Charles Bernstein

EN UN MUNDO AGITADO COMO ÉSTE

No hace mucho, o acaso lo soñé
o lo inventé, o de pronto le perdí
la pista al tren en el abracadabra
de días que se esfuman; no, si doblo
esta vuelta a la esquina, llego a ella
desde tres lados a la vez, o boto
el balón contra todos los videntes
adormilados —bueno, pueden verlo
sus propios ojos, que no hay nada bajo
mi manga, o noten cómo hasta las rocas
se quiebran a presión. Cuanto más andes
en una dirección, tanto más lejos
tendrás que seguir antes que el retorno
se vuelva enteramente indivisible.

Charles Bernstein





ESTIMADO SR. FANELLI:

Vi su foto
en la estación de la calle
79. Usted dice
que le interesa
cualquier comentario
que yo tenga sobre el
estado de
la estación, Sr. Fanelli,
hay un montón
de basura en la estación
de la calle 79 que hace
desagradable esperar
allí más de unos
minutos. Le podrían
echar una manito de pintura
a la estación y quizás
altoparlantes nuevos
para que se entiendan
los avisos de retrasos
que transmiten
siempre. Sr.
Fanelli —hay un montón
de gente durmiendo
en la estación de la calle 79
& me pone triste
cuando pienso que no tienen
un hogar. Sr.
Fanelli, ¿cree usted
que pueda encontrarles un
lugar más cómodo para
que descansen? Es bien ruidoso
el metro, especialmente
esos trenes expresos
que pasan como bólidos a cada
rato, claro que solo cuando
funcionan.
Debo confesarle, Sr. Fanelli, que
pienso que la estación de la calle 79
está en pésimas condiciones
& a veces de noche
cuando me doy vueltas en la cama
pienso que el mundo
tampoco va tan
bien & me
pregunto qué sucederá,
hacia dónde apuntan
nuestras cabezas, si es que
apuntan a algún lado, si
acaso tenemos cabezas. Sr.
Fanelli, ¿cree usted que
podríamos empezar
con la estación de la calle
79 & hacer lo
que podamos con eso,
entonces quizás podríamos,
usted sabe, supongo, avanzar
desde ahí? Sr.
Fanelli, cuando vi su
foto & el cartel
pidiendo recomendaciones
pensé, si
usted de verdad quería
llegar al fondo
de lo que está mal
quizás era mi obligación
escribirle: quizás
usted no ha entrado nunca
a la estación de la calle 79
porque está demasiado ocupado
en la administración de las estaciones
de la calle 72 & la 66,
quizás no conozca
los problemas que tenemos
en la 79 —me refiero
a la mugre & los usuales
retrasos & la impresión
de absoluta tristeza que
impregna el lugar. Sr.
Fanelli, ¿ha leído
hasta aquí mi carta
o recibe
tantas por día
que no tiene
tiempo para darle
a cada una la atención
que se merece? ¿O soy
acaso la única persona
que aceptó su invitación
a contactarlo &
usted no tiene experiencia
suficiente para saber qué
responder? Lamento
que no pueda obtener su atención
Sr. Fanelli porque de verdad
creo que si usted pide
comentarios entonces
debería estar dispuesto
a actuar en consecuencia —aun
si debería es una palabra
demasiado grande para tirarle
a estas alturas.
Sr. Fanelli
espero que no
piense que soy grosero
si le hago una
pregunta personal. ¿Sale
de la oficina
a veces?
¿Va al cine
o prefiere
los deportes —o quizás
las noches tranquilas en el
restorán del barrio? ¿Lee
algo, Sr. Fanelli?
No me refiero solo
a Gibbons y cosas
así, sino a la filosofía—
¿ha leído algo
de Hannah Arendt o
prefiere
una perspectiva
más ideológica?
Creo que si yo supiera
de dónde viene usted,
Sr. Fanelli, podría escribirle
de un modo más convincente,
más persuasivo. Sr.
Fanelli, ¿sale
alguna vez de la ciudad —digo
hasta Bear
Mountain o a
Montauk? Digo, ¿nota
usted lo desagradable
que es el aire en la estación
de la calle 79 —que
no vendría mal un poco de aire
acondicionado o un sistema
de filtrado allá abajo? Sr.
Fanelli, ¿cree
que sería posible
juntarnos
y que conversemos en
persona de estas
cosas? Me quedan
un par de puntos
que quisiera repasar
con usted si tuviera
la oportunidad. Cosas
que quisiera contarle
pero que soy
reacio a
poner por escrito.
Sr. Fanelli, no me
he sentido bien
últimamente y pensé
que conocernos en persona
podría mejorar
mi humor, podría ponerme
en un nuevo estado
de ánimo. ¿Y si
almorzamos juntos?
¿O quizás después del trabajo?
Piénselo, Sr.
Fanelli.

