Kiley Hamlin

"Es muy impresionante que los bebés puedan hacer eso (que los bebés de entre 6 y 10 meses  tienen la capacidad para distinguir entre los compañeritos buenos y los malos y que saben escoger con cuál de ellos quieren jugar). Demuestra que contamos con destrezas sociales que ocurren sin una enseñanza explícita."

Kiley Hamlin

Julián Cañizares Mata

Breve historia de la democracia española

Yo te pegué una hostia.
Tú me pegaste una hostia.
Los dientes fundaron un partido político.

Julián Cañizares Mata




Consecuencias

Las cosas no son lo que parecen.
Todo gira en torno a proyectar palabras.
Las palabras no deben dinero.
Se escuchan disparos en tu corazón.
Parece que hoy va a llover sin ganas.
Las ganas de inventar palabras viejas.
El código de enamorarse está roto.
La contraseña es de un solo grito.
Dicen que va a llover y no lo parece.
La soledad es eso que nos acompaña.
Los dibujos de un sobrino la matan.
Dejo de inventarme causas.
Quiero estar debajo de un árbol ruso.
Las corrientes marinas me acorralan.
Fundan ciudades dentro de los pueblos.
Los disparos también se disculpan.
Las cosas no son lo que parecen.
Es tiempo de amar sin consecuencias.
El futuro es una metáfora de bosque.
Una proyección de una rama rota.
Es tiempo de amar y de quererlo.

Julián Cañizares Mata





Quince despertares

En la escuela, en el instituto, en la universidad.
Todos deberían escribir un poema de amor
para poder pasar de curso. Los profesores, también.
(Pero ellos para poder seguir siendo profesores).
Luego, esos poemas deberán ser guardados.
En un archivo municipal. En ese archivo habrá
palabras resguardadas del quicio de la violencia.
Todos pondrán leer sus poemas.
Una vez al año, irán con sus familias. Con amigos,
con ellos mismos. Y los leerán. Y no podrán
salir del poema sin haber visto qué sintieron
en aquel momento, cuando tuvieron que pensar
en el amor. Quizá no sirva para mucho.
Pero no se me ocurre otra idea mejor, menos mala,
de acabar con la violencia. Algo que sea perfecto.

Julián Cañizares Mata





Un hijo

Tuve un hijo y ya todo lo demás dejó de importarme.
Dejó de importarme el devenir de la poesía española.
Dejó de importarme la política nefasta y el olor a cruz.
Dejó de importarme estar o no estar, ser o no ser.
Incluso dejaron de importarme las sanciones fiscales.
Es posible que todo tenga una solución sin mí. Que
haya personas que actúen en mi nombre, y que mi yo
esté representado en un montón de yoes desconocidos.
Supongo que soy una persona que ha dejado de vivir
un yo contextualizado, para vivir un yo extraordinario.
Pocos campos han conseguido puertas. Pero eso, a mí,
ya no me importa. Porque tuve un hijo, y así vivo.

Julián Cañizares Mata



Veintiún saludos

Me compré un icono bizantino.
Lo metí en la maleta, tomé el avión,
y volví a casa. Lo colgué
en la pared. Tres semanas más tarde,
se cayó al suelo.
(Cuando lo compré, la dependienta
me sonrió como si fuera su novio.
En la maleta, no sufrió ni el icono
ni el viaje.
Cuando tomé el avión,
me ayudaron a encontrar mi asiento.
Ya en casa comprobé que mi casa
tenía la justa medida para tener luz.)
Durante esas tres semanas,
fui a pasear y tuve setenta saludos,
doscientos pensamientos positivos,
cuatro intentos de saltar y saltar.
Pero cuando lo encontré en el suelo,
la violencia me dijo: eh, qué tal.
Y yo le dije: te estaba esperando,
pero no por ello estaba sufriendo.

