Betina Barrios Ayala

amor

Cada tanto no mucho tiempo incluso siento ganas tormentosas de huir a tropel como caballo suelto y salvaje del desierto vuela polvo a mi paso dejo todo cundido de bruma no pude ver no puedes ver cómo el amor un instante de luz si hay suerte no es eterno no se puede tener no se puede guardar no se puede decir el amor solo agua el amor es un sueño con muchas caras perdido en el manglar de mi nombre.

Betina Barrios Ayala



DEFENSA

Brilla, cielo despejado y negro, denso
como manto, petróleo
bajo alas eléctricas

Dentro de los pozos también hay ligeros puntos, blancos
destacan en la breve marea oleosa, oleaje, mi vida
¿dónde estás mientras surco el cielo?

Última vez que usted entra a Bolivia sin su documento venezolano

Tú sabes, dije
y me clavó los ojos

No me da miedo ser una estrella

Betina Barrios Ayala





I

Puedo estar
sin lentes
ver
borroso
quiero
ver
sin lentes
las cosas
no entender
todo
desenfocar
un rato

Betina Barrios Ayala




II

COLECCIONABLES

La gente dice:
las cosas no son como antes

No, no lo son
las cosas no vuelven a ser
y atestiguar esto
trae un poco de apego
ala
(sol)
edad
para así no acostumbrarse a nada
para así abandonarlo todo
y dejar
que las cosas cambien
(s)olas

sin recuerdos

cambiar con ellas
e intercambiar las máscaras
olvidar el mal gusto
de perder

III

No entiendo este frío
ni cómo sacarlo es como
llevar la huella de un error
sed, desproporcionada
contención, que
nadie nunca
sanará

Tengo el interior florido de dulces
pequeñeces
demasiado tiernas para ser
tocadas
cualquier palabra mal dicha desata
incendio

Corro, derramo en las colinas
campos de mi infancia
allí sé andar siempre sola
nadie nada nunca entenderá
mi temblor, formas vegetales
animales, tropicales
destructivas

Dolor es vivir
callado
espero a mis amigos
que me aman
y están
lejos

IV

Todos los cubanos van a Miami
terminan ahí, se reúnen
los llevan las balsas de Mariel

Algunos dirían que haríamos lo mismo
y que Miami sería el país
que Castro soñó

Pero nadie quiso ir a Miami
fue la fuerza silente de las cosas
costumbre escuchar lo que tendría
que ser hecho lo que tendría
que pasar

Si fuese contable
sabría de números
pero sé de tierra y agua, sed
por andar tanto en el aire
he dejado la carne en el fuego, no se
aprende sin poner el cuerpo así

Vivo mutilándome
las manos, empecé
a definir bien el contorno
cortándome las garras
para poder caer
tranquila

V

A esta altura ya tendría que tenerlo
robusto como gaviota, pelícano
rematando peces sobre el agua
picoteando firme en la orilla

Pero no. Sigo yendo a los bautizos
con mi cara de sueño y ganas de beber
vino barato. Escucho eco de risa
satisfecha veo pétalos caer
sobre las hojas

Esta letra tormentosa, vaga
vibra. No está impresa en nada
desnuda
busca la noche, mañana
susurra, repite, pide
espacio
Despacio, le digo

Balbuceo, lavo los dientes
las manos, el pelo, los huesos
repito lo que dice mientras
ejercito el cuerpo
como mantra doy
forma danza bajo
palmas firmes
en el suelo:

la casa es esta

Betina Barrios Ayala




MITOLOGÍAS

Quieren agua, que les dé
algo
una luz encendida

Es que tengo la fórmula
la encontré
en la ventana hacia el desierto
por la que miraba de niña
arriba en la cama, todo
parecía arena después
de la quebrada, los cerros
eran llanos, el piso
arcilloso, las plantas
xerófitas

Rulfo dijo todo lo que había
visto ya
los animales, sus formas
de habitar
las macetas, los monos
comen huevos, y así
las palomas se fueron al fin, dejaron
de atosigar a las flores, los días
se hicieron bellos con ese ser
medio humano medio
animal

Era mi amigo
era mi hijo, el único
que tuve, pero no el único
que dejé morir entre los árboles.