Charles Bernstein




GRACIAS POR DAR LAS GRACIAS

Este es un poema
totalmente accesible.
No hay nada
en este poema
que sea en modo
alguno difícil
de entender.
Todas las palabras
son simples &
van al grano.
No hay conceptos
nuevos, ni
teorías, ni
ideas confusas.
Este poema
no tiene pretensiones
intelectuales. Es
pura emoción.
Expresa por completo
los sentimientos del
autor: mis sentimientos,
la persona que ahora
te habla.
Solo le importa
comunicarse.
De corazón a corazón.
Este poema te aprecia
& valora como
lector. Celebra
el triunfo
de la imaginación
humana sobre
los obstáculos &
las desgracias. Este poema
tiene 90 líneas,
269 palabras y
más sílabas de
las que tengo tiempo
de contar. Cada línea,
palabra & sílaba
ha sido elegida
para transmitir solo el
sentido deseado
& nada más.
Este poema renuncia
a la opacidad & al enigma.
No esconde
nada. Cien
lectores podrían
leer el poema
de manera
idéntica & entender
el mismo
mensaje. Este
poema, como todos
los buenos poemas, cuenta
una historia con un estilo
directo que jamás
deja dudas
al lector. Aunque
a ratos expresa
amargura, rabia,
resentimiento, xenofobia
& un dejo de racismo, en
el fondo su ánimo es
positivo. Encuentra
alegría incluso en
esos momentos maliciosos
de la vida que
comparte contigo.
Este poema
representa la esperanza
en una poesía
que no le dé
la espalda al
público, que
no se piense
mejor que su lector,
que se comprometa
con la poesía como una
forma popular, como encumbrar
volantines o pescar con
mosca. Este poema
no pertenece a ninguna
escuela ni obedece
a un dogma. No sigue
la moda. Dice
solo lo que
dice. Es
real.

Charles Bernstein





Realidad virtual

 

Para Susan

 

Jura

que hay un sombrero

de ilícito

despellejamiento

(composición).

 

Olvidé

traer

las papas pero la casa del lago

(cucharón)

se gasta

de a pedazos. Espléndida

credulidad—

o

el origen

de la testarudez

(testimonio).

 

Laura

lava la ropa, Larry

levanta lagunas.

 

De modo

que los detalles encargan

juicios erróneos en intervalos

de 30 días.

 

Por

la manga están el

puño & el gemelo

(canción de cuna, ataque izquierdo,

casa flotante).

Ni

dejes que tu inconsciente

se apodere de ti.

Igual, todas las cuerdas

dirigen a alguna parte, todas las caídas

se van a negro.

ej. al 4 debería seguirlo siempre
el 6, al 6 el 13.

 

O si

la individualidad es una falsa

fachada, la solidaridad grupal es una

falsa fortaleza.

 

“¡UNA PATALETA MÁS & TE VAS

DERECHITO A TU PIEZA!”

 

Ella aflauta ese sorbo

con más admiración.

 

Un chiflido más &

colapso como reabastecimiento

de temporada.

 

Así que basta

de ejes, corpuscula las

dilataciones.

Pues

aprendí que las relaciones

son una rama

pequeña en la ventisca

de proyecciones

& expectativas.

El cuento

no es la capacidad sino el cariño—

no el tamaño sino el deseo.

 

& la desesperanza

vuelve idiota a cualquier persona, titilando

en la quietud del

anhelo, ojeando

la decepción & mezclándola

con

la brisa.

 

El picotazo del

reconocimiento dispara

la memoria & trata de

desarmarla (compón

eso).