Julián Cañizares Mata














Nelmaries Medina Rodríguez

2019

¿Qué será de aquellos
dos niños que me pedían limosnas en un restaurante?
Ahora en cuarentena
irán a la playa a pedirle a las sirenas
un abrazo maternal que los ahogue
mientras el mundo se esconde y nadie los procura.
Tengo la barriga llena.
Me pregunto si pensarán en mí.
Siento náuseas,
no tengo
el derecho de escribir
sobre su hambre.

Nelmaries Medina Rodríguez





Cielo artificial

afuera de aquellas paredes
donde se construye un cielo artificial
y las corbatas exilian a los poetas
robamos las hojas que nos faltan
empecinados en reescribir la estrella del Caribe

Nelmaries Medina Rodríguez




IX

Nadie realmente nunca muere
Te encontrarás sonriendo como tu madre
Comprando el pan que traía tu padre
Bromeando como lo hacía tu hermano
Y cuando la luna
Te acribille con su mirada
Mientras te retuerces en tu propia porquería
Te preguntas
¿Dónde estarán mis muertos?
Búscate un espejo

Nelmaries Medina Rodríguez




Moonmen

Encontrar belleza en las palabras
flotar en cobijas de sueldos
que se rompen con un ladrido
Ser meteorito que destruye
el espacio que aconseja estas
estrellas embusteras
El cordón umbilical
que traspasa el agujero
andante de mi cabeza
A quién engaño
soy polvo de estrellas
en un reloj de arena

Nelmaries Medina Rodríguez











Rodrigo García Marina

Quisiera ser uno de esos chicos: [1]

Quisiera ser uno de esos chicos que juegan a la pelota
con sus piernas torneadas por el chute
y —cómplices de todo— bajo las duchas chocan
sus manos; aún no tienen los dieciocho, pero ya se saben
tan seguros de cómo les seguirán sin dudas,
sin otro deseo, las futuras generaciones.

Quisiera ser uno de esos chicos que juegan a la pelota
y se desnudan en el vestuario
con sus piernas torneadas
y el cuello tostado del sol de mediodía.

Quisiera ser la rabia de uno de esos chicos
que juegan a la pelota
cada vez que pierden el partido
u ocupan la bancada al carecer del pie de Maradona

Quisiera ser el padre de uno de esos chicos
que juegan a la pelota
y un día invocaron al espíritu de Ronaldo
o detuvieron el mundo en sus manos pues
todo lo que importa está custodiado en la portería.

Quisiera ser el sueño del padre de
uno de esos chicos que juegan a la pelota
Desde la grada jalearlos —con sus piernas torneadas—
quisiera ensombrecerles con las frustraciones
de quien un día creyó que el caucho regalaría agua viva.

Quisiera ser la repetición que evoca al ancestro
el inviolable giro que atraviesa la escuadra.
El rito del epidídimo devolviéndome la imagen de un Hombre.
Y no este hombre sin reflejo [sin imagen ¿qué es la memoria?]
Crecer en las manos del entrenador de la manada
y aullar su primavera de piernas curtidas
Tener un mismo color, un mismo aroma.

Quisiera al menos ser el aire enmohecido que esos chicos respiran
o el olor a polieuretano roído de sus deportivas
Quisiera parecerme en algo ¿sus narices? ¿el abdomen?
¿quién los preparó para la selección natural?
¿qué abuela le sirvió la leche con gofio en el desayuno?
¿y qué mano curtiría sus calzoncillos sobre la pileta?
Quisiera parecerme al tacto de su semen evaporado
sobre los azulejos sin victoria.

Quisiera ser uno de esos chicos que jugó a la pelota
que invocó al espíritu de Ronaldo o al pie de Maradona
y que tan solo su amor —tan mediocre son los devotos—
les hizo seguir allí, arbitrando los sueños de esos nuevos
chicos que ahora juegan a la pelota.