Betina Barrios Ayala









Braulio Paz

#5

Y ya somos siete millones
y sin embargo uno y uno y uno y uno
el universo se expande no
como los círculos concéntricos
no en un estanque, tras una roca
no hay centro alguno, las galaxias
simplemente se alejan de las otras
no hubo centro, el big bang fue una explosión
en todos lados, al mismo tiempo
no hubo centro y, por tanto, margen

Braulio Paz



#9

Una mano toca el agua y va dejando una estela,
la cámara ve un tren acercarse, la audiencia enloquece,
una pantalla en negro sobre la cual un sonido estruendo,
muchas paletas de colores, una cascada, el desorden
mientras que una invocación mágica Alister Crowley
botellas siendo arrojadas, un contrapicado
da la sensación de asencionalidad acompasada por el coro
mientras una pantalla dividida empieza a jugar
con las posibilidades de la cinemática al mostrar
el viaje de un caballo: un ejército marcha,
CNN ha conseguido un encabalgamiento
extendido a través de meses en los que intercaló
tomas de la caravana de migrantes y la frontera
la tierra se traga… un rayo golpea… una bofetada
el cielo se mueve no el enfoque y luego
alguien ora con la cara enterrada en sus rodillas
y, la cámara, lo mira al ras del suelo

 Braulio Paz

 

 

 Decirlo para que no suceda o perdón por no saberlo

“si lo dices no pasará”, una desviación de la norma
ocurrirá conforme el tiempo se abra. Ya no hay amuleto
sin oxido oscuro, termitas en las columnas, pero no
derruye – la gente parece tener muchas
cosas, demasiadas en las cabezas. Nosotros
vivimos en los espacios vacíos que van
quedando, que siempre están: ese de mi
índice cuando toca tu frente entre las cejas
y te da una sensación de electricidad estática
¿acaso te toco a un nivel molecular?

La vida nos hace recordar, dicho así parece
una sentencia ¿ves el mar? pregunta
señalando el techo blanco Sí. Después de todo
esto es estar consiente, decirlo para que no suceda
temiendo la perpetua aparición de eso que es ya –
todos nos bajamos antes del último paradero
¿no convierte eso a ese punto en el último paradero entonces?
Soy descuidado cuando pienso, No lo sé. Al final,
sospecho que la mayoría viajamos la misma distancia.

Un intersticio molecular, cruzar la calle,
como si pasar por el día fuera lo mismo
que hacer amanecer, no en ningún tipo
de idealización romántica del tiempo:
the empty spaces La primera persona del plural

Algún tiempo hace que fue y aún se creen es
a pesar de la distancia. Presumiblemente
es un gran campo del que solo se conoce un extremo,
no el atravesado para llegar hasta ahí y si lo que dije
no es suficiente para ti, si significaría más el aserrín
secado al sol o al fondo de la mente donde…
perdón por no poder decirlo, sobre todo perdón
por no saber para empezar como frasearlo
o lo que debía aparecer ¿Por qué no te imaginas
esas pocas plantas que crecían en el jardín
de la frentera en esa casa
arruinada por los trabajadores municipales
al reparar las cañerías de la calle? Complicadas versiones
de lo que es el sinsentido, nacer es solo
un nombre escrito por la muerte: mira
tu nostalgia, alguien respira, alguien da un portazo
las ciudades se mueven milímetros por año…

 Braulio Paz

 

 

 

 P         A         R         A         D         I          S          E

I          S                     N         O         T        

A         R         T         I          F         I          C         I          A         L


Pienso: no entiendo porque la gente
pregunta ciertas cosas, pero si
que la materia está hecha de átomos
a mi alrededor y, quizás, dentro de mí.
Todas esas cosas viscosas y desagradables.

Un cuarto, desorden alrededor,
barba de quince días y muchas luces,
como en una feria, como en navidad.
Esta parte de la escena sucede
diez años después                  aún
no tiene mucho sentido, pero es
coherente, más o menos: digo,
los átomos son esto son aquello
y me premian por explicarles
como funcionan sus ciudades.

El perro de Pavlov se sentiría orgulloso.

Al mundo lo veo como a una pintura expresionista
al que ningún viaje de autorrealización puede curar:
con seguridad, si alguien nos pidiera llenar un vaso
con nuestra saliva y luego beber,
la mayoría rehusaríamos con asco
aunque esté en nuestra boca todo el día.

 Braulio Paz



(Wenders planea sobre Berlín)

No es un poema de la calle, hay sí
una ¿ciudad? Hay edificios, quizá esquinas
Hay ¿luz? Una visión de vitral romano
superpuesto a un espejo de agua
¿estaba allí? ¿podemos vislumbrar, a los años, la ciudad?