Popeye

ya no navega, pero Betty

Boop siempre

cantará más dulcemente

más dulce

que el cuervo que vuela

contra el remordimiento

vacío de los castillos armados

al atardecer, disueltos en

la luz asada del día.

Charles Bernstein






















Víctor Coral

Hablo a M. Rostworowski

Aparece el horizonte marino como una lágrima azul horizontal.

En él tú renaces, surgida desde las rocas perfectas.

El mar, los lagos, las fuentes son guirnaldas en tu pecho,

los puquios son tatuajes líquidos en tu espalda:

invitamos al poder antiguo a reverdecer contigo,

a evitar el camino solitario del olvido y fijarse en la letra.

Víctor Coral




Poma

Te admiraba que Inca Yopanqui hablara

con piedras, demonios y huacas,

que supiera lo pasado y lo por venir.

 

Yo

desde esta hora y lugar sin gracias

admiro tu lenguaje efervescente

esa mescolanza de mundos

mal contenidos [rebosantes]

por esa redecilla añeja

que fue tu lengua memoriosa…

 

Que otros te comparen

con Garcilaso o Cieza –maestros

del lenguaje naciente—

yo sólo quiero repetir esta línea

que hallé hace muchos años

en tus páginas:

“Padre es la memoria de mi amor”.

 

Y padre eres tú de todos, por cierto.

Víctor Coral















Antonio Preciado

Algo así como humano

Cuando le hicieron sitio,
ya fue tarde,
porque le había crecido otro cabello
y tenía en la lengua otra palabra.
También le habían crecido las uñas
y los dientes,
y, como es hombre,
le había salido punta en la esperanza.

Desde entonces se vive solitario,
se entretiene tejiendo
un látigo terrible con su barba,
cantando ese murmullo indescifrable,
mascando roca,
vigilando el alba
o atrapando luciérnagas
para hacerse un farol como la luna
y un faro para hormigas extraviadas,
cortando escamas de hojas,
para peces,
o parchando el tonel para sus lágrimas.
Cuando le hicieron sitio,
ya fue tarde.

Dicen que por las noches
se desata la piel
y que la cuelga
de la caña de azúcar de la entrada;
bebe un poco de hiel de sus panales
y se acuesta en el aire
con su viejo brasero como almohada,
que duerme a ojos abiertos
y que sueña,
qué sueñan los que sueñan,
y de mañana,
al minuto del sol,
cierra los ojos,
empieza su canción
y se levanta.

Antonio Preciado



Hallazgo

Hoy saqué de la arena
un hueso que me ha pertenecido,
porque tiene una señal de sangre
idéntica a mí mismo,
y el horrible dolor que me he palpado
en este mismo sitio.
Además,
es del mismo metal
que en una uña de mamá he sorprendido.
Pues bien,
me haré una flauta,
compondré una canción a mi asesino,
y la saldré a tocar todas las lunas
a lo largo de todos los caminos.

Antonio Preciado




La palabra Amor

A esta palabra me le hacías falta,
y acabo de ponerte
como connotación alucinante,
como fuego que suena,
y ahí te quedarás,
porque me da la emocionada gana,
pese a cualquier manida intransigencia
atrincherada contra la inquietante
palpitación de llama
que de pronto le impones al rescoldo
de la antigua palabra;
ahí te quedarás,
inapagable
en la idea de ti,
que viene a ser destilación de lumbre,
alquimia,
trasiego apasionado de la palabra al fuego
y del fuego a la palabra,
que se repite y deja
fuego dentro del fuego,
noción de luz concéntrica,
¡brujería!,
vislumbre ensimismado de tu ser en la clave
que he venido hasta hoy desentrañando.

Sin embargo,
ahora es necesario que me tapes la boca,
porque después del rito me apetece
pronunciarte en voz alta,
a ti sola,
ya dueña de toda la palabra,
11sin el menor vestigio de lo que para mí,
antes de tú colmarla,
haya significado;
y entonces al oírte
un ceñudo gramático decida que no existes,
porque no se conoce
esa crepitación de tu eufonía,
ni hay asomo de ti en la frialdad
ininflamable de los diccionarios.

