Luciana Reif

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Ese mediodía la abuela almorzó en casa,
desde que está en el geriátrico cada tanto viene de visita.
Yo llegué un poco más tarde y me senté junto a ella,
su impecable vestido, sus ojos enormes que miran al cielo,
y su boca torcida por los antidepresivos.
Apenas me vio me agarró la mano, la besó con fuerza
y se la llevó a su pecho.
Papá seguro le contó que me separé,
al rato hablé con mi viejo y me dijo que sí,
un alivio porque yo no hubiera podido largar esa noticia
frente a los ojos de mi abuela
que absorben y refractan todas mis emociones.
Ella me siguió mirando y me dijo sos preciosa
un sin número de veces,
mi mano aferrada a la suya, contra su pecho, como un ancla
sintiendo el latido de su corazón, el tic tac de esa maquinaria
que estando tan cerca de la muerte, me enseña
cómo podemos seguir viviendo.
 
 Luciana Reif
 
 
 
Hombres como mi padre
mi abuelo,
mis novios,
mis hermanos,
vi sus cabezas llenas de grandes ideas
como un plato de comida que rebalsa,
lustré desde chica esos cráneos,
soy el placebo de tranquilidad
con el que después brillan fuera de casa.

¿Para eso caí en este mundo?

Como bolas de bowling enormes y pesadas,
podría encerar y pulir sus labios,
mi madre pasó la vida entera haciéndolo:
la cabeza de él en altas ceremonias,
la corona de flores tejida por ella
delante de sus jefes,
delante de su maestro,
delante de su propio padre

Vi la inclinación que tienen estos hombres al afirmar,
el mentón hacia abajo, rozando el cuello, cuando dicen:
sí, señor

¿Alguna vez agradecieron el pecho materno,
la comida siempre lista cuando llegan a sus casas?

Estoy cansada de ser la otra del éxito,
estoy cansada de esos hombres,
quiero brillar,
no ser la luna que resplandece
con luz ajena.

Podría arrojar con fuerza una por una sus cabezas,
mis dedos apretando su nariz y su boca,
deslizándose con gracia por el suelo encerado
y pulido de la pista de bowling,
podría verlos estrellarse contra los palos
derribándolos con dolor,
pero manteniendo la sonrisa imperial
de quienes creen -como en una guerra- que han vencido,
que ahora son mejores que antes,
pero después vuelven hacia mí y los lanzo de nuevo.
 
 Luciana Reif
 
 
 
La zafra

La vida durante la zafra
es una dulce y triste refracción del mundo.
Todo comienza en los cañaverales
donde hombres de lugares lejanos
desnudan el campo en un lento y precioso juguetear
con sus dedos, adultos y ásperos por el paso del tiempo
saben más que nadie como tratar a la caña,
hábiles para sacarle todos sus secretos, quedan
exhaustos después de cosecharla; el calor tucumano
se entrevera en forma de gotas que brotan de las manos
ajadas y dolidas de un peón que no ignora que ese fruto vital
concebido con sus fuerzas, será después de todo
azúcar que se derretirá en otra boca.
Peón golondrina conoce más que cualquiera el sabor
agridulce de la tierra, después de despojarla
-terminada la zafra- partirá a otros suelos
a cosechar amargos sabores.
¿Acaso no es ésta la verdadera tristeza,
la de un hombre que llega a abrazar la dulzura toda
y se desprende de ella sin apenas saborearla?
 
Luciana Reif
 
 
 
 Voy construyendo la soledad
como un galope, soy
Juana de Arco,
bella y majestuosa
arriba de mi caballo.
Alrededor mueren
y renacen los hombres,
no es su amor lo que me hace
valiente, es ser quien soy
a pesar de ellos, conservar en mi centro un corazón
capaz de dar batalla.
 
 
Luciana Reif
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Camille Parmesan

"El calentamiento del planeta ha ido mucho más rápido de lo esperado, estamos viendo ya aumentos de temperatura que no esperábamos hasta fin de siglo."

Camille Parmesan




Cécile Coulon

El muro

Un cántico de nada
por esta bicicleta dormida contra un muro
sobre el que, de niño,
jugabas seguramente a andar recto,
con los brazos en cruz
como si el cielo agarrara tus dedos por cada lado,
y en la sonrisa que tu alegría y tu concentración
modificaban a medida que avanzabas,
tú no sabías todavía
que serías amado y que amarías
de las más bella de las maneras:

en silencio
para proteger aquello que es cierto.