Quisiera ser la tarjeta roja,
tener el poder para vedarles de algo
arrojarlos al mundo de las normas
que no sean dueños de cualquier cosa
o al menos quisiera advertirles
con la indolencia de lo que se lesiona
pertenecer al mecanismo de la citoquina que inflama el tendón
ser el puño de un portero de discoteca infame
ahorrarles el dolor con el genérico de cualquier comprimido
si al menos mi piel fuera de Xanax
o si mirando fijamente hacia el equinoccio de sus vidas
torrara sus antebrazos
¿y si fueran híbridos —café torrefacto— y nos bendijeran
con un cáncer de vejiga?
O sencillamente Minotauros custodiando.

Quisiera ser el chico pelirrojo que desde la grada contempla
el valor del diente de león sobre la explanada
esperando el azuce de una boca
la fruta desparramada en la comisura de uno de esos
chicos que juegan al vuelo vencido del vencejo
o a sortear al cocodrilo de los estimulantes.

Quisiera ser arithmós
en su hora de espalda y bíceps
desbordarme: contarles que los sin-reflejo
siempre fuimos ilímite
siempre estuvimos más allá de cualquier repetición
siempre proferimos aquello de contemplar al narval
y olvidamos el rito de la caza
y olvidamos la recolecta —circuncidarnos—
olvidamos con el adobe izar la casa.
Nuestros testículos acudieron yermos al mundo
desparramando la voz de Asterión en los gloryholes.
Si yo no soy Baruch Spinoza
si yo no soy uno de esos chicos
los que siempre tuvieron a alguien con quien bailar
y quizá por eso tan poco disfruten del tecno
a los que nunca les hizo falta comprender
pues nunca existió la falta [cómo entonces hubo deseo]
¡Cómo alcanzar a un gamo! para retenerlo sobre la sábana
si tan solo el hardcore nos remueve
guardarlo dentro como mitomicina intravesical
¿duele tanto expulsar a un Hombre del paraíso?
Si un día sudan ¿podré al menos enseñarles que también sudamos?
Cuáles serán sus cruces: las razones por las que entregarán la vida
¿sus abuelas que tantas veces les zurcieron los descosidos del chándal?
¿un contrato millonario?
¿caerán en la desgracia de desconocer la entrega?
¿y sus deseos más oscuros?
al fin y al cabo, además de soñar con el Hijo,
¿les comerán los pies a sus mujeres?
¿suplicarán —vergonzantes— un dedo índice en el culo?
[¿Es esto un verso ridículo?
¿Son nuestras vidas algo menos ridículas si nos mutilan?]
¿dormirán bocabajo?
y el párpado ¿titilará como una rama cuando se acabe la broma infinita?
¿cuál de todos se matará en una carretera de interés general del Estado?
¿Nos piensan permitir a los sin-reflejo amortajar su cadáver?
Después de todo está incluido el amor
que viste con sus brazos cada uno de los olores ciegos.

Quisiera ser un objeto que vaya con ellos
un botón, el llavero, el hilo del remiendo de sus toallas
espiar cada paso que se vuelve a dar sobre lo dado
sin mostrarles a quienes viven con lo puesto.
O aquella conferencia tan bella de Heidegger sobre lo Mismo.

Heidegger
quien temía porque el Hombre
fuera indistinguible del objeto
hizo amantes a sus mejores alumnas
y probablemente jamás escribiera ningún poema.

Quisiera no querer
Quisiera lo indistinguible
lo cósico
lo infrahumano
lo superlativo
ser lluvia dorada
lo alcanzable solo si se pone en práctica
la teología negativa.
Por qué no hay manta ignífuga que nos apague
Si tantas veces lo intentaron
Si aún no se han parado a reponer fuerzas
tras XXI siglos escribiendo la Historia
¿Qué es lo que excede a su Espíritu?
y en qué medida desborda lo inmedible:

Para nosotros los ilímite
que tanto performamos, es decir,
que con el cuerpo hacemos de la significación, contingencia.
¿Alguien nos tiene reservada la objetualidad?
¿O estaremos siempre bajo el velo?
Como hallazgos de interés científico
en el curso de lo que queda aún por descubrir
abriendo el circo siempre con el espectáculo del Otro
tan llenos de semen y mierda
de mierda y semen
¿habrá escotilla o bandera blanca
o arena movediza u orificio por donde escapar de los hombres crueles?