Antonio Preciado




La palabra Vida

No estoy todo aquí.
(Epitafio de Baldomero Sanín Cano)

Soy suyo
y ella es mía,
a cada instante nos pertenecemos,
yo le infundo mi ser
mientras que, a solas,
la bendita palabra me pronuncia;
más bien me eleva en oración
y en medio
del silencio abismal que solo ella
es capaz de guardarse
entre el bullicio de la muchedumbre,
ella misma se escucha;
y es cuando sé que significo siempre,
que habrán de repetirme
porque cuando la digan dirán todo lo mío,
todo lo que desde antes de existir me repleta,
mi remoto animal,
mis otros,
mis demás,
toda duda plural,
toda pregunta;
todo indicio mayor,
toda respuesta;
todos los cielos,
todas las edades;
todo lo que tan solo
por el nombre y las huellas digitales
en mí mismo no soy,
pero de todos modos a mí suena,
todo el dolor,
todo el amor,
en fin, todo este mundo
que a la palabra vida,
en sus adentros,
aún le quedará de mí cuando me muera.

Antonio Preciado




Ley conmutativa

Dará igual si es que pongo:
LA VIDA x EL VERBO,
como también EL VERBO x LA VIDA.
El orden en que vayan los factores
no alterará jamás la poesía.

Antonio Preciado




Nacha

Tenía la voz delgada
de planchar esa misma canción
todas las tardes.
Cuando se le quemó,
y con canción y todo la enterraron,
la tierra estuvo triste
y se pasó la noche
en el fondo de un charco
croando con las ranas.

Antonio Preciado




Redescubrimiento

Soy otro en mí,
reciente,
de pronto estoy gozosamente lleno
de este significado que no me conocía:
de nuevo una palabra acaba de crearme.

Antonio Preciado





Suma íntima 

Para mí, que sumar uno más uno
es ya estar esperándote…

Antonio Preciado




Transmutación

¡Qué cosa!,
la boca de Louis Armstrong
casi no es conocida como boca,
sino como trompeta.

Antonio Preciado




Visión para tarjeta postal

En la mitad del día,
un poco hacia la tarde,
veo que permanece florecido
el árbol de cerezas y de pájaros,
y al final de una hilera
de recuerdos y amigos,
un sol reverberante
que me tiende la mano.

Antonio Preciado














Paula Bruce

Flores

sombras de flor

cinco de ellas

y una llanta ajena.

(que vino una madrugada en bicicleta, la metió a la sala de mi casa, furioso. Vino a llevarse sus cosas mentalizado de no volverme a ver. Dolor, silencio,
cuello de alambre. Se quedó dormido pero se iría al ras de despertar)

Tinta china, tinta de oficina, tinta de plumón, acrílico, acuarela

negra.

 

V     almíbar

 

almíbar

fluido de pez muerto

 

hay palabras

hay boca

cuando el sentido

repentinamente no está

 

varían las mareas

tú a mí, yo a ti y tú

 

un poco tosca

un poco pálida

un poco hombre

siendo un ún

asciendo, haciendo, rapes de un sábado 30

 

nos albergamos

 

ámanos la luz

en forma de cuento, música

o el

¡en forma! de un ataque militar

“¿utilizar cómo me veo
es un provecho indirectamente mercantil
concebido como prostitución según la lógica de…?”

de nuevo

permanentemente

querido retoño

Paula Bruce




IV   Negro, en efecto, una mancha negra allí

sisea

día

resolla

ido airándose

royéndose miradoatrás

es en efecto, balcón ante negrura que ennegrece más

cada

ya

calladamente

hasta

un cuello y en él un collar y en él un dije

de falso corazón púrpura y plástico.

Paula Bruce





Perder almíbar

entre pares de páginas de libros

 

tuve casi táctil lo celeste

y se perdió

en una luna de noche

 

un indefenso se avecina

al ciclo

lee de otros:

amasar más las páginas que

ni en la indicada, aun no hubo almíbar

 

“…sirviéndoles por este mismo tiempo postre de almíbar todos los días y noches, y si las facultades del colegio permitieran mayor franqueza con el tiempo…”

 

En: Historias ocultas, página 48.

 

cerrado, el cliente lo devuelve

sin vergüenza

Paula Bruce





XVII

Solía ser una flor

 

cómplice

 

Pero no sé

si ya pasó

qué pasó

 

viento a viento

te leo

Paula Bruce