Arteca ensayaba en su Hotel Babel una condición
fundamental de las grandes ciudades:
que ellas no “sobreviven a los hombres,
sino a sus formas”. ¿Dictadas, hoy tal vez,
por estudio de mercado? Colour Fade.
Un pequeño agujero, toda la pantalla en negro
salvo por ese minúsculo circulo en el centro,
la cámara sobrevuela la ciudad
y solo ve ladrillos, los edificios se deducen
como la materia negra del universo.
Corte!
Los habitantes siguieron su camino.

Braulio Paz
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Sharmeen Obaid-Chinoy

"Me encanta hacer sentir incómodos a los hombres. Lo disfruto. Es importante mirar a los ojos de los hombres y decir: yo soy una mujer y yo estoy aquí, reconoce esto, y reconoce mi trabajo para lanzar algo que te hace sentir incómodo y debe hacerte sentir incómodo, porque tienes que cambiar tu actitud."

Sharmeen Obaid-Chinoy
Tomada del libro La trinchera de letras de Juan Soto Ivars, página 20

Luciana Jazmín Coronado

DIÁLOGO

—¿Qué haces?
—Quiero entregar mi cuerpo.

—¿A quién?
—A un punto de la noche.

—¿Y pedirás deseos?
—No.

—Ahora estás estupefacta, sin cara.
—Tengo frío de mí.

—¿Y qué es lo que queda?
—Quedo yo
incorpórea
elemental como el vértigo.

—¿Y qué harás después?
—Seré otra cosa.

Luciana Jazmín Coronado





FANTASÍA

Cuando extirpen mi árbol
saldrán insectos a borbotones,
quedará una capa de larvas blancas
como crías de ángel a la intemperie.

Luciana Jazmín Coronado




QUIÉN

¿Quién está desesperado?
¿Quién deja morir el paisaje
y arrima el sol
hacia la hora donde no se dice
ni se contempla
el temblor del sitio donde nacimos?
¿Quién pide deseos
sobre el hoyo olvidado
en las alcancías del mar?
¿Quién abraza el castigo
de partir sin volver,
de un viento que ya no estremece
ningún pétalo?

Luciana Jazmín Coronado




REZO

Invoca la pureza antigua.
Acepta que no puedes permanecer.

No te arranques
de tu yo, de tu último rezo.

Mira a tu planeta suelto en el oleaje, mira
la piedra del mundo envuelta en la desmemoria.
Junta a los santos, pídeles
que pronuncien los nombres sobre las cunas. 

Haz de tus ojos alguaciles de oro, observa
las palabras
hasta pulverizar la verdad. 

Para entrar en la fe
debes ser un retazo cosido en movimiento,
un lunar
en un desierto de carne fría.

Deja que los frutos crezcan a la misma hora.
Primero serán detalles, luego caerán todos juntos:
se abrirán, como limbos, sobre los azulejos.

Luciana Jazmín Coronado





SOY LA ALQUIMISTA

cuando me abandona
papá muere

luego revive
es una flor nocturna
se le alargan los pétalos
como billetes gruesos
y me abraza
dejándome la sombra

a papá lo mato y lo revivo
soy su alquimista

papá tiene que morir en el viento
ya hice varias mutaciones
de un resto logro una joya

papá debe morir ser piedra dejar de ser pantera
no a los ojos felinos no a la astucia

papá ya no es porque de tanto mentir
fue árbol le cosieron la boca

Luciana Jazmín Coronado















Ale Oseguera

EL MUSEO DE LA MEMORIA

Aprendemos del vivir en el Museo de la Memoria
como quien aprende de la muerte en las Enciclopedias:
sin olfatear jamás el cadáver.

Reproducimos el retrato, firma el tiempo.

De la tienda de souvenirs elegimos la sinfonía del eco primigenio
y le prendemos fuego nomás sacarla del empaque.
Que no vengan los de antes a cobrar las deudas,
que no vengan a manchar sunuestra obra.

Chilla distante el fundador oculto del Museo de la Memoria,
y suena distorsionado el pregón de quien le sucedió.
que luego repetimos en voz baja:

No serás el eco del tirano
No repetirás del victorioso el error

Pero nadie da sus nombres.
La música es hermosa, mas la letra erra.
Así que nos preguntamos:

¿Acaso yo escribí el diálogo?
¿Acaso yo encendí la mecha?