Uno de esos chicos que juegan a la pelota
con sus piernas torneadas por el chute
y —cómplices de todo— bajo las duchas chocan
sus manos; aún no tienen los dieciocho, pero ya se saben
tan seguros de cómo les seguirán sin dudas
sin otro deseo, las futuras generaciones.

—————————————

[1] https://www.youtube.com/watch?v=AwnhkpBQ9jA&t=133s

Rodrigo García Marina





Trece lecciones de urbanismo:

A Maryori, la amiga de mi tía Marta,
que se la llevó un camión cuando apenas alcanzaba los cuarenta.

Pues por mí que lo peatonalicen todo. Que empiecen por la Avenida Mesa y López y continúen por paseo de Chil hasta la casa del bueno de Ale que aún busca el amor debajo de las piedras. Y en las tinajas de vino pues que allí también peatonalicen la superficie para que nadie nadie pero nadie resbale o —lo que es más importante— se hunda. Que peatonalicen la entrada de la comisaría. Que esos hombres fuertes [y esas mujeres] hagan bocina con la lengua mientras corretean de un lado a otro buscando piratas. Que peatonalicen el risco para que así a las viejitas las carguen aupadas en las jorobas de todos sus nietos drogadictos pero que ningún coche les silbe [los drogadictos y sus huesos de luz, Lenore Kandel]. Que peatonalicen desde la ciudad baja hasta el hospital Militar y mis nenes relocos puedan bajarse al pasito hasta el parque Doramas a jugar al pañuelo pese a que tan rápido se cansen. Porque se cansan de cosas: de estar en el mundo. Que les peatonalicen la montañita entera donde tan apartados los tienen soñando [también te digo, casi mejor apartados que a puñetazo limpio en la escuela]. Que peatonalicen la envidia. Que de tanto peatonalizar las ambulancias se marquen un paso doble y un Espaliú, y estiben [así las enfermedades dejan de ocuparlo todo] en cadenas de procesionarias —esas orugas tan lindas— a los sidosos, a los relocos y a todas las mujeres a las que se les ataca el corazón al menos una vez en la vida. Que peatonalicen los corazones para alcanzar a todos los pibes que caminan con su chándal y entreabiertas las piernas. Y también a los pibes que se maquillan. Y a los que tienen panza en media luna y pelitos por toda la espalda [algunos tan suaves]. Y a los pibes con un coño precioso. Que peatonalicen la calle de Paula como cuando allí rodó Brad Pitt así cuando salgamos «piripis» [esta palabra debe resultar graciosa] no tengamos la tentación de subirnos en los capós de los Mercedes y gritar que el mundo no es suficiente. Que peatonalicen el anarquismo. Que peatonalicen aún más para que los padres de Ernesto puedan llenarlo todo de mesas de latón y cafeses con leche. Que si nos prohíben en las conversaciones de mesa no sea por no peatonalizar lo suficiente. Que a ningún paralítico se le diga «levántate y anda» sin ponerle el nombre de un bulevar o algo por el estilo. Que la calle se infecte de prótesis y lisiados. Que ya ningún coche pite a las putas de detrás de casa cuando cruzan en rojo. Que por mí se extingan los coches y los estegosaurios vuelvan. Y las aceras. Y los permisos de conducción: perdone, señorita ¿puedo tomar este carril? ¿justo este es el carril correcto? Y que de tanto peatonalizar no queden direcciones. Que se escriban primero manifiestos [después verdaderos paradigmas] sobre la fenomenología de la peatonalización. Que a la autopista también la peatonalicen y se pueda salir de las ciudades corriendo. Que —de hecho— se pueda salir de las ciudades sin que las vías que llevan a algunos sitios [siempre concretos/ados] prohíban otros tantos. Y que lo que quede en señal de un mundo que fue compartido [más bien disputado] por conductores y peatones, lo ocupen los que todavía cabalgan o cargan en borrico, los ciclistas torpones [ay, justo aquí el sujeto poético se incluye] y algún que otro monumento a las víctimas del holocausto atropellacionista. Pues es en el suelo donde los arbolitos [también las secuoyas] eligen vivirse. Que toda relación quede peatonalizada y así —como los capullos de la madreselva bajo la que crecimos— cualquier relación se abra y de lugar a todos los perfumes.

