un caballo,
veré cómo los insectos invaden la noche,
encontraré mi reflejo en el agua
y sacaré la lengua, pelaré los colmillos,
me acostumbraré a estos ojos
completamente negros.
No tendré miedo a la furia,
mi veneno también es
sabiduría de la naturaleza.
Podré enrollarme en la pierna
del leñador que me persiga
o morder a la mujer
que juegue conmigo.
Cuando sea el momento
ni me daré cuenta,
en la base de un árbol
quedará tendida
mi piel vieja.

Andrea Jerez




MUJER PICHÓN

Mujer pichón dormía en un huevo translucido
la tarde que salí por bosque pino.
Tenía la piel babosa, desplumada
y los ojos perdidos en la neblina del valle.
La vi esconderse entre los restos de cáscara
hasta que dio sus primeros pasos
y destrozó el nido buscando comida.
Mujer pichón no murió de hambre,
encontró lombrices en las grietas del árbol.
No murió de sed, chupó su pelo
después de cada lluvia.
Una mañana, cuando terminé de cantar
la vi tambalear en el borde de una rama.
Mujer pichón está triste, quiere camuflarse
entre las hojas secas y las piñas del bosque,
sabe que no puede aletear con esos brazos flacos,
con esa cola pelada, con esas patas inservibles.
Podría acercarme y ayudarla,
pero es de humanos resolver el destino del otro,
los pájaros dejamos que la naturaleza
siga su curso.

Andrea Jerez




No me molestan los gusanos del baño
que salen de la tubería y se pasean
por el orillo de la cerámica.
Mientras me duchaba vi a dos
acurrucados en la esquina,
uno más grande que el otro,
parecían madre e hijo.
Tuve cuidado con el agua que caía
para que no los alcanzara
pero en un momento de descuido
mientras me afeitaba las rodillas
vi al pequeño deslizarse por el desagüe.
Pobre mamá, quedó solo.
Se escondió detrás del champú.
Quise salir de la ducha para dejarla tranquila,
pero recordé a mi prima Tamara
que hace poco perdió a su hijo
y dice que la vida ahora es un infierno,
recordé a mamá que sigue hablando de mi hermana
como si estuviera entre nosotros.
Estiré mi mano encima de ella
y dejé que el agua se resbalara por mi brazo.
Cada gota la alejaba del dolor,
la llevaba hacia su hijo ahogado
en el final de la cañería.

Andrea Jerez