En las postales del cuadro más visitado del Museo de la Memoria,
una leyenda:

“Tanto mata quien raja la panza de la vaca
como quien le ata las patas
y quien aprende a comer.”

Ale Oseguera





ESPACIO LIMINAL

Yo soy de alguna orilla, de otra parte.

Rosario Castellanos

Dentro de la orilla, en el azul profundo: el espacio liminal.

Se encuentra pasado el túnel de Itoloca. Profundidad: desconocida.

Decían que nadie podía habitar aquí.

“Nadie puede habitar allí”:    bajo la presión del azul piel,

sobre la oscuridad del río aire,

entre las estrellas de patas largas.

 

Pero en el espacio

liminal hemos escrito

transparencias para

niños ciegos, sueños

para los

insomnes fieles y

cuerpos sin

color para los

espíritus. Usamos la

escalera como vía de

tren y recorremos la

frontera punta

a punta.

Descansamos al

borde de la escalera.

Trabajamos el

espacio liminal que es

la escalera.

Un puente de vacíos

entre origen y

destino.

Nadie nunca ha

vuelto al origen.

Nadie nunca ha visto

el destino.

En el espacio liminal

escribimos

nuestros mitos en las

cáscaras de los frutos

que no volvimos a

plantar. Y esperamos

sin sentarnos,

deseamos sin

doparnos, dormimos

con los ojos

trenzados.

En el espacio liminal

un día se mide en luz.

Así nos envejecen los

pies: se convierten en

manos. En el espacio

liminal todo cuerpo

es un puño, la

posibilidad de la

obsidiana, la

esperanza del árbol,

la materialización del

nuevo Sol.

Decían que nadie

podía habitar aquí:

“Nadie puede habitar

allí, allí no hay aire”.

Y sin embargo,

nuestros cuerpos,

nuestras vidas.

Ale Oseguera




HIJAS DE LA SERPIENTE

“¡Vamos a cortarle la cabeza a la serpiente!”
gritaron.
No sabían que la deidad era bicéfala
y que callarla requería más
que la insolencia del cuchillo.

Es peligrosa la ingenuidad de quienes creen
que bajo tierra
sólo hay muertos en vela.
No conocen el valor de una semilla,
no ven nuestros rostros en las paredes del abismo.

Enterrar un árbol
no es cavar su tumba.

Las hijas de la serpiente nacen bajo tierra.
Se alimentan de su madre,
la cabeza cercenada por el hombre.
Dedican su vida a amamantar al árbol,
a afilar la obsidiana.
En el día marcado para el nacimiento del huevo,
abrirán la grieta-puente en el rojo cielo corazón del planeta,
y unirán finalmente

a las hijas de la tierra
con las hijas de la muerte:

las dos cabezas de serpiente.

Ale Oseguera






MI ROSTRO ES UN MAPA DE MI CUERPO

(fragmento)

¿Hay esperanza después de asumir que somos la herida del cuerpo?

Mi cara es un mapa de mi cuerpo.
Montañas bermejas,
márgenes inabarcables,
caudales eternos,
cristal y jade.

Mi cuerpo es un secreto a voces.
Una bomba molotov con la mecha aún intacta.
El poema en la arena que nadie leyó.

Mi rostro es el logotipo de una aerolínea
que no se atreve a aterrizar en mi nariz.

Mi cuerpo es el rostro de unos ojos
que no distinguen colores,
la guarida de las perras,
un transbordador cruzando el Aqueronte.

Por eso lo ato,
para que no lo veas,
para que otros no lo aten,
para hablar en las 400 lenguas del cenzontle
para que no le temas.

Ale Oseguera















Adília Lopes

Anti-Nazi

La limpieza
puede ser
peor
que la porquería

El orden
puede ser
el mayor
desorden

Adília Lopes



Arte poética

Escribir un poema
es como atrapar un pez
con las manos
jamás he pescado de esta manera
pero puedo hablar así
sé que no todo lo que agarran las manos
es pez
el pez se resiste
intenta escaparse
se escapa
yo persisto
lucho cuerpo a cuerpo
con el pez
o morimos los dos
o nos salvamos los dos
tengo miedo de no llegar al fin
es una cuestión de vida o muerte
cuando llego al final
descubro que necesité atrapar al pez
para librarme del pez
me libro del pez con un alivio
que no sé expresar