Pero sobre todo que vuelvan los estegosaurios y que traigan al mundo un olor nuevo [o muy viejo [es decir, tan viejo tan viejo tan viejo que haya sido olvidado] depende cómo se mire]: el olor a estegosaurio. Y que se abran tiendas de fragancias estegosaurias y en Halloween el truco o trato lo pidan disfrazadas de estegosaurio, en fin. Que por mí lo peatonalicen todo, [absolutamente todo].

Rodrigo García Marina





XXVII

el absoluto es broncíneo, le crecen caspas
blanquecinas, despliega su barriga alimentada de siglos
dice: esto es
y así sea su voluntad en la tierra
y la tierra se despliega plana, finita por dragones y por cielos desbrozados

a la duda le brotan tallos y piernas,
cuando camina hace ruido con sus zapatos de goma
y por qué negarlo, resulta incómodo verla crecer en la lengua
que todavía es joven, y aún así
no puede negar la parte, no puede.

Rodrigo García Marina

















Cristina Angélica

BURBUJA INMOBILIARIA

Y soplaré y soplaré y tu casa derribaré
LOS TRES CERDITOS

Los niños no entienden el telediario.
Imaginan su casa en una pompa de jabón,
billetes impermeables, espuma,
el mundo construido sobre burbujas.

No entienden que cuando explotan
todos se lavan las manos.

Cristina Angélica






Busco en aquellas casas vacías a la niña que fui.
Le pregunto si sigue yendo a comprar,
si ha desembalado la caja de la última mudanza
que aún sigue en el trastero.

Hay quien cierra la puerta para irse de vacaciones
y sale con bolsas de basuras.

Hay quien cierra la puerta para no volver
y también sale con bolsas de basura.

Los recuerdos permanecen en las bolsas, resistentes,
los guardamos para que no les entre el polvo.

He querido volver a tocar el timbre de alguna de esas puertas.

Nunca lo hago.
Nadie abre.

Cristina Angélica




CÓMO EXPLICAR EL AMOR

Ella realizó toda clase de proezas maravillosas.
Diariamente, de uno u otro modo me procuraba los cigarrillos,
las cuartillas, todo cuanto necesitaba para escribir”.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Cómo explicar que no es otra cosa
que juntar las pocas monedas que tengáis,
renunciar a comprar algo,
hacer un plato caliente, más barato,
que no falte dinero para libros
para cuantos envíos hagan falta,
cancelar planes alguna tarde de verano,
escribir mucho, corregir, eliminar,
preguntarse si vale la pena todo esto
si algún día querrán publicarlos,
compartir el insomnio con alguien
esperando que no se canse de esta vida
contando monedas, ajustando la compra
retrasando los recibos, esperando una llamada
que os dé buenas noticias
que convierta todo esto en el recuerdo
de cuando erais jóvenes
y creíais en lo que hacíais.

Cristina Angélica




PROPIETARIOS

Porque no poseemos nada,
ni siquiera la vaga sombra del futuro
FRANCISCA AGUIRRE

Me pregunto lo que supone tener una casa propia, heredada o comprada, pero propia.
Una casa que nunca has visto vacía,
llena de cuadros y algún que otro álbum monótono
en donde las fotos no varían de escenario.