Cécile Coulon




La habitación

Todo está en su sitio:
los libros sobre la estantería,
el agua en la tetera,
la ira fuera de esta casa
y yo en esta habitación.

Nunca he hecho el amor en esta habitación,
nunca he follado en esta habitación,
nunca he compartido mi cama ni mis sueños,
nunca he ofrecido a quién sea los olores
de la piel, de las sábanas y del pelo.
Es mi habitación y no quiero ser molestada.
Estoy dentro, en el buen sitio,
en mi buen sitio,
como los libros sobre la estantería,
el agua en la tetera,
y la ira en otra parte.

Cécile Coulon




Me escondo detrás de mis poemas
porque son más fuertes
que yo.

Una sombra

Pero al final
lo único
que continúa siguiéndote
a pesar de todas las veces que has abandonado
tus responsabilidades, tu familia,
tu amor,
la única cosa que continúa
siguiéndote silenciosamente
es tu sombra.

Mas viva que la mayoria de aquellos
que te dieron esa esperanza atroz
de ser indispensable en sus vidas.

Cécile Coulon




Molino de Pinchinats

Medianoche suena, no lo oímos,
ocupados riendo de cosas terribles
degustando la pequeña ciruela
en la terraza de un antiguo molino provenzal
donde pasamos la noche

que bueno es adentrarse en la frescura de la noche
con esa flor en el corazón que nace
como una canción de otra época
que nos gusta oír cuando ya la creíamos olvidada.

No somos nada en este mundo,
pero eso ya es mucho.

Cécile Coulon



Nacimiento de una novela

¿Qué debo hacer con este cuerpo que balbucea,
con este vientre como una isla
sin orilla ni costa?
Agito vanos poemas
donde has devorado
al resto de personajes.
A pesar de todo no renuncio
más que a mí misma
más que a mis lejanas cercas
que has tan fácilmente
traspasado:
por ti cambiaria diez años de aburrimiento
por tres estaciones de tormenta.

Cécile Coulon










Thomas Vinau

Bajo las botas

La luz de Hopper
el polvo
el bigote de James Coburn
el whisky
las muñecas Kachina
lo que queda de los indios
bajo las botas de los cow-boys

Thomas Vinau




Certeza

Cuántos principios
caben
en una lágrima

Thomas Vinau




Choque de titanes

En el Dingo Bar
la noche del 20 mayo de 1925
Ernest Hemingway
conoce
a Francis Scott Fitzgerald.

Thomas Vinau





El desierto

Aquí la tierra está seca
guardo salvaje
un pequeño trozo de nube
entre mis sueños y mis dientes

Thomas Vinau




En la casa oscura de su ausencia

Al final del día
el sol ya entra solo
por el único azulejo
de la cocina
Es en este azulejo
de luz cálida
que se ha sentado
para esperarla.

Thomas Vinau




Higiene de vida

Vivir
como se mea
a ciegas
en la noche.

Thomas Vinau




Sincronía

Fuera es de noche
dentro
también.

Thomas Vinau

















Paulo Leminski


Dudé durante horas
antes de matar al bicho.
Al final,
era un bicho como yo,
con derechos,
con deberes.
Y, sobre todo,
incapaz de matar un bicho,
como yo.
 
 Paulo Leminski
 
 
 
Lapida 1

Aquí yace un gran poeta
Nada ha dejado escrito.
Este silencio, medito,
Son sus obras completas.

Paulo Leminski
 
 
 
Marginal es quien escribe al margen,

dejando blanca la página

para que el paisaje pase

y deje todo claro después de su pasaje.

 
Marginal, escribir en la entrelínea,

sin saber nunca en verdad

qué fue primero,

si la gallina o el huevo.

Paulo Leminski


suerte en el juego

desgracia en el amor

¿de qué me sirve

tener suerte en el amor

si el amor es un juego

y el juego no es mi fuerte,

mi amor?

Paulo Leminski


Surfear bien por las olas

solo papá Dios podrá,

hacer las lunas redondas,

que yo nazca en Paraná.

A las gentes nos fue dada

esa maldita capacidad:

transformar el amor en nada.

Paulo Leminski



un día

uno iba a ser homero
la obra nada menos que una ilíada

después
las cosas complicándose
se podía ser un rimbaud
un ungaretti un fernando pessoa cualquiera
un lorca un éluard un ginsberg

al final
terminamos el pequeño poeta de provincia
que siempre fuimos
detrás de tantas máscaras
que el tiempo trató como a flores
 
Paulo Leminski
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

Roberto Loya

CONSUMACIÓN DE LAS CENIZAS

Cómo saber del frío candente
en algunos lugares
del corazón

(la carne
ya cenizas
la palabra
ya muda
el cierzo
que no es.)