Adília Lopes




Chips implicados

La psicoanalista me decía: diga todo lo que le venga a la cabeza. Yo estaba sufriendo, me callaba. Ella preguntaba: ¿en qué está pensando ahora? Me daba ganas de decirle que estaba pensando en Dios y en un pasaje de Spinoza. God. Dog. La psicoanalista decía que yo no le daba material. Era una tortura. El psiquiatra —un doctor profesor muy pretencioso— decía que yo solo me preocupaba por cosas pequeñas. También me preocupo por la distancia de la Tierra a la Luna y por la Torre Eiffel. A partir de aquí solo puedo ser ordinaria. Este se agitaba tanto en la silla giratoria durante mi consulta que yo llegaba al final con ganas de pasarle una guía de tratamiento con Haldol y Lexotan12 de hora en hora, tal vez hubiese sido mejor aumentar dos cajas de pastillas de Futre.

Con este Rocambole todo lo que tuve que aguantar, los chips de mis neuronas están cinco estrellas, siete estrellas. Es Dios. El viejo Spinoza, que no escribió una línea sobre el neurotransmisor, es quien me curó. El neurotransmisor es una cosa pequeña.

Adília Lopes




[Después del Holocausto…]

Después del Holocausto, la cucaracha Eva y la cucaracha Adán comerán de la manzana. Pero esto no será pecado. Y una humanidad de cucarachas vivirá feliz por siempre en un Paraíso sucio de restos de personas que no parecerá sucio a nadie.

No sé si para las cucarachas hay sucio y limpio: sé muy poco de cucarachas. Sé que, cuando veo una cucaracha pataleando, patas arriba, la ayudo a ponerse de pie. La cucaracha no está acostumbrada a que la ayuden. Le parece raro. Patalea cada vez más. Algunas veces se trepa por mi mano. Y no sé si se siente agradecida. Al fin, apenas queda de pie, corre muy rápido a esconderse debajo de los muebles.

(había una vez una cucaracha que hacía operaciones: sacaba centavos de la barriga de las personas).

Adília Lopes




La crítica actual

Se dan explicaciones
y más explicaciones
que no explican nada.
Se da de comer
la comida masticada.



Porque solo somos
animales acosados
en la lucha por la sobrevivencia
escribimos cavernas
y diarios.

Adília Lopes




[Yo quiero follar follar]

Yo quiero follar follar
halladamente
si esta revolución
no me deja
follar hasta morir
es porque
no es
revolución
una revolución
no se hace
en las plazas
ni en los palacios
(esa es la revolución
de los fariseos)
la revolución
se hace en el baño
de la casa
del colegio
del trabajo
la relación entre
las personas
debe ser un trueque
hoy es una relación
de poder
(incluso al follar)
la segadora siega
feliz
siega en sus tiempos libres
(¡ya es semana de 24 horas por 7 días!)
la gestora examina
la empresa
por el baño
y canta
feliz
porque hay alegría
en el trabajo
el llanto de la bebé
no le impide a la madre
venirse
la gallina juega
con la zorra
yo tengo el derecho
de estar triste

Adília Lopes










Reiniel Pérez

ELEGÍA PARA ADONAIS

Para Sergio García Zamora

¡Qué pena que hayas muerto y nadie haya escrito tu elegía!
A veces la muerte calla para que su hijo espantado duerma en paz.
¿Pero qué es la vida del poeta sino la respiración del mundo?
¿Qué es la muerte del poeta sino una mano que acaricia la nada?
Todo halla nuestra boca para revelarse,
A través de mí cantan todas las cosas
Nos tocan para descifrar el mundo, callado,
Nos abren la boca como si fuera un nido
De donde sale tu alondra que no se posará más sino en la muerte.
Por mí han de pasar los colores callados,
Y rugirán en los bancos, en las casas de préstamo,
En la callada vigilia del dinero.
Porque mientras tu país vagaba en un sueño de cadalsos
tú te atreviste a percatarte de los pobres,
bajaste la vista del monte le Blanc,
Bajaste la vista de la belleza, de las colinas italianas
Y viste la vegetación de hombres, los dolorosos hombres de tu patria
Que morían de hambre adorando el nombre de sus asesinos.
Tu pueblo, hijo del aire celta que nacía del centro de los árboles,
Tu pueblo marchando con la piel dormida.
¡Qué pena que nadie hizo tu elegía!
¡Y qué pena morir sin una propia!
Cuánta pena el silencio, la prisión humana, el dolor,
La marea que inunda los huesos y otra vez nos moja,
Cuánta pena la nada que somos cuando nos niegan la voz del poema.
No escuches tu tiempo ni tu sangre,
Porque el canto puro es siempre ajeno,
El canto puro siempre nos destroza,
El canto puro nunca baja la cabeza.