Una casa que vaya cambiando con los tiempos,
en la que ya no haya lámparas de araña y ahora las bombillas sean de bajo consumo.
Una casa amplia, familiar, de todos.

Me pregunto si alguna vez alguien
imaginó su casa vacía, muda.
Paredes que ya no le pertenecen a nadie,
losas que no darán más bienvenidas
y puertas que no volverán a abrirse.

Me imagino si alguna vez
alguien imaginó su herencia,
un folio en blanco
en dónde no es dueño de nada,
en dónde ni siquiera figura su nombre.

La única herencia que me queda
son un montón de fotos, en casas distintas,
como si fueran de otras épocas,
de familias diferentes
que solo se parecen a nosotros.

Cristina Angélica




PUNTOS DE ENCUENTRO

Mientras las casas se habitan
en los cementerios hay colas de espera,
las calles vacías guardan silencio,
los coches fúnebres sacan número.
Allí, los ataúdes se hacen compañía.

Los cementerios son los nuevos puntos de encuentro.

Cristina Angélica















Diego L. García

Fotografía de baja calidad durante una tormenta de domingo

sé que buscamos los recortes adecuados
para no empaparnos
y regresar a donde hay que regresar
para no exceder la tolerancia de los engranajes,
fallamos en eso, es más difícil
llegar seco que acostumbra la piel
a la humedad violenta y natural.
hay demasiadas reglas en este juego.
a veces pienso que no estaría mal
arrojar los dados muy lejos
y correr en los charcos

Diego L. García





Fotografía frente a un mural

una radiación que proviene de cierta distancia
ha quedado todavía en los rostros. sonreír
parece fácil después de aquello.
hay un espacio para que la tarde caiga y todo se organice:
dos direcciones diferentes que por el momento
no tienen relevancia. sólo la cercanía de las figuras
y ese mural como fondo. al frente
los ojos son perfectos (a pocos pasos eran
el único significado para la realidad).
ya no sirve esa palabra. fue más de lo que podría
haber predicho por los cálculos de perspectiva.
por ejemplo el color rojo como un detalle
que se graba en el sueño de quien se para de espaldas
a la pintura y piensa –suponemos- que esas horas
valen más la pena que la pared blanca
de las cosas que se dejan ganar
una y otra vez todos los días

Diego L. García









James Dyson

"Como ingeniero, estoy constantemente descubriendo problemas y planificando como se pueden solucionar."

James Dyson



"Cuando no puedes competir por precio, compite por calidad."

James Dyson




"Disfruta el fracaso y aprende de él. Nunca puedes aprender del éxito."

James Dyson




"El ordenador te dicta como tienes que hacer algo, mientras con un lápiz eres totalmente libre."

James Dyson




"En la era digital de historias de éxito “de la noche a la mañana”, como Facebook, el trabajo duro es fácilmente olvidado."

James Dyson



"Fabricar es más que ensamblar piezas juntas. Es tener ideas, probar principios y perfeccionar la concepción, además del montaje final."

James Dyson



"La vida es una montaña de problemas solucionables, y lo disfruto."

James Dyson



"Los ingenieros están detrás de los coches que conducimos, las píldoras que tragamos y de la forma que damos energía a nuestras casas."

James Dyson




"Necesitas una creencia testaruda en una idea para que puedas realizarla."

James Dyson



"No consigues la inspiración sentándote frente a una pizarra o delante de tu ordenador."

James Dyson



"Que las cosas tomen su tiempo no tiene nada de malo."

James Dyson





"Si de verdad quieres mejorar la tecnología, si quieres que las cosas funcionen cada vez mejor, tienes que proteger a la persona que gasta mucho esfuerzo, dinero y tiempo desarrollando esta nueva tecnología."