El último vals.
Sin luz el tiempo
de las religiones rotas

el viejo devenir
de barbarie
abolido
por falta de energía,

los supervivientes
revolucionarios,

los últimos fascismos
por las sobras
que llevan a los libros
a sus celdas,

el ayuno no elegido
y la poesía indiferente
tocando las últimas expediciones
de hombres y bestias.
 
 
 
 
 LA MUERTE DE AMANECER

Brotó la hierba en la almohada.
Nacen los primeros sueños
o quizá los últimos
antes de que claree la mañana.

El alma sobreviene
como descanso,
y el sol dentro
tiñe de oscuridad
el tú y el yo.
 
 Roberto Loya
 
 
 
 
LA TRIPULACIÓN DE SÍ MISMO

Yo soy la corriente circumpolar que explica el error
de las cartografías,
el estado longitudinal de las naves rugientes
cubiertas de espuma y agua verde.
Superviviente del oleaje
que oye el crujido de las cuadernas.
Navegante, rehago el mundo con detalle
en dibujos de islas cubiertas de hielos
y colmillos egipcios o extraterrestres.
Del temporal, soplo como el viento
a través de los imbornales.
Soy el vagabundo del mar
que iba tocando la cresta de las olas
sobre los muros de la noche.

Roberto Loya
 
 
 

LOS DÍAS DE MISA

Qué es la nada
preguntas de nuevo
haciéndote niño,
creyendo la magia de una madre
besándote el cabello,
que te lleva
dándote la mano
hasta el Señor,
bajo míseros versos
mortales engaños
de los venenos
donde olvidé amar.
 
Roberto Loya
 
 
PLAZA MUNDI

El grito de los vencejos
sacude la piedra
que se derrite del templo.

Tanto dolor y amanece.

Ésta es la piel
que besa el aire.

Éste es el cuerpo
que mide el silencio,
la inocencia oscura
de las primeras iluminaciones,
la quietud de su melodía
en lo que anhelamos.

El que salta
de su pupila
a un trampolín ciego.

El que vive
de lo impronunciable.

El que es rico
y tiene mayordomos
en vez de amigos.

El que llama a casa
para pedir abrigo.

Todo se extingue
en el mismo soplo.
Una flor va muriendo
cada tarde.

Nos dieron el mundo
y la forma de su lenguaje
pero olvidaron
que nada puede salvarnos.
Nos prometieron volar
como una pluma
en su dibujo vacío.

Pero nadie voló.

Nos dieron agujas
al paladar
y siglos
de antropologías melodramáticas.
 
 Roberto Loya
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Geneviève Fraisse

"¿La adhesión es una aprobación, una aceptación o una sumisión? ¿Puede una escaparse? ¿Consentir significa ser libre? ¿Existen las víctimas consintientes? ¿Una víctima consintiente es una persona dominada o es un estratega de la supervivencia?"

Geneviève Fraisse

Paul Foulquié

" Acto por el cual alguien da a una decisión, de la cual otro ha tenido la iniciativa, la adhesión personal necesaria para pasar a la ejecución."
  
Paul Foulquié
Definición de consentimiento Diccionario de filosofía
 
 
 
"La educación nueva es una concepción pedagógica que reacciona contra los métodos tradicionales que, a través de la instrucción y la educación, le atribuían al maestro el rol central del proceso educativo. En cambio, la educación nueva fija la atención en el niño."
 
Paul Foulquié
Tomada del libro de Juan Soto Ivars La trinchera de letras, página 153

Ron Ritchhart

"La idea fundamental que subyace tras este proyecto es el hecho de que en la sociedad del conocimiento ha quedado demostrado que no tiene sentido la acumulación de contenidos, ya que estos se quedan obsoletos rápidamente y las demandas de la sociedad y el mercado de trabajo son cambiantes. Además, la información está disponible las 24 horas del día a través de nuestros dispositivos móviles... ¿Qué sentido tiene intentar memorizarla? Lo que sí es imprescindible enseñar a los alumnos es cómo manejar, procesar, clasificar y filtrar toda esa información, y es mediante el desarrollo de competencias transversales, tales como el entrenamiento del pensamiento."

Ron Ritchhart y Mark Church
Tomada del libro de Juan Soto Ivars La trinchera de letras, página 152