Arriba canta, arriba, levanta los árboles de tu tumba,
levanta el nervio de los planetas contigo,
junto a tu garganta llena de palabras recónditas,
sube entre las cosas y los relámpagos de la vida,
Sube por mi elegía que es la elegía del mundo,
sube amigo, sube entre los presos y sus carceleros,
entre las víctimas y sus confesores,
sube entre la carne y la espada, entre el beso y la condena,
Sube entre la humanidad hermanada y la humanidad dormida,
Abre un camino de ceniza, álzate digo,
ven a buscarte, ven a buscar la poesía que es siempre de este mundo.
Habrás de volver en el eterno cuerpo de la belleza,
habrás de ser un pedazo de mundo que muere
mientras nos nace el dolor en el pecho cada mañana.

Qué pena que nadie escribió tu elegía,
pero tu voz se alzará con todos los ignorados,
Con los pobres, con los dolidos.
Por ti hablarán los árboles, las casas, las viudas, los cementerios,
Las cárceles de Inglaterra, los huesos de Byron,
los manuscritos indefensos de Coleridge,
la blanca tez de Keats que será la negra tierra del futuro,
el sueño de una noche de verano y la pesadilla de los días de invierno,
un árbol que crece sobre la tumba de tu hijo
y uno que crece sobre tu propia tumba.

Por ti hablarán los sencillos campesinos
Porque escribiste para los que te aman y te ignoran,
Los que viven buscándote en la dura realidad.
A dónde has ido que ya no necesitas la palabra ni la adoración.
Nadie escribió tu elegía, ni siquiera tú mismo,
Nadie pudo hacer semejante traición.
Nadie se atreverá, desdichado amigo,
Porque toda elegía es la vanidad de los vivos,
Porque la muerte nunca responde en el fondo de las cosas.

Reiniel Pérez



ORACIÓN POR EL POETA EN LA MUERTE

El hombre debería avergonzarse por respirar,
Debería inclinarse despacio ante tu nombre
Porque el poeta que ahora habita la tierra tuvo miedo.

El tiempo perdona a los muertos
Para que sufran los vivos,
El tiempo es una nana que mece a la humanidad hasta que duerma destrozada.

Qué lugar nos queda, que espacio para habitar
Si la tierra te ha matado, si el hombre te ha silenciado
Tan bárbaramente
Como si nosotros naciéramos de tus pulmones destrozados
Y el futuro fuera la sangre de todas tus heridas.

Los ríos de la muerte hinchan tus venas de piedra y llegan murmurando,
Llegan más humanos que tus asesinos.
Quédate quieto sobre la mesa destrozada de tus órganos
Para escuchar la sangre de los verdugos caer por tus ojos.
Quien pudiera callar de la emoción y vivir gritando del dolor,
Quien puede detener la muerte que llega sonámbula
Por los nombres y los deja mudo sobre las cosas.
Dios arranca la espalda de los caminos
Y manda un potro de sombra que teme a la muerte,
Manda un nido de ojos,
Un ave abierta con una brújula en el corazón.

Entrarás cantando al fondo de los olivos,
Entrarás al tiempo con el tambor en el pecho
Y el sonido de las balas que nunca tocan la eternidad
Porque de ti viene lentamente un duro signo de senos dormidos,
Una persistencia inútil en una piedra que sangra,
el beso dormido de las madres eternas,
Viene la voz cadenciosa de una gitana durmiendo a un niño sin brazos,
España sin cuerpo y el cuerpo del Generalísimo,
de ti se aproxima una inexorable revelación de punzones desvelados,
una cadencia extenuada y llena de risa,
las altas ciudades del dolor,
las duras adelfas, el silencioso piano de la memoria,
la Residencia de estudiantes,
La Barraca,
el toro de la sangre que te hablaba
cuando la madrugada te henchía el alma,
A ti vienen todas las cosas, cabizbajas, eternas, arrepentidas,
Para que las perdones para siempre.