James Dyson




"Si inventas algo, haces un acto creativo. Es como escribir una novela o componer música. Has puesto tu corazón y tu alma en hacerlo, y dinero. Son años de tu vida, es rehipotecar tu casa, una inversión emocional inmensa y una inversión financiera."

James Dyson




"Si no tuviéramos patentes, nadie se molestaría en gastarse dinero en investigación y desarrollo. Pero con las patentes, si alguien tiene una buena idea, y un competidor no la puede copiar, entonces este competidor tendrá que pensar en su propia forma de hacerlo. Por lo tanto, en lugar de un solo innovador, tienes a dos o a 3 personas intentando hacer una cosa de una nueva manera."

James Dyson




















Herant Katchadourian

"Los significados de la sexualidad podrían agruparse en dos grandes categorías: La división orgánica, que se refiere a división de género (hombre y mujer) y a las cualidades que los distinguen, y El comportamiento erótico que se refiere a determinados aspectos físicos o de personalidad asociados con lo erótico."

Herant Katchadourian



John Preskill

"Quiero que formule una pregunta lo más clara y concisa posible, una cuya respuesta aún no conozca, pero que desee desesperadamente conocer y que espere conocer algún día. Imagine ser David Hilbert. El milenio se acerca. Rete a los teóricos cuánticos del siglo XXI. Enumere las preguntas clave que deberían intentar responder. Preguntas difíciles, pero no imposibles, cuyas respuestas podrían transformar nuestra comprensión del funcionamiento del mundo físico. Necesito saber cuál es la pregunta. Entonces, quizás, pueda involucrarme más en la búsqueda de la respuesta."

John Preskill

Linda Skitka

Mandatos morales que están íntimamente ligados a las emociones y que tienen las siguientes características:

Universalidad: Las personas piensan que estos mandatos morales debe aplicarse a todo el mundo. No piensa en su relatividad sino en su valor único y no comprenden como otras personas piensan que estos valores morales no pueden ser universales. Pensar que una creencia moral es limitante no entra dentro de su psicología, al revés, esta moral es un privilegio para las personas, y de buena fe quieren que todo el mundo comulgue con sus convicciones morales.

Objetividad: Todas las personas piensa que sus convicciones morales son observables, que tiene propiedades objetivas y que son simples hechos ¿Es un dato lo moral? Pues quien cree en esta convicción si es un dato, porque se tiene o no se tiene y no se piensan en que condiciones ser puede tener o no se puede tener.

Autonomía: Las convicciones morales son autónomas del grupo social, representan algo diferente e incluso independiente de lo que acepta o no acepta determinado grupo. Esto lleva a la poco capacidad humana para determinar la vitola de moral de un acto. La moralidad está más allá de bien y del mal cuando es permanente quien determina lo que es el bien y lo que es el mal.

Emociones: Las emociones que experimentan las personas en sus convicciones morales son las más intensas en su vida. Cuando asistimos a una ceremonia o visualizamos un video que es una transgresión moral sentimos una profunda indignación. Es una cuestión clara de magnitud. Esta capa emocional es profunda en una convicción moral y es el origen de su capacidad de motivación.

Motivación: las emociones morales son movilizadoras hacia la acción. Frente a un dato científico nos motivamos menos que frente a una creencia moral. Por eso, tenemos como el aborto, la eutanasia, etc., son tan incitadores a la acción. Emerge el pensamiento del deber ser y genera un gran activismo hacia la prevalencia de su criterio.

Linda Skitka




"Una revisión a través de las últimas décadas de teorización e investigación sobre la justicia, apuntan a la predicción de que al menos tres perspectivas diferentes o marcos de referencia están íntimamente relacionados con las percepciones de las personas sobre lo justo. Aunque, tradicionalmente se han tratado como explicaciones teóricas competitivas sobre lo que motiva las preocupaciones sobre la justicia de las personas, uno puede alternativamente observar estos marcos de referencia como contingencias."

Linda Skitka