Reiniel Pérez




RECORDATORIO DE ALBERT WLODZIMIERZ

Te dejaron vivir para escucharte,
Te perdonaron porque nadie puede robar la Mona Lisa
Y ser juzgado por los hombres.
En aquel tiempo el arte vivía en la cabeza de los hombres,
Y salía al mundo para robar arlequines y caballos.
Hoy los poetas te pronuncian despacio como un poema dadá
O como la palabra surrealismo que aterraba a los banqueros.
Por ti todos los puentes recuerdan el amor de las prostitutas
Y que la noche es una navaja afeitando al sol cada mañana.
Por ti las tetas de Tiresias eran los ojos de la época.

Amo el tiempo donde los poetas eran más grandes que la poesía,
Donde cada uno fundaba la religión
Y tenía un enjambre para escucharlo.
Nadie quería ser el gran poeta sino el gran descubridor.
La tierra era un paño sobre el ojo de la humanidad,
La tierra reclamaba verse de nuevo rodeada de acólitos
mientras los grandes poetas jugaban en Paris a asombrarse
con un cuchillo de sórdidas sílabas.

Pero yo nací marcado por la nada,
Yo que repito mi idioma como un goteo encima de las cosas,
Nací para escucharte, para entenderte debajo de mi sombra,
Nací para repetir la señal sobre la puerta del verso,
Pero solo se abría para negar,
Solo se abría para golpearme el rostro.
Ya el arte es más grande que los hombres
Y nos aplasta, ya somos demasiados pequeños para gritar,
Para cabalgar el poema hasta el aplauso.
Tu nombre sigue anclado al poema,
Tu nombre sigue percutiendo el tambor de la guerra,
Y sonando en los salones y los conventos.
Yo que escribo como amputando a un herido,
Yo que siento lo invisible desnudarse ante el alcohol
nunca tuve el amor de las palomas
ni la venganza de los prestamistas arrojando oficinas al pecho.
Tu canto huye de los funcionarios y las lavanderas,
Sale como una camisa del pecho de Europa.
¡Qué será del mundo donde la cabeza del poeta es golpeada por la violencia!
¡Qué será del mundo si lo único que canta es el dolor!
Guillaume, fuiste a la guerra sin poder escapar de la poesía,
Fuiste a la guerra con todos los poetas en el pecho,
Pero aún mueres de una herida invisible,
Aún los poetas mueren de lo mismo y nadie se asombra.
Nadie regresa del horror para condenarlo.
El horror tiene manos y tiene dientes
Y camina entre los hombres y los despierta con disparos.
Todavía vive el hombre asesinando lo verdadero,
Todavía vivo en la época, en tu época, Guillaume,
Donde la violencia termina triunfando sobre la belleza.

Reiniel Pérez




SALUTACIÓN POR WHITMAN

Quisiera decir contigo que no sé explicar la yerba.
Ella crece para que nosotros la notemos
Y se esconde cuando el niño viene a reconocer al hombre que somos.
Tú te sientas, dices: Todo esto es el pañuelo de dios,
Porque él ha llorado para que nosotros podamos llorar
Porque él baja hacia los enfermos para que nosotros estemos enfermos.
Y al final nos lleva a su bolsillo como un insecto, un trozo de piedra brillante.
la yerba, padre Whitman, la yerba que nos rodea.

Debajo de la yerba crece el asombro del hombre,
Debes arrancarla para entenderla,
Debes dejar al hombre ser malvado para salvarlo.
Todas las generaciones futuras vienen a ti,
Recién nacidas para que tú los bautizaras con el mundo.
Vienen los niños, los poetas que elevarán la yerba hacia el cielo.
Un coro de recién nacidos se reparte tu voz.
Uno termina por venerar lo que no puede temer.
Vienen los niños ante ti con sus actitudes enemistadas.
No como te idealizó Lorca, como te vio Pessoa,
No como te soñó Darío sin leerte, como te palpó Martí
No como te veneró Borges, como te combatió Neruda.
Yo solo te escucho como el puro pecho del día,
Como el aire debajo de las piedras que calla ante las ambiciones.
Yo me llevo el nombre a la espalda como si me fueran a regañar.
Todas las generaciones futuras vienen a ti creciendo en la ciudad desolada,
Como hollín lleno de ojos, como destrozados brazos sujetando tu silencio
Para que nunca caiga.
Las futuras generaciones, que habitan las ciudades
Donde la hierba solo crece en los cementerios.

Reiniel Pérez